“Su labor no es en vano”
1 ¡Qué pensamiento más animador! La labor que efectuamos en el servicio de Jehová no es en vano (1 Cor. 15:58). En contraste, pensemos en la gente que trabaja largas y arduas horas procurando mejorar su posición social o situación económica. Quizá dediquen años y años a obtener una educación superior o trabajen como esclavos para salir adelante en sentido material. Sin embargo, “el tiempo y el suceso imprevisto” pueden hacer que nunca logren el prestigio que buscan, o que se vean obligados a contentarse con muchas menos posesiones de las que desean. Sus esfuerzos son inútiles, como “un esforzarse tras viento” (Ecl. 1:14; 9:11). Es vital, por tanto, que tengamos mucho que hacer en la única obra que no es vana, puesto que posee un valor duradero.
2 La obra que de verdad importa. La predicación de las buenas nuevas del Reino de Dios es la obra más importante que se está realizando en la Tierra, una obra que debe efectuarse, sea que la gente escuche o no. Nuestro deseo es poder hacernos eco de las palabras de Pablo: “Estoy limpio de la sangre de todo hombre, porque no me he retraído de decirles todo el consejo de Dios” (Hech. 20:26, 27).
3 Cuando las personas escuchan y responden al mensaje del Reino, sentimos mucho gozo. Cierta joven se preguntaba si su tía, que acababa de morir, habría ido al cielo o al infierno. Oró a Dios en busca de ayuda empleando el nombre Jehová, como le había enseñado su hermana. Al poco tiempo estudiaba la Biblia y asistía a las reuniones cristianas. Su perspectiva de la vida cambió por completo y cortó su relación con las bandas callejeras. Dejó el tabaco, el consumo de drogas y el robo. Ahora reconoce: “Fue el amor a Jehová lo único que me hizo dejar un modo de vivir tan malo. Solo Jehová, en su gran misericordia, podía darme la esperanza de la vida eterna”. Ya no malgasta su vida en vanos propósitos.
4 Logramos algo útil incluso cuando las personas se niegan a escucharnos, pues por lo menos saben que los testigos de Jehová las han visitado. También demostramos nuestra integridad, fidelidad y amor. Por consiguiente, nuestra labor en la obra del Señor nunca es en vano.