Vigilemos cuidadosamente cómo empleamos el tiempo
1. ¿Qué reto afronta todo el mundo?
1 En esta era en la que disponemos de tantos aparatos para ahorrarnos tiempo y trabajo, muchas personas se dan cuenta de que, aparentemente, tienen más cosas que hacer y menos horas para realizarlas. ¿Nos resulta difícil a nosotros seguir un buen programa espiritual? ¿Quisiéramos poder salir más al ministerio? ¿Cómo podemos aprovechar nuestro tiempo al máximo? (Sal. 90:12; Fili. 1:9-11.)
2, 3. ¿Qué problemas presentan algunos medios electrónicos, y cómo puede analizarse cada uno de nosotros?
2 Determinemos lo que nos hace perder el tiempo. Todos debemos reflexionar con regularidad en cómo empleamos el tiempo. La Biblia nos dirige la siguiente exhortación: “Vigilen cuidadosamente que su manera de andar no sea como imprudentes, sino como sabios, comprándose todo el tiempo oportuno que queda, porque los días son inicuos” (Efe. 5:15, 16). Pensemos en los problemas que suelen presentar los adelantos en informática. Aunque las computadoras y otras máquinas y aparatos electrónicos tienen usos justificados, pueden ser una trampa si no vigilamos cuidadosamente el tiempo que invertimos en su uso (1 Cor. 7:29, 31).
3 Cada uno de nosotros debe preguntarse: “¿Dedico todos los días un buen rato a leer y contestar mensajes del correo electrónico que no me aportan prácticamente nada más que molestias? ¿Hablo mucho por teléfono o envío con frecuencia mensajes de texto sobre asuntos triviales? (1 Tim. 5:13.) ¿Navego a menudo sin rumbo por Internet o estoy constantemente cambiando el canal de televisión? ¿Se está viendo afectado mi estudio de la Palabra de Dios por mi afición a los juegos electrónicos?”. Todas esas actividades pueden perjudicar sutilmente nuestra espiritualidad (Pro. 12:11).
4. ¿Qué paso dio un joven, y por qué?
4 Empleemos el tiempo sabiamente. Los aparatos electrónicos no solo absorben nuestro tiempo, sino también nuestra atención. Un joven que se había enviciado con los videojuegos admitió: “A veces jugaba antes de salir al ministerio o de ir a una reunión cristiana, y luego me costaba mucho trabajo concentrarme. Casi todo el rato estaba pensando en cómo superaría cierta prueba de un juego al llegar a casa. Mi estudio personal y mi programa de lectura de la Biblia se vieron afectados, y empecé a perder el gozo de servir a Dios”. El joven se dio cuenta de que tenía que hacer algo y borró todos sus videojuegos. “No fue nada fácil —recuerda—, ya que mi afición era más fuerte de lo que yo pensaba. Pero también tuve una sensación de victoria porque sabía que lo había hecho por mi bien.” (Mat. 5:29, 30.)
5. ¿Cómo podemos ‘comprar’ tiempo para actividades espirituales, y qué beneficios nos aportará hacerlo?
5 Puede que nosotros tengamos que dar pasos similares. ¿Podríamos ‘comprar’ media hora diaria, es decir, sacarla de actividades no esenciales? Eso es aproximadamente lo que se necesita para leer la Biblia entera en un año, y los beneficios espirituales de hacerlo son inmensos (Sal. 19:7-11; 119:97-100). Fijémonos un horario para leer la Biblia, preparar las reuniones y participar en el ministerio del campo (1 Cor. 15:58). De este modo controlaremos mejor las actividades que nos hacen perder el tiempo y seguiremos “percibiendo cuál es la voluntad de Jehová” (Efe. 5:17).