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  • Salvando al mundo de la humanidad por medio de sangre
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1968
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1968
w68 1/6 págs. 328-335

Salvando al mundo de la humanidad por medio de sangre

“‘Sangre del pacto,’ que ha de ser derramada a favor de muchos para perdón de pecados.”—Mat. 26:28.

1. ¿Quién fue el primero que dijo las palabras: “La vida de la carne en la sangre está”?

“LA VIDA de la carne en la sangre está.” ¿Quién fue el primero que dijo esas palabras? No fue Hipócrates, el filósofo y médico griego del siglo quinto antes de nuestra era común, a quien The Encyclopædia Britannica llama “Padre de la Medicina.” Tampoco fue Mahoma, el profeta de Islam, del siglo séptimo de nuestra era común, quien dijo algo acerca de comer.a Tampoco fue Moisés, el profeta hebreo de los siglos dieciséis y quince antes de nuestra era común. No fue otro sino el Dador de vida mismo, el Creador de la sangre de la humanidad y Aquel que puso la vida en esa sangre. El mismo fue Quien lo dijo, más de mil años antes de que naciera Hipócrates en la isla de Cos.

2, 3. ¿Por qué fue apropiado que él dijera esas palabras, y a quién las dictó?

2 ¡Cuán apropiado fue que el Creador de esta corriente roja de vida de la humanidad hiciera una declaración tan científicamente correcta! El profeta Moisés meramente puso por escrito esta declaración según Dios se la dictó a él en el desierto de Sinaí en Arabia en el año 1512 a. de la E.C. En el Tercer Libro de Moisés, o Levítico, como también se le llama, el registro (Versión Moderna) dice:

3 “Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Habla . . . porque la vida de la carne en la sangre está, la cual os he dado para hacer expiación en el altar por vuestras almas; porque la sangre, en virtud de ser la vida, es la que hace expiación.”—Lev. 17:1, 2, 11.

4. Las cualidades dadoras de vida de la sangre fueron reconocidas ¿cuán remotamente en la antigüedad, según lo muestra qué práctica? ¿Consideró Dios esto?

4 ¿Quién disputará la declaración divina de que hay vida en este fluido vital de nuestro cuerpo humano? Nadie puede hacerlo con éxito. Por eso es que, como ha dejado establecido la profesión médica, esta preciosa corriente fluye a través de nuestro cuerpo normalmente una vez cada veintitrés segundos para llevar elementos sostenedores de vida a los diferentes tejidos del cuerpo. Las cualidades dadoras de vida de este fluido en nuestras arterias, venas y capilares fueron reconocidas temprano en la historia, porque se nos informa que “la transfusión de sangre data de tiempo tan remoto como el de los egipcios antiguos.” Si tal práctica se efectuaba allá en Egipto en el tiempo en que el profeta Moisés dirigió a su pueblo fuera de la tierra de Egipto en 1513 a. de la E.C., no escapó a la atención del Dios de Moisés. Sin inconsistencia, Dios consideraría esta práctica egipcia al dar su ley al pueblo de Moisés acerca de la sangre y la manera correcta de disponer de ella.—The Encyclopedia Americana, tomo 4, página 113, edición de 1929.

5, 6. (a) ¿Cómo se muestra la relación entre la sangre y la vida en el relato del asesinato de Abel? (b) ¿Por quién ha sido repetido muchas veces este crimen conectado con religión, y cómo muestra esto el último libro de la Biblia?

5 La propiedad dadora de vida y sostenedora de la vida que desempeña un papel en este asunto fue bien reconocida por los escritores de la Biblia, desde el primero (Moisés) hasta el último (el apóstol Juan). Por eso era que del quitarle la vida a otra persona en desafuero se hablaba como de derramar la sangre de uno, puesto que allí es donde reside la vida. Tome, por ejemplo, el asesinato de Abel, que temía a Dios, por su hermano envidioso Caín. Al identificar a Caín como el asesino, Dios le dijo a Caín, quien estaba tratando de encubrir su crimen: “¿Qué has hecho? ¡Escucha! La sangre de tu hermano está clamando a mí desde el suelo.” (Gén. 4:10) Aquel crimen, que se cometió por el asunto de la religión o de la forma correcta de adoración de Dios, ha sido imitado millones de veces más por el imperio de la religión falsa que el apóstol Juan llama Babilonia la Grande. Mostrando la responsabilidad que tiene el imperio mundial de larga duración de la religión falsa por quitar la vida humana mundialmente en el nombre de la religión, el último libro de la Biblia representa a ese imperio religioso como una mujer inmoral y dice:

6 “Sobre su frente estaba escrito un nombre, un misterio: ‘Babilonia la Grande, la madre de las rameras y de las cosas repugnantes de la tierra.’ Y vi que la mujer estaba borracha con la sangre de los santos y con la sangre de los testigos de Jesús.” “Sí, en ella se halló la sangre de profetas y de santos y de todos los que han sido muertos atrozmente en la tierra.”—Rev. 17:1-6; 18:24.

7. ¿Por qué se puede decir que Babilonia la Grande es caníbal, y qué pregunta hace surgir el sacrificio de vida humana por ella?

7 Este cuadro profético presenta a esta mujer simbólica, Babilonia la Grande, como caníbal, puesto que se dice que ella está “borracha” con sangre humana. Sin embargo, la religión babilónica del mundo alega tener como su propósito el salvar la vida humana para toda la eternidad. Pero, ¿ha exagerado la Palabra de Dios en el cuadro que da de la caníbal Babilonia la Grande? De ninguna manera, cuando se considera honradamente el sacrificio de vida humana que se ha ejecutado en el nombre de la religión, hasta presuntuosamente conectando el nombre de Dios con tal comportamiento mortífero. Por lo tanto, preguntamos: ¿No le pedirá cuentas Dios jamás a la religión por todo este derramamiento de sangre?

8. (a) Por su asociación con la vida, ¿cómo podría usarse razonablemente la sangre humana para provecho? (b) ¿Cómo da Lucas consejo de cautela en cuanto a la profesión curativa?

8 Tanto adentro en la Biblia como afuera en el mundo, la sangre se asocia con la vida y se usa para representar vida. Por tener esta cualidad y valor, aun a la vista de Dios, la sangre humana se podría usar razonablemente para impartir vida a otros, sí, aun al mundo entero. Pero, ¿cómo se ha de hacer esto? ¿Quién lo hará usando este medio? En la opinión de muchas personas hoy día, los seguidores de Hipócrates, quienes hacen lo que se llama “el Juramento de Hipócrates,”b son quienes hacen esto, usando toda clase de técnica profesional moderna, hasta introduciendo directamente el “líquido de la vida” en el cuerpo de un paciente. Esta confianza en los médicos profesionales con entrenamiento moderno pasa por alto la cautela que aconseja la Biblia. Esta se da en un caso de hace diecinueve siglos al que hace referencia un médico, un escritor bíblico llamado Lucas, a quien el apóstol cristiano Pablo llama “Lucas el médico amado.” (Col. 4:14) Lucas escribe de éste como el caso de una “mujer, que padecía flujo de sangre hacía doce años, y que no había podido conseguir que nadie la curara.”—Luc. 8:43-48.

9. ¿Qué dice Marcos sobre este mismo caso?

9 Una descripción más completa de este mismo caso la da el amigo de Lucas llamado Marcos, quien escribe: “Ahora bien, había una mujer que padecía flujo de sangre hacía doce años, y muchos médicos le habían hecho pasar muchas penas y ella había gastado todos sus recursos y no le había hecho ningún provecho, sino, al contrario, había empeorado.” Pero Marcos y el médico Lucas informan que esta mujer desesperada fue curada milagrosamente con meramente tocar desde atrás la prenda de vestir exterior del gran Sanador, Jesucristo. Dice Marcos: “Al instante se le secó la fuente de sangre, y sintió en su cuerpo que había sido sanada.”—Mar. 5:25-34.

“DOCTORES SALVAVIDAS”

10. ¿Cómo mostró la declaración de 1965 por la Asociación Médica Británica que ésta consideraba mortífera la ley de Dios sobre la sangre?

10 Hoy día, no obstante, la prensa pública da la idea de que la ley de Dios sobre la sangre es mortífera y habla de los médicos profesionales como “doctores salvavidas.” El Daily Herald de Londres (Inglaterra), con fecha de 26 de febrero de 1965, dice acerca de la Asociación Médica Británica: “La sociedad dijo que un doctor tiene el ‘deber supremo’ de salvar la vida del paciente. Cualquier doctor que afronte procedimientos jurídicos por tratar de salvar una vida al operar contra los deseos de unos padres puede contar con el apoyo de la sociedad.”

11. ¿Cómo comparan muchos hombres de la medicina a la ley de Dios que se halla en la Biblia con la ciencia médica moderna, y qué piensan los evolucionistas acerca de la sangre?

11 Aclamados como salvavidas, e impresionados con el papel que profesionalmente han asumido de salvar la vida presente de otros humanos, estos hombres, en su mayoría, piensan que el adelanto de la ciencia médica moderna ha hecho anticuada, anticientífica y de ningún vigor hoy día, por su gran edad, a la ley de Dios que está en la Santa Biblia. “¡Miren!” dicen ellos, “la Biblia se escribió y terminó hace mil novecientos años. Así que, ¿qué sabían aquellos escritores de la Biblia acerca de la ciencia médica, en comparación con nuestro entendimiento de hoy día, al combinar nosotros la tecnología con la medicina para salvar vidas humanas?” Si son evolucionistas, quienes rechazan la enseñanza bíblica de la creación y voluntariosamente se apegan a la teoría de la evolución, no tienen respeto a la ley de Dios sino que establecen su propia ética médica. Según el punto de vista de ellos, la sangre evolucionó; no fue creada por el Creador del hombre.

12. ¿Qué opinión tienen otros acerca de la sangre, y en qué se basa su conclusión?

12 No obstante, las personas libres tienen derecho a tener opiniones y expresarlas. Hay quienes tienen la opinión de que la sangre no es el producto de una evolución impersonal, ciega, sin cerebro y accidental, sino que es la obra incomparable de un Dios Todopoderoso. Su opinión es realmente una excelente conclusión lógica, basada sobre hechos irrefutables. Esto nos hace recordar un artículo, escrito antes de la horrorosa I Guerra Mundial, por Guillermo Hanna Thomson, M.D., quien estuvo sobresalientemente conectado con los hospitales de la ciudad de Nueva York por años. Según se publicó en el Times de Nueva York, el artículo del doctor Thomson dijo:

13, 14. (a) ¿Qué datos sobre la hemoglobina de nuestra sangre muestra si una molécula de ella pudo haber venido a la existencia por casualidad? (b) ¿Cómo queda eclipsada la complejidad de la hemoglobina, y qué ha descubierto la ciencia moderna en cuanto al problema del origen de la vida?

13 Pero para cualquier animal en esta Tierra que tenga sangre roja, para vivir tiene que tener en los glóbulos de su sangre esa sustancia definida llamada hemoglobina. Ahora bien, una molécula de hemoglobina tiene que contener el siguiente número de diferentes átomos en sus debidas proporciones, a saber, de átomos de hidrógeno, 1.130; de átomos de carbono, 712; de nitrógeno, 214; de oxígeno, 245; de azufre, 2, y de hierro, 1, ó 2.304 átomos por todo. Además, si ese un solo átomo de hierro, en su relación peculiar al resto (‘enmascarado’ como dicen algunos fisiólogos) quedara fuera, el animal no podría absorber oxígeno, ni liberar ácido carbónico; en otras palabras, no podría respirar. Una vez le pregunté a un bien conocido químico y fisiólogo, de extracción alemana y educado en Alemania, cómo podrían aquellos átomos de una molécula de hemoglobina reunirse así por casualidad. Su breve respuesta fue: ‘Ninguna casualidad.’

14 “Pero la complejidad de la hemoglobina es eclipsada por las sustancias químicas que la investigación química ha descubierto al investigar el mecanismo de inmunidad contra las enfermedades infecciosas. . . . La ciencia moderna ahora descubre que el problema del origen de la vida se hace cada vez más inescrutable en proporción con el progreso de las investigaciones sobre el tema.”—The Watch Tower, del 1 de julio de 1911, páginas 198, 199.

15. ¿Cómo queda arrolladoramente confutada la teoría de que la sangre sea producto de la evolución?

15 La mismísima naturaleza y composición de la sangre y el hecho maravilloso de que lleva vida confuta la idea de que sea el producto de una evolución sin vida, sin mente, sin propósito. Arrolladoramente estos rasgos de la sangre exigen la actividad creadora de un Dios vivo, inteligente, constructivo y de propósito, el Hacedor del hombre.

16. (a) ¿Qué datos acerca de los glóbulos rojos de la sangre prueban que se necesitó un Creador? (b) ¿Cuán remotamente habló Dios acerca de la sangre, y hasta qué grado?

16 Considere solo la forma y la ejecución funcional de los glóbulos rojos de la sangre. Solo una mente altamente matemática podría diseñarlos y ordenarlos. Así, cada uno de los treinta billones de glóbulos rojos de la sangre en los vasos sanguíneos del hombre promedio es un argumento irrefutable y prueba de que hay un Creador, quien es también el Hacedor del hombre. Él sabe mejor que el más adelantado practicante de la medicina la necesidad vital, las propiedades y el propósito de este fluido rojo de la vida. Pues, más de cinco mil ochocientos años antes de que se usara por primera vez sangre almacenada al hacer transfusiones, por el profesor de medicina de la Universidad de Chicago, en el año 1918, Dios estuvo hablando acerca de la sangre al primer hombre que nació, Caín, después que éste mató atrozmente en secreto a su hermano más joven, Abel. (Gén. 4:10, 11) Desde entonces Dios ha dicho mucho acerca de la sangre. En realidad, en su Palabra escrita de sesenta y seis libros, 1.189 capítulos, la sangre se menciona 447 veces, desde Génesis hasta Revelación.c

17. (a) ¿Quién, según se ilustró por medio de Jesucristo, tiene que ser el Médico más grande de todos? (b) ¿Cómo nos habla él autoritativamente hoy día?

17 Puesto que Dios dio poder a su Hijo, Jesucristo, para que ejecutara milagros de curación, no con drogas, medicina, u operaciones quirúrgicas, sino instantáneamente, para detener flujos crónicos de sangre, dar vista a los ciegos, hacer oír y hablar a los sordomudos, restaurar a lisiados, sanar a los leprosos, aun levantar a los muertos, reparando el cerebro, Dios el Creador es el Médico más grande de todos. Él sabe más acerca del cuerpo humano y su composición y cómo repararlo y restaurarlo y revitalizarlo que el más altamente educado médico de hoy día. Él es la Autoridad infalible, absoluta, sobre el tema. ¡Que Él hable! ¡Que Él sea oído! Todos podemos aprender y obtener provecho cuando Él habla. Él ahora nos habla por medio de su Palabra escrita inspirada y no cambiada. ¿Qué dice ésta?

18. ¿Por qué no se necesitaba una ley divina contra el comer sangre en el Jardín de Edén?

18 La humanidad come para vivir. ¿Por cuánto tiempo, pues, ha autorizado Dios el Creador a la humanidad a comer la carne de animales? No desde la creación del primer hombre, sino por los últimos 4.335 años de la existencia de la humanidad. En el paraíso del Jardín de Edén el hombre y la mujer perfectos fueron autorizados a comer y vivir de frutas, nueces y productos vegetales del suelo. (Gén. 1:29, 30) Por eso no se necesitaba una ley contra vivir de la sangre de animales.

19. (a) Al expulsar a Adán del Jardín, ¿autorizó Dios el comer sangre? (b) ¿Qué muestra si Abel bebió la sangre de víctimas sacrificatorias o no?

19 Aun cuando Dios expulsó al hombre del Jardín de Edén porque éste pecó rebeldemente contra El al comer el fruto prohibido, Dios no dijo que desde entonces en adelante el hombre debería comer carne animal. Dios le dijo al hombre: “Tienes que comer la vegetación del campo. Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que vuelvas al suelo, porque de él [no de algún animal inferior por medio de un proceso de evolución] fuiste tomado. Porque polvo eres y a polvo volverás.” (Gén. 3:18, 19) Años más tarde, cuando el segundo hijo de Adán, Abel, ofreció el sacrificio de ovejas a Jehová Dios, hubo el derramamiento de sangre de tales víctimas sacrificatorias, pero Abel no se bebió la sangre. De modo que Dios aceptó su sacrificio.—Gén. 4:3-11.

LEY DIVINA CONTRA COMERLA

20. Cuando Noé salió del arca, ¿qué hizo inmediatamente?

20 Más de mil quinientos años más tarde, en los días de Noé, quien temía a Dios, y sus tres hijos casados, vino el gran diluvio. Por lo menos por ciento ochenta días la Tierra y sus montañas fueron completamente cubiertas por las aguas del diluvio. (Gén. 7:11 a 8:5) Meses más tarde, cuando los ocho sobrevivientes humanos del diluvio salieron del arca a prueba de inundación, Noé inmediatamente ofreció un sacrificio de entre todos los animales y pájaros limpios a Jehová Dios. Pero Noé y su familia no bebieron de la sangre de las víctimas sacrificatorias; ni siquiera comieron de la carne de ellas.

21. ¿Qué ley estableció Dios entonces y declaró a Noé?

21 Dios estuvo complacido con esto. El los bendijo y les dijo que llenaran la Tierra entera con su prole. Entonces, como había hecho con Adán y Eva en Edén, Dios estableció una ley acerca del alimento de toda la futura familia humana, entre ella nosotros de hoy día. Dijo: “Todo animal moviente que está vivo puede servirles a ustedes de alimento. Como en el caso de la vegetación verde, de veras se lo doy todo a ustedes. Solo carne con su alma —su sangre— no deben comer. Y, además de eso, la sangre de sus almas, la de ustedes, la reclamaré. De la mano de toda criatura viviente la reclamaré.” (Gén. 8:18 a 9:5) Después de eso apareció el primer arco iris, y Dios hizo un pacto eterno de nunca más traer un diluvio global contra la humanidad.—Gén. 9:8-17.

22. (a) Así, ¿cómo se hace evidente que la ley de Dios contra la sangre no entró en vigor por medio de la Ley de Moisés? (b) ¿Por qué aplica todavía a todos nosotros la ley de Dios contra la sangre, aun desde 33 E.C.?

22 Entonces no había hebreos, ni israelitas, ni judíos, ni circuncisión. Solo había los antepasados de las ramas semítica, jafética y camítica de la familia humana actual. Eso fue en el año 2369 a. de la E.C., O mil ochocientos cincuenta y seis años antes de que Jehová diera la ley al profeta Moisés, los Diez Mandamientos inclusive, para que la entregara a la nación de Israel. Por consiguiente la ley de Dios que prohibía el ingerir sangre animal en nuestro cuerpo humano no vino a la existencia por medio de la ley divina entregada mediante Moisés en 1513 a. de la E.C. Esto hace seguro que la ley de Dios sobre este asunto vital no estaba restringida y no está restringida a los hebreos, israelitas o judíos. Esta ley particular no pasó de la existencia ni quedó sin vigor en el año 33 de nuestra era común, cuando Dios clavó la Ley de Moisés al madero de muerte de Jesucristo y la abolió. (Col. 2:13, 14; Efe. 2:13-15) La ley del día de Noé todavía aplica a toda la humanidad tan seguramente como que la humanidad todavía continúa comiendo la carne de bestias y pájaros y tan seguramente como que la humanidad no ha vuelto al Jardín de Edén y a una dieta exclusivamente vegetariana.—Gén. 1:29, 30; 2:15-17.

23, 24. (a) ¿Qué recomendó el discípulo Santiago que mostraría que los cristianos apostólicos todavía insistían en la ley que Dios le dio a Noé? (b) ¿Cómo mostró la fraseología de aquel decreto la parte que tuvo en él el espíritu santo?

23 Sí, tanto los cristianos como los judíos, los no cristianos como los no judíos, están bajo esa ley acerca de comer según se le dio a nuestro antepasado Noé después del diluvio. Los cristianos apostólicos del primer siglo de nuestra era común reconocieron ese hecho e insistieron en él. Dieciséis años después que la Ley de Moisés fue, hablando figuradamente, clavada al madero de muerte de Cristo como cumplida y abolida, el discípulo cristiano Santiago recomendó al Concilio de Jerusalén de apóstoles y otros hermanos de mayor edad escribir a los cristianos no judíos, a saber, “que se abstengan de las cosas contaminadas por los ídolos y de la fornicación y de lo estrangulado y de la sangre.” La recomendación de abstenerse de “animales estrangulados y de la sangre” (BC) no fue solo la idea del discípulo Santiago, sino que también fue dictada por el espíritu santo de Dios. Este grave hecho recibe énfasis por la manera en que se fraseó el decreto oficial a los cristianos no judíos. Decía como sigue:

24 “Los apóstoles y los hermanos de mayor edad a los hermanos . . . que son de las naciones: ¡Saludos! . . . Porque al espíritu santo y a nosotros mismos nos ha parecido bien no añadirles ninguna otra carga, salvo estas cosas necesarias: que se abstengan de cosas sacrificadas a ídolos y de sangre y de cosas estranguladas y de fornicación. Si se guardan cuidadosamente de estas cosas, prosperarán. ¡Buena salud a ustedes!”—Hech. 15:19-29.

25. (a) ¿Por cuánto tiempo muestra la historia que los verdaderos cristianos observaron aquel decreto de Jerusalén? (b) ¿Por qué lo observan hoy día los testigos de Jehová?

25 Años más tarde, después del tercer viaje misional del apóstol Pablo, el discípulo Santiago le habló acerca de aquel mismo decreto del Concilio de Jerusalén indicando que todavía estaba siendo puesto en vigor para con los cristianos no judíos. (Hech. 21:18-26) Según escritores religiosos tempranos de los primeros tres siglos, este decreto inspirado contra el introducir sangre en el cuerpo de una persona fue algo a lo que se apegaron los cristianos por siglos después que fue publicado. Especialmente desde los días del santo católico romano llamado Agustín, la cristiandad ha cesado de observar ese decreto inspirado, y la profesión médica de la cristiandad lo ha pasado por alto como si los cristianos no estuvieran bajo obligación de observarlo.d Pero, ¿quién abolió ese decreto? No fue Dios, porque él mismo lo inspiró y lo publicó por medio de su organización fiel en Jerusalén. Ciertamente no fue abolido con la abolición de la Ley de Moisés. Por esa razón bíblica los testigos cristianos de Jehová de hoy día continúan observando ese decreto absteniéndose no solo de fornicación e idolatría, sino también de sangre.

UN CUADRO TÍPICO DE SALVACIÓN POR MEDIO DE SANGRE

26. (a) ¿Cómo concordaba el decreto de Jerusalén con la ley mosaica en cuanto al asunto de a quién pertenecía la sangre? (b) ¿De qué era culpable un judío cuando derramaba sangre sacrificatoria pero no la presentaba a Jehová?

26 Aquel decreto del Concilio de Jerusalén vino muchos años después que Jesucristo derramó su sangre en el madero de muerte en Calvario. Pero por el decreto Dios manifestó claramente que todavía se estaba apegando a lo que había declarado en su ley dada por medio de Moisés, a saber, que la sangre del hombre y los animales pertenece a Dios el Creador. Esto es correcto, puesto que él es la Fuente de la vida y él ha puesto la vida del hombre y de los animales en la sangre y la ha hecho la principal transportadora de vida. Por eso es que, si un hombre en Israel degollaba un animal para sacrificio y no lo presentaba a Jehová, era como si hubiera cometido asesinato: “Culpa de derramamiento de sangre se le contará a ese hombre. Ha derramado sangre, y ese hombre tiene que ser cortado de entre su pueblo.” Había de ser muerto. (Lev. 17:3, 4) Por eso, también, Jehová ordenó que el sacerdote habría de derramar la sangre de víctimas sacrificatorias al pie del altar de sacrificio. (Lev. 4:7, 18, 25, 34; 8:15; 9:9) La sangre era una cosa sagrada, como la vida, y tenía que tratarse como tal cosa.

27, 28. (a) En la ley de Dios a Israel, ¿qué cualidad se le asignaba a la sangre, y por lo tanto, qué se puede hacer con la sangre de vida? (b) ¿Cómo mostró esto Levítico 17:11-14?

27 En la ley de Dios al antiguo Israel, así como en el caso de su ley al fiel Noé, esta cualidad sagrada de la corriente de la vida se asignaba no solo a animales que eran ofrecidos en sacrificio, sino aun a los animales limpios que los hombres cazaban para alimento. De todos modos, había sangre de vida que es sagrada envuelta en ello, y por lo tanto se podía usar para un propósito sagrado. Puesto que la pena por el pecado es la muerte y puesto que el alma o la vida está en la sangre, ésta se puede usar para cancelar el pecado y quitar la pena del pecado, la muerte. No tenemos que argüir en cuanto a lo que esta ley significa; ella dice claramente:

28 “El alma de la carne está en la sangre, y yo mismo la he puesto sobre el altar para ustedes para hacer expiación por sus almas, porque la sangre es lo que hace expiación por el alma [o, vida] en ella. Es por eso que he dicho a los hijos de Israel: ‘Ninguna alma de ustedes debe comer sangre y ningún residente forastero que esté residiendo como forastero en medio de ustedes debe comer sangre.’ En cuanto a cualquier hombre de los hijos de Israel o algún residente forastero que esté residiendo como forastero en medio de ustedes que al cazar prenda una bestia salvaje o ave que pueda comerse, en tal caso tiene que derramar su sangre y cubrirla con polvo. Porque el alma de toda clase de carne es su sangre por el alma en ella. En consecuencia dije yo a los hijos de Israel: ‘No deben comer la sangre de ninguna clase de carne, porque el alma de toda clase de carne es su sangre. Cualquiera que la coma será cortado.’”—Lev. 17:11-14; compare con Deuteronomio 12:16, 23-27.

29. (a) ¿De qué manera maravillosa puede Dios usar la corriente de vida del cuerpo humano? (b) ¿A qué equivale el usar la sangre de cualquier manera que no sea la manera de Dios, y por qué aplica esto al uso médico de ella?

29 Debido al valor de vida que está contenido en la corriente roja que el corazón bombea a través del cuerpo, Jehová Dios puede usar la sangre de manera maravillosa para salvar al mundo de la humanidad para vida eterna. De modo que éste es un asunto que tiene que ver con la vida eterna de toda la humanidad. Tiene un significado tan serio que en la nación típica de Israel la persona que participara de sangre como alimento había de ser muerta o tenía que cumplir un programa especial de limpieza. (Lev. 17:15, 16; 7:26, 27) El usar esta preciosa corriente de vida de cualquier manera que no sea la manera de Dios es usarla mal, una perversión de su uso. Este principio aplica al uso médico de la sangre desde los días del antiguo Egipto hasta nuestro mismo día. ¿Por qué? Porque los practicantes de la medicina no son los sacerdotes ordenados de Dios que sirvan en su altar santo y le ofrezcan sangre de la humanidad según las direcciones de Dios. Hace mucho tiempo Dios se encargó de salvar al mundo de la humanidad por sangre, y él no necesita el llamado uso científico de la sangre por ellos. El uso de la sangre por ellos en el nombre de la medicina no es la voluntad de Dios.

[Notas]

a En el libro intitulado “The Koran: Commonly Called The Alcoran of Mohammed,” una traducción del Corán al inglés publicada por Guillermo Teggs y Compañía, Londres, Inglaterra, en 1850, bajo el encabezamiento en inglés “Capítulo II. Intitulado la vaca; revelado en parte en la Meca, y en parte en Medina. En el Nombre del Muy Misericordioso Dios,” leemos, en la página 20, en las líneas 18-23, lo siguiente: “Oh, verdaderos creyentes, coman de las cosas buenas que les hemos otorgado como alimento, y den gracias a Dios, si le sirven. Ciertamente él te ha prohibido comer lo que muere de sí mismo, y sangre y carne de cerdo, y aquello sobre lo cual se ha invocado cualquier otro nombre que no sea el de Dios. Pero el que se vea obligado por la necesidad, no con deseo voraz, no regresando a la transgresión, no será crimen en él si come de estas cosas, porque Dios es bondadoso y misericordioso.”

b En una nota sobre la palabra “invocado” el libro dice: “Por esta razón, siempre que los mahometanos matan algún animal para alimento, dicen en todo caso Bismi··llah, o En el nombre de Dios; de descuidarse lo cual, piensan que no es lícito comer de ello.”

c En el Juramento de Hipócrates una cláusula dice: “Nunca daré una droga mortífera, ni aun si se me pide una, ni daré ningún consejo que tienda en esa dirección.”

d Otra cláusula del Juramento de Hipócrates dice: “En ningún tiempo daré a una mujer ninguna droga o instrumento con el propósito de causar aborto.”

Vea el libro del Dr. Emmanuel Jocobovits intitulado “Jewish Medical Ethics,” publicado en 1959 (tercera impresión 1967), páginas 124, 172, 208-210.

La omisión de la palabra “sangre” en Hechos 17:26 en los manuscritos griegos más antiguos reduce el número a 446 veces en la mayoría de las traducciones modernas.

Vea las páginas 332-335 del libro Vida eterna, en libertad de los hijos de Dios, publicado en 1966 por la Sociedad Watchtower.

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