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Sea maestro de sus hijosMinisterio del Reino 1981 | julio
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4 Los niños aprenden muchas cosas con mayor rapidez mediante el ejemplo, que lo que aprenden por medio de reglas, aunque ambas cosas son importantes. Es mediante su ejemplo como padres, que sus hijos aprenden hábitos apropiados tocante a asistir a las reuniones, participar en el servicio del campo, tener buena conducta, respeto, habla apropiada, y así sucesivamente. Rara vez basta con la instrucción verbal; ésta tiene que tener el respaldo del ejemplo consecuente de los padres, si la instrucción ha de tener efecto en los hijos. Además, se debe ayudar a los hijos a evitar las malas asociaciones fuera del hogar.
5 La disciplina también es parte de la instrucción que se da a los hijos, pero debe administrarse consecuente, justa y amorosamente si han de aprender la lección correcta. Se debe recordar que tal como el castigo desanima el proceder incorrecto, así el encomio anima el buen comportamiento. Sí, el amor mueve a los padres a ser pacientes maestros de sus hijos.
ENSÉÑELES A SER PUBLICADORES EFICACES
6 Los niños no nacen siendo publicadores de las buenas nuevas. Tienen que ser entrenados para esto, y los padres tienen que ayudarles en el proceso.
7 Los niños son imitadores desde que nacen. Imitan a los padres tocante a estudio, oración y el servicio del campo. Así que denles el ejemplo correcto.
8 Tenga presente la edad del niño. Utilice métodos de enseñanza que sean apropiados para la edad de él. Una de las primeras lecciones es la de estimar la verdad. Siempre hable bien acerca del servicio del campo. Inculque en la mente de su hijo que cuando esté en el servicio de Dios siempre tiene que estar vestido apropiadamente, y que su conducta debe ser intachable. En vez de repetirle de continuo lo que tiene que hacer y lo que no, enséñele el cómo y el porqué de los principios de Jehová; éstas son las cosas que ayudarán al niño a llegar a ser un ministro eficaz.
9 Déle algo que hacer al niño cuando le acompañe en el servicio del campo. Permítale ofrecer una hoja suelta, leer un texto, presentar las revistas, y así por el estilo. Ensaye de antemano lo que él debe hacer, para que el niño sepa que puede hacerlo. Entonces encómielo cuando lo haga bien. Los padres deben trabajar con sus hijos en el servicio del campo y encargarse de que éstos tengan la oportunidad de participar en la obra de casa en casa todos los meses y sean publicadores regulares.
10 A medida que los hijos desarrollan sus habilidades, prepare con ellos el tema de conversación, ensayen juntos las presentaciones y sírvales de amo de casa en las sesiones de ensayo en el hogar. Ayúdeles a aprender a decir las cosas correctamente. Vaya con ellos a las casas hasta que se sientan seguros de que pueden testificar al amo de casa. Supervise el trabajo que hacen. Anímelos a progresar, a mejorar, a adelantar a la madurez. Fíjeles metas. Para ellos es emocionante poder alcanzar las metas que usted les fija.
11 Anime a los niños a participar a mayor grado en la actividad de predicar. Estimúlelos a ser precursores auxiliares todos los años durante las vacaciones escolares. Ínstelos a hablar acerca de sus experiencias en el campo del método que utilizaron para que la gente tomara las revistas, y así sucesivamente. Esto les deja saber que a usted le importa esto. Lleve a sus hijos a las reuniones con regularidad. Ayúdeles a preparar comentarios para las reuniones. Publicadores maduros, incluyan a los niños en sus demostraciones. Denles la oportunidad de dar comentarios. Anímenlos a matricularse en la Escuela Teocrática. Por medio de entrenarlos en el hogar y participar con ellos en todas las actividades de la congregación, ayude a sus hijos para que lleguen a ser alabadores de Jehová.
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Presentando las buenas nuevas... por medio de establecer rutas de revistasMinisterio del Reino 1981 | julio
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Presentando las buenas nuevas... por medio de establecer rutas de revistas
1 Cuando participamos en el servicio del campo, a menudo hallamos a personas que disfrutan de leer las revistas y que las toman con regularidad, pero, por alguna razón, no desean suscribirse. Algunos ponen objeciones personales tocante a recibir las revistas por correo y tener su nombre en una lista de direcciones a las que se envía información periódicamente, pero se complacen en tomar las revistas con regularidad cuando algún publicador se las lleva al hogar. A menudo pueden establecerse rutas de revistas con estas personas.—Organización, págs. 115, 116.
2 ¿Cómo podemos establecer estas rutas de revistas? Primero, debemos esforzarnos por predicar con regularidad todas las semanas. Es útil poner el fundamento para nuestra siguiente visita mediante uno ofrecerse a regresar en una o dos semanas para ver si el amo de casa disfrutó de leer las revistas. Entonces queremos anotar la información necesaria en nuestro registro de casa en casa, incluso el nombre del amo de casa, su dirección, la fecha de la visita, los números que se colocaron y el artículo o tema que se destacó.
3 Cuando regrese, usted pudiera decir: “Buenos días, [utilice el nombre personal del amo de casa]. He venido a considerar con usted un poco más del artículo [mencione el artículo que destacó en la visita anterior].” Sea que el amo de casa diga que leyó el artículo o no, usted pudiera decir: “En este último número de la revista hay un artículo interesante sobre [refiérase a un artículo específico]. Como recordará, son solo 20 centavos. Estoy seguro (o segura) de que se beneficiará muchísimo al leerlas.”
4 El tener una ruta de revistas tiene sus ventajas. Puesto que visita con regularidad a estas personas, usted se familiariza con ellas y a menudo puede desarrollar una afectuosa y amigable relación. Tiene la oportunidad de estimular el interés por medio de dejarles los últimos números de las revistas para que los lean y tener una breve consideración cada vez que les visite. Una vez haya despertado suficiente interés, hallará que se pueden comenzar estudios bíblicos con algunas de las personas con quienes usted tiene una ruta de revistas; o el individuo o la familia a quien visita pudiera ver las ventajas de suscribirse a las revistas.
5 Le animamos a dedicar algún tiempo el segundo y el cuarto sábados de cada mes a establecer y atender las revisitas de la ruta de revistas. Hasta los publicadores jóvenes pueden disfrutar de llevar con regularidad las revistas La Atalaya y ¡Despertad! a las personas que muestran interés. Tenga presente que cada vez que usted entrega las revistas, puede contar una revisita.
6 Se necesita perseverancia para establecer una ruta de revistas. Sin embargo, los resultados son recompensadores. ¿Tiene usted una ruta de revistas? Si no la tiene, le animamos a poner en práctica las sugerencias que hemos dado aquí y a utilizar plenamente esta manera de dispensar alimento espiritual mediante las revistas.
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