Escasez de energía... ¿qué podemos hacer?
¿CÓMO le afectará, lector, la inminente escasez mundial de energía? ¿Es cosa de la realidad, o es un engaño? ¿Vendrá el azote de ésta dentro de poco, o será algo que solo deba preocupar a nuestros hijos y nietos?
Durante el año pasado, el mundo se vio obligado a encararse a esas preguntas. De repente la energía se había convertido en la causa de preocupación número uno para muchos millones de personas.
En Grecia, los automovilistas se vieron limitados a conducir en fines de semana alternos. En Tanzania se introdujo el racionamiento de la gasolina. En Turquía, Irlanda y los Estados Unidos el tener que ponerse en cola y esperar varias horas para conseguir gasolina se hizo cosa común.
En mayo del año pasado la revista Time presentó el siguiente comentario: “El entrar en una gasolinera ya empieza a ser como entrar en una zona de combate.” Entonces agregó: “Los conductores, ya agotados y airados, están empezando a descontrolarse.” En California, un hombre que ya no pudo soportar la frustración condujo su automóvil a una gasolinera, y, adelantándose a una fila de automóviles que se extendía por medio kilómetro, usó una pistola para mantener a raya a otros clientes airados mientras él llenaba de gasolina su tanque. Dos automovilistas de Nueva York murieron como resultado de disputas en las filas para obtener gasolina. Y unos cuantos encargados de gasolineras, hostigados, hasta adoptaron la práctica de cargar pistola para mantener la paz.
Alzas vertiginosas
Además de la escasez, en muchos países se experimentaron alzas de precio repentinas y escandalosas. Para mediados de 1978, los automovilistas de Turquía estaban pagando más de tres veces lo que habían pagado por la gasolina justamente el año anterior. El precio de 75 centavos de dólar por litro, que se pagaba en Turquía, también llegó a ser el precio en Francia, mientras que, en otros países, para fines de 1979 el precio había subido a más de un dólar por litro. Los conductores filipinos tuvieron que pagar aproximadamente dos terceras veces más por la gasolina que el año anterior, y lo mismo fue cierto de los estadounidenses, que por largo tiempo habían sido favorecidos con obtener combustible a precios bajos. Y para fines del verano los británicos estaban pagando casi 50 por ciento más por la gasolina que el enero anterior. Hasta los precios del Japón, que ya eran elevados, subieron por aproximadamente 40 por ciento en un año.
Especialmente los camioneros se vieron en un aprieto, pues los precios del combustible de motor diesel aumentaron a la par con los precios de la gasolina. Un camionero de Ohio se quejó en estos términos: ‘Cuando el rendimiento de un galón de gasolina es solo tres o cuatro millas (80 ó 60 L/100 km), eso es duro.’ Y, por supuesto, esos aumentos en el coste del transporte afectan el precio de casi todo lo que uno compra.
El alza en los precios del petróleo para la calefacción doméstica por todo el mundo es especialmente desconcertante porque los que más sienten el impacto de ello son los pobres. La gente necesita calefacción, aunque pueda arreglárselas sin automóvil. Desde el invierno de 1978 hasta el otoño de 1979, en las naciones de la Comunidad Económica Europea el precio medio del petróleo para calefacción había subido en más de 60 por ciento, y seguía aumentando rápidamente. Para fines del verano los suizos y alemanes habían experimentado en los precios del petróleo un alza que los puso en casi el doble de lo anterior. Se dice que por ese motivo muchas personas cancelaron los planes que habían hecho para sus vacaciones.
En los Estados Unidos, donde se esperaba que los precios del petróleo para calefacción subieran abruptamente cuando llegara el invierno, el Times de Nueva York declaró: “La familia media de ingresos bajos que usa petróleo (como lo hacen casi todas las familias del nordeste, prescindiendo de sus ingresos) va a ver un aumento de 400 dólares o más en su factura de calefacción doméstica, un verdadero golpe financiero.” Puesto que el coste de calentar los lugares de comercio sube al mismo ritmo, el precio de los alimentos y otras necesidades también aumenta.
Puesto que muchos de los países en vías de desarrollo ya están en gran manera endeudados, todas estas alzas de precio los están poniendo cada vez más cerca de la quiebra, lo cual tendría siniestras consecuencias en el sistema económico del mundo. Los programas de modernización, que tanto se necesitan, tendrán que realizarse a un paso más lento, o suspenderse.
La situación en conjunto está haciendo que el mundo reconozca a mayor grado la realidad de las limitaciones energéticas. ¿Habrá algo que nosotros individualmente podamos hacer, por lo menos para aliviar el efecto de ello en nuestra propia vida y así contribuir a la conservación total de la energía?
Modos de conservar la energía
La realidad de que por todo el mundo se está desperdiciando una gran cantidad de energía indica que hay campo para hacer ajustes. Las cifras proporcionadas por el Banco Mundial indican que el estadounidense medio usa más del doble de la energía que usan los individuos de otros países industrializados.
Por supuesto, puede que algunas personas opinen que el conservar la energía no tiene mucho sentido. Después de todo, ¿qué efecto puede tener en la situación el que unas cuantas personas hagan esfuerzos por ello? Prescindiendo de lo que hagan otros, la persona que conserva energía puede recibir beneficios... no solo ahorros financieros, sino beneficios relacionados con la salud y la seguridad.
Aparte de que automóviles les proporcionen el mayor rendimiento, los que deseen conservar energía pueden reducir el consumo de combustible de cualquier automóvil. Uno de los principales desperdiciadores de gasolina es la velocidad. Se afirma que si uno conduce a 90 kilómetros por hora en vez de a 115 kilómetros por hora, puede ahorrar hasta una quinta parte o más de la gasolina. Y los que conducen a un paso moderado reciben otro verdadero beneficio... la seguridad. Aunque hay quienes no convienen en que se debiera enteramente al hecho de que en los Estados Unidos el límite de velocidad fue reducido a 90 km/h en 1974, no obstante, ese año hubo más de 10.000 víctimas menos en las carreteras estadounidenses que en 1973. Además, por cada 161 millones de kilómetros que viajaron los automovilistas, la cantidad de muertes bajó de 4,11 a 3,52. En la República Federal de Alemania, que no limita la velocidad en las autopistas, la proporción de muertes es el doble de eso.
Además de los principales ahorros de energía que se realizan con los automóviles de buen rendimiento y las velocidades reducidas, hay varias cosas pequeñas que se pueden hacer para ahorrar gasolina. Aunque cada una de estas sugerencias solo produce pequeños ahorros, si se toman en conjunto el total puede ser significativo. La lista de la página 6 recomienda algunos de estos modos de conservar combustible.
Otro método de ahorrar energía es por medio de no calentar demasiado los hogares y lugares de negocio en el invierno y enfriarlos demasiado en el verano. Los beneficios son más que financieros. “Una de las cosas que más contribuye a ‘contraer resfriados,’” dice el Dr. Harry Johnson en Invitation to Health, “es el recalentamiento de los hogares, tiendas, oficinas, escuelas y casi todo otro lugar donde la gente se reúne.” Comenta que el aire muy caliente y demasiado seco “tiende a secar los conductos de aire de la nariz y la garganta y a reducir su resistencia a la infección.” Y el ajustar el termostato para bajar la temperatura del hogar solo 3,3 grados centígrados puede ahorrar de 35 a 40 por ciento de los gastos de combustible. Muchas veces la temperatura pudiera bajarse aún más si uno se pusiera ropa más caliente dentro de la casa.
Beneficios todavía mayores pueden conseguirse reduciendo el uso del acondicionador de aire. La mayoría de los edificios que tienen aire acondicionado se han mantenido más fríos de lo que se precisa para la comodidad. Por supuesto, a algunas personas les gusta una temperatura más fría y a otras una más caliente, pero la investigación indica que el 97 por ciento de la gente se siente cómoda a una temperatura de 26 grados centígrados. Y se requiere 60 por ciento más energía para enfriar la casa a 22 grados que a 26. Como medida para ahorrar energía, en julio del año pasado el gobierno de los Estados Unidos emitió una orden que hacía ilegal el enfriar edificios públicos a menos de 26 grados. El Dr. Stephen Rosen, perito en asuntos de meteorología y salud, dice: “La climatización probablemente aplaza nuestra aclimatación al calor del verano,” y, como resultado, “los que trabajan en lugares climatizados tienden a tener más enfermedades, sentirse más incómodos y tener más dolores de cabeza que los que trabajan en espacios no climatizados.”
Hay muchas otras cosas que se pueden hacer para conservar el combustible que se usa para la calefacción doméstica. La lista de la página 7 incluye algunas que, cuando se combinan, pueden reducir significativamente los gastos. Por ejemplo, en muchas casas el aislamiento adecuado de por sí puede reducir hasta la mitad el coste de calentar la casa.
Cambios por venir
Prescindiendo de lo que la gente haga en el interés de la conservación, es posible que las circunstancias produzcan un cambio en el modo en que muchos se han acostumbrado a vivir. ¿Se verán obligadas las personas por fin a dejar de viajar en el automóvil de la familia y regresar a los medios públicos de transporte para ahorrar combustible? ¿Tendrán que reducir su uso libre y despreocupado del acondicionamiento del aire y dejar de calentar las piscinas que tienen en sus patios, y habrá que oscurecer las calles que actualmente están brillantemente iluminadas con las luces de la publicidad?
“Pero no vaya tan rápido,” quizás objeten algunos. “Antes de que nos quiten todos nuestros aparatos electrodomésticos que nos ahorran tiempo, nuestros abrelatas y cuchillos eléctricos, nuestras afeitadoras y cepillos dentales eléctricos, nuestras cortadoras eléctricas de césped y arbustos, además de nuestros botes de motor y vehículos motopropulsados para viajar en la nieve... ¿qué hay acerca de otras fuentes de energía? ¿No hay otras cosas a las que podamos recurrir si se acaba el petróleo?”
Otros protestan que la escasez no es tan grave como se dice. Se enteran de que hay una cantidad excesiva de petróleo en la costa occidental de los Estados Unidos como resultado de que del nuevo campo petrolífero de Alaska se recibe más petróleo del que pueden manejar las refinerías del Oeste o que pueda transportarse al Este. También se dice que hay un gran excedente de gas natural, pero que las disputas políticas respecto a cuánto cobrar por él tienen paralizada su distribución. México informa el descubrimiento de un yacimiento petrolífero posiblemente más grande que el de la península arábiga. ¿Qué indica todo esto?
En encuestas que se realizaron recientemente en los Estados Unidos, dos terceras partes de la gente expresó la opinión de que la escasez de combustible es un engaño. Algunos creen que las compañías petroleras se confabularon y le impusieron la idea de la escasez al público para acrecentar sus propias ganancias. La situación verdaderamente es complicada, confusa, y causa confusión. No obstante, es preciso que nos encaremos a las realidades del futuro cercano. El problema nos atañe a todos, porque nuestra vida diaria será afectada por el resultado de la crisis relacionada con los combustibles.
Otras fuentes de energía
Es cierto que hay muchas otras fuentes de energía a las que pudiéramos recurrir para no tener que depender tanto del petróleo. En muchas partes de la Tierra el carbón todavía abunda; hay suficiente para mucho tiempo. En varios países la energía de la fisión nuclear ya se ha hecho parte importante del suministro de fuerza eléctrica. Parece probable que las reservas de uranio duren más tiempo que las del petróleo, pero se hace cada vez más costoso el extraerlo y refinarlo. Mirando hacia un futuro más distante, se nos dice que la fisión nuclear promete cantidades ilimitadas de energía tomada de las aguas de los océanos.
La energía de la luz solar se suministra constantemente de una fuente inagotable. Hace mucho que el hombre usa el poder del Sol indirectamente, por medio de quemar leña, y por generadores que funcionan por energía hidráulica y por molinos de viento. Puede que ahora sea posible generar electricidad del calor y la luz del Sol. Cualquier sistema práctico de conseguir energía del Sol suministraría una solución idónea al problema de la energía, puesto que el Sol brilla en todas partes.
Por supuesto, cuando hablamos de reemplazar una clase de energía con otra, reconocemos que no toda clase de energía se puede usar con los mismos fines. El carbón puede reemplazar el petróleo para accionar turbinas o locomotoras eléctricas, pero no para hacer funcionar los automóviles. La energía nuclear solo es práctica en centrales muy grandes, pero puede que la energía solar resulte útil en unidades suficientemente pequeñas para cada hogar. Es preciso que la energía hidroeléctrica se transporte desde las presas de los ríos hasta las ciudades en líneas de fuerza eléctrica de alta potencia. El calor geotérmico es útil en las regiones volcánicas, pero no toda la gente vive cerca de un volcán.
También hay que considerar que algunas fuentes de energía causan contaminación, que se hace intolerable a gran escala. Los hornos de carbón arrojan humo y hollín al aire y montones de cenizas en el suelo, los combustibles de hidrocarburo son responsables del “smog” o niebla tóxica, y la energía nuclear nos preocupa con sus emisiones radiactivas y residuos de larga duración. El viento, el agua y la energía solar no tienen esas desventajas.
También hay que tomar en cuenta los intereses financieros arraigados en el sistema económico actual. Las grandes inversiones en centrales de energía y las extensas redes de distribución pudieran convertirse en cosas del pasado a resultas de algunos cambios previsibles en cuanto a las fuentes de energía. Se ofrecerá resistencia al cambio, aun a un cambio que a la larga pudiera ser claramente deseable o inevitable.
[Recuadro/Ilustración en la página 6]
Ahorro de combustible al conducir
HAGA ESTO
Infle los neumáticos de 0,2 a 0,35 kilogramos
por centímetro cuadrado sobre la presión que
se recomienda [hasta 2,25 kilogramos por
centímetro cuadrado]
Use neumáticos radiales
Use aceite sintético o “de baja fricción”
Mantenga el motor a punto
Después del arranque, ponga el auto en marcha
inmediatamente (lentamente durante los
primeros minutos)
Evite detenerse por completo ante obstrucciones
temporáneas como los semáforos por medio de
reducir la velocidad con mucha anticipación
Detenga el motor cuando sea necesario esperar
30 segundos o más
NO HAGA ESTO
Usar neumáticos para la nieve por más tiempo
del necesario
Llevar objetos innecesarios en el portaequipaje
(reduzca el peso)
Arrancar “como un cohete”
[Recuadro/Ilustración en la página 7]
Ahorro de combustible en el hogar
HAGA ESTO
Añada aislamiento a los techos y paredes
Instale ventanas dobles o contraventanas y
ponga burletes en toda abertura hacia el
exterior
Corte la calefacción en las habitaciones que no
se usen y cierre las puertas
Asegúrese de que ni cortinas ni muebles bloqueen
la calefacción
Baje la temperatura del agua caliente (muchos
calentadores de agua usan más energía que
un acondicionador del aire, una refrigeradora,
un congelador y un aparato de TV combinados)
Lave y enjuague la ropa con agua fría
Dése más duchas y menos baños en la bañera (para
las duchas se usa aproximadamente la mitad
del agua caliente)
Use bombillas de baja potencia o iluminación
fluorescente en todo caso posible
Apague las luces que no esté usando
Cierre la compuerta de tiro de la chimenea o
estufa de leña cuando ésta no se esté usando
NO HAGA ESTO
Usar mechero encendedor en la cocina de gas
(los mecheros encendedores o llamas piloto
usan la mitad de todo el gas que se usa para
cocinar); instale un encendedor eléctrico
Mantener el fuego a temperatura alta después que
la comida sobre la cocina llega al punto de
hervir (no se cocerá más rápidamente que a fuego
lento constante)
Enjuagar los platos con una corriente de agua
caliente (use agua fría o sumérjalos en una
cacerola de agua caliente)
Dejar que el agua caliente corra mientras usted
se afeita con agua