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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1985
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1985
w85 15/11 pág. 10

Ponderando las noticias

La iglesia silenciosa de Argentina

“Iglesia de Argentina manchada de sangre”, decía el titular del National Catholic Reporter del 12 de abril de 1985. Un hecho increíble es que, bajo el anterior gobierno militar de Argentina, entre 10.000 y 30.000 ciudadanos fueron secuestrados y ejecutados sin que se les llevara a juicio. No obstante, algunos observadores dicen que miles de inocentes pudieran haber obtenido el perdón si la Iglesia Católica hubiera protestado. En vez de eso, el informe declara: “La iglesia de Argentina —a excepción de unos cuantos casos heroicos— siguió el proceder más fácil y se mantuvo silenciosa durante el terror que duró siete años”, el cual terminó cuando un gobierno civil ascendió al poder en 1983. Peor aun, algunos miembros de la jerarquía colaboraron con el régimen militar.

¿Por qué se quedó callada la iglesia? En parte, por temor a las represalias. Pero el periódico cita otra razón: “El episcopado también acogió al gobierno militar como fuente de poder”. A la iglesia se le concedieron muchos privilegios. El informe concluye diciendo: “Dicha experiencia en Argentina se asemeja mucho al modo de actuar de la Iglesia Católica en la Alemania nazi, lo cual nuevamente hace surgir la pregunta en cuanto a si a la iglesia le importa más el poder que el Evangelio, que es indispensable para ser testigo de la verdad”.

Esto muestra la insensatez por parte de la religión de buscar el favor de los poderes políticos. Esto puede resultar en que se violen principios. Un hecho interesante es que el libro de Revelación condena la unión de la Iglesia y el Estado al describir al imperio mundial de la religión falsa como una ramera “con quien los reyes de la tierra cometieron fornicación”. (Revelación 17:2.) No es de extrañar que Jesús dijera a sus seguidores que ellos ‘no habían de ser parte del mundo’. (Juan 15:19.)

‘No puede alimentarse a sí mismo’

“Es imposible viajar en África hoy día sin sentirse uno perturbado debido a la presencia de elementos militares”, dice el Bulletin of the Atomic Scientists. Pero el agotamiento del dinero y del potencial humano para sostener a estos ejércitos contribuye al hambre, especialmente cuando estalla la guerra. El Bulletin cita unos ejemplos: “En Etiopía, Chad, Mozambique, Angola, Sudán y Uganda las insurrecciones, las guerras y los conflictos fronterizos serios y a menudo prolongados han dañado la infraestructura, destruido las cosechas e intensificado el sufrimiento humano”. El informe declara: “En un continente en que hay problemas tan graves y que no puede satisfacer la necesidad fundamental de alimentarse a sí mismo, es trágico ver la desviación de enormes sumas de dinero y de mucho potencial humano para propósitos militares”.

¡Esto es en verdad trágico! Apropiadamente, el libro de Revelación representa estas condiciones de manera simbólica. Describe a un jinete que lleva una espada en la mano y va sentado sobre un caballo de color de fuego, a quien “se le concedió quitar de la tierra la paz” mediante la guerra. Inmediatamente después aparece un caballo negro y el que va sentado sobre él pregona que habría hambre. (Revelación 6:3-6.) La combinación de la guerra y el hambre en África es un ejemplo del cumplimiento de esta profecía en nuestros días. (Véase también Mateo 24:6-8.)

“Una vida de trabajo penoso”

“El concepto tradicional de millonarios que se divierten en las playas de Saint-Tropez, que disfrutan de la vida en las cuestas de Aspen, que van en sus Cadillacs o Rolls-Royce al hipódromo o que sencillamente se fuman un buen cigarro, es un concepto que está muy lejos de la realidad.” Así declara The Guardian Weekly en un informe que publicó acerca de un estudio que realizó últimamente el Dr. Thomas Stanley, de la Universidad Estatal de Georgia (E.U.A.). “Es más que probable que el millonario estadounidense común lleve una vida de trabajo penoso.” ¿Por qué? Porque trabaja más horas que las demás personas... típicamente 75 horas a la semana. “La mayoría de los ricos del país son sencillamente hombres comunes, dueños de empresas pequeñas que llevan una vida monótona y dura.” Acumulan el dinero para jubilarse. Pero debido a su horario agotador de trabajo, muchos mueren antes de llegar a jubilarse. Tales hombres tienen poco tiempo para los placeres de la vida.

Por contraste, un hombre sabio de la antigüedad recomendó: “Que todo hombre coma y realmente beba y vea el bien por todo su duro trabajo. Es el don de Dios”. (Eclesiastés 3:12, 13.) En vez de ser pesado o penoso, el trabajo del hombre debería producir satisfacción, debería permitir que la persona disfrute de las cosas sanas y sencillas que proporciona Dios. Por eso, los cristianos verdaderos sabiamente evitan la vana búsqueda de riquezas. Saben que el contentamiento verdadero se logra por medio de ‘acumular tesoros en el cielo, no en la tierra’. (Mateo 6:19, 20.)

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