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Amóldese al camino de Dios para la salvaciónMinisterio del Reino 1975 | septiembre
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también los cambios por turno de posiciones entre ellos mismos. Puede que sea necesario ajustar las asignaciones de los siervos ministeriales o cambiar los conductores de estudios de libro. Al considerar todas estas cosas los ancianos hallarán que la humildad será una cualidad muy útil para verdaderamente tratar los asuntos a la manera de Jehová.
7 ¡Qué excelente es ver hoy en día a tantas personas nuevas amoldando su vida al camino de Jehová para la salvación! No sabemos por cuánto tiempo permitirá Jehová aún efectuar esta obra de ayudar a otros. Pero mientras Jehová nos dé el tiempo, continuemos ayudando humildemente a las personas de nuestro territorio a aprender la verdad acerca de la vida y cómo usarla apropiadamente en el servicio de Jehová. Así se ayudará a muchos más a apreciar la necesidad de humillarse a fin de amoldarse al camino de Jehová en todo lo que hacen. De este modo todos tendremos una esperanza segura de salvación por medio del fuerte brazo de Jehová.
Busque la vida amoldándose al camino de Dios para la salvación.
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Presidiendo excelentementeMinisterio del Reino 1975 | septiembre
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Presidiendo excelentemente
1 Al alistar los requisitos para superintendentes, la Biblia dice que él debe ser ejemplar en ‘presidir su propia casa excelentemente.’ Eso es razonable, pues si “no sabe algún hombre presidir su propia casa, ¿cómo cuidará de la congregación de Dios?” (1 Tim. 3:4, 5) Por supuesto, todos los padres cristianos, prescindiendo de si son superintendentes o no, deben reconocer la necesidad de presidir excelentemente sobre sus familias. ¿Qué significa esto?
2 Con respecto a su esposa, ciertamente significaría ser un esposo bondadoso y amoroso. (Efe. 5:25, 28, 33) Si se le trata de esa manera, una esposa —aun una esposa incrédula— probablemente estará dispuesta a cooperar y mostrará afecto. Sin embargo, en ciertas familias, la esposa pudiera oponerse a su esposo o seguir un proceder inmoral. (Mat. 10:36) ¿Significa eso que él no está presidiendo su casa excelentemente? Si el esposo de veras está aplicando, lo mejor que puede, el consejo de Dios para los esposos, el que su esposa opte por un proceder de maldad no debe considerarse necesariamente como un fracaso de su parte. (Jer. 3:20; Eze. 16:8, 20) Pero, para que un esposo presida excelentemente, debe ser evidente que él está haciendo lo mejor que puede para aplicar el consejo de Dios.
3 Podemos apreciar que el padre que preside excelentemente se esfuerza por guiar a sus hijos y cuidar de ellos. Hay que dedicar mucho tiempo y atención para instruirlos apropiadamente, ayudándolos tanto a amar como a temer a Jehová y a conducirse de una manera recta. (Sal. 78:5-7; 34:11; Efe. 6:4) No puede descuidarlos debido a que está más interesado en trabajar con otras personas o en ayudar a éstas, o porque le parece que sus hijos automáticamente “saldrán buenos.”
4 Pero, ¿qué hay si, a pesar de un esfuerzo excelente, un hijo o una hija comete una mala acción o se descarría del todo? Esto no significa necesariamente que el padre sea culpable. Algunos de los hijos espíritus de Jehová se rebelaron y también lo hicieron sus primeros dos hijos en la Tierra. Y sabemos definitivamente que Jehová no fue negligente. Así es que si un miembro de la familia de un superintendente opta por un mal proceder, la pregunta es: ¿Hasta qué grado es responsable el padre? Tal vez, cuando los padres aprendieron la verdad, el joven ya era un adolescente y nunca llegó a ser un creyente. ¿Ha hecho el padre todo lo que se puede esperar razonablemente de un cabeza de familia cristiano? Si así es, la delincuencia de parte de uno o más miembros de su familia necesariamente no lo descalificaría para llegar a ser un superintendente.
5 ¡Qué alabanza se atribuye a Jehová cuando los cabezas de familia cristianos tienen buen éxito en presidir excelentemente, resultando en que tengan “hijos creyentes no acusados de disolución ni ingobernables”! (Tito 1:6) Estos hijos e hijas son una bendición de Jehová y contribuyen a la alabanza de Él.—Sal. 127:3-5.
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¿Cómo considera usted los asuntos confidenciales?Ministerio del Reino 1975 | septiembre
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¿Cómo considera usted los asuntos confidenciales?
1 Como cristianos podemos disfrutar de considerar muchas cosas excelentes... puntos bíblicos, experiencias, asambleas. No obstante, la Biblia muestra que es necesario ejercer gobierno de uno mismo con respecto a las cosas de las cuales hablamos. (Sal. 34:13; Pro. 10:19) Por ejemplo, no querríamos esparcir calumniosamente algún habla perjudicial o ser una persona que sin hacer distinción revela todo lo que oye.—Pro. 20:19; La Atalaya del 15 de septiembre de 1971, págs. 574-576.
2 Nosotros somos personas francas y honradas, no nos inclinamos a ocultar las cosas sospechosamente. Pero algunos asuntos son confidenciales y no debemos hablar de ellos sin autorización.
3 ¿Cuáles son algunas zonas en las que esto es así? La familia: En la intimidad de su familia puede que usted se entere de la debilidad de algún miembro de la familia o de planes privados. Sin embargo, el esposo, la esposa y los hijos no deben conversar públicamente acerca de todo lo que le sucede a la familia o todo lo que ésta planea. (Sal. 50:20) Un aspecto del amor familiar es que los miembros de la familia sean confiables. Esto es algo que los padres pueden ayudar a los hijos a aprender. El empleo: El revelar los detalles o planes comerciales de su patrono podría ocasionar daño financiero a éste. La congregación: Los ancianos no revelan a nadie los problemas que ellos tratan, pues si alguien confía a un anciano un problema espiritual o familiar y él habla de éste públicamente,
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La caja de preguntasMinisterio del Reino 1975 | septiembre
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La caja de preguntas
● ¿Qué puede hacerse cuando la concurrencia a las reuniones sobrepasa el número de asientos del Salón del Reino pero la congregación aún no está en situación de dividirse?
Muchas congregaciones han experimentado un rápido aumento de personas nuevas con el resultado de que no tienen suficientes asientos para acomodar a los concurrentes, especialmente en las reuniones de los domingos. Quizás no sea necesario en cada caso el formar otra congregación para remediar el problema. Experiencias en el pasado han mostrado que el dividir prematuramente a una congregación puede tener un efecto desanimador. A continuación damos algunas pautas que los ancianos pueden considerar:
Cuando se va a dividir una congregación grande, se recomienda que la nueva congregación tenga de 75 a 80 publicadores regulares disponibles antes de formarse. Además, debe haber suficientes hermanos calificados para encargarse de las responsabilidades de superintendencia. Si solo durante las reuniones del domingo están demasiado apiñados, la congregación podría considerar el tener dos reuniones públicas y dos estudios de La Atalaya. Se podría dividir la congregación de acuerdo a los grupos de estudio de libro para asistir a las diferentes reuniones. El mismo hermano podría dar los dos discursos públicos, y un conductor diferente podría encargarse del estudio de La Atalaya de cada grupo. Esto podría aliviar el apiñamiento en el Salón del Reino y aún así la congregación tendría hermanos con buena experiencia para preparar las partes en las reuniones de servicio y las asignaciones en la Escuela del Ministerio. Más tarde, cuando la congregación sea más grande, podría darse consideración a formar una nueva congregación.
En los casos en que un gran número de publicadores vive en otro pueblo y tienen que viajar mucho para llegar a las reuniones, o existen otras circunstancias atenuantes, quizás sea aconsejable el formar una nueva congregación aunque su tamaño no sea el que se recomienda arriba. En esos casos, el cuerpo de ancianos puede escribir a la Sociedad solicitando una carta de Información para la congregación, la cual suministra más detalles.
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