Empleados en salud son buen negocio
EL COSTO anual por el cuidado de la salud en los Estados Unidos ha ascendido vertiginosamente a $400.000 millones, ¡muchas veces más que en la década de los setenta! El aumento en el costo de los servicios médicos no solo amenaza la seguridad financiera de las familias, sino también resta mucho a las ganancias de los negocios. ¡Tan solo en las primas de los seguros de salud de sus empleados, los negocios de los Estados Unidos pagan más de $80.000 millones al año!
La Ford Motor Company, por ejemplo, calcula que durante 1980 el costo por el cuidado de la salud de sus empleados agregó $290 al precio de cada automóvil. Anualmente, la General Motors gasta más en los seguros de salud y por las incapacidades físicas de sus trabajadores que en el acero que compra a la USX Corporation (antiguamente la U.S. Steel), uno de sus principales suministradores de acero.
Se calcula que tan solo los dolores de espalda cuestan anualmente a los negocios estadounidenses $1.000 millones en pérdida de producción. Debido a dolencias como esta, diariamente hasta un millón de empleados estadounidenses no se presentan a trabajar. Las enfermedades cardíacas son especialmente devastadoras para la economía. Unos 700.000 estadounidenses —muchos en la flor de la vida— mueren anualmente de ataques cardíacos, mientras que otros 700.000 sobreviven a tales ataques y pueden faltar al trabajo por meses. El costo, para los negocios, es inmenso.
El Dr. Richard H. Stein explica “que una operación de corazón de un solo empleado puede costarle al empresario hasta $100.000, dependiendo del salario que reciba. Un programa para la prevención de enfermedades en general para la entera corporación costaría menos que eso. Opino que la posibilidad de reducir la carga económica a las corporaciones tiene sentido”.
¿Tiene sentido la prevención?
Gran parte de la cuenta de $400.000 millones por cuidado de la salud se debe a malestares que son el resultado de problemas que, potencialmente, son controlables, como el sobrepeso, el fumar, un elevado índice de colesterol en la sangre, y la hipertensión.
Como el lector quizás sepa, la mayoría de los negocios invierten en un programa de mantenimiento para asegurar el buen funcionamiento de su maquinaria. Lo hacen porque, económicamente, tiene sentido hacerlo. ¿Por qué no tener, entonces, un programa para prevenir las fallas en la salud de sus empleados? ¿Tiene sentido esto?
‘El mantenerse saludable es una responsabilidad personal’, puede que razone el empresario. Sin embargo, en nuestra sociedad moderna y de tensión que fomenta hábitos deplorables en el comer, beber y dormir, por no mencionar el estilo de vida sedentario y el énfasis en el uso de medicamentos, las empresas están reexaminando la cuestión.
En 1974 fue fundada la Asociación a Favor de la Salud en las Empresas por dos docenas de directores pro salud en el campo industrial. ¡La Asociación cuenta ahora con más de 3.500 miembros! El consenso es que el establecer un programa para la prevención de enfermedades sí tiene sentido... tanto por razones económicas como humanas.
Cómo encararse a la tragedia
El Dr. John Bagshaw se lamentó así: “No existe nada más frustráneo que ver que alguien de la oficina, a quien uno le ha recomendado que se cuide porque lo ha visto ir por mal camino, no solo no mejore, sino que, peor aún, vaya a parar al hospital por haber sufrido un ataque cardíaco”.
La triste situación movió al Dr. Bagshaw a realizar un cambio en su práctica médica y a crear un programa de prevención de enfermedades. El hecho de que ese cambio tiene sentido lo ilustra el sueño que otro médico cuenta.
“Estaba parado junto a un río —informa él— y vi a un hombre flotando a la deriva. Se estaba ahogando. Salté al agua, nadé hacia él, lo traje a la orilla, le di respiración artificial y lo salvé. Para ese entonces, había otro hombre pidiendo ayuda. Me lancé al agua de nuevo para salvarlo, solo para que aparecieran otros hombres en la misma situación. En poco tiempo las riberas estaban llenas de gente que yo había salvado. Lo que hizo memorable a este sueño fue que recuerdo haber pensado: ‘Lo que en realidad debo hacer es ir río arriba y descubrir quién está empujando a toda esta gente al agua’.”
En realidad, la gente misma se lanza al “río” del sueño de este médico cuando fuma, abusa de las drogas, come impropiamente y no hace ejercicios. Esto lo confirman las cifras de los Centros para el Control de Enfermedades, de los Estados Unidos, que muestran que en más de la mitad de los casos de todas las muertes de personas de menos de 65 años se culpa directamente al estilo de vida poco saludable que llevan.
No obstante, la mayor parte de la medicina estadounidense se ocupa principalmente en tratar las enfermedades más bien que en prevenirlas. No ha sido sino hasta recientemente que los Estados Unidos, a diferencia de muchos otros países, han prestado atención a programas para la prevención de enfermedades. Ahora hasta Ronald Reagan, el presidente de los Estados Unidos, anima a que se aprenda de los programas de otros.
“Todos estamos al tanto de los programas de las compañías japonesas para la salud de los empleados —dijo él—. Una fuerza obrera más saludable significa mayor productividad. A la larga, también representa una reducción en el costo de los beneficios que reciben los empleados por razones de salud.”
Lo que están haciendo las corporaciones
Ciertas corporaciones japonesas han invertido muchísimo en programas para cuidar de la salud de sus empleados, dando énfasis al ejercicio físico. Por ejemplo, la Nissan, una compañía fabricadora de automóviles, ha construido un inmenso centro para ejercicios a un costo de $41.000.000, E.U.A., el cual se encuentra cerca de sus fábricas principales y su oficina central. En la nueva oficina central de una compañía de gas de Tokio, toda la planta 27 del edificio ha sido convertida en un centro de educación física que incluye hasta una pista de carreras.
En vez de fabricar sus propias instalaciones para ejercicios, la compañía de valores Nomura, la gran firma japonesa de correduría de Bolsa, da a sus empleados billetes de entrada a los mejores clubes de educación física, y los anima a que les den el mayor uso posible. La NEC, el gigante en ordenadores y electrónica, detiene sus líneas de producción dos veces al día para que sus empleados hagan ejercicios isométricos.
En los últimos años muchas compañías estadounidenses han comenzado a proveer algo similar para sus empleados, principalmente para sus ejecutivos y oficinistas. Además de dar a sus empleados clases sobre la nutrición apropiada y ayuda para que dejen de fumar, la General Foods Corporation incluyó un centro de educación física en sus nuevas y elegantes oficinas principales en Rye Brook, Nueva York. Las instalaciones tienen una cancha para jugar “squash” y otra de “racketball”, equipo para entrenamiento con pesas, bicicletas para ejercicio y molinos de rueda para andar. Y afuera hay una pista para correr en medio de unos alrededores muy placenteros. Un personal supervisor y un fisiólogo ducho en ejercicios vigilan con regularidad el progreso de los miembros.
En 1979 la Pepsico inició un programa de bienestar en sus oficinas principales en Purchase, Nueva York. Desde entonces el programa ha estado funcionando en otros doce lugares pertenecientes a esta empresa. La AT&T Communications Corporation tiene un programa similar conocido como “Concepto total de la vida”. Los programas de esta compañía, además de que supervisan el ejercicio físico, incluyen consejos sobre una dieta para controlar el peso, instrucción sobre la alimentación, y técnicas para relajarse.
El Dr. Dennis L. Colacino, director del programa de la Pepsico, ha mencionado que se invita a expertos en varios campos de la salud a dar conferencias a los empleados de esa compañía sobre una gran variedad de temas relacionados con la salud. En la cafetería de la compañía, dijo él, se promueve la alimentación saludable mediante indicar las calorías que contienen los diferentes alimentos. “Tenemos una barra para ensalada y otra para frutas. Proporcionamos una buena selección.” Sin embargo, enfatiza: “Usamos el ejercicio como nuestra principal fuerza motriz”.
Muchas corporaciones hacen lo mismo. Recientemente, en unos tres años la Tenneco, el gran conglomerado de petróleo y gas de los Estados Unidos, montó unas instalaciones para ejercicios en 17 de sus dependencias. Hasta ciertas compañías pequeñas han proporcionado instalaciones de esa índole para sus empleados.
Por ejemplo, Siegfried Tunger, propietario de un negocio que emplea a cinco personas, construyó junto a su fábrica una cancha para jugar tenis y voleibol. En los últimos cinco años los empleados han jugado voleibol después de cada jornada laboral. “El trabajo que hacemos puede ser monótono a veces —explica Tunger—. Es bueno salir afuera y moverse... todos esperan con ansias la oportunidad de hacerlo.”
Por otra parte, dado que es caro para las compañías pequeñas tener un centro para ejercicios verdaderamente adecuado, muchas pagan precio completo o parcial para que sus empleados usen los gimnasios que tengan cerca. En las grandes ciudades, recientemente se han construido centros para ejercicios para bien de los empleados de varias corporaciones de una misma zona. Según el Dr. Jerome Zuckerman, promotor de este concepto, “en los próximos 10 a 15 años el futuro de la educación física con relación a las corporaciones de las 50 ciudades más grandes del país está en los centros de educación física que utilizan varias corporaciones”.
¿Es realmente tan valioso el ejercicio?
No obstante, algunas personas dudan que el ejercicio regular pueda en realidad proteger contra las enfermedades y mejorar la productividad del empleado. Sin embargo, continúan aumentando las pruebas de que esto es cierto. El Dr. Peter Lindner, especialista en tratar el sobrepeso, hace notar lo siguiente: “Se ha mostrado que el ejercicio produce endorfinas, sustancias cerebrales naturales que alivian la depresión y producen una sensación de bienestar”.
Pero además de solo hacer que uno se sienta bien, el ejercicio regular puede realmente mejorar la salud de uno y, por lo tanto, hacerlo más productivo. Hasta puede alargarle la vida. Bajo el titular “Estudio muestra que el ejercicio moderado puede alargar la vida de la persona”, que apareció en la primera plana del periódico The New York Times el pasado marzo, se informa:
“Los hombres que participaron en actividades como caminar, subir escaleras y deportes que consumían 2.000 o más calorías semanalmente tenían una tasa de muerte de un cuarto a un tercio más baja que los que en el estudio [de casi 17.000 graduados de Harvard] eran menos activos”. Y es significativo que en el caso de los hombres inactivos que padecen de hipertensión el riesgo de muerte era dos veces mayor que en el caso de los hombres activos que tienen alta presión arterial.
El director del estudio, el Dr. Ralph S. Paffenbarger, hijo, hizo notar: “Hay muchos escépticos que dicen que la gente está activa porque se encuentra saludable”. Sin embargo, él enfatizó: “Uno está saludable porque está activo”.
Esto también parece ser el consenso en las compañías donde funcionan con buenos resultados programas de ejercicios. Tocante a su programa, Russ Cunningham, jefe del personal de la Pacific Gas & Electric, hace esta observación: “Lo vemos como una póliza de seguro contra desastres”. Y agrega: “A nuestro parecer, ha recompensado el gasto por mucho”. Se dice que John Sculley, ex presidente de la Pepsi-Cola, una rama de la Pepsico, dijo, según se le citó: “El departamento a cargo del programa para la salud es el departamento que paga los mejores intereses sobre la inversión”.
En la Exxon, inmensa compañía petrolera, un estudio realizado entre sus ejecutivos también confirmó los beneficios del programa para la salud. Se halló que tres cuartas partes de los participantes experimentaron una mayor sensación de bienestar, un 29% perdió peso y un 27% de los fumadores dejó de fumar. De manera similar, la Control Data Corporation determinó que el costo anual por el cuidado de la salud de su personal que hacía ejercicios regularmente fue de $115 menos que el del personal que no hacía ejercicios.
Un estudio realizado en 1982 en la Universidad de Toronto, Canadá, reveló que una compañía que tuviera un programa para la salud podría ahorrar anualmente $233 en costos por cuidado de la salud por cada empleado que participara en el programa. Y una encuesta realizada en 1983 por el Instituto de Investigaciones para la Salud mostró que las corporaciones que patrocinan programas para la salud pagaron $1.061 anualmente por el cuidado de la salud de sus empleados, mientras que las corporaciones que no tienen tales programas pagaron $1.456. ¡Eso es un ahorro de un 37%, o $395 por empleado!
Cómo se promueve la participación
Al darse cuenta de los beneficios que aportan los programas para la salud, muchas firmas están esforzándose por que más miembros de su personal participen en ellos. Pero frecuentemente esto no es fácil. Aunque la gente se dé cuenta de que está poniendo su vida en peligro al fumar, beber en demasía, comer impropiamente, abusar de las drogas y no hacer ejercicios, es difícil lograr que algunos abandonen su estilo de vida no saludable.
A menudo, menos del 30% de los empleados de una compañía se aprovechan de su programa para la buena salud. De modo que, para que más empleados participen en el programa, algunas compañías ofrecen varios incentivos, lo que incluye recompensas monetarias. Por ejemplo, la Hospital Corporation of America paga a los participantes 24 centavos (E.U.A.) por cada milla (1,6 km) que corran o caminen, por cada cuarto de milla que naden o por cada cuatro millas que viajen en bicicleta.
Para combatir el hábito de fumar, la SpeedCall Corporation da a sus empleados $7 a la semana por no fumar en el trabajo. Fue significativo que al cabo de cuatro años el número de fumadores bajó un 65% y el número de reclamos de seguro que hicieron los que habían dejado de fumar bajó un 50%.
El apoyo que brinde la administración de la compañía es importante para el éxito de su programa para la salud. Si las personas en puestos de superintendencia hacen ejercicios, existe mayor probabilidad de que otros también los hagan. El Dr. Lindner insta a que no haya quejas por el tiempo que se dedique a los ejercicios. “En realidad uno tendrá más tiempo —dice él—, porque los ejercicios le dan tanta energía que uno logra hacer más trabajo en menos tiempo.”
Lo que usted puede hacer
Prescindiendo de que usted trabaje o no para una compañía que tenga un programa para la salud, puede que se sienta impulsado a comenzar a hacer ejercicios. No obstante, tenga cuidado. Si por algún tiempo no ha hecho ejercicios, hágalos poco a poco. El hacer mucho ejercicio repentinamente puede causar más daño que bien.
Además, el creer que se puede participar en ejercicios vigorosos en un fin de semana sin haber hecho ejercicios durante la semana hasta puede resultar mortífero. El Dr. Lawrence Power señaló: “Demasiadas personas mueren súbitamente cerca de los fines de semana. Un estudio indica que un 26% de las muertes repentinas ocurren los lunes y un 25% los sábados. Eso significa que la mitad de los fallecimientos de la semana entera ocurren solo en dos días”.
Para que el ejercicio realmente sea beneficioso a la salud debe hacerse con regularidad, preferiblemente tres o más veces a la semana por espacio de 20 a 30 minutos o más. Habituarse a caminar con regularidad es una buena manera de empezar. Cierto médico explicó: “El caminar vigorosamente, si se practica desde la juventud, reduciría drásticamente por sí solo la incapacidad y las muertes prematuras ocasionadas por enfermedades coronarias”.
Puesto que la buena salud de los empleados favorece a los negocios, la buena salud de sus miembros ciertamente favorece a la familia. Como cabeza de familia, por lo tanto, ¿por qué no promover alguna clase de ejercicio regular, especialmente si usted, su esposa o sus hijos pasan mucho tiempo ante la televisión o en otras actividades que no requieren esfuerzo físico? El ejercicio regular beneficiará a toda la familia.
[Fotografías en la página 23]
Las compañías japonesas facilitan instalaciones como estas para sus empleados
[Fotografía en la página 24]
El hacer ejercicios regularmente también beneficia a la familia