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  • Desde los edificios urbanos hasta la tundra desértica, vayan a la gente

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  • Desde los edificios urbanos hasta la tundra desértica, vayan a la gente
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1998
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1998
w98 15/4 págs. 24-27

Desde los edificios urbanos hasta la tundra desértica, vayan a la gente

NI LA lluvia, ni la nieve, ni el granizo, ni los lobos, ni los pumas, ni el territorio hostil podían apagar su espíritu resuelto. Con asombrosa velocidad, galopaban a través de 3.000 kilómetros de abiertas praderas, cruzando ríos turbulentos y valles profundos para llevar el correo urgente a la costa occidental de Estados Unidos. ¿Quiénes eran?

Eran los audaces jinetes jóvenes del pony express.a ¿Qué encendía aquella firmeza de ánimo en aquellos jóvenes? Probablemente el desafío, la aventura y la satisfacción de hacer llegar el correo. Es de interés que cada jinete llevaba una Biblia en las alforjas junto al correo prioritario.

Más de un siglo después, una cantidad superior a ciento trece mil devotos proclamadores del Reino por todo Canadá manifiestan un espíritu aún mayor de determinación, entusiasmo y entrega. ¿Qué los motiva? El amor a Dios y al prójimo los impulsa a difundir la verdad del Reino tanto por la página impresa como de viva voz. Esta verdad que da vida es mucho más urgente que cualquier correo que el pony express entregara. Sí, es el valioso mensaje del Reino que se encuentra en la Santa Biblia, el mismo libro que aquellos jinetes llevaban en las alforjas (Proverbios 2:21, 22; Isaías 2:2-4; 61:2; Mateo 22:37-39; 24:14).

El amor a Jehová y a la gente los impulsa

A los testigos de Jehová les encanta hablar del Reino a las personas. Los hallará haciendo esa labor en los altos edificios urbanos de apartamentos, en las remotas comunidades de la tundra, en las terminales de los aeropuertos, en las calles y otros lugares concurridos, y por teléfono. ¿Por qué están en sitios tan dispares?

Los estilos de vida inestables que imponen las condiciones económicas y demográficas hacen que encontrar a la gente en su hogar suponga un enorme desafío. Muchas veces, ambos cónyuges trabajan para proveer el sustento básico a la familia, a menudo en detrimento de las necesidades espirituales. En medio de esas presiones y esa tensión, la gente necesita desesperadamente un mensaje de esperanza que la reconforte. Los testigos de Jehová se alegran de dárselo. Con prudencia y bondad, propician oportunidades para llevar las buenas nuevas a toda clase de personas de forma atrayente y que invita a pensar (1 Timoteo 2:3, 4).

En otros idiomas: Cuando Jesús mandó a sus seguidores que ‘fueran e hicieran discípulos’, tuvo en cuenta que haría falta iniciativa y decisión para llevar el mensaje de esperanza a personas de todo idioma (Mateo 28:19). Como muchos países, Canadá se ha convertido en un mosaico de diferentes culturas y lenguajes, y muchos proclamadores del Reino se han amoldado a esa situación aprendiendo otros idiomas.

Por ejemplo, un matrimonio de ministros de tiempo completo de Edmonton (Alberta), vio la necesidad de llegar a las personas que hablaban chino mandarín de esa ciudad. Por supuesto, primero tenían que aprender su idioma, así que se comunicaron con un estudiante universitario que hablaba mandarín. Él concordó en enseñarles ese lenguaje y al mismo tiempo aprender de ellos las verdades bíblicas. ¡Qué situación tan ideal! En veinticuatro meses, aquellos dos devotos proclamadores del Reino ya podían enseñar en mandarín. A la vez, su profesor-estudiante llenó los requisitos para el bautismo cristiano.

En otras ciudades se producen experiencias parecidas cuando los que anuncian el Reino, impulsados por el amor, aprenden idiomas como el polaco, el ruso o el vietnamita.

En la carretera: Tal como los jinetes del pony express del siglo pasado cabalgaban solos, algunos proclamadores del Reino del interior de Columbia Británica son viajeros solitarios. Pasan mucho tiempo en su trabajo seglar, maniobrando potentes camiones cargados de troncos a través del monte hasta los aserraderos. Necesitan estar en constante comunicación con otros camioneros por radio (banda ciudadana), informándose sobre el tránsito y los riesgos del camino.

Con inventiva, estos proclamadores del Reino emplean la radio de un modo peculiar. Comienzan conversaciones en la banda ciudadana hablando de los sucesos de actualidad. Entonces dirigen hábilmente la atención a la Biblia. En una ocasión, la esperanza bíblica respecto a los muertos conmovió a un camionero (Juan 5:28, 29; Hechos 24:15). Cuando un compañero falleció en un accidente de autopista, se perturbó profundamente. Agradecido, aceptó un estudio bíblico, y ahora se le puede oír proclamando las buenas nuevas a compañeros y amigos. Además, le alegró saber que la viuda de su difunto amigo se puso a estudiar la Biblia. Una gran recompensa por tomar la iniciativa a la hora de presentar el vivificante mensaje de la verdad de este modo insólito.

Por vía aérea: Cuando se trata de dar el valioso mensaje de la verdad, los celosos proclamadores del Reino van donde está la gente, desplazándose en avionetas para lograr ‘entrar en aldeas’ (Mateo 10:11, 12). Hace algún tiempo, el celo por declarar las buenas nuevas impulsó a dos grupos a volar a sus expensas para llegar hasta los habitantes dispersos por la extensa tundra desértica. Cada grupo cubrió unos 3.000 kilómetros y aterrizó en catorce distintas comunidades, hasta llegar a 250 kilómetros del círculo ártico. Esos incansables proclamadores dedicaron siete días enteros a llegar a personas aisladas por grandes distancias.

¿Valió la pena? Basta pensar en la favorable repercusión que el mensaje de la Biblia tuvo en esas comunidades. Los ministros visitantes ayudaron a cubrir una importante necesidad espiritual al explicar que en breve Jehová se propone hacer de la Tierra un paraíso (Mateo 5:3). Mucho después de marcharse los que llevaron el mensaje, los aldeanos de corazón sincero pudieron leer alguna de las 542 Biblias y publicaciones para su estudio, y de las 3.000 revistas que se dejaron en sus manos (compárese con Hechos 12:24).

Por teléfono: Miles de residentes urbanos viven en edificios de apartamentos con sofisticadas medidas de seguridad. Aun así, los devotos proclamadores del Reino proceden con celo y prudencia. ¿Cómo pueden llegar a estas personas? Aunque es preferible hablar personalmente con ellas, con frecuencia ha dado resultado utilizar el intercomunicador de la entrada. Si ello no es posible, se comunican por teléfono.

Cierta mañana, una señora anciana respondió al teléfono. Tras un saludo breve y cortés, se le preguntó si creía que llegaría el tiempo en que se podría pasear de noche por las calles con tranquilidad. Se le leyeron textos bíblicos para asegurarle que en el futuro habrá paz en abundancia (Salmo 37:10, 11; Daniel 2:44; Mateo 6:9, 10). Ella estuvo de acuerdo en tener otra conversación telefónica la semana siguiente a la misma hora para hablar de por qué podemos creer en las promesas de Dios. Después de estudiar durante un mes la Biblia por teléfono, leyendo los párrafos de un manual bíblico y haciendo preguntas oportunas, la señora elogió a la proclamadora del Reino por plantear tantos temas diferentes todas las semanas. Había llegado la hora de describirle el libro de estudio y de ofrecerle un ejemplar personal. Concertaron una cita para conocerse en persona. Ciertamente, los testigos de Jehová han demostrado que aman a la gente, y esta responde reconociendo que Jehová está con estos predicadores cristianos (compárese con 1 Corintios 14:25).

Por página impresa: Los proclamadores del Reino de la provincia de Quebec, francófona en su mayor parte, también están yendo a donde está la gente. Un ministro viajante comentó: “Durante años, los hermanos creyeron que no se lograrían progresos a causa de la enconada oposición de la Iglesia. Pero debido a la labor incansable de los hermanos, y a sus frecuentes visitas, la Biblia, antes un libro prácticamente desconocido que solo leía una minoría, tiene ahora su lugar en casi todos los hogares”.

En Quebec se están logrando resultados emocionantes, pues hay un flujo de nuevos publicadores procedentes de todo nivel social, incluso de la comunidad médica. Así sucedió con un doctor. Su esposa, que era proclamadora del Reino, le hablaba con frecuencia de la esperanza bíblica. Un anciano de la congregación estuvo alerta y tomó la iniciativa en invitar al médico a una reunión de la congregación cuando se estaba estudiando el folleto ¿Cómo puede salvarle la vida la sangre? Él acudió e incluso participó. Impresionado por la profundidad espiritual de lo tratado, aceptó un estudio bíblico. Actualmente también proclama el Reino.

El uso eficaz de las revistas ha desempeñado un importante papel en atraer a las personas a la Biblia. Nunca se sabe qué artículo será el que atraiga a alguien a la verdad. Un proclamador del Reino ofreció un ejemplar de ¡Despertad! a una vecina que no quería escuchar el mensaje, pero que estaba interesada en el mundo de los insectos. Le llamó la atención la fotografía del artículo “La mortífera enfermedad de Chagas”, publicado en el número del 22 de noviembre de 1992 de ¡Despertad! Encantada con lo que leyó, solicitó más revistas. Se comenzó un estudio bíblico, y en seis meses ya predicaba a otras personas.

En los lugares públicos: La ley canadiense concede libertad para hablar en los lugares públicos, como los aeropuertos. En el Aeropuerto Internacional de Halifax, los proclamadores del Reino se acercan con prudencia a los viajeros que esperan entre un vuelo y otro, y dialogan con ellos. Dirigen la conversación a la Biblia mediante preguntas oportunas. Puesto que llevan consigo una Biblia de bolsillo y algunas publicaciones, pueden dar atención a las necesidades espirituales. Cirujanos, científicos, abogados, pilotos, clérigos, policías, taxistas, ingenieros, profesores, militares y políticos extranjeros se cuentan entre los que han oído el mensaje del Reino de este modo y han llevado consigo las semillas de la verdad para que germinen en lugares lejanos (Colosenses 1:6).

En el aeropuerto, un hombre aceptó La Atalaya y ¡Despertad! por la mañana temprano. Entonces dijo con voz calmada y lentamente: “¡Ah no, no los testigos de Jehová!”. ¿Por qué reaccionó así? Aquel hombre era un devoto musulmán que acababa de orar en la capilla del aeropuerto. Había estado suplicando a Dios que le enseñara sabiduría, perspicacia y verdad y no salía de su asombro ante la idea de que los testigos de Jehová fueran la respuesta inmediata a su oración.

Verdaderamente, los valerosos proclamadores del Reino de Canadá no se detienen ante nada para presentar su preciado mensaje. No se dejan desanimar por los idiomas extranjeros, las escarpadas carreteras de tierra, las comunidades remotas o los edificios urbanos de apartamentos con sofisticadas medidas de seguridad. Están determinados a entregar el mensaje de vida que procede de Dios a los que buscan la verdad con un corazón sincero. Unidos a toda la hermandad mundial de sus compañeros, obedecen desinteresadamente el mandato de Jesús de ‘ir y hacer discípulos’ (Mateo 28:19).

[Nota]

a El pony express fue un servicio postal de Estados Unidos que existió durante un breve período de dieciocho meses, desde 1860 a 1861.

[Recuadro de la página 27]

Eficaces proclamadores del Reino utilizan el teléfono

Algunos han dicho: “Hola. Me llamo [diga su nombre]. Estoy hablando brevemente con algunas personas de su edificio sobre cómo puede conseguirse la paz. ¿Cree usted que algún día habrá paz en todo el mundo? [Permita que responda.] Para su tranquilidad, déjeme decirle que no es una encuesta, ni trato de venderle nada. Más bien, estoy conversando sobre la idea que las Santas Escrituras nos presentan de que Dios realmente traerá la paz”. Entonces pudiera dirigir la atención a algún texto bíblico.

Otros han dicho: “Buenas tardes. Me llamo [diga su nombre]. Vivo en este vecindario y me he ofrecido para recoger las impresiones de las personas que viven en su edificio. Muchas están preocupadas por su seguridad personal en vista de la escalada de la violencia y el delito en esta zona. ¿Es algo que le preocupe? [Permita que responda.] ¿Cree que alguna vez llegará el día en que todo el mundo se sienta seguro?”. Tome en consideración la respuesta y pase a dar un mensaje bíblico.

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