Se aproxima la curación permanente

LA CIENCIA médica, con sus asombrosos adelantos modernos, puede ganar la batalla... pero aun así pierde la guerra. Cuando nos damos cuenta de que hemos desarrollado algunas habilidades y adquirido experiencia, las enfermedades comienzan a abatirnos y pronto nos llega la muerte. Pero Dios promete que la situación no será siempre así. Mediante su profeta Isaías, Dios dijo que ‘realmente se tragaría a la muerte para siempre, y ciertamente limpiaría las lágrimas de todo rostro’. (Isaías 25:8.)

¿Le parece increíble? ¿Opina usted que ochenta años de vida son muchos? Hay árboles que viven miles de años... ¿por qué no usted? Dios dotó a la estrella de mar con la capacidad de desarrollar de nuevo los brazos que pierde. ¿No podría Él también dotar al ser humano de un cuerpo completo que goce de salud perfecta?

Hace casi dos mil años Jesucristo realizó asombrosos milagros en la Tierra. No solo curó la lepra sino “toda suerte de dolencia y toda suerte de mal entre el pueblo”. El registro inspirado dice que curó a “personas que eran cojas, mancas, ciegas, mudas”. La “muchedumbre se asombró al ver que los mudos hablaban y los cojos andaban y los ciegos veían”. Jesús no necesitaba los medios modernos de trasplantes... él sanó los mismos órganos o partes del cuerpo afectados. Además, sus curaciones eran instantáneas y a veces hasta las efectuó estando lejos del enfermo.a

Jesús no solo tenía el poder de curar; tenía el deseo de hacerlo. En cierta ocasión un leproso le dijo: “Si tan solo quieres, puedes limpiarme”. Jesús se compadeció y conmovedoramente respondió: “Quiero. Sé limpio”. Él hasta resucitó a algunas personas, y en por lo menos uno de los casos el cadáver ya estaba en estado de descomposición. (Marcos 1:40-42; Juan 11:38-44.)

¿Qué muestran estos asombrosos ejemplos? Que Jesús, actualmente entronizado como Rey celestial, no solo tiene el poder sino también el deseo de traer curación verdadera y duradera. Él va a realizar lo que la Biblia promete.

Ese libro, la Biblia, describe un sorprendente cambio que ocurrirá pronto en la historia humana. Dios mismo intervendrá en el devenir humano y la Tierra volverá a ser un paraíso libre de contaminación, enfermedad, delito, odio y guerras. También nos habla de una curación verdadera y duradera, tanto en sentido espiritual como físico. Y la profecía bíblica indica que hay personas que vivían durante la I Guerra Mundial que todavía estarán vivas cuando sobrevenga este cambio mundial. (Mateo 24:3, 14, 34.)

Verdadera salud

Los capítulos de cierre de la Biblia nos cuentan de una gobernación justa que descenderá “del cielo desde Dios”... hacia la humanidad aquí mismo en la Tierra. Entonces Dios “limpiará toda lágrima de los ojos de ellos, y la muerte no será más, ni existirá ya más lamento ni clamor ni dolor. Las cosas anteriores han pasado”. (Revelación 21:2-4.) Tanto en sentido literal como espiritual “los ojos de los ciegos serán abiertos, y los oídos mismos de los sordos serán destapados. En aquel tiempo el cojo trepará justamente como lo hace el ciervo, y la lengua del mudo clamará con alegría”. “Y ningún residente dirá: ‘Estoy enfermo.’” (Isaías 35:5, 6; 33:24.)

De modo que lo que se promete a los que vivirán en la Tierra bajo el Reino de Dios no es solo ayuda médica y curación temporal, sino verdadera salud para todos. ¡Esa es en verdad una meta por la que vale la pena luchar!

[Nota a pie de página]