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¡Despertad! 1998
g98 8/7 págs. 15-19

Calcuta: vibrante ciudad de contrastes

De nuestro corresponsal en la India

PARA el escritor británico Rudyard Kipling, era la “ciudad de la noche espantosa”, “la ciudad atestada y pestilente”. Pero para el célebre poeta urdu Mīrzā Ghālib, era “una ciudad muy vigorizante”, “esa ciudad celestial”. Para el escritor Dominique Lapierre, cada visita a la ciudad era “una nueva experiencia mágica”, mientras que, según escribió Peter T. White en la revista National Geographic, hay quienes la han calificado de “espantosa, horripilante, aterradora; la barriada más grande del mundo”. Sin lugar a dudas, Calcuta (en bengalí, Kalikātā) es una ciudad de contrastes.

Fundación

Calcuta, situada en la costa noreste de la India, en el estado de Bengala Occidental, no forma parte de la historia antigua del país. Comparada con ciudades como Delhi y Thanjāvūr, es una urbe joven. Al igual que tantas otras ciudades, su nacimiento estuvo vinculado a un río: el majestuoso Ganges. Al aproximarse a su desembocadura en el golfo de Bengala, el Ganges se divide en dos brazos y luego en muchos más, para formar el delta más grande del mundo. En el extremo occidental de este delta se encuentra el río Hūglī, antes conocido como el Bhāgīrathi-Ganga, que desemboca en el mar.

En los siglos XV y XVI, comerciantes portugueses, holandeses y británicos navegaron por el Hūglī y, con el permiso de los gobernantes nativos, fundaron establecimientos comerciales en lugares poco poblados. Un oficial de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales llamado Job Charnock escogió el poblado de Sutanuti como centro para el comercio. Después de algunos contratiempos, navegó hasta allí, y con la participación de los poblados de Govindpur y Kalikātā, puso la base para establecer un asentamiento británico en vez de meramente un establecimiento comercial aislado. Era el 24 de agosto de 1690. Calcuta había nacido.

En 1698 se obtuvo el derecho legal de tenencia, y hasta 1757 los ingleses pagaron arrendamiento a los jerarcas mogoles. Se construyó el Fuerte William para brindar protección militar a la ciudad en desarrollo. Los comerciantes, sintiéndose protegidos, comenzaron a edificar grandes mansiones. Para entonces, la población de la ciudad y sus pueblos circundantes había llegado a 400.000, y el comercio hacía que anualmente unos cincuenta barcos remontaran el Hūglī.

El Agujero negro de Calcuta

En 1756, un impetuoso y joven monarca de Bengala, Sirāŷ al-Dawla, atacó Calcuta. La mayoría de los habitantes huyeron, pero algunos europeos, que se habían refugiado en el Fuerte William, se rindieron y fueron encerrados en un pequeño calabozo con el sofocante calor de junio. Al día siguiente se descubrió que muchos habían muerto por asfixia. Aquel calabozo llegó a conocerse como el Agujero negro de Calcuta.

El incidente despertó la ira de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales, y en 1757 Robert Clive comandó un batallón de soldados británicos para volver a tomar la ciudad, lo que condujo a la batalla de Plassey, de la cual se dice que marcó el comienzo del dominio británico en la India. ¿Qué significó aquello para Calcuta? En 1773 se convirtió en capital de la India británica, y continuó como tal hasta 1911.

Se da una nueva imagen a Calcuta

A medida que fluían grandes riquezas a la ciudad, comenzaron a construirse edificios espléndidos, por lo que se la llamó la Ciudad de los Palacios. Se trazaron amplias avenidas y se abrieron museos y bibliotecas. Muchos de los impresionantes edificios que todavía pueden verse en la actualidad dan prueba de ello.

Tras ciento noventa años de dominio británico, la India obtuvo su independencia en 1947 bajo el liderazgo de Mohandas Gandhi y Jawāharlāl Nehru, y con ella vino la división. Bajo Mohammed ’Alī Jinnah se formó el estado musulmán de Pakistán (oriental y occidental). En 1971, Pakistán oriental se convirtió en Bangla Desh. Esos sucesos trajeron sobre Calcuta una avalancha de refugiados. Se estima que en la actualidad el área metropolitana cuenta con más de doce millones de habitantes.

La repentina afluencia de tantas personas sin medios de subsistencia dio origen a inmensos problemas. La escasez de viviendas obligó a millones a vivir en barriadas paupérrimas, en chabolas hechas de cartón y yute, que carecen, total o parcialmente, de servicios sanitarios, electricidad y agua. Miles más vivían en las calles. En 1967, nueve urbanistas internacionales que informaron sobre la situación de Calcuta dijeron que “se acercaba rápidamente al colapso de la economía, la vivienda, los servicios sanitarios, el transporte y las necesidades primarias”. El futuro se presentaba sombrío.

En un empeño por aumentar la disponibilidad de viviendas, especialmente para las clases de bajos ingresos, se recuperaron extensas marismas. El dragado del río para rellenar el terreno con sedimento mejoró su navegabilidad.

A principios de los noventa hubo muchas inversiones internacionales en la India, y Calcuta no quiso quedar atrás. De modo que se empezó una intensa limpieza. Se relocalizó a los pobladores de los barrios de chabolas en las afueras de la ciudad y se utilizó la basura para producir electricidad y fertilizantes; se prohibieron los vehículos y los hornos que contaminaban el ambiente; se ampliaron las calles y se construyeron centros comerciales. Grupos de vecinos pusieron orden en sus barrios, los limpiaron y los pintaron. Calcuta fue rescatada del desastre inminente y revivió, al punto que la ciudad ‘moribunda’ y ‘desastrosa’ volvió a ser una metrópoli vibrante. En un informe de 1997 sobre las ventajas y los servicios públicos, fue clasificada muy por encima de las demás ciudades grandes de la India.

Metrópoli comercial

Los refugiados de países limítrofes, los inmigrantes de otros estados de la India, los bengalíes nativos y los chinos y armenios que viven allí desde hace mucho tiempo, han convertido a esta metrópoli en un crisol de idiomas, culturas, religiones y especialidades culinarias. ¿Qué atrajo hacia Calcuta a estos millones de personas? El comercio. Barcos procedentes del mundo entero entraban en este puerto donde convergían oriente y occidente. Se exportaba salitre, té, yute, azúcar, índigo, algodón y seda. Grandes cantidades de mercaderías entraban y salían de la ciudad por carretera, por tren y por barco. Después de la independencia se construyeron gigantescas fundiciones de hierro y acero, y se explotaron valiosos minerales para el uso interno y la exportación.

El puerto desempeñó un papel importante en el aumento del comercio. Al principio, los ingleses anclaban sus buques en la sección más profunda del Hūglī y transbordaban las mercaderías a embarcaciones más pequeñas, que las llevaban río arriba. En 1758 se estableció en Calcuta el núcleo de lo que con el tiempo se convertiría en el principal puerto de la India. La constante modernización y el aumento del caudal de agua —a consecuencia de una represa del Ganges— han contribuido a incrementar el tráfico internacional, costero y fluvial de la ciudad.

Transportes antiguos y modernos

En una urbe de más de doce millones de habitantes, el transporte constituye un problema de gran magnitud. Calcuta cuenta con todos los medios de transporte que se encuentran en las ciudades modernas, y otros. Los visitantes quedan asombrados al ver cómo los rickshaws (cochecillos tirados por un hombre) se desplazan ágilmente a través del intenso tráfico, y con frecuencia llevan a sus pasajeros a su destino antes que los autobuses y los taxis atascados en el tránsito. Introducidos en el año 1900 para acarrear mercancías, pronto se utilizaron para transportar personas; se calcula que por las calles de la ciudad circulan unos veinticinco mil rickshaws. Aunque entorpecen el tránsito, proporcionan empleo a unos cincuenta mil hombres y transportan a muchos más.

Todos los días, miles de empleados se desplazan en pequeñas balsas entre la principal estación ferroviaria de Calcuta y el céntrico distrito comercial. Hay un empeño por aumentar el transporte fluvial para aliviar los problemas del tráfico vial, pues diariamente más de cincuenta mil automóviles y miles de camiones luchan por cruzar el puente de Howrah, el más transitado del mundo.

Tal vez los preferidos sean los tranvías eléctricos. Un excelente sistema de unidades no contaminantes, de gran capacidad de pasajeros y bajo consumo de energía desplaza diariamente a centenares de miles de personas por toda la ciudad, aunque no siempre con comodidad. Se necesita destreza especial para viajar en un tranvía colgando de uno de sus costados. Hace poco se logró una enorme mejora con el nuevo sistema de trenes urbanos, los cuales están climatizados y transportan cada hora a más de sesenta mil pasajeros cómodamente a través del centro de la ciudad.

La diversidad cultural de Calcuta

Las oportunidades educativas que Calcuta ofrece han hecho que muchos estudien ciencias y leyes, y las bellas artes florecen en esta ciudad que se ha convertido en un centro cultural del subcontinente. Más de un cuarto de millón de estudiantes asisten a la Universidad de Calcuta, una de las más grandes del mundo, fundada hace ciento cuarenta años.

Si bien Bombay (Mumbai) es el centro del cine comercial de la India, Calcuta es sin lugar a dudas el hogar del cine de autor, de alta calidad. Nombres como Satyājit Ray y Mrinal Sen tienen fama internacional por su contribución al arte. Calcuta se enorgullece de contar con más poetas que Roma y París juntas, más revistas literarias que Nueva York y Londres y, en la calle College Street, uno de los mayores mercados de libros usados del mundo.

Atractivos poco comunes

Entre los edificios históricos más famosos está el Victoria Memorial, de estilo renacentista italiano y hecho de mármol. Inaugurado en 1921, es un gran museo de objetos de interés de la época del Imperio británico en la India. Entre los museos de Calcuta figuran también el inmenso Museo de la India y una treintena más. Los Jardines Botánicos de la India —donde existe un baniano de 240 años con más de 400 metros de circunferencia— merecen una visita, así como el parque zoológico. El Maidan, un extenso espacio abierto de 520 hectáreas, se conoce como el pulmón de Calcuta, y es el mayor parque urbano de toda la India. La ciudad también se enorgullece del Planetario Birla, uno de los más grandes del mundo. A los amantes del críquet les interesará el estadio de Eden Gardens, que se ha abarrotado con más de cien mil bulliciosos y entusiásticos aficionados en partidos internacionales.

Un edificio verdaderamente hermoso es el Science City, el mayor centro científico interactivo de toda Asia, donde los visitantes pueden experimentar un terremoto, observar el hundimiento de una isla, presenciar la formación de un tornado y aprender datos fascinantes sobre el medio ambiente y los hábitos de muchos animales. Pero para los hindúes, la mayor de todas las atracciones de Calcuta es el durgā-pūjā, festival durante el cual la ciudad se sume por cinco días en un jolgorio religioso que detiene casi todas las actividades normales.

¿Qué puede encontrar usted si va de compras en Calcuta? Prácticamente cualquier cosa. Pero prepárese para andar a empujones entre multitudes ruidosas y fíjese en las mujeres con sus bellos y coloridos saris. Se pueden adquirir a buenos precios artículos de cuero, entre ellos el calzado de calidad de las tiendas chinas. Objetos de acero inoxidable, textiles, vajillas finas y joyas de hermoso diseño son solo algunos de los artículos que la persona paciente puede hallar en los enormes mercados de este “paraíso del comprador”.

Comida para paladares exigentes

También se ha calificado a Calcuta como el paraíso del gourmet, de modo que no podemos marcharnos sin saborear algunos de los deliciosos platos que ofrece. Se dice que los bengalíes veneran la comida y clasifican a las personas de acuerdo a la excelencia de sus habilidades culinarias. Un plato que no puede faltar en la mesa es el pescado, y hay mercados gigantescos que lo ofrecen en una amplia variedad, además de una diversidad de carnes y verduras. Especias frescas, cuidadosamente combinadas, enriquecen delicadamente el sabor de las verduras más comunes. La comida china abunda. Y en la cúspide de las delicias que brinda Calcuta, están sus famosos dulces. Las rasagollas, unas bolitas de requesón escurrido, sazonadas y bañadas en almíbar, son un símbolo de Bengala. Y no se pierda el mishti doi, un exquisito yogur endulzado que es un postre de gran aceptación. ¿Se le hace la boca agua? ¿Percibe algunos de los agradables aromas que proceden de aquellos restaurantes? En efecto, Calcuta es realmente una vibrante y fascinante ciudad de contrastes.

[Mapas de la página 15]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

[Mapa]

BANGLA DESH

Calcuta

INDIA

SRĪ LANKA

[Mapa]

CALCUTA

Aeropuerto internacional de Dum Dum

Río Hūglī

Jardines Botánicos de la India

El Maidan

Parque zoológico

Planetario Birla

Victoria Memorial

Museo de la India

Lago Salado

[Reconocimiento]

Mountain High Maps® Copyright

© 1997 Digital Wisdom, Inc.

[Ilustración de la página 15]

Science City

[Ilustración de la página 16]

Victoria Memorial

[Ilustración de la página 17]

Mercado bullicioso

[Ilustración de la página 17]

Peluquería en una acera

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