¿Ha visto andar a un pez?
¡QUÉ ESPECTÁCULO! Estaba de pie al borde de un manglar observando lo que pensaba que eran marismas yermas. Pero al final resultó que no estaban yermas. Una compañía singular de acróbatas empezó a actuar. ¿Singular en qué sentido? Ninguno medía más de 15 centímetros y, además, eran peces.
Aunque la idea de que los peces anden y salten parece tan imposible como que los elefantes vuelen, esto era precisamente lo que estaba viendo. Pero, ¿cómo es posible que un pez ande, trepe, salte e incluso respire, mientras está fuera del agua?
Los peces que vi se llaman peces saltarines del fango. Entre sus características poco comunes están los ojos, que sobresalen de la cabeza y en ocasiones se retraen. Otro rasgo distintivo son las aletas pectorales, que utilizan para impulsarse por el barro de manera similar a como una persona anda con muletas. Pero ¿cómo saltan? Este insólito pez se proyecta en el aire por medio de la cola, con unos saltos de hasta 60 centímetros de longitud. También son buenos ingenieros de caminos, ya que emplean las aletas para excavar hoyos en el barro.
El pez saltarín del fango tiene una especie de depósito interno para oxígeno: la boca y las cámaras branquiales, que mantiene llenas de agua cuando se “sumerge” en la arena. Al agotarse el oxígeno de su “depósito”, se dirige rápidamente a un charco para recargarlo.
Si tiene acceso a las marismas de África o Asia, y si soporta los mosquitos y el sol tropical, intente encontrar el pez saltarín del fango. Así, también podrá decir que ha visto a un pez que anda.—Colaboración.
[Reconocimientos de la página 31]
Fondo: Jane Burton/Bruce Coleman Inc.
Fotografías insertadas: por Richard Mleczko