Los jóvenes preguntan...
¿Qué hay de malo en beber y conducir?
“ESTABA conduciendo hacia mi casa prácticamente inconsciente”, dice Mike recordando aquella noche en que bebió demasiado. “Pero de algún modo llegué a mi casa. Cuando me levanté a la mañana siguiente, me di cuenta que el lado derecho de mi automóvil estaba totalmente abollado, ¡pero no recordaba haber tenido un accidente! Salí a dar una vuelta en el automóvil para ver lo que había sucedido, y entonces me di cuenta. Había chocado contra la gran columna de piedra cercana al cementerio y la pintura de mi automóvil había quedado allí. ¡Tuve que haber chocado contra ella la noche anterior! Eso realmente me asustó.”
Mike salió bien de esta, vivió para contarlo. Desafortunadamente, muchos otros no pueden decir lo mismo. “Conducir en estado de embriaguez es la causa número uno de muertes entre los jóvenes de 16 a 24 años de edad”, dice el Informe de la conferencia nacional sobre los jóvenes, la bebida y la conducción, de 1984. ‘¡A mí no me va a pasar!’, puede que pienses. ¡Pero eso probablemente es lo que han pensado muchas de las víctimas! (Fíjate en el recuadro: “¡Puede pasarte a ti!” en la página 20.)
Pero si el beber y conducir es tan peligroso, ¿por qué lo hacen tantos jóvenes?
Por qué beben y conducen los jóvenes
Una razón que se da de por qué beben los jóvenes es: la presión por parte de los compañeros. Algunos jóvenes quizás repliquen: ‘Mis amigos no me presionan para que beba’. Sin embargo, la presión de los compañeros puede ser más sutil de lo que te parece. Los jóvenes se ven influidos con frecuencia no solo por invitaciones directas a hacer algo, sino por lo que les parece que sus compañeros piensan de ellos. Como dice el manual Alcohol and Alcohol Safety, por Peter Finn y Judith Platt: “Todo el mundo tiene la necesidad de encontrarse en su ambiente, pero esta necesidad es mucho mayor en el caso de los adolescentes, y les puede resultar muy difícil ser diferentes. Es así que la presión de grupo se presenta a menudo como la razón principal de por qué beben los adolescentes”.
Pero, ¿por qué beben tantos adolescentes y después conducen? ‘Los adultos lo hacen, así que ¿por qué no nosotros?’, contestan algunos jóvenes. No puede negarse que algunos adultos han dado muy mal ejemplo en este respecto. Pero, ¿es esa razón para que tú hagas algo potencialmente tan peligroso?
‘¿Qué peligro hay si lo que has bebido es solo un par de cervezas?’, algunos pueden preguntar. Esta pregunta pone de relieve una de las razones principales de por qué beben y conducen muchos jóvenes: Ellos (¡y también muchos adultos!) son víctimas de algunos mitos sobre los efectos del alcohol. He aquí algunos ejemplos:
MITO: No hay ningún peligro en conducir si solo se ha bebido un par de cervezas.
HECHO: “El alcohol que hay en dos latas de cerveza de 355 centímetros cúbicos [12 onzas] consumidas en menos de una hora puede reducir el tiempo de reacción del conductor en dos quintas partes de segundo, lo cual resultaría en que un automóvil que viajara a 89 kilómetros [55 millas] por hora recorriera 10,4 metros [34 pies] más, posiblemente la diferencia entre salvar una situación y el accidente”. (Development of a Traffic Safety and Alcohol Program for Senior Adults, por James L. Malfetti, Doctor en Pedagogía, y Darlene J. Winter, Doctora en Filosofía.)
MITO: Tomando un poco de café negro se le pasa a uno antes la embriaguez.
HECHO: El café puede despejar a la persona, pero aún está borracha. El cuerpo elimina el alcohol a un ritmo de oxidación fijo prescindiendo de cuánto café uno tome. Solo el tiempo elimina la embriaguez.
MITO: No hay problema en conducir si uno no se siente borracho.
HECHO: Es peligroso confiar en cómo uno se siente. El alcohol crea una ilusión de bienestar, haciendo pensar al bebedor que tiene todo bajo control cuando en realidad sus habilidades están mermadas.
Para cualquiera es peligroso conducir después de haber bebido, pero aún encierra mayor riesgo para los jóvenes. ¿Por qué?
Factores especiales
La falta de experiencia es un factor. Por ejemplo, si tuvieras que viajar en avión, ¿preferirías un piloto joven y nuevo, o un piloto veterano con muchas horas de vuelo a sus espaldas? La respuesta es obvia. Pero, ¿por qué prefieres al piloto con experiencia? Porque sabes que es más probable que cometan errores o desaciertos aquellos que efectúan un trabajo que es nuevo para ellos.
Lo mismo aplica a beber y luego conducir. Un informe sobre la seguridad y el alcohol indica que la habilidad de los jóvenes para conducir bajo la influencia del alcohol “empeora con mayor rapidez que la de los adultos porque el conducir es más nuevo y menos rutinario para ellos. En pocas palabras, la mayoría de adolescentes tienen menos experiencia tanto en conducir como en beber, y mucho menos aun en combinar la bebida y la conducción”. (Senior Adults, Traffic Safety and Alcohol Program Leader’s Guide, por Darlene J. Winter, Doctora en Filosofía.)
El peso puede ser otro factor. Los jóvenes generalmente pesan menos que los adultos. Cuanto menos pesa una persona, menos fluido tiene en el cuerpo para diluir el alcohol que consume. Por ejemplo: Imagínate que disolvemos dos terrones de azúcar del mismo tamaño, uno en un vaso pequeño de limonada y el otro en una jarra del mismo refresco. La cantidad de azúcar es la misma en cada recipiente, pero la concentración es mucho mayor en el vaso pequeño. De manera similar, la concentración de alcohol es más elevada en la persona que pesa menos. Y cuanto mayor sea la concentración de alcohol en la sangre, más embriagado se está.
¿Que harás tú?
Puesto que hay tantos problemas relacionados con el alcohol, los jóvenes que se abstienen de tomar hacen muy bien. Es cierto también que no hay nada malo en beber con moderación, siempre que uno tenga la edad legal para ello. (Lee Salmo 104:15; 1 Timoteo 5:23; Proverbios 23:31.) Pero otra cosa es beber y luego conducir. ¿Qué vas a hacer tú?
La Biblia ofrece este sabio consejo: “Sagaz es el que ha visto la calamidad y procede a ocultarse, pero los inexpertos han pasado adelante y tienen que sufrir la pena”. (Proverbios 22:3.) Dados los peligros de beber y conducir, serás “sagaz” si te prometes a ti mismo nunca conducir después de haber bebido. De este modo podrás evitarte ‘calamidades’ innecesarias: accidentes que te dejen inválido o reclamen tu joven vida.
Y también evitarás el riesgo de causar la muerte de otras personas. Puede que ni te haya pasado por la cabeza matar a alguien. Pero, cuando conduces después de haber bebido, las probabilidades de matar a alguien se elevan considerablemente. “El mismo conductor, los pasajeros, los transeúntes y los que viajan en otros automóviles son víctimas potenciales del conductor embriagado”, dice la publicación Just Along for the Ride, de la Asociación Nacional de Seguros Independientes. ¿Por qué arriesgarte en incurrir en culpabilidad por derramamiento de sangre? (Compara con Éxodo 21:29; Proverbios 6:16, 17.)
Tampoco debe pasarse por alto la ley del país donde uno vive. En muchos lugares conducir en estado de embriaguez o con las aptitudes disminuidas es ilegal. En muchos países también hay una edad legal mínima para beber, y la Biblia nos dice que debemos ser obedientes a las autoridades gubernamentales. (Romanos 13:1; Tito 3:1.) De este modo no solo puedes evitar las multas o la cárcel, sino también incurrir en el disfavor de Dios. (Romanos 13:2-5.)
Además de no conducir después de haber bebido, hay otras cosas que puedes hacer para protegerte a ti y a otros de los accidentes de tráfico debidos al consumo de alcohol: 1) No vayas en un automóvil cuyo conductor ha bebido. La vida es un don de Dios. (Romanos 6:23.) ¿Por qué poner ese don precioso en las manos de alguien que ha estado bebiendo? 2) No permitas que conduzca ningún amigo tuyo si ha bebido. Puede que de momento no le guste, pero posiblemente llegue a agradecértelo cuando recobre el juicio. (Compara con Salmo 141:5.)
“Realmente me aterra pensar que pude haber matado a alguien aquella noche”, dice Mike. “Aún hoy temo conducir de noche, sabiendo que hay conductores por la calle que están en la misma condición en que me hallaba yo aquella noche.” Mike nunca más ha vuelto a conducir después de haber bebido. ¿Y tú? No te arriesgues pensando: ‘No va a pasarme a mí’. Ten el valor de ser diferente. Prométete a ti mismo que no conducirás después de haber bebido. Entonces, prescindiendo de lo que otros digan o hagan, cumple con tu promesa.
[Fotografía en la página 19]
Conducir después de haber bebido a menudo termina en esto
[Reconocimiento]
H. Armstrong Roberts
[Recuadro en la página 20]
¡Puede pasarte a ti!
A menudo aparecen en las noticias informes sobre accidentes de tráfico debidos al consumo de alcohol. Es fácil pensar: ‘¡No va a pasarme a mí!’. Pero tales tragedias suceden con más frecuencia de lo que puedes imaginarte. Considera algunos de los desvelantes hechos sobre los jóvenes que conducen después de haber tomado:
“El consumo de alcohol por parte de los jóvenes está aumentando en muchas partes del mundo. [...] Los accidentes de carretera, muchos de los cuales se deben al alcohol, son una de las principales causas de muerte o mutilación entre los jóvenes”. (World Health.)
“Los jóvenes sufren un accidente debido al alcohol [en los Estados Unidos] cada 10 segundos, menos tiempo del que se tarda en servir una bebida”. (Revista Aide.)
“El adolescente tiene cuatro veces más probabilidades de sufrir un accidente debido al alcohol que cualquier otro conductor. [...] Aunque la expectativa de vida de la mayoría de las personas en [los Estados Unidos] se está elevando, no es así en el caso de los jóvenes de 15 a 24 años”. (Just Along for the Ride.)
De modo que antes de siquiera considerar si debes conducir después de haber bebido, recuerda: ¡puede pasarte a ti!