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  • w75 15/12 págs. 748-750
  • Jóvenes, hagan que su vida merezca vivirse

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  • Jóvenes, hagan que su vida merezca vivirse
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1975
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  • LA JUVENTUD... ¿UN TIEMPO PARA QUÉ?
  • ¿PREPARADOS PARA RELACIONES SEXUALES Y MATRIMONIO?
  • EL USO DEL TIEMPO Y LA FUERZA
  • SE NECESITA UNA META
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1975
w75 15/12 págs. 748-750

Jóvenes, hagan que su vida merezca vivirse

JÓVENES, ¿han pensado en hacer que su vida merezca vivirse? ¿Qué van a hacer con su vida? ¿Qué metas y planes tienen? Ahora es el tiempo para pensar en esto.

Sin embargo, como adolescente, quizás tú, joven, pienses que parecen limitadas las oportunidades que se te ofrecen para tomar decisiones y hacer lo que quieres. Quizás hasta parezca que se le imponen restricciones a tu diversión. Quizás tus padres traten de cultivar en ti otros intereses además del participar en diversas formas de recreo. O quizás estés deseoso de casarte, pero ellos te digan que eres demasiado joven e inmaturo para eso.

¿Te parece como si se estuvieran haciendo esfuerzos por restringir tus oportunidades e impedirte que disfrutes de la vida? A menudo hay diferencias de opinión en cuanto a cómo los jóvenes pueden hacer que la vida merezca vivirse.

LA JUVENTUD... ¿UN TIEMPO PARA QUÉ?

La juventud obviamente es un período de transición en el cual uno se desarrolla de niño a adulto. Los que han estudiado el asunto dicen que no alcanzamos completa madurez física sino hasta algún tiempo entre los veinte y veintitrés años de edad. Alcanzar la madurez emocional quizás requiera más tiempo todavía. De modo que tu juventud, básicamente, es un período preparatorio, en el cual se coloca el fundamento para la clase de adulto que llegarás a ser. Quizás tus padres reconozcan que diversas formas de recreo físico pueden ayudarte en el desarrollo y por lo tanto concedan tiempo para que disfrutes de estas cosas. (1 Tim. 4:8) Sin embargo, no es el juego lo que en particular te preparará para la vida de adulto, con sus responsabilidades usuales de proveer lo necesario para una familia. Más bien, lo que logra esto es guía e instrucción apropiadas en mantener un hogar, y en alimentar y atender una familia.

Por eso, ¿puedes ver por qué tus padres quizás traten de controlar tus actividades de recreo? Quieren que dediques tiempo a actividades que realmente valen la pena, las cuales te prepararán para encargarte de privilegios y responsabilidades de adulto. ¿Sabes lo que muchas veces sucede cuando uno, con demasiada confianza, trata de hacer algo para lo cual no está preparado? Se lastima. Tú, también, pudieras querer aprovechar una oportunidad para la cual no estás preparado y pudieras lastimarte gravemente. ¿Cómo?

¿PREPARADOS PARA RELACIONES SEXUALES Y MATRIMONIO?

Los jóvenes comúnmente creen que, puesto que están físicamente capacitados para las relaciones sexuales, y puesto que según informes eso es ‘muy divertido,’ es algo en lo cual deben participar. Pero ¿es así, en realidad? ¿Son apropiadas las relaciones sexuales antes del matrimonio? ¿Ayudan a hacer que la vida merezca vivirse?

The Journal of the American Medical Association informó esta conclusión de un joven que tuvo relaciones sexuales con muchas muchachas extraviadas antes del matrimonio: “He aprendido que esto no me produjo felicidad.” Además, una llorosa alumna joven de un plantel de coeducación dijo de una experiencia de esa índole: “Ciertamente no valió la pena... no fue divertido cuando lo hice, he estado preocupada desde entonces.”

A menudo esa preocupación está justificada. ¡Un funcionario de sanidad dice que hay la amenaza de que la gonorrea infecte al 50 por ciento de los adolescentes de los EE. UU. en solo cinco años! También, millones de muchachas solteras salen encintas. Muchas de éstas tienen abortos; otras se ven obligadas a entrar en matrimonios desdichados, y otras más se enfrentan con desdicha a una larga lucha por criar a un hijo ilegítimo. ¡Qué prudente es el mandato de la Biblia: “Huyan de la fornicación”!—1 Cor. 6:18.

¿No es evidente que las relaciones sexuales antes del matrimonio no son actividad legítima para los jóvenes? El que personas solteras participen en esas relaciones equivale a hurtar lo que no les pertenece, y si continúan en ello, se acarrean el juicio adverso de Dios. ¿Quieres eso?—Heb. 13:4.

Los jóvenes que aman a Dios quizás digan: “No, no quiero el desagrado de Dios.” De modo que quizás quieran casarse, considerando que tienen la oportunidad legítima de hacer esto. Pero, ¿estás tú, como adolescente, realmente preparado para el matrimonio? ¿Tienes un punto de vista apegado a la realidad de lo que cuesta suministrar lo necesario para una familia? ¿Has pagado tus propias cuentas, has efectuado tus propias compras, has manejado seguros y has atendido otros asuntos de familia? ¿Estás dispuesto a renunciar a la libertad de la soltería y aceptar las responsabilidades del matrimonio? Si eres una muchacha, ¿sabes lavar, planchar, cocinar, limpiar la casa y hacer las muchas otras cosas que son tan necesarias para mantener un hogar agradable? ¿Estás preparada emocionalmente para asumir las obligaciones de esposa y madre?

Además, ¿estás segura de que el cónyuge que has escogido en tu juventud será el que querrás cuando seas una persona plenamente desarrollada? Esto es algo que considerar seriamente, especialmente en vista del informe de un investigador de que la proporción de divorcios es seis veces más alta en los matrimonios en que ambos esposos eran de menos de veintiún años que en los matrimonios en los cuales ambos esposos tenían veintiún años de edad o más cuando se casaron.

En las decisiones vitales de la vida eres prudente si buscas el consejo de tus padres y otros adultos, y prestas atención a su consejo. Esto te puede proteger de emprender un derrotero que conduzca a congoja. Pues la realidad es que los jóvenes no han cambiado esencialmente desde cuando un ensayista del siglo diecisiete hizo esta triste declaración: “La mayor parte de la humanidad utiliza sus primeros años en hacer desdichados sus últimos años.” ¿Da eso la impresión de hacer merecedora de vivirse la vida?

Sin embargo, por aprovechar oportunidades que generalmente están disponibles a los jóvenes, puedes evitar desdichas como ésas y aprender a manejar responsabilidades de adulto. ¿Cuáles son algunas de estas oportunidades?

EL USO DEL TIEMPO Y LA FUERZA

Los jóvenes por lo general tienen dos haberes valiosos... tiempo y fuerza. Tú pudieras desperdiciarlos. O pudieras usarlos sabiamente con la mira de tener una vida que merezca vivirse.

Por ejemplo, tienes tiempo para estudiar; probablemente varias horas al día se suministran con este propósito en la escuela. ¡Qué tesoro es eso! Pregunta a los adultos. La mayoría te dirá que desearían haber apreciado más plenamente esta oportunidad cuando la tuvieron. Aunque ellos no pueden volver atrás en el tiempo y vivir de nuevo su vida, tú puedes aprender de la experiencia de ellos y prestar atención al estímulo que te dan para que uses sabiamente tu tiempo.

Quizás puedas incluir varias clases de cursos vocacionales en tu programa escolar, y así estar mejor equipado para atender las responsabilidades que vendrán con el mantenimiento de un hogar y una familia. Cursos sobre agricultura, carpintería, mecánica, artes culinarias, costura, etcétera, han resultado ser un verdadero haber para muchos. No solo dediques tiempo, sino consigue todo el beneficio que puedas del tiempo que pases tomando estos cursos.

Sin embargo, quizás pienses que no vale la pena dedicar esfuerzo a algunos cursos que se requieren. Si es así, ¿por qué no consideras el asunto con personas de más experiencia? Quizás te den discernimiento y ensanchen tu punto de vista en cuanto al valor genuino de temas como el lenguaje, la matemática, la historia y diversas ciencias. Recuerda que lo que hayas de sacar de tu educación dependerá del tiempo y la fuerza que le dediques.

SE NECESITA UNA META

Te ayuda el tener una meta o propósito fijo en la vida. ¿Te has fijado una meta? ¿Qué quieres de la vida? ¿Dinero? ¿Cosas materiales? Aunque estas cosas pueden suministrar una cantidad de protección, rara vez, si acaso, traen en sí mismas verdadera felicidad. (Ecl. 7:12) Más bien, lo siguiente ha resultado cierto vez tras vez, como dice la Biblia: “Los que están determinados a ser ricos caen en tentación y en un lazo y en muchos deseos insensatos y dañinos, que precipitan a los hombres en destrucción y ruina.”—1 Tim. 6:9.

Tú necesitas más meta en la vida que el simplemente tratar de suministrar lo necesario en sentido material para ti mismo y la familia que esperas tener. ¿Qué más se necesita para que la vida sea significativa y merezca vivirse?

LA MÁS GRANDE OPORTUNIDAD DE LA JUVENTUD

Debes aprovechar la más grande oportunidad que te está disponible, que es desarrollar una relación estrecha con tu Creador, Jehová Dios. El mejor consejo que podrías seguir es el que hay en la Biblia y está dirigido a los jóvenes: “Acuérdate, ahora, de tu Magnífico Creador en los días de tu mocedad.” (Ecl. 12:1) La experiencia ha demostrado que el prestar atención a este consejo es lo que te traerá verdadera felicidad y dará significado a tu vida. Pero, ¿cómo puedes acordarte de tu Creador?

Dios envió su Hijo, Jesucristo, a la Tierra para mostrarnos cómo. Él explicó que el rasgo identificador de la vida del cristiano sería el amor que demostrara el cristiano. (Juan 13:35) Pero, ¿cómo se muestra el amor? ¿No es por medio de hacer cosas para otros? ¿Muestras amor? Piensa en ello.

¿Qué haces para otros? ¿Qué puedes hacer? Puedes interesarte en ellos. Puedes ofrecer una palabra animadora, un cumplido. Puedes preguntar sinceramente cómo están, u ofrecerte voluntariamente para hacer mandados para los vecinos. Realmente hay muchas cosas que puedes hacer. Pero se requiere pensar, interesarse genuinamente en otros. Sin embargo, si nos aprovechamos de las oportunidades de mostrar amor empezamos a ver la verdad de estas palabras de Jesús: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.”—Hech. 20:35.

Ese derrotero de vida resultará en un amoldamiento de tu personalidad. Estarás desarrollando un modelo de vida que está en armonía con la admonición de Dios de vigilar, “no . . . con interés personal solo sus propios asuntos, sino también con interés personal los de los demás.” (Fili. 2:4) Y es esta personalidad cristiana la que hará que llegues a serle precioso a Jehová Dios, y también te hará compañero deseable de todos los que aman a Dios. Esto es lo que, en particular, hará tu vida próspera, un verdadero placer.

Por eso, jóvenes, esfuércense por hacer que su vida merezca vivirse. Usen su tiempo y fuerza en estudio y actividad que los prepare para encargarse de responsabilidades de adultos. Fíjense una meta en la vida. Y lo mejor, hagan que su meta sea conseguir una relación estrecha y afectuosa con su Creador y con otros que le están sirviendo a Él. Trabajen en desarrollar su personalidad, amoldándola a la de Jesucristo el Hijo de Dios.

Si se asen de estas oportunidades que les están disponibles, no estarán entre los muchos cuya vida ha sido marcada feamente o arruinada por las cosas tontas que hicieron en su juventud. Más bien, la vida de ustedes será una vida que realmente merezca vivirse... una vida rica, remuneradora, bendecida por Jehová.—Pro. 10:22.

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