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Guía para la Escuela del Ministerio Teocrático
sg estudio 16 págs. 78-84

Estudio 16

Conversación que edifica

1, 2. ¿Qué debe caracterizar nuestra conversación?

1 En nuestra conversación de cada día tenemos oportunidades de honrar a Dios. “En Dios ciertamente ofreceremos alabanza todo el día, y hasta tiempo indefinido elogiaremos tu nombre,” escribió el salmista bíblico. ¿No es ésa una actitud digna de alabanza para todos los adoradores de Dios? Habla de una resolución de usar los labios de uno de acuerdo con la voluntad de Jehová.—Sal. 44:8.

2 Esa resolución es vital, porque debido a la imperfección heredada puede existir la inclinación a decir lo que puede derribar a otros más bien que edificarlos. (Sant. 3:8-12) ¡Qué bueno es, por lo tanto, que siempre tengamos presente el estímulo bíblico de hablar lo que sea “bueno para la edificación según haya necesidad para que imparta lo que sea favorable a los oyentes”!—Efe. 4:29.

3, 4. ¿Qué, además de hablar, está envuelto en la conversación, y dónde podemos practicarlo?

3 Por supuesto, debe recordarse que en la conversación está envuelto el escuchar también, porque la conversación es un intercambio de pensamientos. Hable lo que sea edificante, pero también dé a otros la oportunidad de expresarse. Cultive la habilidad de hacer preguntas adecuadas, que hagan que la otra persona se exprese. Entonces muestre interés genuino en lo que dice, más bien que usar el tiempo durante el cual ella está hablando para planear lo que usted va a decir después. El mostrar ese interés en los pensamientos de otros los edificará.

4 Hay muchas oportunidades para conversación edificante. Por ejemplo, cuando usted está en casa con su familia; cuando está con compañeros de trabajo o compañeros de escuela; y cuando se asocia con compañeros de creencia. Muchos de nuestros discursos de la escuela del ministerio nos suministran oportunidades para cultivar el arte de la conversación.

5-7. Dé algunas sugerencias para mejorar la conversación entre los miembros de la familia, particularmente a las horas de las comidas.

5 En el hogar. La conversación en el hogar puede contribuir mucho a la felicidad de la familia, de modo que merece el esfuerzo que se requiere para mejorarla. Tanto los esposos como las esposas se sienten bien cuando su cónyuge muestra interés genuino en lo que ellos dicen. Y los hijos aprecian el que los padres escuchen lo que ellos dicen y muestren verdadero interés en ellos. Pero si usted interrumpe o si hojea una revista mientras alguien le habla, o de alguna otra manera indica falta de interés, la conversación en su hogar pronto decaerá. A nadie verdaderamente le gusta hablar a una persona que no está interesada en lo que uno dice.

6 La hora de las comidas ofrece una excelente oportunidad para conversación edificante entre los miembros de la familia. Todos los días, en una de las comidas, parte de la conversación puede girar alrededor del texto bíblico del día que se encuentra en el folleto Examinando las Escrituras diariamente. En algunas comidas, asuntos leídos en números recientes de La Atalaya y ¡Despertad! pueden ser base para una consideración interesante y provechosa. Pero nunca organice tanto la conversación de la hora de las comidas que no haya lugar para expresiones espontáneas y el tranquilo disfrute del alimento.

7 De manera natural cada miembro de la familia puede contribuir a la conversación edificante a la hora de las comidas. Este no es tiempo para ventilar quejas; cosas de esa clase pueden interferir con la digestión. Pero durante el transcurso del día uno oye cosas que son informativas o quizás chistosas. Quizás tenga una agradable experiencia en el ministerio del campo. Quizás lea algo de interés en el periódico o lo escuche por la radio. ¿Por qué no tenerlo presente para compartirlo con el resto de la familia a la hora de las comidas? Antes que pase mucho tiempo, en vez de comer rápidamente y apresurarse a salir, todos verán que esperan con deleite estas ocasiones de hablar unos con otros.

8-10. ¿Por qué son importantes las conversaciones personales entre padres e hijos, y cómo pueden los padres fomentarlas?

8 Para los padres, es importante también tener conversaciones personales con cada uno de sus hijos, lejos de los demás del hogar. Los mejores resultados vienen cuando esto se hace en un ambiente de tranquilidad, ya sea en el hogar o al caminar por la calle. Esas conversaciones suministran oportunidad para preparar a un joven para cambios físicos que experimentará en su cuerpo a medida que crezca. También estas consideraciones sacan a flote lo que está en el corazón del joven, lo que son sus verdaderos deseos y metas en la vida, y ofrecen oportunidad para plasmarlos de manera provechosa.

9 Si, en el transcurso de una conversación de esa índole, su hijo menciona dificultades en que ha estado envuelto, el regañarlo inmediatamente probablemente termine la conversación en ese mismo momento. Y, al recordar el joven esta experiencia pasada, puede que no mencione estas cosas de nuevo. Lo mejor por lo general es escuchar y sondear con preguntas que muestren comprensión de parte de usted. Entonces puede ayudar bondadosa pero firmemente a corregir los caminos del joven en los casos en que se haya extraviado de los principios bíblicos.

10 Aunque la conversación es esencial para una feliz vida familiar, eso no significa que alguien tiene que estar hablando en toda ocasión. De hecho, a veces es bueno tener oportunidad para estar uno a solas con sus propios pensamientos, para reflexionar en los asuntos en silencio. Por eso, períodos de tranquilidad y silencio a menudo son apreciados por los miembros de la familia.

11, 12. ¿Qué oportunidades hay para testificar, aparte del ministerio del campo regular?

11 Creando oportunidades para testificar. ¿Cómo afecta al ministerio de uno el poder conversar de manera natural? Bueno, ¿se ha preguntado alguna vez por qué hay Testigos que siempre parecen tener excelentes experiencias? ¿No será porque toman la iniciativa al conversar? El proverbio bíblico dice: “Los labios de los sabios siguen esparciendo conocimiento.”—Pro. 15:7.

12 Aun aparte del ministerio regular del campo, hay muchas oportunidades para entrar en conversaciones con la gente y hablarle acerca de Jehová. Las amas de casa cristianas, por ejemplo, pueden dar el testimonio a vecinos o vendedores que visiten el hogar. Los niños quizás tengan oportunidades de conversar con sus compañeros de clases acerca de la Biblia mientras se dirigen a la escuela o entre las clases. Y los que trabajan fuera del hogar quizás puedan testificar en sus lugares de empleo, probablemente a la hora de la merienda. Aun cuando se camina por el parque, o se está en fila en una tienda o se espera un autobús es posible comenzar con otros una conversación edificante. En algunos países, donde está proscrita la predicación del Reino, el ministerio se efectúa principalmente por medio de conversaciones informales. El hecho de que este método es eficaz lo manifiesta el rápido aumento en el número de siervos del Dios verdadero que a menudo se produce en esos lugares.

13-16. ¿Qué métodos se pueden usar para estimular una conversación que abra el camino a un testimonio?

13 Para usar varias situaciones para dar testimonio, es posible que solo necesitemos una palabra amigable para, por decirlo así, “romper el hielo” de la reserva, y el intercambio de la conversación se habrá iniciado. Jesús puso el ejemplo en esto. Cierto mediodía cuando se detuvo para descansar en un pozo en Samaria le pidió un trago de agua a una mujer que había venido allí a sacar agua. Puesto que los judíos ordinariamente no hablaban con samaritanos, esto despertó la curiosidad de ella. Ella hizo una pregunta. Jesús respondió con un comentario en que dijo que él tenía agua que podía impartir vida eterna, lo cual despertó más la curiosidad de ella. Como resultado, se presentó una oportunidad para testificarle a ella. Note que él no empezó con un testimonio extenso; usó la conversación amigable para preparar el camino—Juan 4:5-42.

14 Usted también puede empezar conversaciones edificantes de esa índole. Mientras espera un autobús pudiera llamar la atención de otra persona a un artículo de periódico o revista que trate algún problema como el de la contaminación o la guerra, y preguntar: “¿Por qué cree usted que estas condiciones se han hecho tan malas en los últimos años? ¿Cree usted que vendrá al fin el tiempo en que toda la Tierra sea un lugar placentero donde vivir?” También se ha hallado eficaz el comenzar a hablar acerca de algún problema local de momento, y entonces preguntar: “¿Qué remedio cree usted que hay para eso?” Esto lleva naturalmente a una consideración del verdadero remedio... el reino de Dios. Por supuesto, debe usarse discernimiento. No hay por qué tratar de sostener una conversación forzada cuando las personas no responden. Pero verá que algunos escuchan gustosamente, tal como lo hizo la samaritana en el pozo.

15 Otra manera de crear oportunidades para conversar acerca de la Palabra de Dios es colocar literatura bíblica donde pueda ser fácilmente vista. Cuando esto se hace en el hogar, los visitantes a menudo comentan acerca de ello, y así se abre el camino para un excelente testimonio. Si usted asiste a la escuela pública, con toda probabilidad un libro o una revista dejada sobre su escritorio hará que alguien pregunte: “¿Qué es eso?” Entonces usted tiene oportunidad de decirle y dar un testimonio. O si usted lee literatura bíblica durante su hora de merienda o al viajar en la transportación pública, esto puede presentar la oportunidad de hablar acerca del reino de Dios a las personas inquiridoras.

16 Las conversaciones con personas conocidas pueden también llevar naturalmente a hablar acerca de las verdades bíblicas. Esas conversaciones por lo general tienen que ver con lo que las personas han hecho —a dónde fueron, qué oyeron o vieron— o las cosas que piensan hacer. Por eso, cuando a usted se le presenta la oportunidad de hablar, ¿por qué no habla acerca de lo que ha estado haciendo? Después de asistir a una asamblea de circuito, menciónele a un compañero de trabajo o a un vecino adónde fue y el título del discurso principal; puede que él haga preguntas acerca de ello. Comente a otros acerca de lo que ha leído en La Atalaya o ¡Despertad! tal como ellos hablan acerca de lo que ellos hacen. Si ha dado en algo que les interesa, pedirán más información. Ahora usted tiene la oportunidad de dar más testimonio. Esas conversaciones que tienen el fin de dirigir la atención a los propósitos de Dios ciertamente edifican.

17-20. Ofrezca sugerencias en cuanto a temas para conversaciones edificantes al estar con compañeros Testigos.

17 Al estar con compañeros de creencia. Al estar en compañía de los hermanos y hermanas espirituales, también, es solo lo correcto el que la conversación esté en un plano elevado, uno que sea digno del ministro de las buenas nuevas. El propósito de la conversación no debe ser simplemente pasar el tiempo, sino edificar.

18 Hay excelentes oportunidades para conversar edificantemente antes y después de las reuniones en el Salón del Reino. No tenga como práctica el salir apresuradamente tan pronto terminan las reuniones. ¿Por qué no conversar con los hermanos de más edad y experiencia, así como con los que quizás sean tímidos y tengan la tendencia a mantenerse aislados? Son muchísimas las cosas de las cuales se puede hablar. Considere puntos de interés especial en números recientes de La Atalaya. Pudiera hablar acerca de alguna asignación que pronto haya de tener en la Escuela del Ministerio Teocrático. Otros quizás tengan ideas nuevas que usted pueda usar en su discurso, o es posible que usted pueda sugerir ideas para ayudar a otra persona a preparar su asignación. Se pueden compartir experiencias del campo, o usted pudiera hablar acerca de alguna parte de que particularmente disfrutó en la reunión de ese día. Esas conversaciones ciertamente edifican.

19 En las asambleas grandes hay oportunidades de hablar con hermanos y hermanas de diferentes lugares. Muchos Testigos tienen por regla comenzar conversaciones en la fila de los refrescos o cuando viajan hacia el lugar de la asamblea o de regreso. Una manera excelente de hacer esto es dar al hermano o la hermana su nombre, y preguntarle el de él o ella. Pregúntele cómo llegó a ser Testigo. Esto por lo general lleva a una conversación deleitable y edificante.

20 Mientras va de camino para participar en el servicio del campo usted tiene otra oportunidad para entrar en conversación provechosa. En vez de participar en conversación insubstancial, ¿por qué no considerar cómo abordar a los amos de casa de aquella zona particular, o los asuntos de que ellos con más probabilidad podrían hablar? Es bueno también considerar cómo encargarse de objeciones que pudieran presentarse. Es muy refrescante y apropiado el pensar y hablar sobre asuntos espirituales en esas ocasiones.—Fili. 4:8, 9.

21-24. Si la conversación de un grupo cesa de ser edificante, ¿qué podemos hacer personalmente en cuanto a ello?

21 Si en cualquier ocasión usted está en un grupo de hermanos y hermanas y la conversación se convierte en habla inútil o no edificante, ¿qué puede hacer? ¿Por qué no hacer una pregunta para dirigir la conversación a sendas más provechosas? Hable de un asunto específico y haga preguntas acerca de él. Esa conversación es aun más provechosa si todos los que participan siguen por algún tiempo hablando sobre un solo tema o asunto, dando a cada participante la oportunidad de decir algo.

22 Cuando en la conversación se considera a otros miembros de la congregación cristiana, es necesario ejercer cuidado para que la conversación no llegue a mostrar falta de respeto ni se haga crítica, en vez de edificante. Si alguien comenzara a hablar de las debilidades de otra persona, ¿tendrá usted el valor de dirigir la conversación de nuevo a un plano edificante? ¿Será leal a la organización de Jehová y protegerá a uno de sus miembros? Quizás alguien diga que ésa es una cosa pequeña. ¡Pero no es tan pequeña cuando se recuerda que el criticar a uno de los siervos dedicados de Dios puede llevar a quejarse de los propios arreglos de Dios!—Sant. 5:9; 2 Cor. 10:5.

23 A veces la conversación puede hacerse entretenida, y se cuentan anécdotas humorísticas. Conversación de esa índole puede ser refrescante y provechosa también. Pero es necesario ejercer cuidado para que no degenere en habla que no sea propia de ministros cristianos. Este consejo bíblico debe tenerse presente: “Que la fornicación e inmundicia de toda clase o avaricia ni siquiera se mencionen entre ustedes, así como es propio de personas santas; tampoco comportamiento vergonzoso, ni habla necia, ni bromear obsceno, cosas que no son decorosas, sino más bien el dar gracias.”—Efe. 5:3, 4.

24 En vista de eso, como ministros de Jehová, que nuestra conversación sea a todo tiempo un honor para Él. Al hacer esto también estaremos aplicando este excelente consejo que registró el apóstol Pablo: “Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno para su edificación.”—Rom. 15:2.

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