Hallemos a personas interesadas al predicar en las calles de manera eficaz
1 Jesús enseñó a sus discípulos a buscar a los que merecían oír las buenas nuevas del Reino. (Mat. 10:11.) En muchos lugares es cada vez más difícil hoy hablar con las personas en sus hogares. Entonces, ¿qué podemos hacer para encontrar a los merecedores que aún quedan?
2 Una manera eficaz de hablar con las personas que no encontramos de casa en casa puede ser la predicación en las calles. Podemos predicar de este modo en las paradas de autobuses, cerca de los edificios de apartamentos vigilados, en los parques públicos y en otros lugares que las personas frecuentan.
3 Algunos sienten aprensión cuando se habla de predicar en las calles. Quizá temen participar en esta obra porque son tímidos o se imaginan que las personas que no desean oír el mensaje del Reino les harán algún desaire. Por lo común, tales temores son infundados. Los que tienen experiencia en esta actividad aseguran que no es más difícil que predicar de casa en casa. En realidad, se han percatado de que, por diversas razones, la mayoría de las personas están acostumbradas a que se les hable en la calle, y que incluso algunas están más prestas a conversar o a escuchar allí que en la puerta de su hogar. Así que, si ‘nos armamos de valor’ es posible que nos llevemos una grata sorpresa. (1 Tes. 2:2.)
4 ¿Cómo se puede predicar en las calles con eficacia? Es importante prepararse bien. Lea las revistas con antelación y seleccione uno o dos puntos que le parezcan de interés para la gente. Una presentación de unos treinta segundos es apropiada. Puesto que la meta es ponernos en contacto con la gente, escoja un sitio donde haya un número considerable de transeúntes. Aunque pudiera ser recomendable estar cerca de otro publicador, por lo general es mejor trabajar individualmente. Los publicadores que se sitúan muy juntos tienden a conversar entre sí y no se percatan de las personas que pudieran estar dispuestas a escuchar el mensaje del Reino.
5 El solo estar de pie mostrando las revistas no es tan efectivo como abordar a las personas. Procure establecer contacto visual. Sea afectuoso, amigable y directo al intentar entablar una conversación. En algunos casos tendrá que caminar un poco junto a la persona mientras habla con ella. Si le presta atención, ofrézcale las revistas. Si no las acepta, preséntele un tratado.
6 Usualmente, es preferible preparar una presentación breve que destaque una pregunta o un tema que despierte el interés. Si la respuesta es favorable, trate de conseguir el nombre de la persona, su domicilio y quizás hasta su número telefónico para que pueda seguir cultivando su interés. Pudiera decirle: “Si desea aprender más, me agradaría visitarle en su hogar o invitar a otro Testigo a que le visite”.
7 Un anciano que predicaba en las calles habló con una señora y se enteró de que ella nunca había tenido la oportunidad de hablar con los Testigos en su casa. La señora se quedó con un libro y aceptó que una hermana la visitara en su hogar a una hora conveniente. Podemos encontrar y ayudar a muchos merecedores más si desarrollamos la habilidad de predicar en las calles. (Hech. 17:17.)