Noviembre
Viernes 1 de noviembre
Repudiemos la impiedad y los deseos mundanos y vivamos con buen juicio y justicia y devoción piadosa (Tito 2:12).
La autodisciplina incluye la capacidad de controlar nuestra conducta y nuestros pensamientos. Pero no nacemos con esa capacidad, así que tenemos que desarrollarla. Cuando los padres educan a sus hijos con constancia y paciencia “en la disciplina y regulación mental de Jehová”, los ayudan a hacerse sabios y a tener autodisciplina (Efes. 6:4). Lo mismo sucede con quienes conocen a Jehová cuando son adultos. Aunque tal vez tengan cierta autodisciplina, no son maduros en sentido espiritual. Pero, cuando empiezan a vestirse de “la nueva personalidad” y se esfuerzan por imitar a Cristo, se hacen cada vez más maduros (Efes. 4:23, 24). La autodisciplina es una parte muy importante de ese proceso. w18.03 5:3, 4
Sábado 2 de noviembre
Sigan la senda de la hospitalidad (Rom. 12:13).
Jehová y su organización nos invitan a las reuniones. Y nosotros queremos que todos los que asisten al Salón del Reino se sientan bien (Rom. 15:7). Esto es importante sobre todo cuando alguien viene por primera vez. Jehová también lo ha invitado a él, así que debemos hacer que se sienta cómodo, no importa su aspecto o su forma de vestir (Sant. 2:1-4). Si vemos que ningún hermano lo está atendiendo, ¿podríamos invitarlo a sentarse junto a nosotros? Seguro que agradecerá que lo ayudemos a seguir el programa y a buscar los textos bíblicos. Esta sería una buena manera de obedecer este consejo: “Sigan la senda de la hospitalidad”. Cuando vienen a discursar a nuestro Salón del Reino hermanos de otras congregaciones, el superintendente de circuito y, en ocasiones, representantes de la sucursal, tenemos la oportunidad de ser hospitalarios (3 Juan 5-8). Una manera sería invitándolos a comer o a tomar algo. ¿Por qué no lo hacemos la próxima vez? w18.03 3:5, 7
Domingo 3 de noviembre
¿Qué impide que yo sea bautizado? (Hech. 8:36).
Repasemos el caso de un hombre que perseguía a los cristianos. Pertenecía a la nación judía, que estaba dedicada a Dios. No obstante, los judíos habían perdido su relación especial con Jehová por culpa de su desobediencia. Aquel hombre seguía con fervor las tradiciones judías. Pero Jesús le dio un mensaje personal desde el cielo. Como consecuencia, este hombre aceptó la ayuda que le dio un cristiano llamado Ananías, “se levantó y fue bautizado” (Hech. 9:17, 18; Gál. 1:14). Aquel judío llegó a ser conocido como el apóstol Pablo. Notemos que se bautizó en cuanto comprendió el papel de Jesús en el cumplimiento del propósito de Dios (Hech. 22:12-16). Pasa algo muy parecido hoy con los estudiantes de la Biblia, sean jóvenes o mayores. w18.03 1:9-11
Lunes 4 de noviembre
No pude hablarles como a hombres espirituales, sino como a carnales (1 Cor. 3:1).
La vida de Jacob no fue fácil. Su hermano, Esaú, que era un hombre carnal, quiso asesinarlo. Para colmo, su suegro trató de engañarlo y aprovecharse de él varias veces. Pero Jacob fue un hombre espiritual aunque estaba rodeado de personas físicas (1 Cor. 2:14-16). Tenía fe en la promesa que Dios le hizo a Abrahán, y siempre cuidó a su familia, que sería muy importante dentro del propósito de Dios (Gén. 28:10-15). Sus palabras y acciones demostraron lo mucho que valoraba las normas y la voluntad de Jehová. Por ejemplo, cuando pensó que Esaú iba a atacarlo, le rogó a Dios que lo librara. Le dijo en su oración: “Tú has dicho: ‘Indisputablemente te trataré bien y con certeza constituiré tu descendencia como los granos de arena del mar, que no pueden contarse por su multitud’” (Gén. 32:6-12). La forma de vivir de Jacob dejó muy claro que tenía fe en las promesas que Jehová le hizo. w18.02 3:9, 10
Martes 5 de noviembre
Él es un hombre sin culpa y recto, temeroso de Dios y apartado del mal (Job 1:8).
Job sufrió un enorme cambio en su vida. Era “el más grande de todos los orientales” (Job 1:3). Era rico, conocido y muy respetado (Job 29:7-16). Aun así, no pensó que era superior a los demás o que no necesitaba a Dios. De hecho, Jehová lo llamó “mi siervo”. Satanás lanzó varios ataques crueles contra Job y le hizo pensar que provenían de Dios (Job 1:13-21). Luego, tres supuestos amigos llegaron para consolarlo. Pero, en realidad, fueron crueles y le dijeron que Dios le estaba dando lo que merecía (Job 2:11; 22:1, 5-10). Pese a todo, Job se mantuvo leal. Cuando finalizó la prueba de fe, Jehová le dio a Job el doble de lo que tenía al principio y le añadió ciento cuarenta años de vida (Sant. 5:11). Durante ese tiempo, Job continuó sirviendo de todo corazón a Jehová. w18.02 1:16, 18
Miércoles 6 de noviembre
Los hombres serán presumidos, altivos e hinchados de orgullo (2 Tim. 3:2, 4).
Este tipo de personas anhelan que los demás las admiren y las adoren. Un experto describió así al que es orgulloso: “En su corazón hay un pequeño altar ante el cual se arrodilla ante sí mismo”. Hay quienes dicen que el orgullo es tan desagradable que hasta la gente orgullosa se disgusta cuando lo ve en otras personas. Sin duda, Jehová detesta el orgullo. Según la Biblia, él odia los “ojos altaneros” (Prov. 6:16, 17). El orgullo nos aleja de Dios (Sal. 10:4). Y es una característica del Diablo (1 Tim. 3:6). Por desgracia, incluso algunos siervos leales de Dios se han contagiado de orgullo. Uno de ellos fue Uzías. Este rey de Judá fue fiel a Dios durante años, pero la Biblia dice que “tan pronto como se hizo fuerte, su corazón se hizo altivo aun hasta el punto de causar ruina, de modo que actuó infielmente contra Jehová su Dios y entró en el templo de Jehová para quemar incienso”. Años después, el rey Ezequías también se volvió orgulloso, pero solo por un tiempo (2 Crón. 26:16; 32:25, 26). w18.01 5:4, 5
Jueves 7 de noviembre
Cada uno de ustedes en su propia casa ponga algo aparte en reserva según vaya prosperando (1 Cor. 16:2).
En la Biblia hallamos ejemplos que muestran que los siervos de Jehová daban de sus recursos personales. En algunos casos, contribuyeron para una obra en concreto (Éx. 35:5; 2 Rey. 12:4, 5; 1 Crón. 29:5-9). En el siglo primero, los cristianos se enteraron de que sus hermanos necesitaban ayuda porque había un hambre en Judea. La Biblia dice que cada uno ayudó según los medios que tenía (Hech. 11:27-30). Todas esas donaciones venían de diferentes fuentes. En el siglo primero, algunos cristianos vendieron posesiones, como campos o casas, y les llevaron el dinero a los apóstoles. A su vez, estos distribuyeron los fondos entre los necesitados (Hech. 4:34, 35). Otros apartaban dinero y hacían donaciones regularmente para apoyar la adoración a Dios. Así que, desde los más ricos hasta los más pobres, todos los cristianos contribuían con lo que podían (Luc. 21:1-4). w18.01 3:7, 9
Viernes 8 de noviembre
Los muchachos se cansan y también se fatigan (Is. 40:30).
Sin importar nuestras habilidades y aptitudes, hay un límite para lo que podemos hacer con nuestras propias fuerzas. Esta es una lección que todos debemos aprender. Pensemos en el apóstol Pablo. Aunque era un hombre capaz, no podía hacer todo lo que quería. Cuando le expresó a Dios sus inquietudes, este le respondió: “Mi poder está perfeccionándose en la debilidad”. Pablo captó la idea y dijo: “Cuando soy débil, entonces soy poderoso” (2 Cor. 12:7-10). ¿A qué se refería? Pablo comprendía que no podía hacer mucho sin una ayuda superior. El espíritu santo de Dios podía darle fuerzas cuando se sintiera débil. Y no solo eso. También podía capacitarlo para hacer cosas que jamás lograría por sí mismo. Igual nos ocurre a nosotros. No hay duda de que seremos fuertes gracias al poder de Dios. w18.01 1:8, 9
Sábado 9 de noviembre
Desde la infancia has conocido los santos escritos, que pueden hacerte sabio para la salvación (2 Tim. 3:15).
Si su hijo dice que quiere bautizarse, asegúrese de estudiar la información que la organización de Jehová ha publicado para los padres. Esto le ayudará a enfatizar tanto la seriedad como las bendiciones de ser un testigo de Jehová dedicado y bautizado. Los padres tienen la seria responsabilidad y el privilegio de criar a sus hijos “en la disciplina y regulación mental de Jehová” (Efes. 6:4). Para ello no solo han de enseñarles lo que dice la Biblia, sino también ayudarlos a estar convencidos de lo que aprenden. Los hijos deben tener una seguridad tan fuerte que los motive a dedicarle su vida a Jehová y a servirle de todo corazón. Que la Biblia, el espíritu santo y sus esfuerzos como padres ayuden a sus hijos a hacerse sabios para la salvación. w17.12 3:17, 19
Domingo 10 de noviembre
Te pondrás de pie para tu porción al fin de los días (Dan. 12:13).
Daniel tenía casi 100 años de edad y estaba cerca del final de su vida. ¿Volverá a vivir? Por supuesto que sí. Al final del libro de Daniel, leemos que Jehová le aseguró: “En cuanto a ti mismo, ve hacia el fin; y descansarás”. El anciano profeta sabía que los muertos están descansando y que en la Tumba no hay “formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría” (Ecl. 9:10). Iba a morir pronto, pero ese no sería su final. Dios le prometió que le sucedería algo maravilloso en el futuro. El mensaje para el profeta Daniel continúa con las palabras del texto de hoy. No se le reveló el momento exacto en que esto ocurriría. Tendría que morir y descansar. Pero las palabras “te pondrás de pie para tu porción” implicaban con claridad que se le resucitaría en el futuro. ¿Cuándo? “Al fin de los días”, mucho tiempo después de morir. La Nueva Biblia al Día traduce así esta promesa: “Al final de los tiempos serás levantado de tu tumba para recibir tu recompensa”. w17.12 1:17, 18
Lunes 11 de noviembre
Un solo testigo no puede testificar contra un alma para que muera (Núm. 35:30).
Jehová mandó a los ancianos de Israel que imitaran sus elevadas normas de justicia. Lo primero que debían hacer era establecer los hechos. Luego, al decidir si mostrarle o no misericordia al homicida, debían analizar con cuidado sus motivos, actitud y conducta anterior. Para reflejar la justicia de Jehová, tenían que determinar si había actuado movido por odio y “con mala intención” (Núm. 35:20-24, nota). Por otro lado, si se usaban declaraciones de testigos, se necesitaban al menos dos testigos para poder probar una acusación de asesinato intencionado. Como vemos, luego de establecer los hechos del caso, los ancianos tenían que pensar en la persona, no solo en lo que había hecho. Necesitaban perspicacia, es decir, la capacidad de ver más allá de lo obvio para captar lo que hay detrás de cierta situación. Sobre todo, necesitaban que Jehová les diera espíritu santo para poder reflejar su perspicacia, misericordia y justicia (Éx. 34:6, 7). w17.11 3:13, 14
Martes 12 de noviembre
Reflexiona sobre estas cosas (1 Tim. 4:15).
Descubrimos verdades muy valiosas cuando comenzamos a estudiar la Biblia. Entre ellas estaban que Jehová nos creó y que tiene un propósito para la humanidad. También aprendimos que nos ama tanto que dio a su Hijo como sacrificio para rescatarnos del pecado y la muerte. Y se nos enseñó que su Reino acabará con el sufrimiento y que podemos vivir para siempre felices y en paz (Juan 3:16; Rev. 4:11; 21:3, 4). Algunas veces, ha sido necesario aclarar cómo entendemos alguna profecía o porción de las Escrituras. Cuando esto pasa, tenemos que dedicar tiempo a estudiar bien la información y meditar en ella (Hech. 17:11). No solo tratamos de comprender bien las partes más relevantes de la nueva forma de entender el asunto, sino también las pequeñas diferencias con respecto al punto de vista anterior. Si lo hacemos, seguro que esa nueva verdad pasará a formar parte de nuestros tesoros. w17.06 2:15, 16
Miércoles 13 de noviembre
Amortigüen los miembros de su cuerpo que están sobre la tierra en cuanto a fornicación, inmundicia, apetito sexual (Col. 3:5).
Es de especial importancia estar en guardia cuando nos encontramos en situaciones en las que pudiéramos sentirnos tentados a desobedecer las normas morales de Jehová. Por ejemplo, es prudente que las parejas de novios pongan límites claros desde el mismo principio de su relación sobre aspectos como el contacto físico, besarse o estar a solas (Prov. 22:3). Los cristianos también pueden enfrentarse a una situación peligrosa cuando están lejos de su casa en viaje de negocios o al trabajar con alguien del otro sexo (Prov. 2:10-12, 16). Debemos tener más cuidado si nos sentimos deprimidos y vulnerables. Podríamos llegar a desear con tanta fuerza tener apoyo emocional que estuviéramos dispuestos a aceptar las atenciones de cualquiera. Si alguna vez nos sucede algo así, pidámosles ayuda a Jehová y a los hermanos (Sal. 34:18; Prov. 13:20). w17.11 5:4, 5
Jueves 14 de noviembre
Den para ustedes las ciudades de refugio (Jos. 20:2).
Jehová consideraba muy grave que un israelita le quitara la vida a una persona. Si alguien cometía un asesinato, el familiar varón más cercano de la víctima, conocido como “el vengador de la sangre”, tenía que ejecutar al asesino (Núm. 35:19). De ese modo, el asesino pagaba con su vida por la sangre inocente que había derramado. El vengador de la sangre debía actuar con rapidez para que la Tierra Prometida no se contaminara, pues Jehová había dicho que derramar sangre humana “corrompe la tierra”. Y había mandado: “No debes contaminar la tierra en que ustedes están morando” (Núm. 35:33, 34). ¿Qué pasaba cuando un israelita mataba a alguien por accidente? Incluso en este caso, el homicida era culpable de derramar sangre inocente (Gén. 9:5). Pero, como había sido sin querer, Jehová permitía que se le mostrara misericordia. El homicida podía huir a una de las seis ciudades de refugio, donde estaría a salvo del vengador de la sangre. Pero no podía salir de allí hasta que muriera el sumo sacerdote (Núm. 35:15, 28). w17.11 2:3-5
Viernes 15 de noviembre
El sagaz encubre una deshonra (Prov. 12:16).
Una hermana de Australia cuenta: “Mi suegro se oponía mucho a la verdad. Antes de llamarlo para saber cómo estaba, mi esposo y yo le pedíamos a Jehová que nos ayudara a no responderle enojados. Además, para evitar largas conversaciones que a menudo llevaban a debates acalorados sobre religión, limitábamos el tiempo de la llamada”. Tal vez nos sintamos culpables por discutir con ellos, pues los queremos mucho y siempre hemos tratado de agradarlos. Sin embargo, recordemos que la lealtad a Jehová debe estar por encima del amor a nuestra familia. De este modo, tal vez ayudemos a nuestros familiares a darse cuenta de que hacer o no lo que dice la Biblia es un asunto de vida o muerte. En cualquier caso, recordemos que no podemos obligar a nadie a servirle a Jehová. Lo que sí podemos hacer es mostrarles cómo nos ha beneficiado obedecerle. Por amor, Dios les ofrece a ellos la misma oportunidad que a nosotros: decidir si servirle o no (Is. 48:17, 18). w17.10 3:15, 16
Sábado 16 de noviembre
No amemos de palabra ni con la lengua, sino en hecho y verdad (1 Juan 3:18).
No siempre basta con decirle a alguien que lo amamos. En ocasiones, las circunstancias hacen necesario demostrarlo con hechos. Por ejemplo, si un hermano no tiene suficiente comida o ropa, necesita algo más que unas palabras de ánimo (Sant. 2:15, 16). De manera parecida, como amamos a Dios y al prójimo, no solo le pedimos a Jehová que envíe obreros a la cosecha, sino que también participamos al máximo en la predicación (Mat. 9:38). El apóstol Juan dijo que debemos amar “en hecho y verdad”. En otras palabras, nuestro amor debe ser “sin hipocresía” (Rom. 12:9; 2 Cor. 6:6). Esto quiere decir que no podemos fingir que estamos mostrando amor, como si lleváramos puesta una máscara. Si actuamos con hipocresía, nuestro amor será falso, una imitación de ningún valor. w17.10 1:5, 6
Domingo 17 de noviembre
Día y noche tienes que leer en él en voz baja, entonces actuarás sabiamente (Jos. 1:8).
Si queremos que la Palabra de Dios tenga efecto en nosotros, debemos leerla con regularidad, todos los días si es posible Es cierto que la mayoría de nosotros estamos muy ocupados, pero no podemos dejar que nada nos impida leerla, ni siquiera nuestras responsabilidades (Efes. 5:15, 16). Podemos leer la Biblia en la mañana, durante el día o por la noche. Nos sentimos como el escritor bíblico que dijo: “¡Cómo amo tu ley, sí! Todo el día ella es mi interés intenso” (Sal. 119:97). Ahora bien, no basta con solo leer la Biblia. Debemos meditar o pensar con cuidado en lo que leemos (Sal. 1:1-3). Solo así podremos poner en práctica la sabiduría que encontramos en la Palabra de Dios. Sea que la leamos en papel o en un aparato electrónico, nuestra meta debe ser que nos llegue al corazón. w17.09 4:4, 5
Lunes 18 de noviembre
Todos ustedes sean tiernamente compasivos (1 Ped. 3:8).
¿Hay que mostrar compasión siempre? No. Para entenderlo, veamos el ejemplo de Saúl. Cuando Jehová le mandó que matara a los amalequitas, Saúl le perdonó la vida al rey. Tal vez pensó que estaba siendo compasivo, pero Dios lo rechazó como rey de Israel por desobediente (1 Sam. 15:3, 9, 15). Jehová es un Juez justo. Puede leer el corazón de la gente, así que sabe cuándo no se debe mostrar compasión (Lam. 2:17; Ezeq. 5:11). Dentro de poco, castigará a todos los que se nieguen a obedecerle (2 Tes. 1:6-10). No será el momento de que Dios les tenga compasión a los que haya condenado. En realidad, los destruirá para salvar y mostrar compasión a sus siervos leales. Por supuesto, nuestro trabajo no es juzgar si Jehová debe ejecutar o salvar a alguien, sino hacer todo lo posible por ayudar a las personas ahora. w17.09 2:10-12
Martes 19 de noviembre
El fruto del espíritu es autodominio (Gál. 5:22, 23).
El autodominio es una cualidad que viene de Jehová. Él la demuestra de manera perfecta. Pero nosotros somos imperfectos, y por eso nos cuesta controlarnos. De hecho, muchos de los problemas de este mundo se deben a que las personas no tienen autodominio. Esto hace que mucha gente deje para después las cosas importantes y que no rinda bien en el trabajo o en la escuela. Otras consecuencias de no saber dominarse son maltrato verbal, abuso del alcohol, violencia, divorcios, deudas innecesarias, adicciones, cárcel, traumas emocionales, enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados (Sal. 34:11-14). Y, con el paso del tiempo, este problema está empeorando. La autodisciplina se estudió ya en la década de 1940, pero estudios recientes indican que las personas demuestran hoy mucha menos autodisciplina que antes. Esto no nos sorprende, porque la Biblia predijo que la falta de autodominio sería una prueba de que vivimos “en los últimos días” (2 Tim. 3:1-3). w17.09 1:1, 2
Miércoles 20 de noviembre
La paz de Dios que supera a todo pensamiento guardará sus corazones (Filip. 4:7).
Cuando tenemos “la paz de Dios”, nuestra mente y nuestro corazón están tranquilos. Estamos seguros de que Jehová nos cuida y quiere que nos vaya bien en la vida (1 Ped. 5:10). Saber esto nos “guardará”, es decir, nos protegerá para que la inquietud y el temor no nos venzan. Dentro de poco, la humanidad enfrentará una “gran tribulación” como nunca ha habido ni volverá a haber en la Tierra (Mat. 24:21, 22). Desconocemos lo que nos pasará a cada uno de nosotros, pero no debemos preocuparnos demasiado. Aunque no sabemos todo lo que Jehová hará, sí sabemos qué clase de Dios es él. Al repasar lo que hizo en el pasado por sus siervos, hemos visto que Jehová siempre cumple lo que se propone, pase lo que pase. Y a veces lo hace de maneras que no esperamos. Cada vez que Jehová hace algo para ayudarnos, es una oportunidad más que tenemos de sentir “la paz de Dios que supera a todo pensamiento”. w17.08 2:16, 17
Jueves 21 de noviembre
Ejerzan paciencia hasta la presencia del Señor (Sant. 5:7).
“¿Hasta cuándo, oh Jehová?”. Esta pregunta la hicieron dos profetas fieles llamados Isaías y Habacuc (Is. 6:11; Hab. 1:2). Hasta Jesucristo hizo una pregunta parecida cuando vio la falta de fe de los que lo rodeaban (Mat. 17:17). Así que no deberíamos sorprendernos si nosotros también a veces preguntamos lo mismo. Tal vez hayamos sido víctimas de una injusticia. Quizás estemos sufriendo por la vejez o por una enfermedad. Puede que nos sintamos estresados porque vivimos en “tiempos críticos, difíciles de manejar” (2 Tim. 3:1). O tal vez nos desanime ver la mala actitud de las personas que nos rodean. En cualquier caso, nos anima saber que los siervos fieles de Dios del pasado expresaron con libertad sus sentimientos, y Jehová no los condenó por ello. ¿Qué puede ayudarnos cuando pasamos por situaciones difíciles como esas? El discípulo Santiago nos da la respuesta con las palabras del texto de hoy. w17.08 1:1-3
Viernes 22 de noviembre
Háganse amigos por medio de las riquezas injustas (Luc. 16:9).
Jesús animó a sus discípulos a usar las “riquezas injustas” para hacer amigos en el cielo. Una manera de demostrar que somos fieles es usando las cosas que tenemos para contribuir a la predicación mundial que Jesús predijo (Mat. 24:14). Veamos cómo lo hacen algunos hermanos. En la India, una niña tenía una cajita en la que iba echando monedas. Hasta dejó de comprarse juguetes. Cuando la cajita se llenó, donó el dinero para apoyar la predicación. En ese mismo país, un hermano que tiene una plantación de cocos también demuestra “sabiduría práctica”. Él donó una gran cantidad de cocos a la oficina de traducción al idioma malayálam. Dice que, como la oficina los necesita, le pareció mejor dárselos que donar dinero para comprarlos. De forma parecida, los hermanos de Grecia donan con frecuencia aceite de oliva, queso y otros alimentos a la familia Betel. w17.07 1:7, 8
Sábado 23 de noviembre
Cántennos una de las canciones de Sión (Sal. 137:3).
Los judíos cautivos en Babilonia no deseaban cantar. Tenían el corazón roto y necesitaban consuelo. Sin embargo, tal como predijo Jehová, el rey Ciro de Persia conquistó Babilonia y los liberó. Dijo sobre Jehová: “Me ha comisionado para que le edifique una casa en Jerusalén”. Y añadió: “Cualquiera que haya entre ustedes de todo su pueblo, esté Jehová su Dios con él. Así, pues, que suba” (2 Crón. 36:23). No hay duda de que todo esto consoló a aquellos israelitas mientras estaban en Babilonia. Jehová no solo consoló a la nación de Israel, sino también a cada israelita en particular. Igual pasa hoy. Dios “está sanando a los quebrantados de corazón, y está vendando sus partes doloridas” (Sal. 147:3). Cuando estamos enfermos o deprimidos, podemos confiar en que Jehová está deseando consolarnos y sanar nuestras heridas emocionales (Sal. 34:18; Is. 57:15). Nos da fuerzas y sabiduría para enfrentar cualquier problema (Sant. 1:5). w17.07 3:4, 5
Domingo 24 de noviembre
Donde esté el tesoro de ustedes, allí también estará su corazón (Luc. 12:34).
Nadie tiene más riquezas que Dios; todo lo que existe es suyo (1 Crón. 29:11, 12). Además, es un Padre generoso, y por eso da riquezas espirituales a manos llenas a quienes se dan cuenta de su inmenso valor. Algunos de los tesoros que nos da son 1) el Reino de Dios, 2) la predicación y 3) las valiosas verdades de su Palabra. ¿Verdad que los agradecemos mucho? Pero, si no tenemos cuidado, podemos dejar de valorarlos y hasta desperdiciarlos. Para que esto no pase, debemos aprovecharlos y profundizar nuestro amor por ellos. Muchos de nosotros hemos tenido que hacer cambios drásticos para ser súbditos del Reino de Dios (Rom. 12:2). Ahora bien, nuestra lucha no ha terminado. Debemos tener cuidado para que nada, ni el deseo de tener posesiones ni los deseos sexuales inmorales, debilite nuestro amor por el Reino (Prov. 4:23; Mat. 5:27-29). w17.06 2:1, 7
Lunes 25 de noviembre
¿Has llegado a saber? (Job 38:21).
En ningún lugar leemos que Dios le explicara a Job por qué estaba sufriendo. Ese no era el punto central de las palabras de Jehová, como si tuviera que justificarse. Dios quería ayudar a Job a comprender que era insignificante comparado con su grandeza. Y lo ayudó a entender que había asuntos más importantes implicados (Job 38:18-20). Gracias a esto, Job corrigió su punto de vista. ¿Fue Jehová demasiado duro al hablarle de forma tan directa a Job después de que este hubiera sufrido tanto? No, y Job tampoco lo vio así. A pesar de todo lo que había pasado, por fin comenzó a comprender el asunto. Incluso dijo: “Me retracto, y de veras me arrepiento en polvo y ceniza”. Así que las palabras de Jehová fueron oportunas y consoladoras (Job 42:1-6). Jehová vio la buena reacción de Job y expresó que aprobaba su comportamiento fiel (Job 42:7, 8). w17.06 3:11, 12
Martes 26 de noviembre
María escogió la buena porción, y no le será quitada (Luc. 10:42).
Tenemos que determinar si es equilibrado nuestro modo de ver las actividades espirituales y las que no lo son. Para ello, conviene que nos preguntemos: “¿Siento que mi empleo es interesante y emocionante mientras que las actividades espirituales me parecen rutinarias o aburridas?”. Meditar en la respuesta nos ayudará a ver qué es lo que de verdad nos interesa. Jesús nos enseñó a mantener en su lugar las cosas espirituales y las actividades cotidianas. En una ocasión, estaba de visita en la casa de María y Marta, que eran hermanas. Mientras Marta corría de un lado a otro para preparar la comida, María prefirió sentarse a los pies de Jesús y escucharlo. Marta se quejó de que su hermana no la ayudaba, y Jesús le dijo las palabras del texto de hoy (Luc. 10:38-42). De esta manera, le enseñó una valiosa lección: tenemos que seguir escogiendo “la buena porción”, dar prioridad a las cosas espirituales, para que no nos distraigan los asuntos del mundo y demostrar así nuestro amor a Cristo. w17.05 4:9, 10
Miércoles 27 de noviembre
Escucha la disciplina de tu padre (Prov. 1:8).
Jehová les ha dado a los padres, no a los abuelos ni a nadie más, el privilegio de enseñarles la verdad a sus hijos (Prov. 31:10, 27, 28). No obstante, es posible que los padres que no conocen el idioma del país necesiten ayuda para llegar al corazón de los niños. Buscar este tipo de ayuda no significa renunciar a su responsabilidad espiritual; al contrario, forma parte de su esfuerzo por criarlos “en la disciplina y regulación mental de Jehová” (Efes. 6:4). Por ejemplo, pueden pedirles a los ancianos que les den ideas para la adoración en familia y sugerencias sobre cómo encontrar buenas amistades para sus hijos. También pueden invitar de vez en cuando a otras familias a su adoración en familia. Además, muchos jóvenes progresan en el servicio a Dios gracias a la influencia de hermanos equilibrados y espirituales con los que, por ejemplo, salen a predicar y se divierten sanamente (Prov. 27:17). w17.05 2:17, 18
Jueves 28 de noviembre
Huye a Egipto (Mat. 2:13).
Cuando Jesús era niño, él y sus padres vivieron como refugiados en Egipto después de que el ángel de Jehová le advirtió a José que el rey Herodes quería matar a Jesús. Permanecieron allí hasta la muerte del rey (Mat. 2:14, 19-21). Décadas más tarde, los primeros discípulos de Jesús “fueron esparcidos por las regiones de Judea y de Samaria” por culpa de la persecución (Hech. 8:1). Jesús había predicho que muchos de sus seguidores se verían obligados a escapar de sus hogares. Dijo: “Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra” (Mat. 10:23). Este ha sido el caso de miles de testigos de Jehová. Muchos de ellos han perdido a seres queridos y casi todas sus pertenencias. Algunos han encontrado peligros en el camino o en el campo de refugiados, donde la gente se dedicaba a beber, apostar y robar, y era inmoral. Aun así, recordaban que, igual que los israelitas habían salido del desierto, ellos algún día saldrían del campo. Eso los ayudaba a tener una actitud positiva (2 Cor. 4:18). w17.05 1:2-5
Viernes 29 de noviembre
Paz abundante pertenece a los que aman tu ley, y no hay para ellos tropiezo (Sal. 119:165).
Mientras vivamos en este sistema, vamos a sufrir injusticias. Aunque no es habitual, es posible que alguna vez observemos o seamos víctimas de lo que parece ser una injusticia en la congregación. No permitamos que eso nos haga tropezar. Al contrario, demostremos nuestra lealtad orando a Dios y confiando en él. Además, reconozcamos con modestia que seguramente no conocemos todos los detalles. Somos muy conscientes de que debido a nuestra imperfección tal vez veamos errores donde no los hay. No queremos decir cosas negativas, porque sabemos que eso solo empeoraría la situación. Y, por último, en lugar de tomar la justicia por nuestra mano, resolvámonos a ser leales y a esperar con paciencia que Jehová corrija los asuntos. Si actuamos así, nos aseguraremos de contar con su aprobación y bendición. Sin duda, Jehová, “el Juez de toda la tierra”, siempre hará lo que es recto, pues “todos sus caminos son justicia” (Gén. 18:25; Deut. 32:4). w17.04 3:17
Sábado 30 de noviembre
Deje el inicuo su camino; y regrese a Jehová, quien tendrá misericordia de él (Is. 55:7).
¿Qué les sucederá a quienes no quieran cambiar y sigan apoyando a este sistema hasta que llegue la gran tribulación? Dios ha prometido eliminar de la Tierra a las personas malvadas para siempre (Sal. 37:10). Ellas tal vez crean que se librarán de su castigo. Muchas han aprendido a esconder lo que hacen, y parece que casi siempre logran evadir la justicia y las consecuencias de sus acciones (Job 21:7, 9). Pero la Biblia nos recuerda lo siguiente: “Los ojos de él [Dios] están sobre los caminos del hombre, y todos sus pasos él ve. No hay oscuridad ni una sombra profunda para que se oculten allí los que practican lo que es perjudicial” (Job 34:21, 22). Nadie se puede esconder de Jehová y ningún impostor puede engañarlo. No hay lugar tan oscuro o escondido a donde no pueda llegar la visión ilimitada de Dios. Cuando termine el Armagedón, dirigiremos la atención al lugar donde estaban los malvados, pero ya no estarán allí. Habrán desaparecido para siempre (Sal. 37:12-15). w17.04 2:5