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Examinando las Escrituras diariamente 2020
es20

Junio

Lunes 1 de junio

Sin importar qué le pidan al Padre en mi nombre, él se lo dará a ustedes (Juan 15:16).

Esta promesa debió fortalecer mucho a los apóstoles. Es verdad que Jesús iba a morir pronto, algo que ellos aún no comprendían bien. Pero no dejarían de recibir ayuda. Cuando le pidieran a Jehová que los ayudara a predicar el mensaje del Reino, él contestaría sus ruegos. De hecho, poco tiempo después, vieron cómo les respondía (Hech. 4:29, 31). Lo mismo ocurre hoy. Mientras sigamos dando fruto, seguiremos siendo amigos de Jesús. Además, tendremos la seguridad de que Jehová nos responderá cuando le pidamos ayuda para superar los obstáculos que nos encontremos en la predicación (Filip. 4:13). Qué agradecidos estamos de que Jehová responda nuestras oraciones y de que Jesús sea nuestro amigo. Estas cosas nos dan fuerzas para continuar produciendo fruto (Sant. 1:17). w18.05 2:17, 18

Martes 2 de junio

Animémonos unos a otros, y tanto más al contemplar ustedes que el día se acerca (Heb. 10:25).

En solo cinco años, los cristianos de origen judío que vivían en Jerusalén verían acercarse el “día de Jehová” sobre la ciudad. Comprenderían que la señal que Jesús profetizó se estaba cumpliendo y que debían huir (Hech. 2:19, 20; Luc. 21:20-22). Aquel día de Jehová llegó en el año 70, cuando los romanos ejecutaron el castigo divino sobre Jerusalén. En nuestros días, tenemos razones de sobra para creer que está cerca el día de Jehová, que será “grande y muy inspirador de temor” (Joel 2:11). Y las palabras de Sofonías 1:14 se cumplen también en la actualidad: “El gran día de Jehová está cerca. Está cerca, y hay un apresurarse muchísimo de él”. Por eso, Pablo nos dice: “Considerémonos unos a otros para incitarnos al amor y a las obras excelentes” (Heb. 10:24). En otras palabras, debemos estar cada vez más pendientes de nuestros hermanos para que podamos animarlos cuando lo necesiten. w18.04 4:1, 2

Miércoles 3 de junio

Sé animoso y fuerte. No sufras sobresalto ni te aterrorices, porque Jehová tu Dios está contigo adondequiera que vayas (Jos. 1:9).

Qué mensaje tan fortalecedor recibió Josué de parte de Jehová antes de llevar a los israelitas hasta la Tierra Prometida. Jehová no solo dio ánimos a algunos de sus siervos, sino también a todos ellos en conjunto. Por ejemplo, como sabía que el pueblo judío necesitaría consuelo cuando estuviera cautivo en Babilonia, le hizo esta promesa: “No tengas miedo, porque estoy contigo. No mires por todos lados, porque soy tu Dios. Yo ciertamente te fortificaré. Yo cierta y verdaderamente te ayudaré. Sí, yo verdaderamente te mantendré firmemente asido con mi diestra de justicia” (Is. 41:10). Los primeros cristianos tenían esa misma seguridad, y también la tenemos nosotros hoy (2 Cor. 1:3, 4). Jehová también le dio ánimos a su Hijo, Jesús. Cuando este se bautizó, oyó una voz decir desde el cielo: “Este es mi Hijo, el amado, a quien he aprobado” (Mat. 3:17). De seguro, estas palabras lo fortalecieron durante su ministerio. w18.04 3:3-5

Jueves 4 de junio

En cuanto al árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo, no debes comer de él (Gén. 2:17).

Muchas personas hoy opinan que el mandato que Dios le dio a Adán implicaba negarle la libertad de hacer lo que quisiera. Pero no es cierto. No es lo mismo tener el derecho a decidir lo que uno quiere hacer que tener el derecho a decidir lo que está bien y lo que está mal. Adán y Eva tenían libertad para decidir si obedecían a Dios o no. Sin embargo, solo Jehová tiene el derecho a decidir lo que está bien y lo que está mal. Esto es lo que simbolizaba “el árbol del conocimiento de lo bueno y lo malo” que había en el jardín de Edén (Gén. 2:9). Con el mandato que Jehová les dio a Adán y Eva, les estaba enseñando que debían obedecerlo para ser realmente libres. Por desgracia, Adán y Eva escogieron desobedecer. Pero ¿llegaron a ser más libres? No. Como querían vivir a su manera, perdieron la verdadera libertad. w18.04 1:9-12

Viernes 5 de junio

Durante el tiempo de toda la angustia de ellos le fue angustioso a él (Is. 63:9).

Cuando los siervos de Dios sufren, él no solo se compadece de ellos, sino que actúa para ayudarlos. Veamos un caso. Mientras los israelitas eran esclavos en Egipto, Jehová sintió su dolor, y eso lo motivó a liberarlos. Le dijo a Moisés: “Indisputablemente he visto la aflicción de mi pueblo [...] y he oído el clamor de ellos [...]; porque conozco bien los dolores que sufren. Y estoy procediendo a bajar para librarlos de la mano de los egipcios” (Éx. 3:7, 8). Como sentía compasión por ellos, los rescató de la esclavitud. Siglos más tarde, cuando estaban en la Tierra Prometida, los atacaron las naciones enemigas. ¿Cómo reaccionó Dios? La Biblia dice que “sentía pesar por el gemido de ellos” por culpa de quienes los oprimían y maltrataban. Una vez más, la empatía lo motivó a ayudarlos, y envió jueces para librarlos de sus enemigos (Juec. 2:16, 18). w19.03 12:4, 5

Sábado 6 de junio

¿Puede una esposa olvidarse de su niño de pecho, de modo que no tenga piedad al hijo de su vientre? Hasta estas mujeres pueden olvidar; no obstante, yo mismo no me olvidaré de ti (Is. 49:15).

Los dos primeros mandamientos ordenaban a los israelitas adorar solo a Dios y les prohibían adorar ídolos (Éx. 20:3-6). En realidad, estos mandatos no beneficiaban a Jehová, sino a los propios israelitas. A estos les iba mal cuando adoraban a los dioses de otras naciones. En cambio, Jehová los bendijo cuando fueron leales y actuaron con justicia (1 Rey. 10:4-9). Jehová no tiene la culpa de que quienes dicen servirle desobedezcan sus normas y hagan daño a sus siervos. Aun así, nos ama y sabe cuándo padecemos injusticias. Le duele vernos sufrir más que a una madre ver sufrir a su bebé. Puede que Dios no dé su merecido de inmediato a quienes cometen injusticias y no se arrepienten, pero lo hará a su debido tiempo. w19.02 9:13-15

Domingo 7 de junio

Que no se efectúe mi voluntad, sino la tuya (Luc. 22:42).

En las semanas anteriores a la Conmemoración, las reuniones se centran en analizar el ejemplo de Jesús y la humildad que demostró al sacrificar su vida por nosotros. Como consecuencia, nos sentimos motivados a imitar su humildad y a hacer la voluntad de Dios, incluso cuando resulta difícil. Pensemos en cómo demostró valentía en los días que precedieron a su muerte. Sabía muy bien que pronto sus enemigos lo humillarían, le darían latigazos y lo ejecutarían (Mat. 20:17-19). Aun así, estuvo dispuesto a afrontar la muerte. Cuando llegó ese momento, les dijo a los apóstoles fieles, que estaban con él en el jardín de Getsemaní: “Levántense, vámonos. ¡Miren! El que me traiciona se ha acercado” (Mat. 26:36, 46). Y, cuando una muchedumbre armada fue a detenerlo, dio un paso adelante, dijo quién era y mandó a los soldados que dejaran que se fueran los apóstoles (Juan 18:3-8). ¿Verdad que demostró que era muy valiente? Hoy día, tanto los cristianos ungidos como las otras ovejas nos esforzamos por imitar su valor. w19.01 5:7, 8

Lunes 8 de junio

Busquen mansedumbre (Sof. 2:3).

Para pintar un cuadro, hay que combinar varios colores atractivos. De manera parecida, para ser mansos, debemos combinar varias cualidades atractivas. Entre estas, se destacan la humildad, la obediencia, la apacibilidad y la valentía. Solo las personas humildes son obedientes a Dios y hacen su voluntad. Y parte de su voluntad es que seamos apacibles (Mat. 5:5; Gál. 5:23). Pero Satanás se enfurece cuando hacemos lo que Jehová quiere. Por eso, aunque seamos humildes y apacibles, muchas personas que forman parte del mundo de Satanás nos odian (Juan 15:18, 19). Por todo esto, debemos ser valientes. Lo contrario de ser mansos es ser arrogantes, coléricos y desobedientes a Jehová. Así mismo es Satanás. Con razón odia a las personas mansas, pues ponen al descubierto con sus buenas cualidades lo malvado que es. Y, lo que es peor para él, demuestran que es un mentiroso, porque sin importar lo que diga o haga no puede impedir que los mansos sirvan a Jehová (Job 2:3-5). w19.02 7:3-5

Martes 9 de junio

No mires por todos lados, porque soy tu Dios (Is. 41:10).

Jehová sabía que los habitantes de Babilonia sentirían miedo debido a que el poderoso ejército medopersa los atacaría. Jehová usaría a este ejército para liberar a su pueblo (Is. 41:2-4). Cuando los babilonios y la gente de otras naciones se dieron cuenta de que se acercaba el enemigo, intentaron no caer presa del pánico diciéndose unos a otros: “Sé fuerte”. También hicieron más dioses con la esperanza de que estos los protegieran (Is. 41:5-7). Mientras tanto, estas palabras que Jehová había dicho tranquilizaron a su pueblo: “Tú, oh Israel, [a diferencia de las otras naciones,] eres mi siervo”. Y, para que sus siervos no se angustiaran, les había dicho: “Soy tu Dios” (Is. 41:8-10). Al decir “soy tu Dios”, en presente, Jehová les aseguró a los judíos leales que no los había olvidado y que ellos seguían siendo su pueblo. Además, les dijo que los llevaría y los ayudaría a escapar. Sin duda, las palabras de Jehová fortalecieron a los judíos cautivos (Is. 46:3, 4). w19.01 1:8

Miércoles 10 de junio

De los cielos salió una voz: “Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado” (Mar. 1:11).

En Marcos 1:9-11 se registra la primera de tres ocasiones en las que Jehová habló desde el cielo. Dijo: “Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado”. Cuánto debió conmover a Jesús escuchar a su Padre expresarle de viva voz su amor y confianza. Las palabras de Jehová confirmaron tres cosas muy importantes: que Jesús es su Hijo, que lo ama y que le ha dado su aprobación. Al decir “Tú eres mi Hijo”, Jehová indicó que su querido Hijo, Jesús, ahora tenía una nueva relación con él. Mientras Jesús era un espíritu en el cielo, ya era uno de los hijos de Dios. Pero, al bautizarse, fue ungido con espíritu santo. En ese momento, Dios indicó que Jesús ahora era su Hijo ungido y tenía la esperanza de regresar al cielo para ser el Rey y Sumo Sacerdote nombrado por Dios (Luc. 1:31-33; Heb. 1:8, 9; 2:17). Así que, cuando Jesús se bautizó, su Padre tenía buenas razones para decir: “Tú eres mi Hijo” (Luc. 3:22). w19.03 11:3, 4

Jueves 11 de junio

No hay sabiduría en oposición a Jehová (Prov. 21:30).

Los malos consejos no son algo nuevo. Satanás fue el primero en darles a los seres humanos un mal consejo. Tuvo el descaro de decirle a Eva que ella y su esposo decidieran por sí mismos lo que harían con sus vidas porque así serían más felices (Gén. 3:1-6). Satanás solo estaba pensando en sí mismo. Quería que tanto ellos como sus futuros descendientes lo obedecieran y lo adoraran a él en vez de a Jehová. Pero era Jehová quien les había dado todo lo que tenían: su matrimonio, el bonito jardín donde vivían y unos cuerpos perfectos capaces de vivir para siempre. Por desgracia, Adán y Eva desobedecieron a Dios y cortaron su relación con él. Como sabemos, las consecuencias fueron desastrosas. Empezaron a envejecer y morir, igual que una flor se marchita y muere cuando la cortamos. Sus descendientes también sufrieron por culpa del pecado (Rom. 5:12). Aun así, la mayoría de las personas siguen prefiriendo desobedecer a Dios. Quieren vivir la vida a su manera (Efes. 2:1-3). Pero los resultados dejan claro lo ciertas que son las palabras del texto de hoy. w18.12 3:3, 4

Viernes 12 de junio

Hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las enseñadas por el espíritu, al combinar nosotros asuntos espirituales con palabras espirituales (1 Cor. 2:13).

El apóstol Pablo era un hombre culto e inteligente que hablaba al menos dos idiomas (Hech. 5:34; 21:37, 39; 22:2, 3). Aun así, no basaba sus decisiones en la sabiduría del mundo, sino en la Palabra de Dios (Hech. 17:2; 1 Cor. 2:6, 7). Gracias a ello, le fue bien en su ministerio y esperaba recibir la vida eterna (2 Tim. 4:8). No hay duda de que el modo de pensar de Dios es superior al de este mundo. Hacer lo que él dice resultará en que seamos muy felices y nos vaya bien en la vida. Pero Jehová no nos obliga a pensar como él. Ni “el esclavo fiel y discreto” ni los ancianos controlan lo que pensamos (Mat. 24:45; 2 Cor. 1:24). Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de adaptar su forma de pensar a la de Dios. w18.11 4:12, 13

Sábado 13 de junio

El desconsuelo y el suspirar tendrán que huir (Is. 35:10).

Dios predijo mediante Isaías que habría paz en la tierra a la que regresarían los israelitas y que estos no tendrían que temer ataques de animales ni de personas violentas. Tanto niños como mayores estarían a salvo (Is. 11:6-9; 35:5-10; 51:3). Esa parte de la profecía se cumplió en aquella época. Pero la profecía también aseguraba que la tierra —es decir, toda la tierra, no solo la nación de Israel— estaría “llena del conocimiento de Jehová como las aguas cubren el mismísimo mar”. Isaías enfatizó que los que regresaran de Babilonia no se sentirían amenazados por seres humanos ni por animales. La tierra produciría mucho fruto gracias a un abundante suministro de agua, tal como sucedía en el jardín de Edén (Gén. 2:10-14; Jer. 31:12). ¿Sería este el único cumplimiento de la profecía? Fijémonos en que esta dice también que los ciegos, los cojos y los sordos serían curados milagrosamente. Pero esto no les sucedió a los israelitas, lo que indica que esas curaciones ocurrirían en el futuro. w18.12 1:11, 12

Domingo 14 de junio

Sigamos andando en la verdad (3 Juan 3).

Esperamos andar en la verdad por toda la eternidad. ¿Cómo podemos fortalecer aún más nuestro deseo de continuar andando en ella? Sigamos apartando tiempo con regularidad para estudiar las valiosas verdades de la Palabra de Dios y meditemos en ellas. Mientras más estudiemos, más amaremos la verdad y fortaleceremos nuestro deseo de no venderla nunca. Pero no basta con tener conocimiento, también hay que actuar. Proverbios 23:23 dice que, además de comprar la verdad, debemos adquirir “sabiduría y disciplina y entendimiento”. Comprar sabiduría significa poner en práctica lo que aprendemos. Cuando tenemos entendimiento, relacionamos lo que aprendemos con lo que ya sabemos. Además, a veces la verdad nos disciplina, pues nos muestra los cambios que necesitamos hacer. Siempre debemos aceptar enseguida la disciplina, pues la Biblia enseña que es mucho más valiosa que la plata (Prov. 8:10). w18.11 2:3, 13, 14

Lunes 15 de junio

Compra la verdad misma y no la vendas (Prov. 23:23).

¿Cuál es nuestra posesión más valiosa? ¿Estaríamos dispuestos a cambiarla por algo de menos valor? Para los siervos de Dios, la respuesta a estas preguntas es sencilla. Lo más valioso que tenemos es nuestra amistad con Jehová, y no la cambiaríamos por nada. También valoramos mucho la verdad de la Biblia, pues hace posible que seamos amigos de nuestro Padre celestial (Col. 1:9, 10). Pensemos en todo lo que el Magnífico Instructor nos enseña en su Palabra, la Biblia. Nos dice cuál es su nombre y lo que significa, y nos revela sus hermosas cualidades. Nos explica el maravilloso regalo del rescate, que nos suministró por amor mediante su Hijo, Jesús. También nos habla del Reino mesiánico y la esperanza de vivir en el Paraíso, en la Tierra. Además, nos enseña cuál es la mejor manera de vivir y comportarnos. Todas estas enseñanzas son muy valiosas para nosotros porque nos permiten acercarnos al Creador y le dan sentido a nuestra vida. w18.11 1:1, 2

Martes 16 de junio

No estén mintiéndose unos a otros (Col. 3:9).

Las personas que dicen mentiras no le pueden ocultar nada a Jehová, pues “todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas” ante él (Heb. 4:13). Por ejemplo, Ananías y Safira vendieron un campo y les dijeron a los apóstoles que les entregaban todo el dinero de la venta, cuando en realidad solo era una parte. Querían quedar bien delante de los hermanos y hacerles creer que eran más generosos de lo que de verdad eran. Pero Jehová vio el engaño y les dio su merecido (Hech. 5:1-10). ¿Qué opina Jehová de la mentira? Satanás y todos los mentirosos malintencionados que no se arrepientan acabarán en el “lago de fuego”. En otras palabras, serán destruidos para siempre (Rev. 20:10; 21:8; Sal. 5:6). Sabemos que Jehová “no es hombre para que diga mentiras”. De hecho, “es imposible que Dios mienta” (Núm. 23:19; Heb. 6:18). La Biblia dice que odia “una lengua falsa” (Prov. 6:16, 17). Para tener su aprobación, debemos seguir sus normas y decir siempre la verdad. w18.10 1:10-13

Miércoles 17 de junio

Reflexiona sobre estas cosas (1 Tim. 4:15).

Supongamos que nuestro jefe nos pidiera que diéramos dinero para una fiesta relacionada con la religión falsa. ¿Qué haríamos? En vez de esperar a que se presenten situaciones como esta, ¿por qué no meditamos ahora en lo que Jehová piensa al respecto? Entonces, nos resultará más fácil hacer y decir lo que es correcto. Meditar de antemano en la necesidad de ser leales a Dios puede ser útil en una emergencia médica. Es cierto que estamos resueltos a rechazar las transfusiones de sangre completa o de uno de sus cuatro componentes principales (Hech. 15:28, 29). Pero hay otros procedimientos relacionados con la sangre sobre los que hay que tomar una decisión personal. Para ello, debemos analizar los principios bíblicos que revelan lo que piensa Jehová. Claro, el momento ideal para sopesar estos asuntos no es cuando estamos en el hospital, quizá con dolor o bajo presión para que tomemos una decisión rápida. Ahora es cuando debemos investigar el tema, poner por escrito nuestros deseos en un documento médico legal y hablar con el médico. w18.11 5:5, 15, 16

Jueves 18 de junio

El que me escucha, él residirá en seguridad (Prov. 1:33).

Jehová es un pastor cariñoso que nos mantiene a salvo y nos protege de nuestros enemigos. Saber esto nos tranquiliza mucho ahora que estamos tan cerca del fin de este mundo. Jehová seguirá cuidando a sus siervos durante la gran tribulación, que está a la vuelta de la esquina (Rev. 7:9, 10). Por lo tanto, seamos jóvenes o mayores, tengamos buena salud o suframos alguna enfermedad o discapacidad, no sentiremos miedo cuando llegue la tribulación. Al contrario, recordaremos estas palabras de Jesucristo: “Levántense erguidos y alcen la cabeza, porque su liberación se acerca” (Luc. 21:28). No perderemos la confianza ni siquiera cuando empiece el ataque de Gog, una coalición o grupo de naciones poderosas (Ezeq. 38:2, 14-16). ¿Por qué estaremos tan tranquilos? Porque sabemos que Jehová no cambia. Él siempre será un salvador amoroso y considerado (Is. 26:20). w18.09 4:15, 16

Viernes 19 de junio

Has sido precioso a mis ojos, y yo mismo te he amado (Is. 43:4).

El pueblo de Israel debió sentirse muy animado al escuchar estas palabras de Jehová. Usted también puede estar seguro de que Dios lo ama y lo considera muy valioso. Jehová promete a su pueblo: “Como Poderoso, salvará. Se alborozará sobre ti con regocijo” (Sof. 3:16, 17). No importa cuáles sean las pruebas que afronten los siervos de Dios, él promete apoyarlos y consolarlos. En el libro de Isaías, dijo: “Ustedes ciertamente mamarán. Sobre el costado serán llevados, y sobre las rodillas serán acariciados. Como un hombre a quien su propia madre sigue consolando, así yo mismo seguiré consolándolos a ustedes” (Is. 66:12, 13). Estas palabras pintan una escena muy tierna: la de una madre que lleva a su bebé en brazos o juguetea con él. De esta manera, Jehová ejemplifica el profundo amor que siente por sus siervos. Nunca dudemos de que somos muy valiosos a sus ojos (Jer. 31:3). w18.09 2:6, 7

Sábado 20 de junio

¿Quién hay que ofrezca voluntariamente llenar su mano hoy con una dádiva para Jehová? (1 Crón. 29:5).

En el antiguo Israel, hubo varias ocasiones en las que fue necesario solicitar voluntarios (Éx. 36:2; Neh. 11:2). Hoy también tenemos muchas oportunidades de ofrecer nuestro tiempo, recursos y capacidades para ayudar a nuestros hermanos. Si lo hacemos, seremos muy felices y recibiremos muchas bendiciones. Quienes participan en trabajos para la organización suelen hacer nuevos amigos. Veamos lo que le pasó a Margie, una hermana que ha trabajado durante dieciocho años en la construcción de Salones del Reino. A lo largo de los años, dio capacitación a varias hermanas jóvenes. Ella consideraba que esas eran ocasiones perfectas para animarse mutuamente en sentido espiritual (Rom. 1:12). Y, cuando pasó por momentos difíciles en su vida, todas esas amigas la consolaron mucho. ¿Nos hemos ofrecido alguna vez para trabajar en la construcción? w18.08 4:9, 11

Domingo 21 de junio

Que nadie jamás menosprecie tu juventud. Por lo contrario, hazte ejemplo para los fieles en el hablar, en conducta, en amor, en fe, en castidad (1 Tim. 4:12).

Cuando Pablo escribió estas palabras, Timoteo debía tener poco más de 30 años. Pero el apóstol le había dado responsabilidades de peso. Sin importar el motivo por el que le dio ese consejo, la clara lección es que no debemos juzgar a los hermanos jóvenes solo por su edad. Recordemos que incluso Jesús llevó a cabo su ministerio cuando tenía poco más de 30 años. En algunas culturas, no se valora mucho a los hombres jóvenes. Si este es el caso en nuestra zona, puede que los ancianos se resistan a recomendar a hermanos jóvenes que reúnen los requisitos para ser siervos ministeriales o ancianos. Los ancianos deben recordar que la Biblia no da una edad mínima para recomendar a un hermano (1 Tim. 3:1-10, 12, 13; Tito 1:5-9). w18.08 2:15, 16

Lunes 22 de junio

Apártate del falsamente llamado “conocimiento” (1 Tim. 6:20).

A fin de tomar buenas decisiones en la vida, necesitamos basarnos en datos confiables. Por eso, escojamos con cuidado lo que vamos a leer (Filip. 4:8, 9). No perdamos el tiempo consultando en Internet sitios de noticias poco confiables ni leyendo correos electrónicos o mensajes de texto que contengan rumores. Sobre todo, es importante que evitemos las páginas de Internet que promueven los apóstatas. Ellos pretenden debilitar la fe de los siervos de Dios y torcer la verdad. Toda esta clase de información puede llevarnos a tomar malas decisiones. Nunca subestimemos el efecto que puede tener en nuestra mente y corazón. Pensemos en lo que pasó cuando Moisés envió a doce espías a explorar la Tierra Prometida. Diez de ellos volvieron con un informe negativo (Núm. 13:25-33). Exageraron los hechos y, como consecuencia, los israelitas se desanimaron (Núm. 14:1-4, 6-10). En vez de asegurarse de si los datos eran ciertos y confiar en Jehová, creyeron el informe malo. w18.08 1:4, 5

Martes 23 de junio

No se extravíen. Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles (1 Cor. 15:33).

La mayoría de la gente tiene buenas cualidades, y no todos los que no son Testigos están haciendo siempre cosas malas. Si tenemos amigos así, ¿quiere decir eso que su amistad es inofensiva? Debemos preguntarnos si estar con ellos hace que nuestra relación con Jehová sea mejor. Pensemos en qué tienen en el corazón. Por ejemplo, ¿hablan casi siempre sobre moda, entretenimiento, dinero, dispositivos electrónicos u otras cosas materiales? ¿Les gusta criticar a otros o contar chistes sucios? Jesús dio esta oportuna advertencia: “De la abundancia del corazón habla la boca” (Mat. 12:34). Así pues, si nos damos cuenta de que relacionarnos con alguien supone un peligro para nuestra amistad con Jehová, actuemos con decisión y limitemos el tiempo que pasamos con esa persona o, si es necesario, rompamos la amistad con ella (Prov. 13:20). w18.07 3:11

Miércoles 24 de junio

Moisés era con mucho el más manso de todos los hombres (Núm. 12:3).

Cuando Moisés tenía 80 años, Jehová le encargó liberar a Israel de la esclavitud en Egipto (Éx. 3:10). Aunque en repetidas ocasiones Moisés puso excusas, Jehová no solo siguió teniendo paciencia con él, sino que le concedió el poder de hacer milagros (Éx. 4:2-9, 21). Jehová pudo haber usado su poder para asustar a Moisés y obligarlo a obedecerle. Pero, en vez de eso, fue paciente y amable, e hizo lo posible por tranquilizar a este siervo modesto y humilde. ¿Dio buen resultado tratarlo con consideración? Claro que sí, pues Moisés llegó a ser un líder extraordinario que se esforzó por tratar a los demás con la misma paciencia y consideración con la que Jehová lo trató a él. Si tenemos cierta autoridad, es muy importante que tratemos a los demás con la misma consideración, amabilidad y paciencia que Jehová (Col. 3:19-21; 1 Ped. 5:1-3). Si nos esforzamos por ser como Jehová y el Moisés Mayor, Jesucristo, haremos que a otros se les facilite hablar con nosotros y seremos una fuente de ánimo para ellos (Mat. 11:28, 29). w18.09 4:7-10

Jueves 25 de junio

¡Qué bueno y qué agradable es que los hermanos moren juntos en unidad! (Sal. 133:1).

¿Por qué no nos ponemos la meta de ser una influencia positiva en la congregación y fortalecer la unidad entre los cristianos? Si ya lo estamos haciendo, merecemos que se nos felicite. Pero ¿podemos tratar de ensancharnos y conocer mejor a nuestros hermanos? (2 Cor. 6:11-13). ¿Podemos esforzarnos más por hacer que la luz de la verdad bíblica brille en nuestro vecindario? Si somos amables con los vecinos, tal vez se interesen en la verdad. Preguntémonos: “¿Qué opinan mis vecinos sobre mí? ¿En qué estado se encuentran mi casa y el resto de mi propiedad? ¿Contribuyen a la buena imagen del vecindario? ¿Me ofrezco a ayudar a los demás?”. Cuando hablemos con nuestros hermanos, preguntémosles qué efecto ha tenido su buena conducta en sus vecinos, así como en sus familiares y compañeros de clase o trabajo. Es muy probable que nos cuenten experiencias positivas (Efes. 5:9). w18.06 4:13, 14

Viernes 26 de junio

Viene la hora en que todo el que los mate se imaginará que ha rendido servicio sagrado a Dios (Juan 16:2).

Esa advertencia reflejaba el pensar de los que mataron al discípulo Esteban, y lo mismo han pensado quienes han actuado como ellos (Hech. 6:8, 12; 7:54-60). Los fanáticos religiosos que cometen estos crímenes horribles y afirman que sirven a Dios están en realidad violando sus leyes (Éx. 20:13). Está claro que sus conciencias los están engañando. ¿Cómo podemos evitar que la conciencia nos engañe? Las leyes y los principios de la Palabra de Dios son útiles “para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia” (2 Tim. 3:16). Por lo tanto, a fin de educar la conciencia para que concuerde con el modo de pensar de Dios y nos guíe bien, tenemos que ser buenos estudiantes de la Biblia, reflexionar en lo que dice y ponerla en práctica en la vida. w18.06 3:3, 4

Sábado 27 de junio

Acepten la espada del espíritu, es decir, la palabra de Dios (Efes. 6:17).

Cuando Pablo escribió su carta a los efesios, los soldados romanos usaban para el combate cuerpo a cuerpo una espada que medía unos 50 centímetros (unas 20 pulgadas). Un motivo por el que los soldados eran tan hábiles con sus armas era que practicaban todos los días. Pablo comparó la Palabra de Dios a una espada que Jehová nos ha dado. Ahora bien, tenemos que usarla con habilidad cuando defendemos nuestras creencias o tratamos de cambiar nuestra manera de pensar (2 Cor. 10:4, 5; 2 Tim. 2:15). No debemos tenerles miedo a Satanás y los demonios. Son poderosos, pero no son invencibles. Y además son mortales. Dentro de poco, durante el Reinado de Mil Años de Cristo, estarán encerrados y en un estado de completa inactividad. Luego, serán destruidos (Rev. 20:1-3, 7-10). Conocemos a nuestro enemigo, sus artimañas y sus intenciones. Con la ayuda de Jehová, podemos estar firmes contra el Diablo. w18.05 4:15, 19-21

Domingo 28 de junio

La serpiente dijo a la mujer: “Positivamente no morirán  (Gén. 3:4).

Adán sabía bien que las serpientes no hablan. Así que, cuando una serpiente habló con Eva, tal vez él imaginó que quien hablaba en realidad era un espíritu (Gén. 3:1-6). Ninguno de los dos sabía casi nada sobre él. Aun así, Adán decidió darle la espalda a su amoroso Padre celestial y unirse a la rebelión de aquel desconocido (1 Tim. 2:14). Jehová comenzó de inmediato a dar información sobre este enemigo que había corrompido a Adán y Eva, y prometió que acabaría con él. Pero también advirtió que durante un período este espíritu atacaría a los que aman a Dios (Gén. 3:15). Jehová, que es muy sabio, nunca nos ha dicho cómo se llama el ángel rebelde. Y decidió esperar dos mil quinientos años para darnos a conocer el término descriptivo que usa para referirse a él (Job 1:6). w18.05 3:1, 2

Lunes 29 de junio

Estos son los que llevan fruto con aguante (Luc. 8:15).

Predicar en un territorio donde casi nadie escucha el mensaje del Reino puede ser desalentador. Si a usted le ha pasado esto, seguro que entiende cómo se sintió el apóstol Pablo. Durante su ministerio, que más o menos duró treinta años, ayudó a gran cantidad de personas a aceptar el cristianismo (Hech. 14:21; 2 Cor. 3:2, 3). Pero no logró que muchos judíos se hicieran cristianos. De hecho, la mayoría rechazó a Pablo y algunos hasta lo persiguieron (Hech. 14:19; 17:1, 4, 5, 13). Él reconoció con franqueza que esa reacción tan negativa lo afectó mucho. Dijo: “Tengo gran desconsuelo e incesante dolor en mi corazón” (Rom. 9:1-3). ¿Por qué se sintió así? Porque amaba la predicación y también amaba a las personas. Se preocupaba de corazón por los judíos, y por eso le dolía tanto ver que rechazaban la misericordia de Dios. Como Pablo, predicamos porque nos preocupamos de todo corazón por la gente (Mat. 22:39; 1 Cor. 11:1). w18.05 1:4, 5

Martes 30 de junio

La solicitud ansiosa en el corazón de un hombre es lo que lo agobia, pero la buena palabra es lo que lo regocija (Prov. 12:25).

Pablo mostró que incluso quienes dan ánimo también necesitan recibirlo. A los cristianos que vivían en Roma les escribió: “Anhelo verlos, para impartirles algún don espiritual a fin de que se les haga firmes; o, más bien, para que haya un intercambio de estímulo entre ustedes, por cada uno mediante la fe del otro, tanto la de ustedes como la mía” (Rom. 1:11, 12). Como vemos, hasta el apóstol Pablo a veces necesitaba que lo animaran (Rom. 15:30-32). Los hermanos que hacen grandes sacrificios en su vida para dedicarse a servir a Jehová a tiempo completo merecen que los elogiemos. También necesitan ánimo aquellos hermanos y hermanas que están solteros porque desean obedecer el mandato de casarse “solo en el Señor” (1 Cor. 7:39). Y no debemos olvidar a los cristianos que se mantienen fieles ante la persecución o la mala salud (2 Tes. 1:3-5). w18.04 4:3-5

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