Febrero
Jueves 1 de febrero
Ámense unos a otros tal como yo los he amado (Juan 15:12).
¿A qué clase de amor se está refiriendo el texto de hoy? Jesús explicó que se trata de un amor que hace que un cristiano esté dispuesto a morir por su hermano. La Palabra de Dios enseña que el amor es muy importante. Muchos dicen que versículos como los siguientes son sus favoritos: “Dios es amor” (1 Juan 4:8); “Ama a tu prójimo como te amas a ti mismo” (Mat. 22:39); “El amor cubre una multitud de pecados” (1 Ped. 4:8), y “El amor nunca falla” (1 Cor. 13:8). Estos versículos y muchos otros destacan lo importante que es cultivar y demostrar esta cualidad tan hermosa. El amor verdadero viene de Jehová. Solo los que tienen su espíritu y su bendición pueden amarse de verdad (1 Juan 4:7). Con razón Jesús dijo que el amor sincero distinguiría a sus verdaderos discípulos. Tal como predijo, muchas personas han podido identificar a los cristianos verdaderos por el amor que se demuestran. w23.03 14:5-8
Viernes 2 de febrero
Tus pecados quedan perdonados (Luc. 7:48).
¿Debemos perdonar más? Sería útil leer sobre personajes bíblicos que perdonaron a otros con generosidad y sobre quienes no lo hicieron, y meditar en su ejemplo. Pensemos en Jesús. Él estuvo dispuesto a perdonar a la gente (Luc. 7:47). No se fijaba en sus defectos, sino que se concentraba en el potencial que tenían. Sin embargo, los fariseos “pensaban que los demás no eran nada” (Luc. 18:9). Después de meditar en estos ejemplos, preguntémonos: “¿Cómo veo a los demás? ¿En qué cualidades de ellos me fijo?”. Si nos resulta difícil perdonar a alguien, hagamos una lista con todas las cualidades buenas que vemos en esa persona y preguntémonos: “¿Cómo la ve Jesús? ¿La perdonaría?”. Un proyecto de estudio como este puede ayudarnos a cambiar nuestra forma de pensar. Al principio tal vez nos resulte difícil perdonar a alguien que nos ha hecho daño. Pero, si nos esforzamos, conseguiremos mejorar este aspecto de nuestra personalidad. w22.04 18:6
Sábado 3 de febrero
Envió a su ángel y presentó la revelación en señales (Apoc. 1:1).
En el libro de Apocalipsis, a los enemigos de Dios se les presenta de manera simbólica, como si fueran bestias salvajes. Por ejemplo, se habla de “una bestia salvaje que subía del mar” y “tenía 10 cuernos y 7 cabezas” (Apoc. 13:1). A esta le sigue “otra bestia salvaje que subía de la tierra”. Habla como un dragón y “hace bajar fuego del cielo” (Apoc. 13:11-13). Entonces se menciona a “una bestia salvaje de color rojo escarlata” sobre la que va sentada una prostituta. Estas tres bestias salvajes representan a enemigos que se han opuesto a Jehová y su Reino durante mucho tiempo. Por eso es importante que sepamos quiénes son (Apoc. 17:1, 3). Necesitamos entender lo que estos símbolos representan. Para ello, lo mejor es dejar que la Biblia lo explique. Muchos de los símbolos de Apocalipsis ya se mencionan en otros libros de la Biblia. w22.05 20:3, 4
Domingo 4 de febrero
Ama a Jehová tu Dios con todo tu corazón (Mat. 22:37).
Algunos hermanos se sienten desanimados porque debido a la edad o la mala salud no pueden hacer tanto como quisieran en su servicio a Jehová. Si a veces nos sentimos desanimados porque no podemos hacer todo lo que deseamos, preguntémonos: “¿Qué espera Jehová de mí?”. Espera que le demos lo mejor de nosotros, es decir, que hagamos todo lo que podamos por él según nuestras circunstancias. Piense en este ejemplo. Una hermana que tiene 80 años está desanimada porque ya no puede hacer en el ministerio lo que hacía cuando tenía 40. Piensa que, aunque le está dando a Jehová lo mejor de ella, él no está contento. Pero ¿es eso cierto? Veamos. Si esta hermana le dio a Jehová lo mejor de ella cuando tenía 40 años y sigue haciéndolo ahora que tiene 80, en realidad nunca ha dejado de darle lo mejor. Si le damos a Jehová lo mejor de nosotros, él nos dirá: “Bien hecho” (compare con Mateo 25:20-23). Algo que nos ayudará a mantener la alegría es centrarnos en lo que sí podemos hacer, en vez de centrarnos en lo que no está a nuestro alcance. w22.04 16:2, 4-6
Lunes 5 de febrero
Vi la santa ciudad, la Nueva Jerusalén (Apoc. 21:2).
En el capítulo 21 de Apocalipsis se compara a los 144.000 con una preciosa ciudad llamada “la Nueva Jerusalén”. Esta ciudad tiene “por fundamentos 12 piedras”, y en ellas están escritos “los 12 nombres de los 12 apóstoles del Cordero” (Apoc. 21:10-14; Efes. 2:20). Esta ciudad simbólica no se parece a ninguna otra. Su calle principal es de oro puro, sus 12 puertas son 12 perlas, la muralla y los fundamentos están adornados con piedras preciosas, y tiene la forma de un cubo perfecto (Apoc. 21:15-21). Pero Juan se da cuenta de que falta algo. ¿Qué será? Él dice: “No vi ningún templo en ella, porque Jehová Dios, el Todopoderoso, es su templo, así como lo es el Cordero. La ciudad no necesita que el sol o la luna brillen sobre ella, porque la gloria de Dios la ilumina y su lámpara es el Cordero” (Apoc. 21:22, 23). Los que forman parte de la Nueva Jerusalén tendrán acceso directo a Jehová (Heb. 7:27; Apoc. 22:3, 4). w22.05 21:14, 15
Martes 6 de febrero
Sigan soportándose unos a otros y perdonándose con generosidad. Jehová los perdonó con generosidad a ustedes, así que hagan ustedes igual (Col. 3:13).
Jehová es nuestro Creador, Legislador y Juez, pero también es nuestro cariñoso Padre celestial (Sal. 100:3; Is. 33:22). Por eso, cuando pecamos contra él y nos arrepentimos de corazón, no solo puede perdonarnos, sino que también desea hacerlo (Sal. 86:5). Mediante el profeta Isaías, Jehová hizo una promesa que nos consuela. Dijo: “Aunque los pecados de ustedes sean como rojo escarlata, quedarán blancos como la nieve” (Is. 1:18). Como somos imperfectos, todos hacemos y decimos cosas que ofenden a otros (Sant. 3:2). Pero esto no significa que no podamos tener buenas amistades. La clave es aprender a perdonar (Prov. 17:9; 19:11; Mat. 18:21, 22). Jehová espera que perdonemos esos pequeños roces que surgen entre nosotros. Y tenemos buenas razones para hacerlo. Al fin y al cabo, él nos perdona generosamente (Is. 55:7). w22.06 25:1, 2
Miércoles 7 de febrero
Imiten a los que por su fe y paciencia heredan las promesas (Heb. 6:12).
Aunque no es bueno compararnos con los demás, aprendemos mucho cuando nos fijamos en el ejemplo de otros siervos de Jehová. Pensemos en Jesús, que es nuestro mejor modelo. Aunque nosotros no somos perfectos como él, podemos aprender de sus hermosas cualidades y de su manera de actuar (1 Ped. 2:21). Si hacemos el máximo esfuerzo posible por seguir fielmente sus pasos, seremos mejores siervos de Jehová. La Biblia nos habla de muchos hombres y mujeres que, a pesar de sus imperfecciones, son buenos ejemplos para nosotros. Uno de ellos es el rey David. Hablando de él, Jehová dijo: “He encontrado [...] a un hombre que complace a mi corazón” (Hech. 13:22). Pero David cometió algunos errores graves. Aun así, nos dejó un buen ejemplo. ¿Por qué? Porque no trató de poner excusas. Más bien, aceptó la disciplina firme y se arrepintió de corazón por lo que había hecho. Y por eso Jehová lo perdonó (Sal. 51:3, 4, 10-12). w22.04 16:11, 12
Jueves 8 de febrero
El hombre dará todo lo que tiene por salvar su vida (Job 2:4).
La Biblia afirma que la muerte es un enemigo (1 Cor. 15:25, 26). Pensar en la muerte puede causarnos mucha angustia, sobre todo si nosotros o nuestros seres amados estamos muy enfermos. ¿Por qué nos da miedo pensar en la muerte? Porque Jehová nos creó con el deseo de vivir para siempre (Ecl. 3:11). Pero un grado razonable de temor a la muerte puede protegernos. Quizás nos impulse a cuidar la dieta, a hacer ejercicio, a evitar riesgos innecesarios y a ir al médico y tomar medicamentos cuando sea necesario. Satanás sabe que valoramos mucho la vida. Por eso asegura que estamos dispuestos a sacrificar cualquier cosa —incluso nuestra amistad con Jehová— con tal de seguir vivos (Job 2:5). ¡Pero qué equivocado está! Como él “tiene los medios para causar la muerte”, se aprovecha de nuestro miedo natural a morir con la intención de que le demos la espalda a Jehová (Heb. 2:14, 15). w22.06 26:15, 16
Viernes 9 de febrero
No dejen que se ponga el sol estando todavía enojados (Efes. 4:26).
En tiempos de persecución, tal vez solo podamos reunirnos en grupos pequeños. Así que es más importante que nunca estar en paz con los demás. Luchemos contra Satanás, no entre nosotros. Perdonemos los errores de los hermanos y solucionemos enseguida cualquier desacuerdo (Prov. 19:11). Tomemos la iniciativa para apoyarnos unos a otros (Tito 3:14). La ayuda que un grupo de predicación le dio a una hermana tuvo un efecto positivo en todo el grupo. Llegaron a estar más unidos, como una familia (Sal. 133:1). Miles y miles de nuestros hermanos sirven a Jehová a pesar de las restricciones de las autoridades. Algunos están presos por sus creencias. Oremos por ellos, por sus familias y por los que arriesgan su propia libertad para darles ayuda espiritual, física y legal (Col. 4:3, 18). Nunca subestimemos el poder de nuestras oraciones (2 Tes. 3:1, 2; 1 Tim. 2:1, 2). w22.12 52:15, 16
Sábado 10 de febrero
Tú que enseñas a otro, ¿no te enseñas a ti mismo? (Rom. 2:21).
Los niños tienden a copiar lo que hacen sus padres. Claro, nadie es perfecto (Rom. 3:23). Pero los padres que son sabios se esfuerzan al máximo por darles un buen ejemplo a sus hijos. Un padre dijo: “Son como esponjas; lo absorben todo”. Añadió: “Cuando ven que lo que hacemos no coincide con lo que estamos tratando de enseñarles, nos lo van a decir”. Así pues, si queremos que nuestros hijos amen a Jehová, nuestro amor por él debe ser fuerte y saltar a la vista. Los padres pueden hacer muchas cosas para enseñar a sus hijos a amar a Jehová. Andrew, un joven bautizado de 17 años, dice: “Mis padres siempre me han enseñado que es muy importante orar. Todas las noches, papá oraba conmigo aunque yo ya hubiera hecho mi propia oración. [...] Ahora me siento cómodo orándole a Jehová y lo veo como un Padre que me ama”. Padres, siempre recuerden que su amor por Jehová puede tener un profundo efecto en sus hijos. w22.05 23:7, 8
Domingo 11 de febrero
El bautismo ahora los está salvando a ustedes (1 Ped. 3:21).
Una de las cosas que debemos hacer para prepararnos para el bautismo es arrepentirnos de corazón de nuestros pecados (Hech. 2:37, 38). El verdadero arrepentimiento implica hacer cambios. ¿Ha dejado de hacer cosas que a Jehová no le gustan, como llevar una vida inmoral, fumar, decir malas palabras o usar lenguaje grosero? (1 Cor. 6:9, 10; 2 Cor. 7:1; Efes. 4:29). Siga esforzándose por lograrlo. Puede hablar con la persona que le da clases de la Biblia o con los ancianos si necesita ayuda y consejos. Los jóvenes que todavía viven con sus papás pueden pedirles que los ayuden a vencer cualquier hábito que impida que se bauticen. También es muy importante que usted tenga una buena rutina espiritual. Esto incluye ir a las reuniones y participar en ellas (Heb. 10:24, 25). Y, cuando lo nombren publicador no bautizado, predique con regularidad. w23.03 11:14-16
Lunes 12 de febrero
Jehová Dios le dijo a la serpiente: “Por haber hecho esto, maldita seas” (Gén. 3:14).
En Génesis 3:14, 15 se menciona a una “serpiente” y a la “descendencia” de esa serpiente. “La serpiente” no podía ser una serpiente de verdad porque no habría entendido la sentencia que Jehová dictó en el jardín de Edén. Tenía que tratarse de un ser inteligente. Y la Biblia nos muestra claramente quién es. Apocalipsis 12:9 dice que “la serpiente original” es Satanás, el Diablo. Cuando la Biblia utiliza la palabra “descendencia” en sentido simbólico, se refiere a quienes imitan la forma de pensar y el comportamiento de su padre simbólico. Así que la descendencia de la serpiente está formada por seres espirituales y por humanos que se oponen a Jehová y a su pueblo, tal como hace Satanás. Entre ellos están los ángeles que abandonaron su puesto en el cielo en los días de Noé y los seres humanos malvados que actúan como su padre, el Diablo (Gén. 6:1, 2; Juan 8:44; 1 Juan 5:19; Jud. 6). w22.07 30:4, 5
Martes 13 de febrero
Asegúrense de qué cosas son las más importantes (Filip. 1:10).
El apóstol Pablo amaba muchísimo a sus hermanos. Y, como él mismo había pasado por muchas situaciones difíciles, podía tratar con compasión y empatía a quienes enfrentaban pruebas. En cierta ocasión, se quedó sin dinero y tuvo que ponerse a trabajar para conseguir lo necesario para él y sus compañeros (Hech. 20:34). Su oficio era hacer tiendas de campaña. Cuando llegó a Corinto trabajó con Áquila y Priscila, que tenían el mismo oficio. Pero “todos los sábados” les predicaba a judíos y a griegos. Y, cuando llegaron Silas y Timoteo, “Pablo se dedicó por completo a predicar la palabra” (Hech. 18:2-5). Así que el apóstol siempre tuvo claro que lo principal en su vida era servir a Jehová. Era un hombre trabajador que tenía autoridad moral para animar a los hermanos y aconsejarles que no permitieran que las presiones de la vida y la necesidad de mantener a la familia los llevaran a descuidar lo más importante, todo lo relacionado con nuestra adoración. w22.08 35:3
Miércoles 14 de febrero
Se tienen que predicar las buenas noticias en todas las naciones (Mar. 13:10).
La voluntad de Dios hoy es que se prediquen las buenas noticias del Reino por toda la Tierra (1 Tim. 2:3, 4). Esta obra es de Jehová, y es tan importante que él ha escogido a su amado Hijo para que la dirija. Como la predicación está en las mejores manos, podemos estar seguros de que, cuando venga el fin, Jehová estará contento con lo que se haya hecho (Mat. 24:14). ¿Cómo lo sabemos? Poco antes de subir al cielo, Jesús se reunió con algunos de sus discípulos fieles en una montaña de Galilea y les dijo: “Se me ha dado toda la autoridad en el cielo y en la tierra”. Y fijémonos en lo que añadió a continuación: “Así que vayan y hagan discípulos de gente de todas las naciones” (Mat. 28:18, 19). Entre otras cosas, a Jesús se le dio autoridad para dirigir la predicación. Y él supervisaría esa obra hasta nuestros días. w22.07 29:1, 3, 4
Jueves 15 de febrero
Viene la hora en que todos los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán: los que hicieron cosas buenas, para una resurrección de vida (Juan 5:28, 29).
Los justos, es decir, los que hicieron cosas buenas antes de morir, recibirán “una resurrección de vida” porque sus nombres ya estarán escritos en el libro de la vida. Esto significa que la resurrección de “los que hicieron cosas buenas”, de la que se habla en Juan 5:29, es la misma que la resurrección de los “justos” mencionada en Hechos 24:15. Esta explicación encaja con lo que se dice en Romanos 6:7: “El que muere queda absuelto de su pecado”. Cuando los justos mueren, sus pecados quedan borrados, pero su registro de lealtad queda intacto (Heb. 6:10). Claro, cuando los justos resuciten, tendrán que seguir siendo fieles para que sus nombres no sean borrados del libro de la vida. w22.09 39:13, 15
Viernes 16 de febrero
Todo lo que Jehová hace es confiable (Sal. 33:4).
El profeta Daniel nos dejó un excelente ejemplo. Cuando lo llevaron cautivo a Babilonia, en poco tiempo se ganó la fama de ser alguien confiable. Y esa fama creció cuando con la ayuda de Jehová interpretó los sueños del rey Nabucodonosor (Dan. 4:20-22, 25). Muchos años después, Daniel volvió a demostrar que era confiable cuando interpretó con exactitud un mensaje misterioso que apareció en la pared del palacio de Babilonia (Dan. 5:5, 25-29). Y más tarde Darío el medo y sus funcionarios también se dieron cuenta de que Daniel “tenía un espíritu extraordinario”. Reconocieron que “era confiable y no se le podía culpar de negligencia ni corrupción” (Dan. 6:3, 4). Preguntémonos: “¿Me consideran los demás alguien de confianza?”. Cuando demostramos que somos confiables, honramos a Jehová. w22.09 38:2-4
Sábado 17 de febrero
Imiten a Dios como hijos amados (Efes. 5:1).
Cuando seguimos fielmente las normas de Jehová sobre lo que está bien y lo que está mal, nos va bien en la vida. Veamos por qué. Por ejemplo, ¿qué pasaría si cada banco decidiera el valor de las monedas o si cada empresa constructora tuviera su propio sistema de medidas? Sería un caos. Y, si en un hospital cada médico o cada enfermera atendiera a los pacientes a su manera, algunos podrían morir. Está claro que seguir las normas establecidas nos protege. Y lo mismo sucede con las normas de Dios, son para nuestro bien. Jehová bendice a los que se esfuerzan por respetarlas. Él promete: “Los justos heredarán la tierra y vivirán en ella para siempre” (Sal. 37:29). ¿Se imagina cómo será la vida cuando todo el mundo siga las normas de Jehová? Viviremos felices y disfrutaremos de paz y unidad. Jehová quiere que usted reciba esas bendiciones. Sin duda, tenemos razones de peso para amar su justicia. w22.08 36:6-8
Domingo 18 de febrero
Mantén tu buen juicio en todas las cosas (2 Tim. 4:5).
Nuestra lealtad a Jehová y a su organización puede ponerse a prueba cuando pasamos por situaciones difíciles. ¿Qué puede ayudarnos a afrontarlas? Mantener el buen juicio, mantenernos despiertos y estar firmes en la fe. ¿Cómo mantenemos el buen juicio? Conservando la calma, pensando con claridad y esforzándonos por ver las cosas como las ve Jehová. Si lo hacemos, nuestras emociones no nos nublarán la razón. Por ejemplo, tal vez pensamos que un hermano nos ha tratado mal, quizás alguien con responsabilidades. Es muy probable que ese hermano no nos quisiera hacer daño (Rom. 3:23; Sant. 3:2). Con todo, nos dolió lo que hizo. Y puede que hasta nos preguntemos: “Si un hermano puede hacer algo así, ¿será esta la organización de Dios?”. Eso es exactamente lo que Satanás quiere que pensemos (2 Cor. 2:11). Ese tipo de sentimientos negativos podría alejarnos de Jehová y de su organización. Por eso, debemos tener cuidado y no llenarnos de amargura. w22.11 48:1, 3, 4
Lunes 19 de febrero
Pon tu esperanza en Jehová (Sal. 27:14).
Jehová nos ha dado la preciosa esperanza de la vida eterna. Algunos de sus siervos esperan vivir para siempre en los cielos como seres espirituales inmortales (1 Cor. 15:50, 53). Pero la mayoría espera vivir para siempre en la Tierra y disfrutar de felicidad y de salud perfecta (Apoc. 21:3, 4). Todos valoramos de corazón nuestra esperanza, ya sea vivir para siempre en los cielos o en la Tierra. Estamos seguros de que nuestra esperanza se hará realidad porque viene de Jehová (Rom. 15:13). Conocemos sus promesas y sabemos que él siempre las cumple (Núm. 23:19). Estamos convencidos de que Jehová quiere y puede llevar a cabo todo lo que dice que hará. Nuestro Padre celestial nos ama y quiere que confiemos en él. Si nuestra esperanza en Jehová es fuerte, podremos aguantar las pruebas y mirar al futuro con valor y alegría. w22.10 44:1-3
Martes 20 de febrero
Son un pueblo rebelde, no quieren oír la ley de Jehová (Is. 30:9).
Por su desobediencia, Isaías predijo que Jehová permitiría que les cayera encima a los judíos una terrible desgracia (Is. 30:5, 17; Jer. 25:8-11). Y así ocurrió, pues los babilonios se los llevaron al destierro. Pero también había algunos judíos fieles, y el profeta Isaías les dijo que algún día Jehová les volvería a conceder su favor (Is. 30:18, 19). Y esas palabras se cumplieron. Jehová los liberó de Babilonia, pero no fue enseguida. La frase “Jehová espera pacientemente para mostrarles favor” daba a entender que tendría que pasar algún tiempo antes de que los judíos fieles fueran liberados. De hecho, pasaron 70 años hasta que Jehová permitió que algunos judíos regresaran a Jerusalén (Is. 10:21; Jer. 29:10). Cuando volvieron a su tierra, las lágrimas de tristeza se convirtieron en lágrimas de alegría. w22.11 46:4
Miércoles 21 de febrero
Felices los que han sido perseguidos por causa de la justicia (Mat. 5:10).
Hoy en día, en muchas partes del mundo, nuestros hermanos están pasando por una situación parecida a la que vivieron los apóstoles en el siglo primero cuando los persiguieron por predicar acerca de Jesús. En varias ocasiones, los jueces del tribunal supremo judío “les ordenaron que dejaran de hablar en nombre de Jesús” (Hech. 4:18-20; 5:27, 28, 40). Pero sabían que alguien con más autoridad les había ordenado que predicaran al pueblo y que dieran un testimonio completo acerca del Cristo (Hech. 10:42). Así que Pedro y Juan, hablando en nombre de todos los apóstoles, les dijeron con valor que no los obedecerían a ellos, sino a Dios, y afirmaron que no dejarían de hablar acerca de Jesús (Hech. 5:29). Después de que los golpearan por su integridad, salieron de delante del tribunal supremo judío “felices porque Dios los había considerado dignos de sufrir deshonra a causa del nombre de Jesús”, y siguieron predicando (Hech. 5:41, 42). w22.10 42:2-4
Jueves 22 de febrero
Acercarme a Dios es bueno para mí (Sal. 73:28).
Cuando uno empieza a aprender sobre Jehová, comienza por lo básico, lo que el apóstol Pablo llamó “las cosas elementales” en su carta a los hebreos. No les estaba quitando importancia a “las enseñanzas básicas”; estaba diciendo que son como la leche que alimenta a un bebé (Heb. 5:12; 6:1). Él también animó a los cristianos a ir más allá de esas enseñanzas básicas y a aprender las verdades profundas de la Palabra de Dios. ¿Siente usted un fuerte deseo de conocerlas? ¿Está dispuesto a esforzarse por seguir creciendo y aprendiendo sobre Jehová y sus propósitos? Para algunos, estudiar puede ser todo un reto. ¿Y para usted? ¿Le enseñaron a leer y estudiar en la escuela? ¿Le gustaba hacerlo? ¿O se convenció de que los libros y usted no se llevan bien? Si es así, no es el único. Pero Jehová está ahí para ayudarlo. Él es perfecto y el mejor maestro posible. w23.03 11:8-10
Viernes 23 de febrero
Acepten con apacibilidad que la palabra que puede salvarlos eche raíces en ustedes (Sant. 1:21).
Si somos apacibles, dejaremos que la Palabra de Dios se arraigue en nuestro corazón. Cuando leemos la Biblia, no debemos ser orgullosos ni andar pensando en las faltas de los demás. Solo así permitiremos que lo que nos enseña sobre la misericordia, la compasión y el amor cale hondo en nosotros. La manera como tratamos a los demás muestra si estamos dejando que la Biblia influya en nosotros. Como los fariseos tenían el corazón cerrado al mensaje de la Palabra de Dios, condenaban a los que no eran culpables (Mat. 12:7). Así que fijémonos en cómo vemos y tratamos a los demás. Por ejemplo, ¿tenemos la costumbre de hablar de las buenas cualidades de otros, o nos enfocamos en sus defectos? ¿Estamos siempre dispuestos a perdonar, o somos criticones y rencorosos? Lo que respondamos revelará si estamos dejando que la Biblia influya en lo que pensamos, sentimos y hacemos (1 Tim. 4:12, 15; Heb. 4:12). w23.02 7:13, 14
Sábado 24 de febrero
Yo, Jehová tu Dios, tengo agarrada tu mano derecha; soy el que te dice: “No tengas miedo. Yo te ayudaré” (Is. 41:13).
Pensemos en José de Arimatea, un hombre muy respetado en la sociedad judía. Era miembro del tribunal supremo de los judíos, el Sanedrín. Pero de valiente no tuvo mucho durante el ministerio de Jesús. Juan dice que “era un discípulo de Jesús, aunque en secreto, porque les tenía miedo a los judíos” (Juan 19:38). Aunque le interesaba el mensaje del Reino, ocultó su fe en el Hijo de Dios. Seguro que tenía miedo de perder el respeto de la comunidad. Sea como sea, la Biblia nos cuenta que, después de la muerte de Jesús, José por fin “se armó de valor, se presentó delante de Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús” (Mar. 15:42, 43). La fe de José ya no era un secreto. ¿Le preocupa a usted el qué dirán, como le pasó a él? w23.01 5:13, 14
Domingo 25 de febrero
¡Felices tus hombres y felices tus siervos, que están siempre contigo escuchando tu sabiduría! (1 Rey. 10:8).
Las noticias de la paz y la prosperidad que disfrutaron los israelitas bajo el reinado de Salomón llegaron a oídos de la reina de Saba. Ella viajó desde muy lejos hasta Jerusalén para ver todo aquello con sus propios ojos (1 Rey. 10:1). Después de comprobar cómo funcionaba el reino de Salomón, le dijo al rey las palabras del texto de hoy. Pero las condiciones que había bajo el reinado de Salomón fueron solo un anticipo de lo que Jehová hará por la humanidad cuando su Hijo Jesús gobierne la Tierra. Jesús es superior a Salomón en todo sentido. Salomón fue un hombre imperfecto que cometió graves errores de juicio que con el tiempo perjudicaron al pueblo de Dios. En cambio, Jesús es un gobernante perfecto que nunca se equivoca (Luc. 1:32; Heb. 4:14, 15). Cristo ha demostrado que jamás pecará ni hará nada que perjudique a los leales ciudadanos del Reino. ¿Verdad que es un honor que él sea nuestro Rey? w22.12 50:9, 10
Lunes 26 de febrero
Sean obedientes y sumisos a los que los dirigen, porque ellos están cuidando de ustedes (Heb. 13:17).
¿Y si hay una epidemia en el lugar donde vivimos? ¿Qué debemos hacer? Obedecer las instrucciones que den las autoridades, como lavarse las manos, mantener el distanciamiento social, usar mascarilla o cubrebocas y respetar las cuarentenas. Si tomamos en serio estos asuntos, demostraremos que valoramos la vida que Dios nos ha regalado. Cuando ocurren emergencias, puede que nos llegue información incorrecta o poco exacta a través de nuestros amigos, conocidos o los medios de comunicación. En vez de creernos todo lo que escuchamos, hacemos bien en prestar atención a las fuentes más confiables del Gobierno y de las autoridades médicas (Prov. 14:15). Además, debemos seguir las instrucciones que nos den el Cuerpo Gobernante y las sucursales sobre las reuniones de congregación y la predicación, pues ellos hacen todo lo posible por utilizar información exacta y confiable para tomar esas decisiones. Al cooperar con ellos, protegemos nuestra salud y la de los demás, y quizás logremos que se hable mejor de los testigos de Jehová (1 Ped. 2:12). w23.02 9:11, 12
Martes 27 de febrero
Escuchen y aprendan a temer a Jehová su Dios (Deut. 31:13).
Cuando los israelitas entraron en la Tierra Prometida, se establecieron en diferentes lugares. Así que los israelitas que vivían en una parte del país podrían haberse olvidado con facilidad de los que vivían en otra. Pero Jehová se encargó de que todos se reunieran con regularidad para escuchar su Palabra y aprender más (Deut. 31:10-12; Neh. 8:2, 8, 18). Imagínese cómo debía sentirse un israelita leal cuando llegaba a Jerusalén y se encontraba con quizás millones de israelitas que venían de todas partes del país para adorar a Jehová. De esta manera, Jehová los ayudó a mantenerse unidos. Más adelante, en el siglo primero, nació la congregación cristiana. Estaba formada por hombres y mujeres que tenían diferentes antecedentes sociales y económicos, y que hablaban idiomas distintos. Pero servían unidos a Jehová. De hecho, quienes se iban uniendo a la congregación cristiana podían entender la Palabra de Dios gracias a que otros cristianos se la explicaban y a que se reunían (Hech. 2:42; 8:30, 31). w23.02 6:7
Miércoles 28 de febrero
Esto significa vida eterna (Juan 17:3).
Jehová les promete a quienes lo obedecen que tendrán “vida eterna” (Rom. 6:23). Cuando meditamos en esta hermosa promesa, el amor que sentimos por él se hace más fuerte. Pensemos en esto: nuestro Padre celestial nos ama tanto que nos ofrece este regalo para que nunca nos separemos de él. La promesa de Dios de darnos la vida eterna nos ayuda a hacer frente a las pruebas. Incluso si nuestros enemigos amenazan con matarnos, no dejaremos de servir a Jehová. ¿Por qué? Una razón es que sabemos que, si morimos siendo fieles a Jehová, él nos devolverá la vida y tendremos la esperanza de no volver a morir (Juan 5:28, 29; 1 Cor. 15:55-58; Heb. 2:15). Sabemos que Jehová puede hacer que vivamos para siempre porque él es “la fuente de la vida” y vive para siempre (Sal. 36:9). La Biblia confirma que Jehová siempre ha existido y siempre existirá (Sal. 90:2;102:12, 24, 27). w22.12 49:1-3
Jueves 29 de febrero
¿Quién va a separarnos del amor del Cristo? ¿Las dificultades? ¿La angustia? ¿La persecución? (Rom. 8:35).
A los siervos de Jehová, las pruebas no nos toman por sorpresa. Sabemos lo que dice la Biblia: “Tenemos que pasar por muchas dificultades para entrar en el Reino de Dios” (Hech. 14:22). Y también sabemos que algunos de nuestros problemas solo se resolverán de manera definitiva cuando vivamos en el nuevo mundo, donde “la muerte ya no existirá, ni habrá más tristeza ni llanto ni dolor” (Apoc. 21:4). Jehová no evita que pasemos por pruebas, pero sí nos ayuda a aguantarlas. Fijémonos en algo que el apóstol Pablo les dijo a los cristianos que vivían en Roma. Luego de mencionar las pruebas por las que sus hermanos y él estaban pasando, les escribió: “Gracias al que nos amó, salimos completamente victoriosos de todas estas cosas” (Rom. 8:36, 37). Esto significa que Jehová puede hacer que tengamos éxito incluso durante una prueba. w23.01 3:1, 2