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  • ¿Por qué hay desgaste?
  • ¡Despertad! 1971
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¡Despertad! 1971
g71 22/10 págs. 3-4

¿Por qué hay desgaste?

POR todo el universo opera un principio que se llama “entropía.” La entropía se define como “parte de la actividad o energía de un cuerpo o sistema que no se convierte en trabajo,” y, por extensión: “el estado final que se alcanza en la degradación de la materia y energía del universo.” Es el principio del que a veces nos quejamos cuando nuestra casa se deteriora y necesita reparación, cuando se gasta nuestra ropa y las cosas se enmohecen. La acción física y química del tiempo, y la fricción por el uso, gradualmente las acaban. Todas las cosas materiales ciertamente son corruptibles. Si se les deja solas, tienden hacia el deterioro y la desintegración, lo cual requiere trabajo constante y gasto en reparaciones, además de causar problemas en cuanto a deshacerse de la basura. Las cosas van desgastándose continuamente, como el reloj que necesita que se le dé cuerda periódicamente.

Este hecho científico, observado cada día, es una contradicción y refutación directa de la teoría de la evolución. Los evolucionistas alegan que se produjo orden del caos o desorden y que materia muerta, inanimada, de alguna manera se hizo más compleja y más altamente organizada, realmente ‘valiéndose por sí misma.’ Pero toda la evidencia demuestra lo contrario.

La entropía, una bendición

Aparte de que demuestra que tuvo que haber una fuente original de energía, y una inteligencia que pusiera en orden el universo con su extremada complejidad, la realidad de la entropía es una bendición. Jehová Dios el Creador, que es “desde tiempo indefinido hasta tiempo indefinido,” el incorruptible que no se cansa, hizo de tal manera el universo material, físico, que éste pasa por cambio constante como resultado del deterioro. ¿Por qué?—Sal. 90:2; Isa. 40:28; 1 Tim. 1:17.

Para obtener la respuesta, piense en la situación que se produciría si nada pudiera deteriorarse. Esto significaría que ninguna acción química podría afectar nada. Tampoco la fricción podría gastar las cosas. Como consecuencia, nada se podría cortar o aserrar; nada podría ser cambiado. Sería un mundo estéril. No habría trabajo para que nadie lo hiciera. De hecho, la vida en la Tierra sería imposible, pues, dado que ninguna acción química podría suceder, no podría cultivarse ningún alimento ni comerse ni digerirse.

Otro rasgo de la entropía que muchos de nosotros apreciamos es que el gastarse algunas cosas, como la ropa, hace que podamos disfrutar de variedad, de cambiar a veces de colores, patrones, etc.

Por otra parte, el hombre se ha esforzado mucho por hacer materiales que sean los más indestructibles posible. Por supuesto, la entropía todavía funciona en estos materiales, pero a una proporción lenta. Aunque ha habido algunas ventajas, algunas de estas cosas también han creado un problema serio. Hay ciertos plásticos sintetizados que han sido llamados “nobiodegradables,” es decir, la acción bacteriana tiene poco o ningún efecto en ellos. Es sumamente difícil deshacerse de ellos, y si uno se deshace de ellos por un proceso como el de quemarlos, producen gases venenosos que ponen en peligro la vida.

Renovación y refrigerio de parte del Creador

Por estas razones podemos estar agradecidos al Creador por hacer las cosas como las hizo. Él nos dice en su Palabra, la Biblia, que, bajo el régimen de su reino mesiánico, se hará posible que la humanidad aprenda el modo correcto de vivir en la Tierra. Jehová es el Gran Arquitecto; él sabe cómo quiere que el hombre use las cosas que él ha creado para hermosear y ‘sojuzgar’ la Tierra. Bajo la dirección de su reino, aunque las cosas materiales estarán sujetas a su ley establecida de la entropía y continuarán el mismo proceso de deterioración, no quedarán fuera de control ni harán de la Tierra un tremendo basurero, como ahora está rápidamente llegando a ser bajo el régimen del hombre. Pues Dios ha declarado que su propósito es hacer un Paraíso de toda la Tierra.—Gén. 1:26-28; Sal. 119:105; Pro. 20:24.

Pero, ¿qué hay del hombre mismo, de su propio organismo? En el estado pecaminoso e imperfecto actual del hombre, su cuerpo se repara a medida que las células se gastan. Sin embargo, en la vejez, parece que se alcanza un punto en el cual la velocidad de deterioro excede a la capacidad de reparación del cuerpo. Pero la Palabra de Dios nos informa que bajo el régimen de su reino bajo Cristo esto será corregido. La entropía todavía funcionará en los cuerpos humanos (porque los cuerpos de carne y sangre son corruptibles), pero entonces la humanidad podrá contar con renovación fresca de energía de parte del Creador. El cuerpo del hombre, capaz de repararse a sí mismo, será sanado y hecho perfecto. ¿Cómo? Por la aplicación de los beneficios de rescate de Cristo. Y tal como un reloj sigue funcionando cuando su dueño le da cuerda, los habitantes de la Tierra continuarán recibiendo de Dios la sustentadora “agua de vida” que los mantendrá viviendo para siempre.—Rev. 22:1, 2; Sal. 103:3; 1 Cor. 15:50.

Cristo Jesús mismo habló de “la regeneración,” cuando el régimen de su Reino esté en control completo de la Tierra. (Mat. 19:28, nota al pie de la página, NM, edición de 1950 en inglés; vea también Kingdom Interlinear Translation.) También dijo: “No de pan solamente debe vivir el hombre, sino de toda expresión que sale de la boca de Jehová.” Aquí Jesús citó las palabras de su Padre, que demostró que podía suministrar las cosas necesarias de la vida a su pueblo y estaba dispuesto a hacerlo cuando suministró maná a los israelitas en el desierto por cuarenta años. Claramente, Dios, que puso en operación el principio que se conoce como entropía, puede garantizar que funcione para el bien de sus siervos, y no para contrarrestar su propósito de bendecirlos con vida eterna.—Mat. 4:4; Deu. 8:3, 4; 29:5, 6.

Por eso, cuando a veces tengamos que reparar las cosas, o comprar ropa nueva, acordémonos de que Dios sabiamente hizo las cosas así teniendo en mira el bienestar de toda la humanidad.—Rom. 11:33-36.

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