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  • Los maestros bajo ataque
  • ¡Despertad! 1980
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¡Despertad! 1980
g80 8/4 págs. 7-8

Los maestros bajo ataque

Algunos merecerían calificación de suspendido, otros sufren por culpas ajenas. Todos están expuestos a serio peligros en su trabajo.

“DICK y Jane [una referencia a jóvenes típicos, tomada de personajes de libros de lectura elemental en inglés] no saben leer, ni escribir ni resolver problemas de aritmética debido a que sus maestros tampoco saben.” Esa fue la acusación general que levantó este año The Wall Street Journal. Para apoyar esa declaración, esta publicación citó ejemplos. En Nueva Orleáns, unos maestros que marchaban en huelga llevaban un letrero que debería decir: “Estamos en huelga porque queremos un sueldo decente,” pero la palabra para “decente” estaba mal escrita, con una “s” innecesaria. En el estado de Virginia, EE. UU., en un manual impreso para estudiantes del tercer año de escuela primaria se suponía que se preguntara: “¿Qué dijo la estatua a los arqueólogos?” pero a “arqueólogos” le faltaba la “e.” Un maestro del estado de Alabama cometió varios errores crasos en una nota a un padre en cuanto a por qué su hijo no pasaría de año. Otra fuente de información habla acerca de una niña que llegó a su casa llorando. En un examen de ortografía ella escribió la palabra inglesa para “capullo” correctamente, pero su maestra la “corrigió” añadiéndole una “o” superflua.

En los Estados Unidos, la incompetencia, aunque no incluye a todos los maestros, es de alcance nacional. Por eso, en muchos estados se ejerce presión para obligar a los maestros nuevos a someterse a diversas pruebas de aptitud. Algunos funcionarios de uniones de maestros presentan la protesta de que a los maestros se les está haciendo llevar la culpa de otros con relación a la baja que en escala nacional se observa en el nivel de las calificaciones que son resultado de los exámenes. Esta protesta tiene validez. Hay diversos elementos tras el fracaso de muchas escuelas públicas, y hay muchos maestros que son profesionales competentes. No obstante, hay muchos que no lo son; es legítimo someter a exámenes a éstos para mantenerlos fuera.

Riesgos del trabajo

Muchos obreros industriales están expuestos a sustancias químicas que causan cáncer y que les causan la muerte unos 20 ó 30 años después. Muchos maestros están expuestos a peligros que les causan daño y a veces la muerte. El Instituto Nacional de Educación de los E.U.A. calcula que, cada mes, 5.200 maestros de escuelas de segunda enseñanza son atacados físicamente y 6.000 son víctimas de robo violento. Cada mes se asalta a unos 282.000 de sus estudiantes; mensualmente, a 112.000 se les hace víctimas de robo.

La revista U.S. News & World Report del 21 de mayo de 1979 llamó atención a parte de la violencia escolar de la siguiente manera:

“Mientras estudiantes de segundo año de escuela primaria observaban, a punta de pistola un intruso obligó a una maestra de California a desvestirse, y entonces la hizo víctima de un ataque sexual. Al irse, el asaltante se llevó la ropa y la cartera de la maestra. Los niños la cubrieron con sus suéteres y chaquetas.

“Una maestra de Nueva Orleáns observó a dos muchachos lanzar desde un balcón de un segundo piso a un niño de menos edad. Ella se abstuvo de intervenir porque temió que entonces los muchachos la atacaran.

“Unas jovencitas de una escuela secundaria de Los Ángeles, furiosas por sus calificaciones bajas, lanzaron fósforos encendidos contra su maestra y le encendieron el pelo. Como resultado de esto la maestra sufrió un colapso emocional.

“En Alexandria, en el estado de Virginia, estudiantes vandálicos acuchillaron los neumáticos de un auto de policía en una zona de estacionamiento de una escuela de segunda enseñanza, escribieron palabras relacionadas con drogas en las paredes de la biblioteca, arrancaron los portones del frente de la escuela, rompieron ventanas, arruinaron una alfombra con pegamento, hicieron detonar un explosivo en una zona de fumar, cortaron en varios lugares la cadena de una cerca de la escuela, derramaron aceite de motor en un pasillo y cortaron el asta de la bandera de la escuela con un cortatubos y la lanzaron a través de una ventana contra la oficina del director de la escuela. Más tarde la escuela fue cerrada después de un fuego devastador, aparentemente premeditado.

“En Austin, Texas, mientras 30 de sus compañeros de clase observaban, el hijo de 13 años de edad de George Christian, quien había sido secretario de Prensa de la Casa Blanca, mató de un disparo con rifle semiautomático a su maestro de inglés. El maestro le había dado al joven una calificación de suspendido.”

Por años los maestros se han sentido desanimados por los informes de violencia. Esto da mala reputación a las escuelas, lo cual, a su vez, da mala reputación a los administradores de éstas. En Nueva Jersey, un miembro de una agrupación de fuerzas que procuraba reducir tal delincuencia dijo: “Los administradores intimidan al personal de las escuelas para que olviden los incidentes de violencia.” Cuando los estudiantes saben que la violencia resulta en que la policía actúe, la violencia disminuye.

Éxodo de la zona de batalla

Muchos maestros sufren de fatiga de combate; manifiestan inquietudes y neurosis similares a las que sufren los soldados que vienen de la guerra. Algunos han comenzado a tener a la mano en sus escritorios latas de gas lacrimógeno, silbatos de policía y hasta armas de fuego. Pero la mayoría de los maestros tienden a ser pasivos, gente idealista, personas que no están capacitadas para envolverse en tal combate ni están dispuestas a ello. Así es que optan por abandonar el campo por completo. En los últimos años las renuncias y los retiros prematuros han reducido drásticamente la cantidad de maestros experimentados y dedicados. Es una pérdida para los niños, los padres, las escuelas y la sociedad. Todos éstos también tienen culpa por esta pérdida. Todos han contribuido a ella.

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