¿Por qué hay tantas religiones en Sudáfrica?
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Sudáfrica
LOS vientos de la innovación han azotado violentamente al África por muchos años y han socavado numerosos aspectos de la vida indígena, incluso la religión. Tradicionalmente el adorar a los antepasados era común entre todos los pueblos. Sin embargo, con el advenimiento del período colonial las iglesias de la cristiandad adquirieron una posición firme y se establecieron con sus misiones, las cuales representaban a varias confesiones.
Entonces sucedió algo asombroso. La estructura religiosa de la cristiandad comenzó a desmoronarse. En poco tiempo surgieron centenares de iglesias independientes, y éstas, a su vez, se subdividieron y formaron otras. Una encuesta reciente muestra que en el continente africano existen más de 6.000 iglesias o sectas negras independientes (separatistas) y que 4.000 de éstas se encuentran en la República de Sudáfrica. Puesto que menos del 25 por ciento de la población negra se identifica como miembro de estas sectas, es patente que no se trata de un resurgimiento religioso. Más bien, es un proceso de fragmentación.
Una desintegración de esta magnitud es fenomenal... ¡no tiene precedente! Sin embargo, cuando examinamos algunas de las razones para esta desintegración hallamos hechos que parecen una acusación contra el liderato humano y la apostasía religiosa.
Patrones de pensamiento tradicionales
La costumbre tribual se basa firmemente en el sistema patriarcal, en el cual existen, significativamente, dos niveles de autoridad que sobresalen prominentemente y que tienen influencia considerable en la vida de la gente de la comunidad. Por un lado, los jefes ejercen una autoridad imponente en los asuntos civiles. Por otro lado, se exige la presencia inspiradora de temor de los adivinadores y hechiceros en asuntos relacionados con los antepasados muertos, agüeros, hechizos y sucesos que no se pueden entender.
La creencia en un alma que sobrevive a la muerte se acepta sin disputa alguna. Los sucesos notables de la vida de las personas se interpretan como expresiones de agrado o desagrado por parte de sus antepasados. Si se tienen sospechas de que los antepasados están enojados, es necesario hacer sacrificios para apaciguarlos y para asegurar guía y protección a los que viven.a
Debido a que la creencia en los espíritus ancestrales está tan arraigada en la gente, se ha engendrado una susceptibilidad extrema a los agüeros. Se cree que los espíritus se manifiestan de diferentes maneras. Se hacen esfuerzos por buscar significado a la simple presencia de un reptil o un animal. Se cree, de manera similar, que los sueños son manifestaciones de la verdad, y la gente hace grandes esfuerzos por buscarles interpretación. En todos estos asuntos, y especialmente en un tiempo de crisis, se consideraría al adivino como la persona indicada a quien consultar.
En contraste, los hechiceros participan en infligir venganza sobre los enemigos. Se tiene gran temor a los hechiceros, y una situación pudiera terminar en un círculo vicioso en el que un hechicero lanzara hechizos contra otro. De hecho, a estos hechiceros y adivinos se les paga muy bien por sus servicios.
Estos patrones o modelos de pensamiento, aunque subestimados en gran manera por la cristiandad, son muy significativos en el resurgimiento de las iglesias separatistas.
Resurgen los patrones tradicionales
En los últimos años varios investigadores independientes que han estado estudiando la adoración de los antepasados han expresado el punto de vista de que, mientras las iglesias misionales más ortodoxas han seguido el mismo patrón de la cristiandad en sus enseñanzas, las iglesias separatistas muestran tendencias que se remontan a la adoración tradicional de los antepasados. ¿A qué se debe esto? En primer término, se debe a que los conversos han retenido los patrones de liderato. Se ha notado que, invariablemente, el papel que desempeñan los líderes eclesiásticos tiene un asombroso parecido al del jefe tribual o al de los adivinos y hechiceros.
Al jefe se le reconoce como líder de autoridad indiscutible, que nace para ocupar su lugar como el ejecutivo principal de la ley tribual de la comunidad. Es significativo el hecho de que han surgido muchas iglesias separatistas que imitan a las iglesias más ortodoxas, pero que enfáticamente subrayan la autonomía negra en su propia administración. Adoptan la constitución y las doctrinas de la “iglesia madre” blanca y usan el mismo himnario... pero, por otro lado, insisten en su propia independencia. Por lo tanto, los líderes de estas iglesias son menos emotivos, pero dirigen los asuntos más o menos como lo haría un jefe africano, utilizando como principio guiador la africanización de la iglesia.
Por otro lado, el adivinador tribual es notablemente más emotivo y carismático, y depende mucho de la manera en que presenta su función. Mientras más espectacular sea su actuación, más grande será su imagen e influencia. Por lo tanto, los encantamientos y ritos religiosos son actividades cargadas de emoción, en las cuales hay danzar emotivo y el golpear de tambores cuando se invoca a los espíritus.
Por mucho, la mayoría de las iglesias separatistas existentes son de naturaleza “pentecostés” o “pentecostal.” En una mezcla de elementos occidentales y africanos, se hace hincapié ferviente en las “curaciones” y el “espíritu santo.” Bautismos extravagantes se efectúan en los ríos, mientras el sonido rítmico de los tambores y el danzar avivan los servicios regulares. Los líderes de la iglesia son personalidades sobresalientes cuyo carisma y cuya reputación, en muchos casos, son necesarios para que la iglesia permanezca.
Uniformes distintivos y adornos de mucho colorido distinguen a estos grupos que, en la mayoría de los casos, por no tener edificio eclesiástico, se reúnen al aire libre. ¡En la ciudad negra de Soweto, a unos 13 kilómetros de Johannesburgo, se calcula que se han establecido 70 confesiones y 900 iglesias o sectas independientes!
Obviamente, algo salió mal en lo que emprendió la cristiandad en el África. ¿Qué sucedió?
Desilusión
El empuje misional de la cristiandad hacia el África estuvo muy de moda en el siglo diecinueve. En la actualidad muchos africanos cuestionan el papel que desempeñaron los misioneros en los programas de expansión colonial. Esos críticos señalan a las ganancias materiales en cuanto a tierras y bienes que fluyeron hacia las potencias colonizadoras cuando los misioneros llegaron al África. Sin embargo, estos misioneros sí tuvieron éxito en llevar la Biblia a gente muy receptiva, y hubo grandes expectativas respecto a ésta.
Por lo general las misiones estaban asociadas con hospitales. Esto era apropiado, en vista de que el concepto tradicional que tienen los africanos de la religión está ligado inseparablemente a las curaciones. Sin embargo, había discrepancias que hacían que muchos conversos pensaran que la situación era inadecuada. La predicación desde una plataforma atraía muy poco a la gente en comparación con el espectáculo que ofrecía el adivino ancestral. El tratamiento médico de tipo occidental parecía impersonal y no impresionaba. La predicación carecía de curación y la curación carecía de magia. Cuando las misiones y los hospitales se separaron y siguieron rumbos diferentes, el resultado fue la disgregación final para muchos.
Las tradiciones tribuales hacían que la gente buscara una razón más siniestra, por lo general espiritista, para sus dolores, más bien que una causa puramente física. Por esta razón, había más interés en saber por qué existía cierta situación que en como se podía resolver.
Por lo tanto, en poco tiempo surgieron profetas separatistas que retuvieron la nomenclatura cristiana, pero que inconscientemente volvieron a caer en las costumbres que les eran más conocidas... la adoración tradicional de los antepasados. Había regresado nuevamente el antiguo atractivo místico, y se afirmaba que las “curaciones” se hacían por el poder del “espíritu santo.” Encuestas que se llevaron a cabo en las iglesias separatistas revelaron la presencia de profetas-sanadores en la mayoría de las iglesias.
La desilusión con las iglesias misionales dominadas por los blancos e inclinadas a seguir las costumbres occidentales hizo tropezar a muchos conversos africanos. Puesto que no estaban equipados para funcionar por sí mismos, estos conversos recurrieron a los patrones de comportamiento que conocían por tradición. Donde les pareció necesario, absorbieron rasgos de la adoración ancestral o demoníaca.
No obstante, las iglesias separatistas se sienten atraídas a la exhibición ostentosa de la cristiandad. Estas iglesias han copiado los ritos impresionantes y las vestimentas costosas del clero. Los clérigos separatistas ahora llevan mitra, capa y estola de obispo. Utilizan estandartes, llevan a cabo procesiones solemnes y encienden velas. ¡Se han hecho un sinnúmero de innovaciones, como se notó en una iglesia en la que, tomando como base para ello el consejo que dio el apóstol Pablo de “ponerse el yelmo de la salvación,” los miembros llevan puestos yelmos blancos!
Fragmentación dentro de las iglesias separatistas
El prestigio personal se ha convertido en causa inevitable de fragmentación en las iglesias separatistas. El prestigio y el poder son inherentes al liderato. Por lo tanto, el prestigio y el poder ofrecen una tentación que lleva en sí misma las semillas de la fragmentación. En cierta ocasión, alguien expresó la sátira: “¡Cuando todo el mundo es alguien, nadie es nada!” El problema comienza cuando los que son “nadie” quieren ser “alguien” en la congregación, y no sorprende el que la iglesia, como consecuencia, tenga demasiado personal dirigente. En medio de una sociedad donde las oportunidades de expresar la individualidad son limitadas, la iglesia ofrece circunstancias favorables para buscar la promoción personal. Invariablemente se halla que las iglesias tienen elaboradas jerarquías piramidales en las que se asignan títulos a tantos adherentes como es posible.
La personalidad de los fundadores también es de gran consecuencia para la iglesia separatista, pues cuando uno de ellos muere surge una crisis. Cuando varias personas que desean ser el sucesor reclaman el liderato, la solución más sencilla es separarse, y puesto que el 78 por ciento de las iglesias no tienen propiedades fijas, por lo general es fácil que cada grupo se vaya por su propio camino.
Con frecuencia ocurren disputas internas por varias razones, y las disputas financieras casi encabezan la lista. La malversación de fondos puede causar divisiones irreconciliables. Otras disputas ocurren cuando se usurpa la posición de alguien. Hay ocasiones en que los que desean ser líderes buscan una confrontación decisiva con los líderes debido al orgullo propio y a la presión de sus apoyadores. Invariablemente el resultado es una separación, y cada grupo forma su propia iglesia.
¡Qué oprobio trae toda esta fragmentación, presunción y porfía al nombre de “cristiano”! ¡Qué contradicción clara de la intención de Jesús respecto a sus discípulos! En oración a su Padre celestial, él dijo: “Yo hago petición . . . para que todos ellos sean uno.” (Juan 17:20, 21) Él también enseñó, no el buscar gloria personal o posición, sino que “el que quiera ser el primero entre ustedes tiene que ser esclavo de ustedes.”—Mat. 20:27.
¿No da nadie evidencia de poseer estas cualidades espirituales? Centenares de miles de africanos las han hallado en los Salones del Reino de los testigos de Jehová.
[Nota a pie de página]
a Para una consideración detallada de la adoración de antepasados, recomendamos que lea el folleto Espíritus en invisibilidad... ¿nos ayudan, o nos perjudican?