Echemos una mirada a los lentes
Por el corresponsal de ¡Despertad! en Gran Bretaña
¿ESTÁ leyendo este artículo con la ayuda de lentes? Pues bien, sepa que no es el único. Por ejemplo, un 60% de la población británica utiliza lentes, o gafas, como también se les conoce.
Llevar lentes resulta tan común ahora que si sus amigos hacen algún comentario sobre ellos, es probable que se deba a que usted ha cambiado la montura o ha decidido no usarlos. La mayoría de nosotros nos hemos acostumbrado tanto a los lentes que nos los ponemos y quitamos sin apenas darnos cuenta, a no ser que empiecen a resbalársenos por la nariz o se empañen.
No obstante, la mayoría de los que usan lentes preferirían ver bien a llevar monturas muy modernas. Aunque las gafas pueden ser una molestia, las personas con problemas de visión nunca tuvieron tantas ventajas como ahora.
Primeras ayudas visuales
Cuenta la historia que el emperador romano Nerón se hizo fabricar una lente de esmeralda para ver mejor los combates de gladiadores, una manera bastante cara e ineficaz de mejorar sus problemas visuales. En tiempos antiguos, también se hicieron lentes con cristal, cuarzo, amatista, berilo y topacio. Sin embargo, aproximadamente hacia el año 1268, el monje inglés Roger Bacon explicó cómo se podía utilizar un trozo de cristal para leer. Casi al mismo tiempo comenzaron a verse las primeras gafas, que consistían en lentes toscas fijadas a una montura.
¿Quién las inventó primero?: ¿los italianos, o los chinos? Es una cuestión polémica, ya que comenzaron a utilizarse en los dos países casi a la vez. Por una parte, en Florencia (Italia) hay una tumba que lleva este epitafio: “Aquí yace Salvino d’Armato, de los Armati de Florencia. El inventor de las gafas. Dios perdone sus pecados”. Nadie sabe con certeza si falleció en 1285, 1317 ó 1340. Por otro lado, el gran explorador italiano Marco Polo recordaba haber visto en China a muchas personas con lentes la primera vez que estuvo allí a finales del siglo XIII. De hecho, la leyenda afirma que los lentes se utilizaban en China desde tiempos tan remotos como el año 500 E.C.
A finales del siglo XVI a más tardar, el negocio de la óptica floreció en Venecia, así como en Nuremberg y en otros centros europeos. Los lentes se convirtieron en adornos muy solicitados, que los vendedores anunciaban por las calles de muchas ciudades. Pero los vendedores ambulantes no ofrecían ningún examen óptico. Así, el comprador quizás mejoraba su apariencia, pero no necesariamente su vista.
Los lentes en la actualidad
Las gafas mejoraron continuamente. Se sujetaban a los oídos con cordeles o a la nariz mediante una armadura apropiada. A principios del siglo XVIII, alguien tuvo la idea de sujetarlas con patillas rígidas. Este sigue siendo el método más popular.
La manufactura de cristales también mejoró de forma espectacular. El cristal óptico de alta calidad reemplazó con el tiempo a otras sustancias cristalinas. Los experimentos de sir Isaac Newton en el siglo XVII con prismas de cristal sirvieron para entender la refracción de la luz, lo que permitió fabricar lentes de precisión científica.
En 1784 el estadista americano Benjamín Franklin encontró una solución ingeniosa al problema que tenía con sus lentes. Los que tenía para la lectura entorpecían su visión de lejos, y los que tenía para lejos no eran apropiados para leer. Por eso, en vez de cambiar continuamente de gafas, razonó: “¿Por qué no combinar los dos tipos de lentes en una sola montura?”. Así nacieron los bifocales. Sin embargo, tuvieron que pasar otros cien años antes de que se diseñara un medio eficaz de fabricarlos.
Hay diferentes tipos de cristal óptico disponibles para necesidades específicas. Los cristales laminados o reforzados pueden adaptarse a gafas de seguridad para proteger de partículas extrañas los ojos de los trabajadores. Algunos cristales son fotosensibles: expuestos a la luz brillante del sol, se oscurecen, y a la sombra o en interiores se vuelven claros de nuevo. Otros cristales son de plástico y reducen el peso de los lentes de forma considerable, lo que permite a personas con cristales gruesos llevarlos cómodamente.
‘¿Debo llevar lentes?’
Quizás usted sea una de las pocas personas dotadas de una vista perfecta. Sin embargo, es probable que no sea así por mucho tiempo.
‘¿Quiere decir que tendré que llevar lentes algún día?’ Sí, y es muy probable, aunque su visión ahora sea excelente. ¿Por qué? Pues bien, una de las razones es que cuando llegue a los 45 años, o quizás después, probablemente experimentará los efectos de la presbiopía. No se deje asustar por la palabra. Solo quiere decir que las lentes de sus ojos ya no tendrán tanta elasticidad para enfocar los objetos cercanos como tenían en la juventud. Las gafas son simplemente parte del precio que hay que pagar al envejecer.
¿Usan lentes sus padres? Hay muchos que creen que las enfermedades de la vista son genéticas. Si es así, quizás usted tenga que usar lentes por determinación hereditaria.
Con el tiempo, la edad, los genes y los hábitos pueden tener resultados perjudiciales y provocar enfermedades oculares comunes, como la hipermetropía (hiperopía), la miopía, el astigmatismo (curvatura imperfecta de la córnea) y el estrabismo. Si padece alguno de los problemas anteriores, sería recomendable que visitara a un especialista ocular (por ejemplo, un optometrista). Después, solo tiene que seleccionar una montura a su gusto. (Véase el recuadro.)
Cuidado de los lentes
Los lentes pueden resultar bastante caros, y usted quizás tenga que depender de ellos para la rutina diaria, por lo que deberá cuidarlos de forma adecuada. Cuando se los quite, no los deje nunca apoyados sobre los cristales. Asegúrese, además, de no ponerlos en un lugar donde alguien se pueda sentar sobre ellos o pisarlos. Las gafas suelen ensuciarse rápidamente, por eso se han de limpiar los cristales a diario con un paño suave y seco, y la montura debe lavarse con agua jabonosa y templada de vez en cuando. Si tiene niños pequeños que usan lentes, es probable que tenga que limpiárselos con más frecuencia.
¿Qué hacer si las gafas se desajustan y ya no encajan adecuadamente? Llévelas a su óptico para que las arregle en vez de hacerlo usted mismo.
Si cuida los lentes de forma adecuada, conseguirá que le presten un buen servicio. Cierto, le ocasionarán alguna molestia de vez en cuando, pero mejorarán su visión, y puede que hasta su apariencia. Desde luego, vale la pena tomarse alguna molestia, ¿verdad?
[Recuadro en la página 22]
Los lentes y la moda
‘No me quedarán bien’, se quejan muchas personas cuando se les dice que tendrán que llevar lentes. Sin embargo, los diseñadores de moda han puesto a trabajar su talento de forma tan eficaz en el diseño de lentes, que estos pueden ser un artículo de adorno que le favorezca mucho.
Además, los fabricantes de monturas se han aprovechado de los nuevos materiales, ligeros y duraderos, y han conseguido que la gama de colores y tamaños sea casi interminable. Por otro lado, utilizando cristal de alto índice de refracción, es posible hacer lentes de alta graduación que sean lo suficientemente finas. Y cuando se las reviste de una película antirreflectante, casi no se ven.
Si usted está al tanto de las modas, quizás escoja monturas que sirvan para complementar su guardarropa. Un folleto preparado por el Optical Information Council, de Gran Bretaña, recomienda que elija monturas que se adapten a la forma de su rostro, que acentúen las características agradables y minimicen las que no lo son tanto. Por ejemplo, ¿le gustaría que su cara pareciese más fina? Entonces, dice el folleto, elija monturas que tengan el color concentrado en el puente y que se vaya difuminando hacia las sienes. ¿Tiene los ojos muy juntos? En ese caso, escoja monturas con el puente de color claro y el color más oscuro concentrado en los bordes exteriores. Pruébese estilos diferentes y observe los efectos. Quizás le ayude ir acompañado de un amigo de confianza que le ofrezca una opinión franca.
Si cree que los lentes le molestan demasiado, piense en utilizar lentes de contacto. Muchas personas pueden llevarlas cómodamente todo el día.