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  • Los múltiples usos de la chitenge

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  • Los múltiples usos de la chitenge
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¡Despertad! 1998
g98 22/1 págs. 22-23

Los múltiples usos de la chitenge

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN NAMIBIA

¿SABE qué es la chitenge? Si dispone de tiempo, acompáñenos en un corto viaje a una aldea africana y observe la multiplicidad de usos que se le da en el trabajo y en el juego.

Visitaremos la aldea de Rundu, en Namibia. Nuestra primera parada es la bulliciosa plaza de mercado, donde las mujeres, de rostro resplandeciente, regatean, compran, venden o simplemente se detienen para charlar. Si observa con más detenimiento, notará que casi todas llevan una prenda de vestir distintiva, una falda cruzada llamada chitenge.

La chitenge consiste en una pieza de tela de algodón de dos metros de largo por metro y medio de ancho, y viene en una variedad infinita de colores y dibujos. Algunas están adornadas con figuras de animales, y otras, con personas o paisajes.

A continuación visitamos a algunos de los aldeanos en sus viviendas de barro y techo de paja construidas con gran esmero. Las mujeres están ocupadas en sus quehaceres, bien sea barriendo la arena frente a su casa o encendiendo el fuego para cocinar los alimentos de la familia. Algunas solo llevan una chitenge, esta vez ceñida por encima del pecho a modo de bata. Cuando las mujeres se visten —poniéndose quizás una blusa y una falda—, se envuelven las caderas con una chitenge para evitar que la falda se ensucie al andar por los caminos polvorientos de la aldea.

¿Se fijó en aquella atractiva joven? Ha entretejido los dos metros completos de una chitenge hasta formar un bello y complicado turbante. Ahora observe cómo carga a su bebé. Ha atado otra chitenge a guisa de cabestrillo y la lleva sobre un hombro. El bebé está feliz de que su madre lo cargue a la espalda. Si empieza a llorar, ella solo tiene que tirar del cabestrillo hacia el frente y amamantar o consolar al bebé sin detener la marcha.

Es posible que también la haya visto guardar el dinero en un extremo anudado de su falda cruzada, el cual se convierte en un práctico monedero. Al terminar de hacer la compra, la mujer desata una chitenge que lleva de más, pone en ella las hortalizas, las ata hábilmente con la tela y transporta a casa la bolsa de comestibles sobre la cabeza.

Al entrar en su vivienda, observará otras aplicaciones ingeniosas de esta adaptable prenda. De cada entrada cuelga una chitenge de vistosos colores. Como puede ver, no hay paredes interiores. De un cordel atado de ambos extremos de la vivienda cuelgan cuatro chitenges que separan la sala del dormitorio.

Cuando nuestra anfitriona descarga las hortalizas, se da cuenta de que se ha acabado la leña. Antes de ir al bosque, se asegura de llevar una chitenge extra. Ya recogida la leña, la ata con una chitenge; enseguida toma la otra y la retuerce bien hasta formar una especie de anillo grueso que se coloca sobre la cabeza y le sirve de excelente cojín al transportar el abultado haz de leña a casa.

Una vez que nuestra amiga pone a hervir los alimentos a fuego lento, decide que dispone de tiempo para hacer una breve visita a la vecina de al lado. Mientras habla y gesticula, extiende en el suelo la chitenge a modo de sábana y coloca encima a su bebé. Este la premia con una radiante sonrisa cuando ella le da una rama para que juguetee.

Muy pronto, nuestra amiga tiene que marcharse para echar un vistazo a la comida. Pero el cielo se ha oscurecido y, de repente, empieza a llover. Sin inmutarse, toma al bebé en un brazo y se coloca hábilmente la chitenge sobre la cabeza, cubriéndose los dos. Con este paraguas instantáneo, la mujer se dirige a casa para revisar la comida.

Falda, bata, monedero, bolsa de comestibles, cojín, sábana, paraguas, portabebés, turbante: los usos de la chitenge parecen ilimitados y atestiguan el ingenio de este pueblo africano.

[Ilustraciones de la página 23]

La “chitenge” tiene múltiples aplicaciones: envoltura para la leña, cabestrillo para cargar al bebé, un hermoso turbante o una vistosa sábana

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