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  • El pájaro religioso no pudo arrebatar la semilla

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  • El pájaro religioso no pudo arrebatar la semilla
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1953
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1953
w53 1/12 págs. 732-733

El pájaro religioso no pudo arrebatar la semilla

Jesús en su ilustración del sembrador habló de una semilla que cayó al lado del camino y la cual recogieron los pájaros, evitando que hubiese aumento. Por otra parte, la semilla que cayó en la tierra o corazón de la clase apropiada rindió treinta, sesenta y ciento por uno. La siguiente experiencia demuestra cómo un “pájaro” no pudo llevarse la semilla, porque se había sembrado en tierra de la clase apropiada, y el aumento que resultó de esta semilla.—Luc. 8:4-15.

Una dama muy devota que vive en una aldea de Flandes fué a visitar a su tía en Francia. Sucedió que esta tía se había convertido en testigo de Jehová, y por eso aprovechó la visita para decirle a la sobrina todo acerca del reino de Dios y lo que la Biblia realmente enseña. La sobrina regresó a su casa de Flandes con una copia de la Biblia y algunos libros de texto que la ayudarían en su estudio. A medida que estudió su Biblia y su conocimiento aumentó no pudo menos que hablar acerca de las buenas nuevas a las clientes de su salón de belleza. No pasó mucho tiempo antes de que todo esto llegara a oídos del sacerdote de la parroquia. Él no había visitado a nuestra amiga por unos quince años, pero de súbito desarrolló un gran interés en la salud de ella y la visitó para saber cómo estaba.

No tardó en llegar al verdadero propósito de su visita. Dijo que había sido informado de que ella estaba estudiando la Biblia, y luego prosiguió a explicar por qué ella debería entregarle su copia personal de las Escrituras. Dijo él: “Usted no pensaría en darle bistec a este niño de un año, ¿verdad? Pues, yo soy el padre espiritual de usted, yo puedo leer la Biblia sin que me haga daño, pero no es buena para usted, hija mía.” Sin embargo, la dama estaba familiarizada con las palabras de Jesús: “No llamen a nadie su padre en la tierra,” y también sabía que la Biblia era tanto para ella como para cualquiera otra persona temerosa de Dios sobre la tierra. Ella rehusó entregarle su copia de la Biblia, y continuó estudiándola y hablando de su contenido a otros.

Esto empezó lo que pudiéramos llamar una “reacción en cadena” en esta pequeña aldea, porque no pasó mucho tiempo antes de que otras diecisiete personas siguieran su ejemplo y se pusieran a obtener conocimiento acertado. En breve su salón de belleza se convirtió en un lugar de reunión de los testigos de Jehová, y en el primer discurso público 140 personas oyeron más de las buenas nuevas de la Biblia, que el sacerdote de la parroquia había tratado de evitar que la gente recibiera. Más tarde, un comerciante acomodado ofreció su casa para una serie de discursos públicos. Sus amigos exclamaron: “¿Te das cuenta de lo que haces? Pues, ¡puedes perder tu casa por esto!” Su respuesta calmada fué: “Pues, si la pierdo, la pierdo; pero esto es más importante que mi casa.” Bueno, él no perdió su casa, y ahora él y su esposa y sus dos hijos son testigos activos de Jehová, junto con unas cuarenta personas más en el pequeño pueblo. La verdad ha conseguido una posición firme aquí en la batalla contra la ignorancia.

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