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  • El temor... ¿señal del fin?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1983
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1983
w83 1/11 págs. 4-7

El temor... ¿señal del fin?

¿VIVIMOS en el ocaso de una Era de incertidumbre e inquietud, cuando “los hombres desmayan por el temor y la expectativa de las cosas que vienen sobre la tierra habitada”? Tan solo un repaso breve de los acontecimientos mundiales y las causas de temor desde 1914 nos refrescará la memoria y nos ayudará a ver si nos estamos acercando al predicho “fin”, o no. (Lucas 21:9, 25, 26.)

El temor y la guerra

En Francia hay monumentos a los caídos de la I Guerra Mundial que tienen inscritas las palabras “la Grande Guerre”. Sí, lo que ahora llamamos la primera guerra mundial (1914-1918) se conoció en un principio como la Gran Guerra. Ésta fue tan descomunal y horrible en términos de muerte y destrucción que los hombres la calificaron con optimismo de la guerra para poner fin a las guerras. Después de aquella lección espantosa se creyó que de seguro el hombre civilizado ‘no aprendería más la guerra’ (Isaías 2:4). Solo se requirió que pasaran otros 18 años para echar por tierra aquella ilusión al estallar la terrible guerra civil española (1936-1939), en la que murieron más de medio millón de españoles. Hubo alemanes e italianos que participaron en aquel conflicto, el cual sirvió de ensayo para lo que hubo que llamar la segunda guerra mundial (1939-1945). Esa catástrofe mundial culminó con la destrucción de Hiroshima y Nagasaki.

Cuando aquellas bombas atómicas hicieron explosión sobre Japón, una nueva fuente de temor e inquietud apareció en el escenario mundial... el temor a la guerra atómica. ¡Qué ciertas han sido las palabras que el profesor Albert Einstein dijo en diciembre de 1945: “Al mundo se le prometió libertad del temor, pero, en realidad, el temor ha aumentado muchísimo desde que terminó la guerra”! Luego él añadió: “El cuadro del mundo de la posguerra en que vivimos no es prometedor”.

Ese aumento en el temor lo reflejan hoy día los millones de personas por todo el mundo que participan en manifestaciones contra las armas nucleares. Hasta el clero se está envolviendo en la cuestión. Sí, las armas nucleares han transformado la política mundial y la estrategia militar. Como declaró recientemente E. P. Thompson, historiador, en su libro Beyond the Cold War: “Esas armas ejercen influencia en la política, la ideología y la estrategia; se las considera amenazadoras, y con tal propósito se fabrican; producen temor, e intensifican y contrarrestan simultáneamente los sentimientos de agresión”. (Las bastardillas son nuestras.)

Ese temor a la guerra nuclear es universal. En un folleto soviético que se publicó recientemente se declaró: “La Unión Soviética sostiene que una guerra nuclear sería un desastre universal, y que seguramente significaría el fin de la civilización. Pudiera llevar a la destrucción de toda la humanidad”. Ahora los dos principales bloques ideológicos se encaran uno al otro en un estancamiento precario, basado en lo que se conoce como la Destrucción Mutua Asegurada. No es de extrañar que la humanidad esté en ‘temor y a la expectativa de las cosas que vienen sobre la tierra’... tal como lo profetizó Jesús.

El temor y el delito

Hay otro tipo de temor que aflige de manera más directa al hogar. ¿Cuál es? El temor al delito en el propio vecindario de uno. Hubo un tiempo en que los ladrones solo se llevaban objetos de valor. Ahora quitan la vida a cualquier persona también. Hay poco temor a la ley, y, en muchos casos, el delito sí compensa generosamente. Así que el verdadero temor afecta profundamente a las ciudades grandes y los suburbios donde vive la gente acomodada. Por ejemplo, la cantidad de personas que utilizan el sistema de trenes subterráneos de Nueva York es la más baja desde 1917. ¿Por qué? Una de las razones principales es el temor de ser víctima de robo o asesinato. Un informe de Gran Bretaña declara: “El temor al delito está destruyendo el muy necesario espíritu de comunidad y está manteniendo en casa a muchas personas”. Hasta en ciudades que antes eran seguras, como Barcelona, España, ha aumentado la venta de puertas reforzadas, y en muchas casas ya hay por lo menos dos o tres cerraduras y cerrojos en las puertas. En los Estados Unidos, muchas mujeres están aprendiendo a manejar pistolas para usarlas en defensa propia. ¡Cierto estudio indica que 52 por 100 de las familias estadounidenses tienen armas! El mismo informe advierte: “El temor al delito está paralizando poco a poco a la sociedad estadounidense”.

Algunos de los escritores a quienes se inspiró para escribir la Biblia sabían que esas condiciones excepcionales surgirían en el tiempo del fin. Por eso el apóstol Pablo advirtió: “Mas sabe esto, que en los últimos días se presentarán tiempos críticos, difíciles de manejar. Porque los hombres serán amadores de sí mismos, amadores del dinero, presumidos, altivos, blasfemos, desobedientes a los padres, desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin gobierno de sí mismos, feroces, sin amor de la bondad” (2 Timoteo 3:1-3). ¡Cuántos delitos se deben a lo que el apóstol alista en esa porción de su epístola! ¡Y cuánto temor siembra la siempre creciente población de delincuentes!

El temor y el desempleo

Otro factor que siembra temor e inquietud en el siglo XX es la inestabilidad de la economía mundial, que conduce a altos niveles de prosperidad relativa y depresiones que han dejado a millones de personas sin empleo. Hasta las que tienen empleo se sienten a menudo inseguras. ‘¿A quién se echará luego a la calle?’, es la pregunta punzante. Puesto que muchísimas personas viven a costa del crédito, esta amenaza real causa inquietud diariamente. Hay más de 30.000.000 de desempleados tan solo en las naciones occidentales. ¡Cierto comentarista hasta dio la advertencia pesimista de que tal vez muchos de los desempleados nunca consigan empleo de nuevo!

Los banqueros internacionales contienen el aliento mientras observan cómo se van prácticamente a la bancarrota un país tras otro. Según se informó en el periódico The Guardian: “En conjunto, en los últimos tres años, alrededor de 25 países han tenido que pedir a bancos y gobiernos que les concedan más tiempo para pagar las deudas, y la mayoría de ellos han tenido que volver más de una vez”. Por consiguiente, la situación económica es un factor más en el cumplimiento de las palabras de Jesús de que ‘los hombres desmayarían por el temor y la expectativa de las cosas que vienen sobre la tierra’.

El temor y el espacio exterior

Los temores y las inquietudes del hombre no se derivan solamente de sus problemas terrestres. Desde 1914 han caído desde los cielos fuerzas amenazadoras y destructivas en la forma de dos guerras mundiales y muchos otros conflictos importantes. Pero ahora la amenaza proviene de un lugar mucho más alto que los cielos... ronda por el espacio exterior. En el diario español El País apareció recientemente el titular “El espacio, a punto de convertirse en teatro de operaciones militares”. En el artículo se declaró: “Tanto Estados Unidos como la Unión Soviética dan así un paso más en la carrera espacial, cuyos aspectos militares se han subrayado de forma espectacular en los últimos meses. Se puede decir que se ha iniciado la era de la militarización ofensiva del espacio”.

La amenaza procedente del espacio exterior queda confirmada por una declaración que hizo el teniente general Richard C. Henry, segundo comandante de la Comandancia Espacial de los Estados Unidos, quien dijo: “El espacio no es una misión, es un lugar. Es un teatro de operaciones. Ya es tiempo de que lo tratemos como teatro de operaciones”. Y el general Robert T. Marsh, comandante de la Comandancia de Sistemas de la Fuerza Aérea, afirmó: “El transbordador espacial cambiará el modo como hacemos las cosas. Dependeremos de él para lanzar prácticamente todas nuestras cargas explosivas [léase aquí, equipo militar] para la seguridad nacional”. Esas observaciones muestran que el espacio ya no se puede considerar como un vacío inofensivo. Según advirtió el secretario general de la ONU: ‘Tenemos que oponernos enérgicamente al aumento en la militarización del espacio exterior. Disponemos de tiempo... pero de muy poco’. Solo el tiempo dirá qué otras señales aparecerán en la región del ‘sol y la luna y las estrellas’ que causen temor y expectativa. (Lucas 21:25.)

¿Diferente de generaciones anteriores?

Algunas personas tienden a no hacer caso de las advertencias bíblicas, y dicen que hay generaciones anteriores que han pasado por crisis parecidas, y que el temor y la inquietud actuales no son una señal del fin, como lo predijo Jesús. ¡Por supuesto que ha habido generaciones anteriores que han experimentado calamidad! El siglo XIV fue el tiempo de la peste negra, cuando la gente por toda Europa vivió con temor a la peste, el hambre y las guerras. Pero tan solo compare con ello la extensión de lo que ha ocurrido en nuestro siglo.

René Dubos, científico, escribió hace poco lo siguiente: “Estoy tan preocupado como cualquier otra persona por las miles de plagas de las actuales crisis sociales, tecnológicas y ambientales. [...] También me doy cuenta de que varios aspectos de los actuales problemas mundiales los hacen diferentes de los del pasado en sentido cuantitativo y cualitativo. Por ejemplo: [...] Los problemas de hoy ya no están aislados ni están limitados a grupitos de habitantes”. (Las bastardillas son nuestras.) También alistó los efectos nocivos en escala mundial de ciertos agentes, como la radiactividad, la lluvia ácida y los pesticidas. Otro factor es la mayor interdependencia de las naciones, de modo que todas son afectadas por crisis como la que se produjo en 1973 debido al aumento en el precio del petróleo. Ése no fue el caso en generaciones pasadas.

Por lo tanto, sencillamente no es cierto que generaciones pasadas hayan sido afectadas de modo semejante por el temor y la inquietud, y por las mismas razones que Jesús declaró en el capítulo 21 de Lucas. Ninguna generación anterior a la de 1914 experimentó una guerra mundial, mucho menos dos. Ninguna generación previa se ha enfrentado con la locura de una “destrucción mutua asegurada” mediante armas nucleares. Ninguna generación pasada ha arruinado el globo terráqueo por tan extensa contaminación ambiental como hoy. (Revelación 11:18.)

Y otro factor vital más... ¡en ninguna generación anterior se han predicado de modo más extenso ‘estas buenas nuevas del reino en toda la tierra como testimonio’ (Mateo 24:14)! Los testigos de Jehová ya están haciendo eso eficazmente en más de 200 países, en toda nación donde Dios lo ha hecho posible. Ésa es una razón por la cual usted está leyendo esta revista ahora mismo. El mensaje de esperanza y juicio procedente de Dios se está proclamando a tiempo. Ésa es una señal segura de que el fin tiene que llegar pronto. Entonces, ¿qué sigue? Jesús contesta: “Cuando vean suceder estas cosas, conozcan que está cerca el reino de Dios”. (Lucas 21:29-33.)

Si usted quisiera más información sobre este tema interesante, no vacile en escribir a los publicadores de esta revista, o comuníquese con la congregación de los testigos de Jehová que se reúne en el Salón del Reino de la localidad. Sin compromiso alguno, se dará respuesta a sus preguntas.

[Comentario en la página 6]

“Se ha iniciado la era de la militarización ofensiva del espacio”

[Ilustración en la página 5]

Según cierto estudio, 52 por 100 de las familias estadounidenses tienen armas

[Ilustración en la página 7]

‘El espacio no es una misión... es un teatro de operaciones’

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