¿Cómo puede sobrevivir en un vecindario peligroso?
“VIVÍA asustada todo el tiempo. Tenía miedo en el ascensor. Tenía miedo en el auto. Tenía miedo en mi apartamento. Había crimen por todas partes. Asaltaban a la gente a todas horas”, dice una brasileña llamada Maria. ¿Se siente usted como esta mujer, con miedo en su vecindario, especialmente de noche, cuando oscurece?
Leer novelas policíacas puede ser apasionante, pero en la vida real casi nunca hay un final feliz. Puede que un crimen quede sin resolver. O, en casos de homicidio, alguien tiene que seguir viviendo sin su cónyuge, su padre o su hijo. ¿Está aumentando el crimen violento en su localidad? ¿Anhela vivir en un lugar tranquilo donde su familia esté segura? O, si no tiene más remedio que criar a sus hijos en una zona de mucha criminalidad, ¿qué puede hacer para sobrevivir?
Es cierto que aún quedan ciudades donde hay poco delito. En muchos países, la gente todavía vive en zonas rurales tranquilas y aldeas agradables. Pero la situación está cambiando rápidamente incluso en los lugares que antes se consideraban libres de crimen. Por ejemplo, hace cincuenta años, el 70% de la población de Brasil vivía en el campo. Hoy el 70% vive en la ciudad. Por un lado ha habido oportunidades de empleo, pero por el otro han surgido problemas urbanos, como el crimen y la violencia. Sea que viva en una zona peligrosa o no, de todas formas tiene que ir al trabajo o a la escuela y llevar a cabo muchas tareas fuera de casa.
Un jefe de la policía de Río de Janeiro reconoció el “síndrome de pánico” que predomina, y mencionó que a ello contribuyen la injusticia social y el crimen organizado. También opinó que los periódicos y la televisión contribuyen a difundir el temor e “influyen en el espíritu de la población con noticias trágicas”. La drogadicción, la desintegración familiar y la mala educación religiosa también favorecen el aumento del desafuero. ¿Y qué depara el futuro? ¿Insensibilizarán a la gente las escenas violentas que se presentan de modo trivial en novelas y películas? ¿Se volverán peligrosas las zonas consideradas libres de crimen?
Puesto que la violencia no es nada agradable para el que la padece, anhelamos sentirnos seguros. No sorprende que haya ciudadanos preocupados que exigen la presencia de más policías en las calles y sentencias carcelarias más estrictas o hasta la pena capital. A pesar de los riesgos, algunas personas se hacen con armas para defenderse. Otras desean que las autoridades restrinjan su venta. Pero la mala noticia de que el crimen abunda no debe hacernos perder la esperanza. De hecho, muchos habitantes de ciudades grandes, como Johannesburgo, Ciudad de México, Nueva York, Río de Janeiro y São Paulo, nunca han sido asaltados. Examinemos cómo logran vivir en un vecindario peligroso.
Cómo mantener una actitud positiva
Con respecto a una zona de mucha criminalidad, cierto escritor comenta sobre “el ingenio y la perseverancia de miles de brasileños que han logrado vivir con cierto grado de dignidad y decencia en condiciones de vida muy duras”. Después de llevar treinta y ocho años en Río de Janeiro, Jorge dice: “Evito transitar por calles y áreas dudosas y no cedo a la curiosidad. Además, procuro no estar en la calle tarde por la noche ni sentir un temor excesivo. Aunque tomo mis precauciones, veo a todas las personas como si fueran honradas y las trato con dignidad y respeto”.
Sí, evite problemas innecesarios. No se meta en lo que no le incumbe. Nunca subestime el hecho de que el pánico puede afectar los nervios y hacer que hasta personas de buena conducta actúen de modo irracional. Un caballero llamado Odair dice con respecto a su trabajo en zonas peligrosas: “Procuro ser positivo; no alimento la mente con el miedo a males que pudieran suceder, pues eso causa tensión innecesaria y sobresalto. Trato de respetar a todas las personas”. Además de estar alerta y guardar las distancias con gente sospechosa, menciona otra ayuda para controlar las emociones: “Sobre todo, cultivo confianza en Jehová Dios, recordando que nada escapa de sus ojos y que todo lo que ocurre se debe a que él lo permite”.
No obstante, a nadie le agrada vivir en temor constante. Además, ¿quién puede negar que la tensión y el miedo excesivos son perjudiciales para la salud física y emocional? Así pues, ¿qué esperanza hay para los que tienen miedo de que los asalten en cualquier momento? Dado que muchos temen que lo peor en la historia del crimen está por venir, ¿veremos alguna vez el fin de la violencia? Le invitamos a leer el siguiente artículo: “¿Cuándo terminará el temor?”.