Referencias para la Guía de actividades para la reunión Vida y Ministerio Cristianos
1-7 DE ABRIL
TESOROS DE LA BIBLIA | 1 CORINTIOS 7-9
“El don de la soltería”
Cómo aprovechar al máximo la soltería
3 Por lo general, quienes no están casados tienen más tiempo y libertad, así que les resulta más fácil ampliar su ministerio, extender su círculo de amistades y estrechar su relación con Jehová (1 Cor. 7:32-35). En vista de estas grandes ventajas, muchos cristianos deciden “hacer lugar para [la soltería]”, al menos por un tiempo. Por otro lado hay quienes no tenían la intención de estar solos. Sin embargo, al verse ante nuevas circunstancias, oraron, reflexionaron a fondo y se dieron cuenta de que con la ayuda de Jehová podrían sobrellevar su situación con tranquilidad. De modo que decidieron en su corazón quedarse como estaban (1 Cor. 7:37, 38).
Puntos sobresalientes de las cartas a los Corintios
7:33, 34. ¿Qué son “las cosas del mundo” por las que se inquietan los cristianos casados? Son los asuntos del diario vivir de los que deben ocuparse —como la comida, la ropa y la vivienda—, y no las cosas malas del mundo, que todos debemos evitar (1 Juan 2:15-17).
La soltería. Una puerta a la actividad sin distracción
14 El cristiano soltero que se vale de su condición para ir en pos de metas egoístas no hace “mejor” que el casado, ya que su soltería no es “por causa del reino”, sino por motivos personales. (Mateo 19:12.) El hombre o la mujer no casados deben ‘inquietarse por las cosas del Señor’, estar ansiosos por “ganar la aprobación del Señor” y “atender constantemente al Señor sin distracción”. Esto implica dar atención indivisa al servicio de Jehová y Jesucristo. Solo así, los cristianos solteros harán “mejor” que los casados.
Busquemos perlas escondidas
lvs 251
Notas
En ocasiones, algunos cristianos han decidido separarse de su cónyuge aunque este no haya cometido inmoralidad sexual (1 Corintios 7:11). Un cristiano podría decidir separarse en las siguientes situaciones:
• Negativa a mantener a la familia. El esposo se niega a proveer a su familia las cosas materiales, hasta el punto de dejarla sin dinero o sin comida (1 Timoteo 5:8).
• Maltrato físico muy grave. El maltrato físico es tan grave que el cónyuge maltratado siente que su salud o su vida están en peligro (Gálatas 5:19-21).
• Riesgo muy grave de perder la amistad con Jehová. El cristiano no puede servir a Dios porque su cónyuge se lo hace imposible (Hechos 5:29).
Podemos ser castos en un mundo inmoral
Por tanto, los jóvenes no deben apresurarse a contraer matrimonio cuando sientan el despertar de sus impulsos sexuales. El matrimonio exige compromiso, y vivir de acuerdo con esa responsabilidad requiere madurez (Génesis 2:24). Es mejor esperar hasta haber “pasado la flor de la juventud”, el período en que se intensifican los deseos sexuales y pueden torcer el juicio de la persona (1 Corintios 7:36). Y es una insensatez y un pecado que un adulto que desea casarse mantenga relaciones inmorales simplemente porque no ha encontrado con quién contraer matrimonio.
8-14 DE ABRIL
TESOROS DE LA BIBLIA | 1 CORINTIOS 10-13
“Jehová es fiel”
Preguntas de los lectores
El apóstol Pablo escribió: “Dios [...] no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar” (1 Cor. 10:13). ¿Dan a entender estas palabras que Jehová determina de antemano qué cosas podemos aguantar y entonces escoge las pruebas que enfrentaremos?
▪ Pensemos en lo que eso implicaría. Por ejemplo, cuando el hijo de un hermano se suicidó, este se preguntó si Jehová había determinado de antemano que él y su esposa podrían soportarlo. ¿Hay razones para creer que Jehová controla de forma tan directa lo que pasa en nuestra vida?
Un examen cuidadoso de las palabras de Pablo en 1 Corintios 10:13 revela que no hay base bíblica para creer que Jehová evalúa de antemano lo que podemos soportar para luego escoger qué pruebas enfrentaremos. Analicemos cuatro razones que nos llevan a esta conclusión.
En primer lugar, Jehová nos ha dado libertad de elección. Él quiere que escojamos qué camino seguiremos en la vida (Deut. 30:19, 20; Jos. 24:15). Si escogemos el camino correcto, podemos confiar en que él nos guiará (Prov. 16:9). Pero, si no lo hacemos, tendremos que asumir las consecuencias (Gál. 6:7). Si Jehová eligiera las pruebas que enfrentamos, ¿no estaría limitando nuestra libertad de elección?
En segundo lugar, Jehová no nos protege de lo que la Biblia llama “el tiempo y el suceso imprevisto” (Ecl. 9:11). Podríamos sufrir un accidente, quizás con consecuencias graves, por estar en el lugar y momento equivocados. Jesús habló de una torre que se derrumbó y mató a 18 personas, y explicó que esa desgracia no ocurrió por voluntad de Dios (Luc. 13:1-5). Sería ilógico pensar que Dios determina con anterioridad quién vive y quién muere cuando algo malo ocurre por casualidad, ¿no es cierto?
En tercer lugar, todos tenemos que demostrar si somos leales a Jehová. Recordemos que Satanás afirma que los que sirven a Dios no son íntegros, que no seguirán siendo leales si pasan por pruebas (Job 1:9-11; 2:4; Rev. 12:10). Si fuera cierto que Jehová nos libra de las pruebas cuando considera que no podremos soportarlas, ¿no le daría eso argumentos a la acusación de Satanás de que servimos a Dios por interés?
Por último, Jehová no tiene por qué saber todo lo que nos va a pasar. La idea de que Dios elige de antemano nuestras pruebas implica que él sabe todo sobre nuestro futuro. Pero la Biblia no dice que sea así. Está claro que Dios puede prever el futuro (Is. 46:10). Sin embargo, la Biblia enseña que es selectivo y escoge qué sucesos futuros quiere conocer (Gén. 18:20, 21; 22:12). Equilibra su capacidad de ver el futuro con su respeto por nuestra libertad de elección. ¿No es eso lo que esperaríamos de un Dios que valora nuestra libertad y que siempre actúa con perfecto equilibrio? (Deut. 32:4; 2 Cor. 3:17).
Entonces, ¿cómo debemos entender la declaración “Dios [...] no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar”? Pablo no hablaba aquí de lo que Jehová hace antes de las pruebas, sino durante ellas. Estas animadoras palabras nos dan la seguridad de que, sin importar los problemas que enfrentemos, Jehová nos sostendrá si confiamos en él (Sal. 55:22). Lo que dijo Pablo se sustenta sobre dos verdades fundamentales. ¿Cuáles son?
Primero, cualquier prueba que enfrentemos es “común a los hombres”. Eso quiere decir que nuestras dificultades son parte de la vida en este sistema. Pero, si confiamos en Jehová, no superarán nuestra capacidad para aguantarlas (1 Ped. 5:8, 9). En el contexto de 1 Corintios 10:13, Pablo estaba hablando de las pruebas de Israel en el desierto (1 Cor. 10:6-11). Ninguna de ellas fue imposible de aguantar para los israelitas fieles. Como dijo Pablo cuatro veces, solo “algunos de ellos” desobedecieron. Se trató de israelitas que, lamentablemente, dejaron de confiar en Jehová y acabaron cediendo a deseos incorrectos.
Segundo, “Dios es fiel”. Cuando analizamos lo que Jehová hizo por su pueblo, vemos claramente que muestra amor leal a “los que lo aman y [...] guardan sus mandamientos” (Deut. 7:9). También aprendemos que siempre cumple lo que dice (Jos. 23:14). Jehová ha demostrado que es fiel, así que quienes lo aman y obedecen pueden estar seguros de que él cumplirá los dos aspectos de su promesa cuando afronten problemas: 1) no permitirá que ninguna prueba llegue a ser tan intensa que no puedan aguantarla y 2) les dará una salida.
¿Cómo les da Jehová una salida a quienes confían en él? Desde luego, si lo desea, puede eliminar la prueba. Pero recordemos lo que dijo Pablo: Jehová “dispondrá la salida para que puedan aguantarla”. En muchos casos, él nos ofrece una salida dándonos lo que necesitamos para superar el problema. Veamos algunas formas en que lo hace:
▪ “Nos consuela en toda nuestra tribulación” (2 Cor. 1:3, 4). Puede calmar nuestra mente, nuestro corazón y nuestras emociones por medio de su Palabra, su espíritu santo y el alimento espiritual que nos da el “esclavo fiel” (Mat. 24:45; Juan 14:16, nota; Rom. 15:4).
▪ Puede guiarnos con su espíritu santo (Juan 14:26). Cuando surgen problemas, el espíritu de Dios puede ayudarnos a recordar relatos y principios de la Biblia que nos permitan tomar decisiones sabias.
▪ Puede ayudarnos mediante sus ángeles (Heb. 1:14).
▪ Puede ayudarnos a través de otros cristianos, que, con sus palabras y acciones, pueden ser “un socorro fortalecedor” (Col. 4:11).
Entonces, ¿cómo debemos entender lo que Pablo dijo en 1 Corintios 10:13? Jehová no escoge las pruebas que enfrentamos. Pero, cuando se presentan, podemos estar seguros de que, si confiamos completamente en él, jamás permitirá que sean más grandes que nuestra capacidad para superarlas; siempre nos dará una salida para poder aguantarlas. ¡Qué enseñanza tan reconfortante!
Busquemos perlas escondidas
Preguntas de los lectores
¿Por qué dice 1 Corintios 10:8 que fueron 23.000 israelitas los que cayeron en un solo día por cometer fornicación, mientras que Números 25:9 da la cifra de 24.000?
Existen varias explicaciones posibles para la diferencia de cifras entre estos dos versículos. La más sencilla sería que el número real estuviera entre 23.000 y 24.000, lo que permitiría redondearlo hacia arriba o hacia abajo.
Veamos otra posibilidad. El apóstol Pablo hizo referencia al relato de los israelitas en Sitim como ejemplo amonestador para los cristianos de la antigua Corinto, ciudad célebre por su libertinaje. Escribió: “Ni practiquemos fornicación, como algunos de ellos cometieron fornicación, de modo que cayeron, veintitrés mil de ellos en un día”. Pablo se refirió en particular a aquellos a los que Jehová dio muerte por cometer fornicación, y dijo que fueron 23.000 (1 Corintios 10:8).
Ahora bien, el capítulo 25 de Números explica que “Israel se apegó al Baal de Peor; y la cólera de Jehová empezó a encenderse contra Israel”, y entonces pasa a decir que Jehová mandó a Moisés que ejecutara a “todos los [...] cabezas del pueblo”. A su vez, Moisés ordenó a los jueces que cumplieran ese mandato. Finalmente, cuando Finehás actuó con decisión dando muerte al israelita que introdujo a una mujer madianita en el campamento, “se detuvo el azote”. El relato termina con esta declaración: “Los que murieron del azote ascendieron a veinticuatro mil” (Números 25:1-9).
Al parecer, la cifra que da el libro de Números incluye a los “cabezas del pueblo” —que fueron ejecutados por los jueces— y a los israelitas a quienes Jehová mismo dio muerte. Los cabezas que murieron a manos de los jueces bien pudieron ser un millar, lo que elevaría a 24.000 la cifra total de muertos. Dichos cabezas, o caudillos, eran culpables de tenerle “apego al Baal de Peor”, sea que cometieran fornicación, participaran en las celebraciones o dieran su consentimiento a quienes hicieron alguna de estas cosas.
Con respecto a la expresión “tener apego”, cierta obra de consulta explica que puede significar “vincularse a una persona”. Los israelitas constituían un pueblo dedicado a Jehová, pero rompieron su relación con Él cuando ‘se apegaron al Baal de Peor’. Unos setecientos años más tarde, Dios dijo a los israelitas mediante el profeta Oseas: “Ellos mismos entraron a Baal de Peor, y procedieron a dedicarse a la cosa vergonzosa, y se hicieron repugnantes como la cosa de su amor” (Oseas 9:10). Todos los que obraron de este modo merecían una sentencia adversa de parte de Dios. Así se lo recordó Moisés a los hijos de Israel: “Los propios ojos de ustedes son los que vieron lo que Jehová hizo en el caso del Baal de Peor, que a todo hombre que anduvo tras el Baal de Peor, a él fue a quien Jehová tu Dios aniquiló de en medio de ti” (Deuteronomio 4:3).
Preguntas de los lectores
¿Debería una publicadora cubrirse la cabeza mientras dirige un curso bíblico en presencia de un publicador?
▪ El artículo que se publicó en la sección “Preguntas de los lectores”, de La Atalaya del 15 de julio de 2002, explicó que una cristiana debía cubrirse la cabeza al dirigir cursos bíblicos en presencia de un publicador, estuviera o no bautizado. Sin embargo, tras analizar más detalladamente este tema, parece apropiado modificar lo que se indicó en aquella ocasión.
Una hermana deberá cubrirse la cabeza cuando un hermano bautizado la acompañe a un curso bíblico que ya está establecido. ¿Por qué razón? Como está llevando a cabo una función que normalmente le correspondería al hermano, el que ella se cubra la cabeza demuestra que respeta el principio de autoridad dentro de la congregación cristiana (1 Cor. 11:5, 6, 10). Si lo prefiere, la publicadora también puede pedirle al hermano que dirija la sesión de estudio, si está capacitado para hacerlo.
Por otro lado, si quien acompaña a la hermana al curso bíblico ya establecido es un publicador no bautizado que no es su esposo, no hay ninguna norma bíblica que indique que ella deba cubrirse la cabeza. Con todo, algunas hermanas tal vez decidan cubrirse en ocasiones como esta debido a que su conciencia así se lo dicta.
22-28 DE ABRIL
TESOROS DE LA BIBLIA | 1 CORINTIOS 14-16
“Dios será ‘todas las cosas para con todos’”
“La muerte ha de ser reducida a nada”
10 “El fin” es el fin del Reinado de Mil Años de Cristo, cuando Jesús entrega, humilde y lealmente, el Reino a su Dios y Padre (Revelación 20:4). El propósito de Dios de “reunir todas las cosas de nuevo en el Cristo” se habrá cumplido (Efesios 1:9, 10). Pero primero Cristo destruirá “todo gobierno y toda autoridad y poder” que se oponen a la voluntad soberana de Dios. Esto implica más que la destrucción que ocurrirá en Armagedón (Revelación 16:16; 19:11-21). Pablo dice: “[Cristo] tiene que reinar hasta que Dios haya puesto a todos los enemigos debajo de sus pies. Como el último enemigo, la muerte ha de ser reducida a nada” (1 Corintios 15:25, 26). Efectivamente, todo vestigio del pecado y la muerte adánicos habrá sido eliminado. Para ese tiempo, Dios habrá vaciado ya todas las “tumbas conmemorativas”, es decir, habrá traído a los muertos de nuevo a la vida (Juan 5:28).
El Reino lleva a cabo la voluntad de Dios en la Tierra
21 ¿Y qué sucederá con la muerte, el resultado inevitable de la enfermedad y el pecado? Ese es nuestro “último enemigo”, el que tarde o temprano nos derrota a todos (1 Cor. 15:26). Pero ¿es la muerte un enemigo demasiado poderoso para Jehová? Note lo que predijo Isaías: “Él realmente se tragará a la muerte para siempre, y el Señor Soberano Jehová ciertamente limpiará las lágrimas de todo rostro” (Is. 25:8). ¿Se lo imagina? ¡No habrá más funerales ni cementerios ni lágrimas de dolor! Todo lo contrario: lloraremos de alegría al ver cómo Jehová lleva a cabo su grandioso propósito de resucitar a los muertos (lea Isaías 26:19). Por fin se sanarán las millones de heridas que ha causado la muerte.
Mil años de paz... ¡y muchos más!
17 Pablo describió con acierto ese momento culminante al decir que Dios será “todas las cosas para con todos”. ¿Qué significan esas palabras? Antes de pecar, Adán y Eva formaban parte de la familia universal de Dios y vivían en paz y armonía con ella. Jehová, el Soberano Universal, gobernaba directamente toda su creación, tanto a los ángeles como a los seres humanos. Ellos podían adorarle y comunicarse personalmente con él, y Jehová los bendecía. En efecto, él era “todas las cosas para con todos”.
Busquemos perlas escondidas
w12 1/9 9, recuadro
¿Prohibió el apóstol Pablo que hablaran las mujeres?
El apóstol Pablo recomendó que “las mujeres guard[aran] silencio en las congregaciones” (1 Corintios 14:34). ¿Qué quiso decir? ¿Consideraba él que no tenían la inteligencia necesaria para enseñar? No pudo ser eso, pues a menudo alabó su labor de evangelización (2 Timoteo 1:5; Tito 2:3-5). En una de sus cartas a los corintios, Pablo aconsejó —no solo a las mujeres, sino también a quienes tenían el don de lenguas y de profetizar— que guardaran silencio cuando otro cristiano estuviera hablando (1 Corintios 14:26-30, 33). Puede que algunas cristianas, entusiasmadas con lo que estaban aprendiendo, interrumpieran al orador para hacer preguntas, como se acostumbraba hacer en esa parte del mundo. Por eso, a fin de mantener el orden, Pablo las animó a “interrog[ar] a sus propios esposos en casa” (1 Corintios 14:35).
it-1 1221
Incorrupción
Unidos con Jesús en la semejanza de su resurrección, a sus coherederos también se les resucita, no solo a vida eterna como espíritus, sino a inmortalidad e incorrupción. Después de haber vivido, servido fielmente y muerto con cuerpos corruptibles, reciben cuerpos espirituales incorruptibles, como Pablo manifiesta con claridad en 1 Corintios 15:42-54. Por lo tanto, la inmortalidad debe referirse a la calidad de la vida de que disfrutan, su perdurabilidad e indestructibilidad, en tanto que la incorrupción tiene que ver con el organismo o cuerpo que Dios les da, el cual, por constitución, no puede deteriorarse, descomponerse ni ser destruido. De modo que al parecer Dios les otorga el poder de ser autárquicos, independientes de fuentes exteriores de energía, a diferencia de las demás criaturas carnales y espíritus. Esto es una prueba conmovedora de la confianza que Dios deposita en ellos. Sin embargo, esta existencia independiente e indestructible no les exime de la autoridad de Dios, y ellos, al igual que su cabeza, Jesucristo, continúan sujetos a la voluntad e instrucciones de su Padre. (1Co 15:23-28; véanse alma; inmortalidad.)
29 DE ABRIL A 5 DE MAYO
TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CORINTIOS 1-3
“Jehová es ‘el Dios de todo consuelo’”
“Lloren con los que lloran”
4 Nuestro “Padre de tiernas misericordias” también ha sufrido la pérdida de seres queridos, como Abrahán, Isaac, Jacob, Moisés y el rey David (Núm. 12:6-8; Mat. 22:31, 32; Hech. 13:22). La Biblia indica que Dios anhela que llegue el día en que les devolverá la vida (Job 14:14, 15). En ese tiempo, ellos serán felices y disfrutarán de salud perfecta. Recordemos que Dios también vio la horrible muerte de su amado Hijo, con quien estaba “especialmente encariñado” (Prov. 8:22, 30). No nos podemos imaginar el inmenso dolor que sintió Jehová (Juan 5:20; 10:17).
“Lloren con los que lloran”
14 Por todo esto, puede que nos cueste saber qué decirles a quienes están destrozados por el dolor. Aun así, la Biblia dice que “la lengua de los sabios es una curación” (Prov. 12:18). Muchos cristianos encuentran ideas para consolar a los demás en el folleto Cuando muere un ser querido. Con todo, en muchas ocasiones, lo más útil que podemos hacer es seguir este consejo: “Lloren con los que lloran” (Rom. 12:15). Una hermana viuda llamada Gaby dice: “Las lágrimas se han convertido en mi manera de expresar mis sentimientos. Por eso, me sirve de consuelo que mis amigos lloren conmigo. En esos momentos de dolor, no me siento tan sola”.
Busquemos perlas escondidas
Preguntas de los lectores
¿Qué son la “prenda” y el “sello” que Dios da a los cristianos ungidos? (2 Cor. 1:21, 22; nota).
▪ La prenda. Según una obra de referencia, la palabra griega que se traduce “prenda” en 2 Corintios 1:22 es “una expresión técnica que se usa en el campo legal y comercial”. Significa “pago inicial, depósito, adelanto, compromiso de pago, que da validez a un contrato o sirve de anticipo en una compra y permite reclamarla legalmente”. Cuando un cristiano es ungido por el espíritu santo, recibe una “prenda”. Sin embargo, como dice 2 Corintios 5:1-5, obtiene su pago o recompensa total cuando se viste con un cuerpo incorruptible en los cielos. La inmortalidad es parte de esa recompensa (1 Cor. 15:48-54).
En el idioma griego moderno se usa una expresión relacionada para hablar del anillo de compromiso. Esa imagen es muy adecuada para los ungidos, pues ellos formarán parte de la esposa simbólica de Cristo (2 Cor. 11:2; Rev. 21:2, 9).
▪ El sello. En tiempos antiguos, se usaban sellos para firmar y dar validez a documentos de propiedad u otros acuerdos escritos. Cuando Dios “sella” con espíritu santo a un cristiano, es como si lo marcara para demostrar que le pertenece (Efes. 1:13, 14). Los ungidos que se mantienen leales son sellados de forma permanente poco antes de su muerte o del comienzo de la gran tribulación (Efes. 4:30; Rev. 7:2-4).
¿Lo sabía?
¿A qué se refería el apóstol Pablo cuando habló de una “procesión triunfal”?
▪ En 2 Corintios 2:14-16, el apóstol Pablo escribió: “Dios [...] nos conduce en una procesión triunfal en compañía con el Cristo y hace que el olor del conocimiento de él sea perceptible en todo lugar por medio de nosotros”. Y agregó: “Somos para Dios un olor grato de Cristo entre los que están siendo salvados y entre los que están pereciendo; a estos un olor que proviene de muerte para muerte, a aquellos un olor que proviene de vida para vida”.
Pues bien, ¿qué era esa “procesión triunfal”? Pablo estaba haciendo referencia a la costumbre romana de celebrar las victorias militares con espectaculares desfiles en honor de sus generales. En tales actos se exhibía el botín de guerra y los prisioneros, mientras la multitud vitoreaba al general y su ejército. Los festejos terminaban con el sacrificio de toros —que habían formado parte del desfile— y, a menudo, con la ejecución de muchos de los enemigos capturados.
¿Y a qué se refería el apóstol al hablar del “olor grato de Cristo”, que para unos significaba la vida, y para otros, la muerte? Cierta enciclopedia indica que esta metáfora “tal vez proceda de la práctica romana de quemar incienso durante todo el desfile”. Y añade: “Los vencedores relacionaban este característico olor con el triunfo, mientras que los cautivos lo asociaban con su más que probable ejecución” (The International Standard Bible Encyclopedia).