Referencias para la Guía de actividades para la reunión Vida y Ministerio Cristianos
6-12 DE MAYO
TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CORINTIOS 4-6
“No nos rendimos”
Nos cansamos, pero no desfallecemos
16 Por supuesto, cuidar la salud espiritual es de suma importancia. Si tenemos una relación estrecha con Jehová, podremos cansarnos físicamente, pero jamás nos cansaremos de adorarlo. Él es quien da “poder al cansado; y hace que abunde en plena potencia el que se halla sin energía dinámica” (Isaías 40:28, 29). El apóstol Pablo, quien comprobó por experiencia propia la veracidad de estas palabras, escribió: “No nos rendimos; más bien, aunque el hombre que somos exteriormente se vaya desgastando, ciertamente el hombre que somos interiormente va renovándose de día en día” (2 Corintios 4:16).
17 Fijémonos en la expresión “de día en día”. Denota aprovechar a diario los medios que Jehová nos proporciona. En sus cuarenta y tres años de servicio fiel, una misionera pasó por períodos de cansancio físico y desánimo. Pero no desfalleció. Ella dice: “Me he acostumbrado a levantarme temprano para poder orar a Jehová y leer su Palabra antes de iniciar otras tareas. Este programa diario me ha ayudado a aguantar hasta ahora”. Sin duda alguna, podemos contar con el poder sustentador de Jehová si le oramos y meditamos sobre sus excelsas cualidades y sus promesas constantemente, sí, “de día en día”.
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Aguante
También es importante no perder de vista la esperanza cristiana de vida eterna sin pecado, una esperanza que ni siquiera la muerte a manos de los perseguidores nos puede arrebatar. (Ro 5:4, 5; 1Te 1:3; Rev 2:10.) Todo el sufrimiento que se haya tenido que soportar en el presente parecerá insignificante cuando se compare con el cumplimiento de esa magnífica esperanza. (Ro 8:18-25.) Desde la perspectiva que proporciona la eternidad, cualquier sufrimiento, por intenso que parezca en el momento, resulta ‘momentáneo y liviano’. (2Co 4:16-18.) El recordar la naturaleza transitoria de las pruebas y adherirse a la esperanza cristiana puede evitar que se deje lugar a la desesperación o a la infidelidad a Jehová Dios.
Busquemos perlas escondidas
“Hagan sonreír a Jehová”
David Splane, quien también forma parte del Cuerpo Gobernante, pronunció este discurso bíblico (2 Corintios 4:7). ¿De qué tesoro hablaba? ¿Del conocimiento? ¿De la sabiduría? “No —respondió él—. El tesoro que mencionó el apóstol Pablo es nuestro ministerio de dar a conocer la verdad.” (2 Corintios 4:1, 2, 5.) El hermano Splane recordó a los estudiantes cuál había sido el objetivo de los pasados cinco meses de clases: prepararlos para una asignación especial en el ministerio, la cual deben valorar muchísimo.
El conferenciante aclaró que los “vasos de barro” representan nuestros cuerpos. Luego estableció una comparación entre un vaso de barro y uno de oro. A diferencia de los vasos de barro, que se usan a diario, los de oro no se utilizan a menudo. Si guardáramos algo de gran valor en un vaso de oro, puede que le diéramos la misma relevancia al vaso que al contenido. Por eso, el hermano Splane dijo a los estudiantes: “No atraigan la atención hacia ustedes mismos. Los misioneros deben dirigir la atención de la gente a Jehová. Deben ser humildes vasos de barro”.
Amemos cada día más a nuestros hermanos
7 ¿Qué hay de nosotros? ¿Cómo podemos ensanchar nuestro corazón y mostrar más amor a los hermanos? Es natural que nos sintamos cómodos en la compañía de personas de nuestra misma edad o cultura y que pasemos más tiempo con quienes tienen gustos parecidos a los nuestros. Pero si eso nos lleva a distanciarnos de los demás, debemos ensanchar nuestro círculo de amistades. Pregúntese: “¿Predico casi siempre con mis amigos más cercanos? ¿Me cuesta trabajo incluir a otros hermanos en mis actividades sociales? ¿Guardo las distancias con los nuevos en el Salón del Reino, pensando que solo con el tiempo podrán ganarse mi amistad? ¿Saludo a todos en la congregación, sean jóvenes o mayores?”.
13-19 DE MAYO
TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CORINTIOS 7-10
“Nuestro ministerio de socorro”
“Dios ama al dador alegre”
En primer lugar, Pablo habló a los corintios sobre los macedonios, cuya respuesta a la campaña de socorro era ejemplar. “Durante una gran prueba, bajo aflicción —escribió Pablo—, su abundancia de gozo y su profunda pobreza hicieron abundar las riquezas de su generosidad.” Los macedonios no necesitaron recordatorios. Al contrario, Pablo dijo que “espontáneamente siguieron rogándonos con fuerte súplica por el privilegio de dar bondadosamente”. La alegre generosidad de los macedonios es aún más notable si se tiene en cuenta que ellos mismos eran ‘profundamente pobres’ (2 Corintios 8:2-4).
El ministerio de socorro
ES ALREDEDOR del año 46 de nuestra era y Judea ha caído en las garras del hambre. Los discípulos de Cristo que viven allí no pueden pagar los altísimos precios que se piden por las míseras raciones de grano disponibles, así que se enfrentan cara a cara con la muerte. Sin embargo, estos siervos fieles están a punto de experimentar la protección de Jehová de una forma que ningún otro cristiano ha sentido hasta entonces. ¿Qué ocurrirá?
El ministerio de socorro
4 En su segunda carta a los Corintios, Pablo trata el asunto del ministerio cristiano, y aunque la carta iba dirigida a cristianos ungidos, sus palabras son igualmente válidas hoy para las “otras ovejas” (Juan 10:16). Según explicó el apóstol, todos tenemos un ministerio doble. Por una parte, “el ministerio de la reconciliación”, es decir, la labor de predicar y enseñar (2 Cor. 5:18-20; 1 Tim. 2:3-6). Y por otra, “el ministerio destinado para los santos” [o: ministerio de socorro], que es el que llevamos a cabo para ayudar a nuestros hermanos (2 Cor. 8:4). En ambas expresiones el término ministerio se traduce del griego diakonía. ¿Por qué es significativo este hecho?
5 Al usar el mismo término griego para ambas actividades, Pablo incluyó las labores de socorro en los diversos ministerios que realizaba la congregación cristiana. Antes ya había explicado que “hay variedades de ministerios, y sin embargo hay el mismo Señor; y hay variedades de operaciones, y sin embargo [...] las ejecuta el uno y mismo espíritu” (1 Cor. 12:4-6, 11). Así pues, Pablo relacionó los distintos ministerios en la congregación con el “servicio sagrado” (Rom. 12:1, 6-8). ¡Con razón le parecía natural dedicar parte de su tiempo a “servir a los santos”! (Rom. 15:25, 26.)
6 Para ayudar a los corintios a ver por qué las labores de socorro formaban parte de su ministerio y su adoración a Jehová, Pablo explicó que los cristianos prestan ayuda en casos de calamidad porque “son sumisos a las buenas nuevas acerca del Cristo” (2 Cor. 9:13). Es decir, como desean poner en práctica las enseñanzas de Cristo, ayudan a sus hermanos en la fe. De este modo, Pablo dio a entender que los actos bondadosos que los cristianos realizan a favor de sus hermanos son expresiones “de la sobrepujante bondad inmerecida de Dios” (2 Cor. 9:14; 1 Ped. 4:10). Por eso, al hablar sobre servir a los hermanos en necesidad, lo que incluye las labores de socorro, La Atalaya del 1 de junio de 1976 señaló atinadamente: “Jamás debemos dudar de que Jehová Dios y su Hijo Jesucristo dan verdadera importancia a esta clase de servicio”. Así es, las labores de socorro constituyen un importante aspecto de nuestro servicio sagrado (Rom. 12:1, 7; 2 Cor. 8:7; Heb. 13:16).
Cómo se financian las actividades del Reino
10 Primero, damos voluntariamente porque amamos a Jehová y queremos hacer “las cosas que son gratas a sus ojos” (1 Juan 3:22). A Jehová le complace sobremanera que sus siervos den voluntariamente, de corazón. El apóstol Pablo escribió sobre este modo de dar cristiano (lea 2 Corintios 9:7). En efecto, el auténtico cristiano no da de mala gana ni necesita que lo obliguen; al contrario, da porque “lo ha resuelto en su corazón”. Es decir, ve una necesidad, analiza cómo satisfacerla y actúa. Ese tipo de persona le agrada a Jehová, “porque Dios ama al dador alegre”, o como dice otra versión, “Dios se lo agradece al que da de buena gana”.
Busquemos perlas escondidas
¿Agradecemos lo que Dios hizo por nosotros?
2 Pablo sabía que gracias al sacrificio de Jesús se pueden cumplir todas las promesas que Dios nos ha hecho (lea 2 Corintios 1:20). Por lo tanto, la “indescriptible dádiva” consiste en todas las muestras de bondad y amor leal que recibimos de Jehová por medio de Jesús. Con razón nos faltan las palabras para describir ese hermoso regalo. ¿Cómo debería hacernos sentir? ¿Qué cosas debemos hacer para agradecerlo, sobre todo ahora que se acerca el miércoles 23 de marzo de 2016, fecha de la Conmemoración?
¿Es incorrecto tener orgullo?
En las Escrituras Griegas Cristianas, el verbo kau·kjá·o·mai, traducido “gloriarse, alborozarse, jactarse”, se usa tanto en sentido positivo como negativo. Pablo dice, por ejemplo, que podemos “[alborozarnos], basados en la esperanza de la gloria de Dios”, y además recomienda: “El que se jacta, jáctese en Jehová” (Romanos 5:2; 2 Corintios 10:17). Esto significa enorgullecernos de que Jehová sea nuestro Dios, sentimiento que nos llevará a alborozarnos con su buen nombre y reputación.
20-26 DE MAYO
TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CORINTIOS 11-13
“Pablo tenía ‘una espina en la carne’”
Fuertes a pesar de las debilidades
El apóstol Pablo, otro siervo fiel de la antigüedad, le suplicó a Jehová en tres ocasiones que lo librara de “una espina en la carne”, es decir, un problema o prueba persistente que lo “abofeteaba” de continuo. No sabemos de qué se trataba, pero, tal como una espina que molesta, era algo que podría haber impedido al apóstol servir a Dios con alegría. Jehová respondió así a su petición: “Mi bondad inmerecida es suficiente para ti; porque mi poder está perfeccionándose en la debilidad”. Aunque Jehová no eliminó dicha espina y Pablo tuvo que luchar con ella, el apóstol aseguró: “Cuando soy débil, entonces soy poderoso” (2 Cor. 12:7-10). ¿Qué quiso decir?
Jehová da “espíritu santo a los que le piden”
17 Dios respondió a Pablo diciéndole: “Mi bondad inmerecida es suficiente para ti; porque mi poder está perfeccionándose en la debilidad”. Y el apóstol añade: “Por eso muy gustosamente prefiero jactarme respecto de mis debilidades, para que el poder del Cristo permanezca como tienda sobre mí” (2 Corintios 12:9; Salmo 147:5). ¿Qué indica Pablo con estas palabras? Que, mediante Cristo, Dios había desplegado su poder protector sobre él como si fuera una tienda que lo cubriera. Hoy día, Jehová contesta nuestras oraciones de un modo parecido, pues guarda a sus siervos bajo su manto protector.
18 Una tienda no hace que la lluvia deje de caer o los vientos de soplar, pero sí nos protege de esos elementos. De igual modo, el refugio que “el poder del Cristo” proporciona no impide que nos sobrevengan dificultades. Sin embargo, sí nos da protección espiritual contra los elementos dañinos de este mundo y contra los ataques de su gobernante, Satanás (Revelación 7:9, 15, 16). Por eso, aun si su prueba no ‘se aparta de usted’, puede tener la certeza de que Jehová está muy al tanto de sus sufrimientos y de que ha respondido “al sonido de [su] clamor” (Isaías 30:19; 2 Corintios 1:3, 4). Pablo escribió: “Dios es fiel, y no dejará que sean tentados más allá de lo que pueden soportar, sino que junto con la tentación también dispondrá la salida para que puedan aguantarla” (1 Corintios 10:13; Filipenses 4:6, 7).
“Está dando poder al cansado”
8 (Lea Isaías 40:30). Sin importar nuestras habilidades y aptitudes, hay un límite para lo que podemos hacer con nuestras propias fuerzas. Esta es una lección que todos debemos aprender. Pensemos en el apóstol Pablo. Aunque era un hombre capaz, no podía hacer todo lo que quería. Cuando le expresó a Dios sus inquietudes, este le respondió: “Mi poder está perfeccionándose en la debilidad”. Pablo captó la idea y dijo: “Cuando soy débil, entonces soy poderoso” (2 Cor. 12:7-10). ¿A qué se refería?
9 Pablo comprendía que no podía hacer mucho sin una ayuda superior. El espíritu santo de Dios podía darle fuerzas cuando se sintiera débil. Y no solo eso. También podía capacitarlo para hacer cosas que jamás lograría por sí mismo. Igual nos ocurre a nosotros. No hay duda de que seremos fuertes gracias al poder de Dios.
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Preguntas de los lectores
“El tercer cielo” mencionado en 2 Corintios 12:2 probablemente es el Reino mesiánico en manos de Jesucristo y los 144.000, es decir, los “nuevos cielos” (2 Ped. 3:13).
Se le llama “el tercer cielo” porque el Reino es la forma de gobierno más elevada.
Es probable que el “paraíso” al que Pablo fue “arrebatado” en una visión se refiera: 1) al Paraíso físico que habrá en la Tierra, 2) al paraíso espiritual que existirá entonces y será más extenso que el actual, y 3) al “paraíso de Dios” celestial; todos estos existirán al mismo tiempo en el nuevo mundo.
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Beso
El “beso santo”. Las Escrituras Griegas hablan del “beso santo” (Ro 16:16; 1Co 16:20; 2Co 13:12; 1Te 5:26) o “beso de amor” (1Pe 5:14), que posiblemente se daban individuos del mismo sexo. Esta forma de saludar de los primeros cristianos puede que corresponda con la antigua práctica hebrea de saludar a alguien con un beso. Aunque en las Escrituras no se dan detalles, es evidente que el “beso santo” o “beso de amor” reflejaba el amor sano y la unidad que existía en la congregación cristiana. (Jn 13:34, 35.)
27 DE MAYO A 2 DE JUNIO
TESOROS DE LA BIBLIA | GÁLATAS 1-3
“Lo resistí cara a cara”
¿Tenemos el mismo sentido de la justicia que Jehová?
16 (Lea Gálatas 2:11-14). Pedro cayó en la trampa del temor al hombre (Prov. 29:25). A pesar de conocer de primera mano lo que Jehová pensaba al respecto, le dio miedo la opinión de los judíos circuncisos de la congregación de Jerusalén. El apóstol Pablo, quien estuvo presente en la reunión del año 49, se encaró a Pedro en Antioquía y le dijo que estaba actuando con hipocresía (Hech. 15:12; Gál. 2:13, nota). ¿Cómo reaccionarían al trato injusto de Pedro los cristianos no judíos que fueron víctimas de su error? ¿Permitirían que los hiciera tropezar? ¿Perdería él sus privilegios por ese error?
No hay tropiezo para los que aman a Jehová
12 Pedro temía lo que otros pudieran hacerle, y aunque se mantuvo leal a Jesús y a Jehová, en algunas ocasiones cometió graves errores. Por ejemplo, negó en público conocer a su Maestro, no solo una vez, sino tres (Luc. 22:54-62). Más tarde no se comportó de un modo cristiano, pues trató a los hermanos no judíos como si no fueran tan buenos como los hermanos judíos. En cambio, el apóstol Pablo sabía que no debían existir divisiones, o clases, en la congregación. Pedro estaba equivocado. Así que, antes de que su actitud perjudicara a la hermandad, Pablo lo aconsejó francamente y cara a cara (Gál. 2:11-14). ¿Fue ese un golpe tan duro al orgullo de Pedro que lo hizo abandonar la carrera por la vida? No; él meditó en el consejo de Pablo, lo puso en práctica y siguió en la carrera.
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Sirva lealmente a Dios a pesar de “muchas tribulaciones”
20 ¿Y qué hay de los ataques indirectos? Por ejemplo, ¿cómo podemos combatir el desánimo? Una de las mejores maneras es meditando en el rescate. Eso hizo Pablo. A veces se sentía desdichado por ser pecador, pero sabía que Cristo no murió para salvar a personas perfectas, sino a pecadores, como él. De hecho, escribió: “Vivo por la fe que es para con el Hijo de Dios, que me amó y se entregó por mí” (Gál. 2:20). Pablo aceptó el rescate y reconoció que lo salvaba a él personalmente.
21 Ver el rescate así, como un regalo que Jehová nos hace a cada uno, puede ayudarnos muchísimo. Por supuesto, eso no significa que el desánimo desaparecerá al instante. Algunos quizás tengamos que luchar contra esta táctica encubierta hasta que llegue el nuevo mundo. Pero ¡no se rinda! Recuerde que los que aguanten hasta el fin recibirán el premio. Cada vez estamos más cerca del glorioso día en que el Reino de Dios traerá la paz y ayudará a todos los seres humanos fieles a alcanzar la perfección. Resuélvase a entrar en ese Reino aunque tenga que pasar por muchas tribulaciones.
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Gálatas, carta a los
La exclamación de Pablo: “Oh gálatas insensatos”, no es prueba de que solo tuviese presente a cierto grupo étnico de origen exclusivamente galo de la parte septentrional de Galacia (Gál 3:1); más bien, Pablo estaba censurando a algunas personas de aquellas congregaciones que se dejaban influir por ciertos judaizantes que había entre ellos. Estos eran judíos que estaban intentando establecer su propia justicia por medio de la ley mosaica, en lugar de la ‘justicia debido a la fe’ provista por el nuevo pacto (2:15–3:14; 4:9, 10). Las “congregaciones de Galacia” (1:2) a las que Pablo escribió eran una mezcla de judíos y no judíos, siendo estos últimos prosélitos circuncisos y gentiles incircuncisos, algunos de los cuales probablemente eran de ascendencia celta. (Hch 13:14, 43; 16:1; Gál 5:2.) A todos se les llamaba cristianos gálatas porque vivían en Galacia. El tenor de la carta hace pensar que Pablo estaba escribiendo a aquellos cristianos del S. de esta provincia romana con los que estaba bien familiarizado, y no a personas de la parte septentrional que le eran totalmente desconocidas y a las que al parecer nunca visitó.