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Referencias para la Guía de actividades para la reunión Vida y Ministerio Cristianos 2019
mwbr19 septiembre págs. 1-7

Referencias para la Guía de actividades para la reunión Vida y Ministerio Cristianos

2-8 DE SEPTIEMBRE

TESOROS DE LA BIBLIA | HEBREOS 7, 8

“Sacerdote para siempre a la manera de Melquisedec”

it-2 359

Melquisedec

Rey de la antigua Salem y “sacerdote del Dios Altísimo”, Jehová. (Gé 14:18, 22.) Es el primer sacerdote mencionado en las Escrituras; fue sacerdote con anterioridad a 1933 a. E.C. Como era rey de Salem, que significa “Paz”, el apóstol Pablo lo llama “Rey de Paz”, y de acuerdo con el significado de su nombre, “Rey de Justicia”. (Heb 7:1, 2.) Se cree que la antigua Salem fue el núcleo original de la Jerusalén posterior y que su nombre se incorporó al de esta última, a la que a veces se llama “Salem”. (Sl 76:2.)

El patriarca Abrán (Abrahán) derrotó a Kedorlaomer y sus reyes confederados, y después llegó hasta la llanura baja de Savé o “la llanura baja del rey”. Allí Melquisedec “sacó pan y vino” y bendijo a Abrahán, diciendo: “¡Bendito sea Abrán del Dios Altísimo, Productor de cielo y tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que ha entregado a tus opresores en tu mano!”. Ante esto Abrahán dio al rey-sacerdote “el décimo de todo”, es decir, de los “despojos principales” que había conseguido al vencer en la batalla a la coalición de reyes. (Gé 14:17-20; Heb 7:4.)

it-2 360 párr. 4

Melquisedec

¿Por qué podía decirse que Melquisedec no tuvo “principio de días ni fin de vida”?

Pablo resaltó una característica notable de Melquisedec cuando dijo que ‘estaba sin padre, sin madre, sin genealogía, sin tener principio de días ni fin de vida’, pero que ‘había sido hecho semejante al Hijo de Dios y permanecía sacerdote perpetuamente’. (Heb 7:3.) Melquisedec nació y murió como todos los humanos. No obstante, no se mencionan los nombres de su padre ni de su madre, no se hace referencia a sus antepasados ni a sus descendientes y las Escrituras tampoco registran información sobre el principio o el fin de su vida. Por lo tanto, Melquisedec fue una prefiguración adecuada de Jesucristo, cuyo sacerdocio no tiene fin. Así como Melquisedec no tuvo ningún predecesor ni hay constancia de que tuviera sucesores para su sacerdocio, de forma similar Cristo tampoco tuvo ningún sumo sacerdote que lo precediera, y la Biblia muestra que nadie le sucederá jamás. Además, aunque Jesucristo nació en la tribu de Judá y en la línea real de David, su ascendencia carnal no afectó su sacerdocio, ni tampoco influyó en que concurriesen en él los puestos de sacerdote y rey. Esto llegó como resultado del juramento que Jehová hizo.

it-2 359

Melquisedec

Representación típica del sacerdocio de Cristo. En una importante profecía mesiánica, el juramento de Jehová al “Señor” de David es: “¡Tú eres sacerdote hasta tiempo indefinido a la manera de Melquisedec!”. (Sl 110:1, 4.) Este salmo inspirado hizo que los hebreos consideraran que el Mesías prometido sería aquel que ocupara simultáneamente los puestos de sacerdote y rey. En la carta a los Hebreos, el apóstol Pablo despejó cualquier duda relativa a la identidad del Mesías predicho al decir que Jesús había “llegado a ser sumo sacerdote a la manera de Melquisedec para siempre”. (Heb 6:20; 5:10; véase PACTO.)

Busquemos perlas escondidas

w00 15/8 14 párr. 11

Sacrificios que Jehová acepta

11 “Todo sumo sacerdote es nombrado para ofrecer tanto dádivas como sacrificios”, dice el apóstol Pablo (Hebreos 8:3). Observemos que Pablo divide las ofrendas que hacía el sumo sacerdote del antiguo Israel en dos categorías, a saber, “dádivas” y “sacrificios”, o “sacrificios por los pecados” (Hebreos 5:1). La gente suele ofrecer dádivas como expresión de su afecto y aprecio, así como para conseguir la amistad, el favor o la aceptación de alguien (Génesis 32:20; Proverbios 18:16). De igual modo, muchas ofrendas que la Ley prescribía pueden verse como “dádivas” hechas a Dios con el fin de conseguir su aceptación y favor. Las transgresiones de la Ley requerían una compensación o reparación, y para ello se ofrecían los “sacrificios por los pecados”. El Pentateuco, especialmente los libros de Éxodo, Levítico y Números, contiene mucha información sobre las diferentes clases de sacrificios y ofrendas. Aunque puede resultar difícil asimilar y recordar todos los detalles, algunas ideas fundamentales sobre los diferentes tipos de sacrificio merecen nuestra atención.

it-2 574 párr. 4

Pacto

¿En qué sentido se quedó “anticuado” el pacto de la Ley?

Sin embargo, el pacto de la Ley quedó “anticuado” en cierto sentido cuando Dios anunció por medio del profeta Jeremías que haría un nuevo pacto. (Jer 31:31-34; Heb 8:13.) En 33 E.C. el pacto de la Ley quedó invalidado sobre la base de la muerte en sacrificio de Cristo en un madero de tormento (Col 2:14) y lo sustituyó el nuevo pacto. (Heb 7:12; 9:15; Hch 2:1-4.)

9-15 DE SEPTIEMBRE

TESOROS DE LA BIBLIA | HEBREOS 9, 10

“Una sombra de las buenas cosas por venir”

it-2 635 párr. 4

Perdón

De acuerdo con la ley de Dios dada a la nación de Israel, para que a un hombre se le perdonasen sus pecados contra Dios o contra su prójimo, primero tenía que rectificar el mal, como prescribía la Ley, y luego, en la mayoría de los casos, presentar una ofrenda cruenta a Jehová. (Le 5:5–6:7.) De aquí el principio enunciado por Pablo: “Sí, casi todas las cosas son limpiadas con sangre según la Ley, y a menos que se derrame sangre no se efectúa ningún perdón”. (Heb 9:22.) No obstante, en realidad la sangre de los sacrificios de animales no podía quitar los pecados y dar a la persona una conciencia perfectamente limpia. (Heb 10:1-4; 9:9, 13, 14.) En cambio, el predicho nuevo pacto sí hacía posible un verdadero perdón, basado en el sacrificio de rescate de Jesucristo. (Jer 31:33, 34; Mt 26:28; 1Co 11:25; Ef 1:7.) Incluso cuando estuvo en la Tierra, Jesús demostró que tenía autoridad para perdonar pecados al sanar a un paralítico. (Mt 9:2-7.)

cf 183 párr. 4

“Continúa siguiéndome”

4 Las Escrituras guardan silencio sobre la llegada de Jesús al cielo, el recibimiento que se le brindó y el feliz encuentro con su Padre; no obstante, sí revelaron de antemano lo que ocurriría allí cuando él regresara. Hablan de una ceremonia santa que los judíos presenciaron regularmente por más de mil quinientos años. El sumo sacerdote entraba una vez al año en el Santísimo del templo y rociaba delante del arca del pacto la sangre de los sacrificios ofrecidos el Día de Expiación. Ese día, el sumo sacerdote prefiguraba al Mesías. Jesús cumplió el significado profético de esta ceremonia cuando volvió al cielo. Allí compareció ante la majestuosa presencia de su Padre —el lugar más santo de todo el universo— y le presentó una vez y para siempre el valor de su sacrificio redentor (Hebreos 9:11, 12, 24). ¿Lo aceptó Jehová?

it-2 638 párr. 7

Perfección

La perfección de la ley mosaica. La Ley que se dio a Israel a través de Moisés incluía entre sus disposiciones la institución de un sacerdocio y las ofrendas de sacrificios de animales. Como muestra el apóstol Pablo bajo inspiración, aunque la Ley provenía de Dios, por lo que era perfecta, ni la Ley ni el sacerdocio ni los sacrificios mismos hicieron perfectos a los que se esforzaban por cumplirla. (Heb 7:11, 19; 10:1.) En lugar de libertar del pecado y la muerte, en realidad hizo más patente el pecado. (Ro 3:20; 7:7-13.) No obstante, todas estas disposiciones divinas cumplieron con el propósito designado por Dios: la Ley sirvió de “tutor” para conducir a los hombres al Cristo, fue una “sombra [perfecta] de las buenas cosas por venir”. (Gál 3:19-25; Heb 10:1.) Por consiguiente, cuando Pablo habla de la “incapacidad de parte de la Ley, en tanto que era débil a causa de la carne” (Ro 8:3), es obvio que se refiere —como explica Hebreos 7:11, 18-28— a la incapacidad del sumo sacerdote judío (que era quien, según la Ley, se encargaba de los sacrificios y entraba en el Santísimo el Día de Expiación con la sangre del sacrificio) de “salvar completamente” a quienes servía. Aunque el ofrecer sacrificios por medio del sacerdocio aarónico permitió que el pueblo tuviera una posición aprobada ante Dios, esto no les libró por completo (es decir, a la perfección) de la conciencia del pecado. El apóstol se refiere a este aspecto cuando dice que los sacrificios de expiación no pueden “perfeccionar a los que se acercan”, es decir, perfeccionarlos respecto a su conciencia. (Heb 10:1-4; compárese con Heb 9:9.) El sumo sacerdote no podía proporcionar el precio de rescate necesario para una verdadera redención del pecado. Solo el servicio sacerdotal perdurable de Cristo y su sacrificio pueden lograrlo. (Heb 9:14; 10:12-22.)

Busquemos perlas escondidas

w92 1/3 31 párrs. 4-6

Preguntas de los lectores

Pablo mencionó que se necesitaba una muerte para validar pactos entre Dios y criaturas humanas. El pacto de la Ley es un ejemplo de esto. Moisés fue su mediador, el que efectuó aquel acuerdo entre Dios y el Israel carnal. Así Moisés desempeñó un papel importante y fue el humano que trató con los israelitas cuando ellos fueron introducidos en el pacto. De modo que se podía ver a Moisés como el humano que hizo el pacto de la Ley, cuyo originador era Jehová. Pero ¿tuvo Moisés que derramar su sangre vital para que el pacto de la Ley entrara en vigor? No. En lugar de eso se ofrecieron animales, cuya sangre tomó el lugar de la sangre de Moisés. (Hebreos 9:18-22.)

¿Qué hay del nuevo pacto entre Jehová y la nación del Israel espiritual? Jesucristo desempeñó el glorioso papel de intermediario; fue el Mediador entre Jehová y el Israel espiritual. Aunque este pacto tuvo como originador a Jehová, dependió de Jesucristo. Aparte de ser el Mediador del pacto, en la carne Jesús tuvo tratos directos con los primeros que serían introducidos en ese pacto. (Lucas 22:20, 28, 29.) Además, satisfacía los requisitos para suministrar el sacrificio que se necesitaba para validar el pacto. Este sacrificio no consistía en simples animales, sino en una vida humana perfecta. Por eso Pablo podía decir que Cristo era el humano que había hecho el nuevo pacto. Después que “Cristo entró [...] en el cielo mismo, para comparecer ahora delante de la persona de Dios a favor de nosotros”, el nuevo pacto entró en vigor. (Hebreos 9:12-14, 24.)

Al hablar de Moisés y de Jesús como humanos que hicieron pactos, Pablo no daba a entender que cada uno de ellos hubiera sido el originador de los respectivos pactos, que en realidad fueron hechos por Dios. Más bien, aquellos dos humanos estuvieron implicados íntimamente como mediadores en la realización de cada pacto respectivamente. Y en cada caso fue necesario que hubiera una muerte... animales en sustitución de Moisés, y Jesús como quien ofrecía su propia sangre vital por los que entran en el nuevo pacto.

it-1 291 párr. 4

Bautismo

Lucas registra que Jesús estaba orando cuando se bautizó. (Lu 3:21.) Además, el escritor de la carta a los Hebreos dice que cuando Jesucristo ‘entró en el mundo’ (no cuando nació, pues no podía decir esas palabras, sino cuando se presentó para el bautismo e inició su ministerio), dijo, según el Salmo 40:6-8 (Versión de los Setenta): “‘Sacrificio y ofrenda no quisiste, pero me preparaste un cuerpo[‘]. [...] ‘¡Mira! He venido (en el rollo del libro está escrito de mí) para hacer tu voluntad, oh Dios’”. (Heb 10:5-9.) Jesús pertenecía por nacimiento a la nación judía, que estaba en un pacto nacional con Dios, el pacto de la Ley. (Éx 19:5-8; Gál 4:4.) Debido a este hecho, Jesús ya estaba en una relación de pacto con Jehová Dios cuando se presentó a Juan para ser bautizado. Él iba más allá de lo que requería la Ley. Se presentaba él mismo a su Padre Jehová para hacer la “voluntad” de Él, voluntad que consistía en ofrecer su cuerpo “preparado” y así eliminar los sacrificios de animales que se ofrecían por requerimiento de la Ley. El apóstol Pablo comenta: “Por dicha ‘voluntad’ hemos sido santificados mediante el ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo una vez para siempre”. (Heb 10:10.) La voluntad del Padre para Jesús también requería que trabajara en favor de los intereses del Reino, y Jesús también se presentó para este servicio. (Lu 4:43; 17:20, 21.) Jehová aceptó y reconoció esta presentación de su Hijo, ungiéndolo con espíritu santo y diciendo: “Tú eres mi Hijo, el amado; yo te he aprobado”. (Mr 1:9-11; Lu 3:21-23; Mt 3:13-17.)

16-22 DE SEPTIEMBRE

TESOROS DE LA BIBLIA | HEBREOS 11

“Por qué es importante la fe”

w16.10 27 párr. 6

Ejerzamos fe en las promesas de Jehová

6 En Hebreos 11:1 (léalo), encontramos la definición que la Biblia da de la fe. Allí leemos que la fe se centra en dos cosas que no vemos. 1) “Las cosas que se esperan”, como pueden ser sucesos que se ha prometido que ocurrirán, pero que aún no han tenido lugar; por ejemplo, el fin de la maldad y la venida del nuevo mundo. 2) Realidades que no se contemplan. En este contexto, la palabra griega que se traduce “demostración evidente” se refiere a una prueba evidente de una realidad invisible, como la existencia de Jehová, Jesucristo y los ángeles, y las actividades del Reino celestial (Heb. 11:3). Si nuestra esperanza está viva y creemos en las cosas invisibles de las que nos habla la Biblia, lo demostramos con nuestras palabras y acciones, sin las cuales nuestra fe estaría incompleta.

w13 1/11 11 párrs. 2-5

Dios recompensa a quienes lo buscan con empeño

¿Qué hace falta para complacer a Jehová? Pablo escribió: “Sin fe es imposible serle de buen agrado”. Observemos que el apóstol no dice “es difícil”, sino “es imposible”. En otras palabras, la fe es indispensable para agradar a Dios.

Ahora bien, ¿qué implica tener fe? Implica dos cosas. Primero, tenemos que “creer que él existe”, pues no podemos agradar a Dios si dudamos de su existencia. Pero eso no basta; hasta los demonios saben que Dios es real (Santiago 2:19). “Creer que él existe” debe impulsarnos a actuar, a vivir como a él le gusta (Santiago 2:20, 26).

Segundo, debemos creer que Dios “es remunerador”, es decir, que recompensa a la gente. La persona que tiene fe está totalmente convencida de que sus esfuerzos por agradar a Dios no serán en vano (1 Corintios 15:58). ¿Cómo podríamos agradarle si dudáramos de su capacidad o su deseo de recompensarnos? (Santiago 1:17; 1 Pedro 5:7.) Si pensamos que Dios no es generoso, que no nos valora o que no le importamos, no lo conocemos realmente.

¿A quiénes recompensa Dios? A “los que le buscan solícitamente”, dice Pablo. Una obra de consulta para traductores bíblicos comenta que, en este pasaje, el verbo griego que corresponde a “buscan solícitamente” implica más que “tratar de hallar” a Dios; implica acudir a él “para adorarlo”. Otra obra comenta que dicho verbo incluye la idea de intensidad y empeño. Así que Jehová recompensa a aquellos cuya fe los impulsa a adorarlo con un amor intenso (Mateo 22:37).

w16.10 23 párrs. 10, 11

Fortalezcamos nuestra fe en las cosas que esperamos

10 En el capítulo 11 de Hebreos, el apóstol Pablo menciona las pruebas que sufrieron muchos siervos de Dios anónimos. Por ejemplo, escribe sobre mujeres de fe que fueron testigos de la muerte de sus hijos y de su posterior resurrección. También habla de personas que “rehusaron aceptar la liberación por algún rescate, con el fin de alcanzar una resurrección mejor” (Heb. 11:35). No sabemos con seguridad en quiénes estaba pensando, pero algunos siervos de Dios, como Nabot y Zacarías, murieron apedreados por obedecer a Dios y hacer su voluntad (1 Rey. 21:3, 15; 2 Crón. 24:20, 21). Daniel y sus compañeros tuvieron la oportunidad de “aceptar la liberación” a cambio de violar su integridad, pero no lo hicieron. Gracias a su fe en el poder de Dios, “taparon bocas de leones” y “detuvieron la fuerza del fuego”, por decirlo así (Heb. 11:33, 34; Dan. 3:16-18, 20, 28; 6:13, 16, 21-23).

11 Por su fe, profetas como Micaya y Jeremías “recibieron su prueba por mofas y [...] prisiones”. Otros, como Elías, “anduvieron vagando por los desiertos áridos y las montañas y en las cuevas y cavernas de la tierra”. Todos aguantaron porque tenían una “expectativa segura de las cosas que se esperan” (Heb. 11:1, 36-38; 1 Rey. 18:13; 22:24-27; Jer. 20:1, 2; 28:10, 11; 32:2).

Busquemos perlas escondidas

it-1 920 párr. 3

Fe

Antiguos ejemplos de fe. Cada uno de los miembros de la “gran nube de testigos” que Pablo menciona (Heb 12:1) tuvo una base válida para su fe. Por ejemplo, Abel sin duda conocía la promesa de Dios concerniente a la “descendencia” que magullaría a “la serpiente” en la cabeza. Además, vio prueba tangible del cumplimiento de la sentencia que Jehová pronunció sobre sus padres en Edén. Fuera de allí, Adán y su familia comieron el pan con el sudor de su rostro porque la tierra estaba maldita y como consecuencia producía espinos y cardos. Es posible que Abel observara el “deseo vehemente” de Eva por su esposo y que Adán la dominaba. Probablemente su madre le informó sobre los dolores que acompañaba a la preñez. Por otra parte, la entrada al jardín de Edén estaba custodiada por los querubines y la hoja llameante de una espada. (Gé 3:14-19, 24.) Todo esto tuvo que suponer para Abel una “demostración evidente”, y debió darle seguridad de que la liberación vendría por medio de la ‘descendencia prometida’; como resultado, impulsado por la fe, “ofreció a Dios un sacrificio de mayor valor que el de Caín”. (Heb 11:1, 4.)

wp17.1 12, 13

Supo que había agradado a Dios

Entonces, ¿en qué sentido fue Enoc “transferido para que no viera la muerte”? Es probable que Jehová lo transfiriera de la vida a la muerte con delicadeza, librándolo de una muerte violenta. Pero ¿cómo supo Enoc, justo antes de morir, que había “sido de buen agrado a Dios”? Es posible que Dios le permitiera ver en una visión la Tierra convertida en un paraíso. Después de esta clara prueba de la aprobación de Jehová, Enoc se durmió en la muerte. El apóstol Pablo habló de Enoc y de otros hombres y mujeres fieles, y escribió: “En fe murieron todos estos” (Hebreos 11:13). Después de su muerte, sus enemigos quizás buscaron su cuerpo, pero fueron incapaces de encontrarlo porque Jehová seguramente lo hizo desaparecer. Así evitó que lo trataran con falta de respeto o que lo utilizaran en sus ritos religiosos.

23-29 DE SEPTIEMBRE

TESOROS DE LA BIBLIA | HEBREOS 12, 13

“La disciplina es una muestra del amor de Jehová”

w12 15/3 29 párr. 18

No mire “a las cosas que deja atrás”

18 Corrección. ¿Recibimos en el pasado alguna disciplina o consejo firme? Seguir mirando atrás con resentimiento no solo es doloroso, sino que puede desmoralizarnos (Heb. 12:5). Sea que despreciemos de entrada el consejo, o sea que nos demos por vencidos después de aceptarlo, el resultado será el mismo: no dejaremos que nos beneficie y nos refine. Es mucho mejor seguir esta exhortación de Salomón: “Ásete de la disciplina; no la sueltes. Salvaguárdala, pues ella misma es tu vida” (Pro. 4:13). Debemos hacer lo mismo que los buenos conductores al ver una señal en la carretera: aceptar la indicación, aplicarla y seguir adelante (Pro. 4:26, 27; léase Hebreos 12:12, 13).

w12 1/7 21 párr. 3

“Cuando oren, digan: ‘Padre’”

Un buen padre se preocupa por la clase de adultos que llegarán a ser sus hijos, y por eso los disciplina (Efesios 6:4). Es firme, pero jamás los trata con demasiada severidad. Así mismo, nuestro Padre celestial a veces ve necesario disciplinarnos. Ahora bien, lejos de maltratarnos, siempre nos corrige con amor. Al igual que su Padre, Jesús nunca trató con aspereza a sus discípulos, ni siquiera cuando, tras haberlos corregido con justa razón, tardaban en acatar la disciplina (Mateo 20:20-28; Lucas 22:24-30).

w18.03 32 párr. 18

“Escuchen la disciplina y háganse sabios”

18 Es cierto que la disciplina puede ser dolorosa, pero rechazarla puede ser aún más doloroso (Heb. 12:11). Veamos dos ejemplos: el de Caín y el del rey Sedequías. Cuando Dios vio que Caín sentía odio por su hermano y quería matarlo, le dijo: “¿Por qué estás enardecido de cólera, y por qué se te ha decaído el semblante? Si te diriges a hacer lo bueno, ¿no habrá ensalzamiento? Pero si no te diriges a hacer lo bueno, hay pecado agazapado a la entrada, y su deseo vehemente es por ti; y tú, por tu parte, ¿lograrás el dominio sobre él?” (Gén. 4:6, 7). Por desgracia, Caín no hizo caso a Jehová. Mató a su hermano y tuvo que sufrir las terribles consecuencias por el resto de su vida (Gén. 4:11, 12). Si Caín hubiera aceptado la corrección de Jehová, se habría evitado mucho dolor.

Busquemos perlas escondidas

w11 15/9 17 párr. 11

“Corramos con aguante la carrera”

11 La enorme “nube [o multitud] de testigos” no está formada por simples espectadores pasivos. No se encuentran en el estadio únicamente para presenciar la competición o quizás para ver si gana el deportista o equipo de su preferencia, sino para dar ánimo a los participantes. Y pueden muy bien hacerlo, pues ellos mismos fueron corredores en su día y finalizaron el trayecto con éxito. Aunque están muertos, se los presenta como personas vivas que están dando ánimo. ¿Qué efecto tiene en los nuevos saber que los observan veteranos atletas del más alto nivel? Los impulsa a correr lo mejor que pueden e incluso superarse. La “nube de testigos” que los rodea les garantiza que es posible ganar esta difícil prueba deportiva. Si reflexionan sobre su ejemplo, tendrán el valor necesario para seguir “con aguante [en] la carrera”. Este consejo fue muy útil para los hebreos del siglo primero, y no lo es menos para nosotros.

w89 15/12 22 párr. 10

Ofrezcamos sacrificios que agraden a Jehová

10 Por lo tanto, era necesario que los hebreos evitaran ‘dejarse llevar por enseñanzas diversas y extrañas’ de los judaizantes. (Gálatas 5:1-6.) No es mediante esas enseñanzas, sino ‘por la bondad inmerecida de Dios como se puede dar firmeza al corazón’ para constancia en la verdad. Parece que algunos discutían en cuanto a alimentos y sacrificios, pues Pablo dijo que el corazón no se hacía firme “por cosas de comer, de las cuales no han sacado provecho los que se ocupan en ellas”. Los beneficios espirituales son el resultado de que la persona muestre devoción piadosa y aprecio por el rescate, y no de la preocupación indebida por comer ciertos alimentos y observar ciertos días. (Romanos 14:5-9.) Además, el sacrificio de Cristo había anulado los sacrificios levíticos. (Hebreos 9:9-14; 10:5-10.)

30 DE SEPTIEMBRE A 6 DE OCTUBRE

TESOROS DE LA BIBLIA | SANTIAGO 1, 2

“Los pasos que llevan al pecado y la muerte”

g17.4 14

La tentación

La tentación es el impulso que nos mueve a hacer algo, especialmente algo malo. Por ejemplo, mientras usted va de compras, ve algo que le gusta y piensa que sería fácil robarlo sin que nadie lo viera. Pero su conciencia le dice que no lo haga, así que rechaza ese pensamiento y se va. En ese momento, le ha ganado la batalla a la tentación.

LO QUE DICE LA BIBLIA

Que alguna vez nos sintamos tentados a hacer algo malo no nos convierte en malas personas. La Biblia reconoce que todos nos enfrentamos a tentaciones (1 Corintios 10:13). Lo que de verdad importa es cómo reaccionamos ante ellas. Algunas personas se recrean en ese mal deseo y, tarde o temprano, terminan cediendo; mientras que otras lo rechazan de inmediato porque saben que está mal.

“Cada uno es probado al ser provocado y cautivado por su propio deseo” (Santiago 1:14).

g17.4 14

La tentación

La Biblia explica los pasos que llevan al pecado. Santiago 1:15 dice: “El deseo, cuando se ha hecho fecundo [o ha concebido], da a luz el pecado”. En pocas palabras, cuando no rechazamos un mal deseo, llega un punto en el que llevarlo a cabo es tan inevitable como que una mujer embarazada dé a luz. Sin embargo, no somos esclavos de los malos deseos; podemos dominarlos.

Busquemos perlas escondidas

it-2 263 párr. 3

Luz, I

Jehová es el “Padre de las luces celestes”. (Snt 1:17.) No solo es el “Dador del sol para luz de día, los estatutos de la luna y las estrellas para luz de noche” (Jer 31:35), sino que también es la Fuente de toda iluminación espiritual. (2Co 4:6.) Su ley, sus decisiones judiciales y su palabra son una luz para los que se dejan guiar por ellas. (Sl 43:3; 119:105; Pr 6:23; Isa 51:4.) El salmista escribió: “Por luz de ti podemos ver luz”. (Sl 36:9; compárese con Sl 27:1; 43:3.) Igual que cuando amanece la luz del Sol va haciéndose cada vez más brillante hasta que “el día queda firmemente establecido”, de la misma manera, la senda de los justos, iluminada por la sabiduría divina, se hace más y más clara. (Pr 4:18.) El proceder de acuerdo con las instrucciones de Jehová es andar en su luz. (Isa 2:3-5.) Por otro lado, cuando una persona mira las cosas de manera impura o con un propósito malo, está en una gran oscuridad espiritual. Jesús lo expuso así: “Si tu ojo es inicuo, todo tu cuerpo estará oscuro. Si en realidad la luz que hay en ti es oscuridad, ¡cuán grande es esa oscuridad!”. (Mt 6:23; compárese con Dt 15:9; 28:54-57; Pr 28:22; 2Pe 2:14.)

it-2 227 párr. 6

Ley

La “ley real”. La “ley real” ocupa con toda justicia entre todas las demás leyes que gobiernan las relaciones humanas, el lugar prominente que ocuparía un rey entre sus súbditos. (Snt 2:8.) El tema fundamental del pacto de la Ley era el amor. El segundo de los mandamientos de los que pendía toda la Ley y los Profetas decía: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo” (la ley real). (Mt 22:37-40.) Aunque los cristianos no están bajo el pacto de la Ley, se encuentran bajo el nuevo pacto y están sujetos a la ley del Rey Jehová y de su Hijo, el Rey Jesucristo.

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