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Referencias para la Guía de actividades para la reunión Vida y Ministerio Cristianos 2023
mwbr23 marzo págs. 1-9

Referencias para la Guía de actividades para la reunión Vida y Ministerio Cristianos

© 2022 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania

6-12 DE MARZO

TESOROS DE LA BIBLIA | 1 CRÓNICAS 23-26

“La adoración en el templo estaba bien organizada”

it-2 214 párr. 1

Levitas

Durante el reinado de David, el trabajo de los levitas estuvo muy organizado, pues este rey nombró supervisores, oficiales, jueces, porteros y tesoreros, así como un gran número de personas para ayudar a los sacerdotes en el templo, los patios y los comedores, en sus trabajos relacionados con las ofrendas, los sacrificios, la purificación, pesar, medir y las diversas guardias. Los músicos levitas estaban organizados en 24 grupos, al igual que las divisiones sacerdotales, y servían por turno. Los deberes se determinaban echando suertes. En el caso de los grupos de porteros, se asignaba cada puerta siguiendo el mismo método. (1Cr 23, 25, 26; 2Cr 35:3-5, 10.)

it-2 893 párr. 1

Sacerdote

En el servicio del templo los sacerdotes estaban organizados bajo diversos oficiales. Se echaban suertes para asignar ciertos servicios. Cada una de las veinticuatro divisiones servía durante una semana a la vez, por lo que estaban asignados a desempeñar su responsabilidad dos veces al año. Seguramente todo el sacerdocio servía en las temporadas de fiesta, cuando el pueblo ofrecía miles de sacrificios, como sucedió en la dedicación del templo. (1Cr 24:1-18, 31; 2Cr 5:11; compárense con 2Cr 29:31-35; 30:23-25; 35:10-19.) Un sacerdote podría servir en otras ocasiones siempre que no interfiriera en los servicios específicos de los sacerdotes asignados durante ese tiempo del año. Según las tradiciones rabínicas, en los días de Jesús había muchos sacerdotes, por lo que se hizo necesario subdividir el servicio semanal entre las varias familias que formaban parte de una división, y así cada familia tenía la oportunidad de servir uno o más días, según la cantidad de miembros que tuviese.

it-2 443 párr. 1

Música

Junto con los demás preparativos para el templo de Jehová, David apartó 4.000 levitas para prestar servicio musical. (1Cr 23:4, 5.) Doscientos ochenta y ocho de estos estaban “entrenados en el canto a Jehová, todos peritos”. (1Cr 25:7.) Todo el programa estaba bajo la dirección de tres músicos expertos: Asaf, Hemán y Jedutún (probablemente también llamado Etán). Como cada uno de esos hombres descendía respectivamente de uno de los tres hijos de Leví —Guersom, Qohat y Merarí—, las tres familias levitas principales estaban representadas en la organización musical del templo. (1Cr 6:16, 31-33, 39-44; 25:1-6.) Los tres hombres tenían un total de 24 hijos, y todos ellos estaban entre los supracitados 288 músicos peritos. Mediante suertes se nombraba a cada hijo cabeza de una división de músicos formada por otros once “peritos”, que eran seleccionados de entre sus propios hijos y otros levitas. De modo que los 288 ([1 + 11] × 24 = 288) músicos levitas peritos estaban divididos, al igual que los sacerdotes, en 24 grupos que servían por turno. Si los restantes 3.712 ‘aprendices’ también estaban repartidos de este modo, darían un promedio de cerca de 155 hombres más para cada una de las 24 divisiones, lo que significa que a cada perito le correspondían unos 13 levitas en diferentes niveles de preparación musical. (1Cr 25:1-31.) Como los trompeteros eran sacerdotes, se contaban aparte de los músicos levitas. (2Cr 5:12; compárese con Nú 10:8.)

it-2 684 párr. 1

Portero

En el templo. Poco antes de morir, el rey David organizó extensamente a los levitas y a los trabajadores del templo. En este último grupo se encontraban los porteros, que ascendían a 4.000. Cada división de porteros trabajaba siete días seguidos. Tenían que vigilar la casa de Jehová y asegurarse de que las puertas se abriesen y cerrasen al debido tiempo. (1Cr 9:23-27; 23:1-6.) Además de la responsabilidad de estar de guardia, algunos atendían las contribuciones que las personas llevaban para el templo. (2Re 12:9; 22:4.) Tiempo después, el sumo sacerdote Jehoiadá puso guardas especiales en las puertas del templo cuando ungió al joven Jehoás por rey, a fin de protegerlo de la reina Atalía, que había usurpado el trono. (2Re 11:4-8.) Cuando el rey Josías emprendió la lucha contra la adoración idolátrica, los porteros ayudaron a quitar del templo los utensilios empleados en la adoración de Baal. Luego quemaron todo esto fuera de la ciudad. (2Re 23:4.)

Busquemos perlas escondidas

w22.03 22 párr. 10

La adoración verdadera nos hace más felices

10 Adoramos a Jehová cuando le cantamos con nuestros hermanos (Sal. 28:7). Para los israelitas, cantar era una parte importante de su adoración. Por ejemplo, el rey David dispuso que 288 levitas fueran cantores del templo (1 Crón. 25:1, 6-8). Hoy en día, tenemos la oportunidad de expresarle nuestro amor a Dios cantándole canciones de alabanza. La calidad de nuestra voz no es lo más importante. Piense en este ejemplo: cuando hablamos, “todos tropezamos muchas veces”, pero eso no nos impide hablar en la congregación y en el ministerio (Sant. 3:2). Del mismo modo, no deberíamos permitir que los defectos de nuestra voz nos impidan cantarle alabanzas a Jehová.

13-19 DE MARZO

TESOROS DE LA BIBLIA | 1 CRÓNICAS 27-29

“Los buenos consejos de un padre que amaba a su hijo”

w05 15/2 19 párr. 9

Protejamos nuestra identidad cristiana

9 Asegurémonos de la verdad bíblica. Nuestra identidad como siervos de Jehová puede debilitarse si no está bien cimentada en el conocimiento de las Escrituras (Filipenses 1:9, 10). Todo cristiano —joven o mayor— ha de estar convencido de que sus creencias se hallan respaldadas por la Biblia y son la verdad. Pablo aconsejó a sus hermanos: “Asegúrense de todas las cosas; adhiéranse firmemente a lo que es excelente” (1 Tesalonicenses 5:21). Los hijos de familias piadosas deben aceptar el hecho de que no pueden depender de la fe de sus progenitores. David exhortó a su hijo Salomón: “Conoce al Dios de tu padre y sírvele con corazón completo” (1 Crónicas 28:9). No fue suficiente que el joven Salomón viera cómo su padre cultivaba fe en Jehová, sino que tenía que conocerlo por sí mismo. Y así lo hizo, pues le rogó: “Dame ahora sabiduría y conocimiento para que pueda salir delante de este pueblo y para que pueda entrar” (2 Crónicas 1:10).

w12 15/4 16 párr. 13

Sigamos sirviendo a Jehová con un corazón completo

13 La enseñanza es clara. Asistir a las reuniones de congregación y participar regularmente en el ministerio del campo y en otros deberes teocráticos es muy bueno. Pero servir a Dios con un corazón completo implica más (2 Cró. 25:1, 2, 27). Si en el fondo un cristiano sigue amando “las cosas que [ha dejado] atrás” —es decir, las que forman parte del estilo de vida del mundo—, corre el peligro de perder la aprobación de Jehová (Luc. 17:32). A fin de ser “apto[s] para el reino de Dios” es indispensable obedecer este mandato: “Aborrezcan lo que es inicuo; adhiéranse a lo que es bueno” (Luc. 9:62; Rom. 12:9). Así pues, todos debemos cuidarnos para que nada de lo que hay en el mundo de Satanás, por muy ventajoso o atractivo que parezca, nos impida servir a Jehová con un corazón completo (2 Cor. 11:14; léase Filipenses 3:13, 14).

w17.09 32 párrs. 20, 21

“Sé animoso [...] y actúa”

20 El rey David le recordó a Salomón que Jehová lo apoyaría hasta que se terminara la construcción del templo (1 Crón. 28:20). Salomón de seguro meditó en lo que su padre le dijo y no dejó que la juventud y la falta de experiencia fueran un problema. Fue muy valiente y actuó, y con la ayuda de Jehová terminó el majestuoso templo en siete años y medio.

21 Tal como ayudó a Salomón, Jehová puede ayudarnos a ser valientes y a cumplir con nuestras responsabilidades en la familia y en la congregación (Is. 41:10, 13). Si servimos a Jehová con valor, podemos confiar en que nos bendecirá ahora y en el futuro. Por eso, hagamos tal como dijo David: “Sé animoso [...] y actúa”.

Busquemos perlas escondidas

w17.03 29 párrs. 6, 7

Cómo salvar una amistad en peligro

David tuvo a otros amigos a su lado en los momentos difíciles de su vida. Uno de ellos fue Husai, a quien la Biblia llama “compañero de David” (2 Sam. 16:16; 1 Crón. 27:33). Este amigo de David, posiblemente un oficial de la corte, a veces realizaba misiones secretas para el rey.

Cuando Absalón, el hijo de David, le arrebató el trono a su padre, muchos israelitas se pusieron de parte de él. Así pues, David no solo sufrió la traición de su hijo, sino también la de algunos de sus amigos cercanos. Pero Husai se mantuvo leal a David y fue a buscarlo cuando huyó. Además, estuvo dispuesto a arriesgar su vida y realizar una misión que acabaría con la conspiración. Y no lo hizo sencillamente porque era su deber como oficial de la corte; lo hizo porque era un amigo leal (2 Sam. 15:13-17, 32-37; 16:15-17:16).

20-26 DE MARZO

TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CRÓNICAS 1-4

“El rey Salomón tomó una decisión muy mala”

it-1 435 párrs. 2, 3

Carro

Hasta el tiempo de Salomón no se formó en Israel ninguna fuerza nacional de carros importante, en gran medida debido a la advertencia de Dios de que el rey no acumulara caballos como si la seguridad de la nación dependiera de ellos. Este mandato limitó el número de carros de Israel, ya que estos vehículos eran tirados por caballos. (Dt 17:16.) Sin embargo, cuando Samuel advirtió al pueblo de las cargas que los reyes humanos colocarían sobre ellos, les dijo: “A los hijos de ustedes los tomará y los pondrá como suyos en sus carros”. (1Sa 8:11.) Cuando intentaron usurpar el reino, tanto Absalón como Adonías mandaron hacerse un carro y pusieron a cincuenta hombres que corriesen delante de él. (2Sa 15:1; 1Re 1:5.) Después que David derrotó al rey de Zobá, conservó “cien caballos de carro”. (2Sa 8:3, 4; 10:18.)

Cuando el rey Salomón amplió el ejército de Israel, elevó a 1.400 el número de carros. (1Re 10:26, 29; 2Cr 1:14, 17.) Además de Jerusalén, había otras poblaciones conocidas como ciudades de los carros, preparadas para el cuidado de todo este material bélico mecanizado. (1Re 9:19, 22; 2Cr 8:6, 9; 9:25.)

it-1 782 párr. 8

Ejército

Con la gobernación de Salomón se escribió un nuevo capítulo en los anales del ejército de Israel. A pesar de que su reino fue relativamente pacífico, multiplicó el número de carros y caballos, estos últimos importados en su mayor parte de Egipto. (Véase CARRO.) A fin de albergar estas nuevas divisiones militares, fue preciso edificar ciudades enteras por todo el territorio. (1Re 4:26; 9:19; 10:26, 29; 2Cr 1:14-17.) No obstante, Jehová nunca bendijo esta innovación de Salomón, y con su muerte y la división del reino, llegó el declive del ejército de Israel. Isaías escribiría más tarde: “¡Ay de los que bajan a Egipto por auxilio, los que se apoyan en simples caballos, y que cifran su confianza en carros de guerra, porque son numerosos, y en corceles, porque son muy poderosos, pero que no han mirado al Santo de Israel y no han buscado a Jehová mismo!”. (Isa 31:1.)

Busquemos perlas escondidas

w05 1/12 19 párr. 6

Puntos sobresalientes del libro de Segundo de las Crónicas

1:11, 12. La petición que hizo Salomón mostró a Jehová que el rey deseaba de corazón adquirir sabiduría y conocimiento. De igual modo, las oraciones que elevamos a Dios revelan lo que tenemos en el corazón, por lo que hacemos bien en analizar lo que decimos en ellas.

27 DE MARZO A 2 DE ABRIL

TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CRÓNICAS 5-7

“El corazón de Jehová siempre estaría allí”

w02 15/11 5 párr. 1

No dejemos de asistir a nuestras reuniones

Más tarde, siendo rey en Jerusalén, David expresó su anhelo de construir una casa permanente para la gloria de Jehová. Sin embargo, como había sido un hombre de guerra, Dios le dijo: “No edificarás una casa a mi nombre”. En su lugar, Él escogió a un hijo de David, Salomón, para que la edificara (1 Crónicas 22:6-10). Salomón inauguró el templo en 1026 a.E.C., tras siete años y medio de trabajos de construcción. El templo contaba con la aprobación de Jehová, como lo indican las siguientes palabras: “He santificado esta casa que has edificado mediante poner allí mi nombre hasta tiempo indefinido; y mis ojos y mi corazón ciertamente resultarán estar allí siempre” (1 Reyes 9:3). Si los israelitas permanecían fieles, aquella casa tendría el favor de Jehová. Pero si se desviaban del buen camino, él retiraría de ella su protección y esta ‘llegaría a ser montones de ruinas’ (1 Reyes 9:4-9; 2 Crónicas 7:16, 19, 20).

it-2 1098 párr. 3

Templo

Historia. Este templo existió hasta el año 607 a. E.C., cuando lo destruyó el ejército babilonio bajo el rey Nabucodonosor. (2Re 25:9; 2Cr 36:19; Jer 52:13.) Dios permitió que las naciones hostigaran a Judá y Jerusalén, en ocasiones incluso que saquearan el templo y sus tesoros, debido a que la nación practicó la religión falsa. En algunas épocas el templo estuvo descuidado. El rey Sisaq de Egipto saqueó sus tesoros (993 a. E. C.) en los días de Rehoboam, el hijo de Salomón, solo treinta y tres años después de su inauguración. (1Re 14:25, 26; 2Cr 12:9.) El rey Asá (977-937 a. E.C.) respetaba la casa de Jehová, pero a fin de proteger Jerusalén, sobornó imprudentemente al rey Ben-hadad I de Siria con plata y oro de los tesoros del templo, con el objeto de que quebrantara su pacto con Baasá, el rey de Israel. (1Re 15:18, 19; 2Cr 15:17, 18; 16:2, 3.)

Busquemos perlas escondidas

w10 1/12 11 párr. 7

Él conoce “el corazón de los hijos de la humanidad”

¿Verdad que son muy animadoras las palabras de Salomón? Tal vez no haya nadie a nuestro alrededor que comprenda plenamente lo que estamos pasando (Proverbios 14:10). Pero Jehová nos quiere muchísimo y conoce el dolor de nuestro corazón. Por eso, contémosle las preocupaciones que nos agobian. Podemos estar seguros de que él nos ayudará a llevar nuestras cargas, pues la Biblia dice: “Ech[en] sobre él toda su inquietud, porque él se interesa por ustedes” (1 Pedro 5:7).

10-16 DE ABRIL

TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CRÓNICAS 8, 9

“Una reina que valoraba la sabiduría”

w99 1/11 20 párr. 4

Cuando la generosidad abunda

Hay que decir asimismo que el viaje que realizó la reina de Seba para visitar a Salomón le supuso una importante inversión de tiempo y energías. Parece ser que Seba estaba ubicada en lo que hoy se conoce como la República del Yemen; de modo que la reina y su caravana de camellos viajaron bastante más de mil seiscientos kilómetros hasta Jerusalén. Como dijo Jesús, “ella vino desde los fines de la tierra”. ¿Por qué emprendió la reina de Seba este arduo viaje? Lo hizo, especialmente, “para oír la sabiduría de Salomón” (Lucas 11:31).

w99 1/7 30 párrs. 4, 5

Una visita bien recompensada

En cualquier caso, la reina llegó a Jerusalén “con un séquito muy impresionante, camellos que traían aceite balsámico y muchísimo oro y piedras preciosas” (1 Reyes 10:2a). Algunos expertos afirman que este ‘séquito impresionante’ incluía una escolta armada, lo cual sería comprensible, dado que la reina era una poderosa dignataria que, además, llevaba consigo un cargamento de un valor equivalente a decenas de millones de dólares.

Observe, sin embargo, que la reina tuvo noticias de la fama de Salomón “respecto al nombre de Jehová”. Así pues, este no era simplemente un viaje de negocios. Es evidente que su principal objetivo era escuchar la sabiduría de Salomón e incluso quizás aprender algo acerca de su Dios, Jehová. Puesto que ella probablemente descendía de Sem o Cam, quienes fueron adoradores de Jehová, puede que sintiese curiosidad por la religión de sus ancestros.

w99 1/7 30 párr. 7

Una visita bien recompensada

A la reina de Seba le impresionaron tanto la sabiduría de Salomón y la prosperidad de su reino que “no hubo más espíritu en ella” (1 Reyes 10:4, 5). Algunos entendidos piensan que esta oración significa que la reina “se quedó sin aliento”. Un experto cree incluso que se desmayó. Sea como fuere, a ella le sorprendió mucho lo que vio y oyó. Pronunció felices a los siervos de Salomón porque podían oír la sabiduría del rey y bendijo a Jehová por haberle entronizado. Entonces le hizo regalos muy costosos; solo en oro le dio lo que equivaldría hoy a unos 40.000.000 de dólares. Salomón también le entregó obsequios, “todo lo que la deleitó que ella pidió” (1 Reyes 10:6-13).

it-2 913 párr. 4

Salomón

Además, después que la reina observó el esplendor del templo y de la casa de Salomón, cómo se servía la mesa, el atavío de sus mozos y los holocaustos que se ofrecían con regularidad en el templo, “resultó que no hubo más espíritu en ella”, y exclamó: “¡Mira!, no se me había referido ni la mitad. Has superado en sabiduría y prosperidad las cosas oídas a las que escuché”. Entonces procedió a pronunciar felices a los siervos que servían a un rey así. Todo esto la indujo a dar alabanza y a bendecir a Jehová Dios, que había expresado su amor a Israel nombrando a Salomón como rey para rendir decisión judicial y justicia. (1Re 10:4-9; 2Cr 9:3-8.)

Busquemos perlas escondidas

it-2 1162

Trono

El único trono de un gobernante de Israel que se describe en detalle es el de Salomón. (1Re 10:18-20; 2Cr 9:17-19.) Parece ser que estaba situado en el “Pórtico del Trono”, uno de los edificios que había en Jerusalén, sobre el monte Moria. (1Re 7:7.) Era un ‘gran trono de marfil revestido de oro refinado con un dosel redondo detrás de él y brazos’. Aunque puede que el marfil haya sido el material básico de esta silla real, la técnica de construcción que por lo general se siguió en el templo indica que probablemente era de madera revestida de oro refinado y luego adornado ricamente con incrustaciones de paneles de marfil. Un trono de estas características parecería a simple vista estar hecho enteramente de marfil y oro. Después de mencionar que había seis peldaños que llevaban al trono, el registro continúa: “De pie al lado de los brazos estaban dos leones. Y había doce leones de pie allí sobre los seis escalones por este lado y por aquel lado”. (2Cr 9:17-19.) El simbolismo del león para denotar autoridad real encaja muy bien. (Gé 49:9, 10; Rev 5:5.) Parece ser que los doce leones correspondían a las doce tribus de Israel, y posiblemente simbolizaban su sujeción y apoyo al gobernante que se sentaba en este trono. Unido de alguna manera al trono había un escabel de oro. La descripción del trono de marfil y oro en su elevada posición y con un dosel, junto con los majestuosos leones que estaban enfrente, supera la de cualquier trono de ese entonces que hayan descubierto los arqueólogos o que esté representado en los monumentos o descrito en las inscripciones. Con razón dijo el cronista: “Ningún otro reino tenía uno que estuviera hecho exactamente como este”. (2Cr 9:19.)

17-23 DE ABRIL

TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CRÓNICAS 10-12

“Escuche los buenos consejos”

w18.06 13 párr. 3

Pudo haber tenido la aprobación de Dios

Es posible que Rehoboam se sintiera entre la espada y la pared. Si hacía lo que le pedían y exigía menos al pueblo, él, su familia y toda su corte tendrían que renunciar a algunos lujos. Pero, si no cedía, la gente podía rebelarse. ¿Qué hizo? Primero consultó a los ancianos que habían sido consejeros de Salomón. Luego pidió consejo a hombres de su misma edad, que le recomendaron tratar al pueblo con dureza, y decidió hacerles caso. Por eso, dijo lo siguiente: “Haré más pesado el yugo de ustedes, y yo, por mi parte, le añadiré a él. Mi padre, por su parte, los castigó con látigos, pero yo, por mi parte, con azotes de puntas agudas” (2 Crón. 10:6-14).

w01 1/9 28, 29

¿Cómo tomar buenas decisiones?

Jehová también nos proporciona hermanos maduros de la congregación con los que podemos conversar acerca de nuestras decisiones (Efesios 4:11, 12). Ahora bien, al consultar con otras personas, no deberíamos imitar a aquellos que van preguntando a unos y otros hasta que finalmente hallan a alguien que les dice lo que quieren oír y entonces siguen su consejo. Recordemos el ejemplo amonestador de Rehoboam. Cuando se vio ante una seria disyuntiva, recibió un consejo excelente de los ancianos que habían servido a su padre. Sin embargo, en vez de escuchar sus recomendaciones, acudió a los jóvenes con los que se había criado y, haciendo caso de estos últimos, tomó una funesta decisión que le llevó a perder gran parte de su reino (1 Reyes 12:1-17).

Al buscar consejo, recurramos a quienes tienen experiencia en la vida, conocimiento exacto de las Escrituras y profundo respeto hacia los principios que en ellas se enseñan (Proverbios 1:5; 11:14; 13:20). Siempre que sea factible, dediquemos tiempo a meditar en los principios implicados y en toda la información que hayamos recopilado. A la luz de la Palabra de Jehová, probablemente veremos con más claridad cuál es la decisión correcta (Filipenses 4:6, 7).

it-2 805

Rehoboam

Esta actitud arrogante y tiránica adoptada por Rehoboam alejó por completo a la mayor parte del pueblo. Las únicas tribus que continuaron apoyando a la casa de David fueron Judá y Benjamín, aunque también le dieron su apoyo los sacerdotes y los levitas de ambos reinos, así como individuos aislados de las diez tribus. (1Re 12:16, 17; 2Cr 10:16, 17; 11:13, 14, 16.)

Busquemos perlas escondidas

it-1 657, 658

Demonio de forma de cabra

Las palabras de Josué (24:14) muestran que los israelitas habían sido afectados hasta cierto grado por la adoración falsa de Egipto durante su estancia en ese país, y Ezequiel indica que tales prácticas paganas continuaron plagándolos mucho tiempo después. (Eze 23:8, 21.) Por ello, algunos eruditos consideran que el mandato divino pronunciado en el desierto para impedir que los israelitas hicieran “sacrificios a los demonios de forma de cabra” (Le 17:1-7), y el que Jeroboán nombrara sacerdotes “para los lugares altos y para los demonios de forma de cabra y para los becerros que había hecho” (2Cr 11:15), son indicios de que entre los israelitas hubo cierto tipo de adoración de cabras similar a la practicada en Egipto, en particular en el Bajo Egipto. Heródoto (II, 46) alega que de dicha adoración egipcia los griegos derivaron su creencia en Pan y en los sátiros, dioses de los bosques de naturaleza lasciva, a los que con el tiempo se representó con cuernos, cola y patas de cabra. Hay quienes opinan que de esa representación del sátiro se derivó la costumbre —muy extendida en la Iglesia del Medievo— de representar a Satanás con cola, cuernos y pezuñas.

Sin embargo, la Biblia no dice lo que eran aquellos “peludos” (seʽi·rím). Si bien hay quienes creen que eran cabras literales o imágenes con esa forma, no parece que el texto lo indique ni hay en las Escrituras indicios que lo confirmen. Puede ser que el término solo indique que así lo concebía en su mente el idólatra, o simplemente haya sido una expresión despectiva para aludir a objetos idolátricos en general, como ocurre en muchos pasajes con la palabra ‘ídolos’, que se traduce de un término que originalmente significó “bolitas de estiércol”, lo que, como es natural, no quería decir que estuviesen hechos de estiércol. (Le 26:30; Dt 29:17.)

24-30 DE ABRIL

TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CRÓNICAS 13-16

“Apóyese en Jehová siempre”

w21.03 5 párr. 12

Jóvenes, ¿cómo pueden ganarse la confianza de los demás?

12 De joven, el rey Asá fue humilde y valiente. Por ejemplo, cuando su padre Abías murió y él subió al trono, empezó una campaña para eliminar la idolatría del país. Además, “le dijo a Judá que buscara a Jehová, el Dios de sus antepasados, y que obedeciera la Ley y los mandamientos” (2 Crón. 14:1-7). Y, cuando Zérah el etíope invadió Judá con un millón de soldados, Asá fue sabio y le pidió ayuda a Jehová. Le rogó: “Oh, Jehová, para ti no hay diferencia entre ayudar a los que son fuertes y ayudar a los que son débiles. Ayúdanos, Jehová nuestro Dios, porque confiamos en ti”. Estas hermosas palabras demuestran que Asá tenía mucha fe en que Jehová podía salvarlos a él y a su pueblo. Asá confió en su Padre celestial, y “Jehová derrotó a los etíopes” (2 Crón. 14:8-12).

w21.03 5 párr. 13

Jóvenes, ¿cómo pueden ganarse la confianza de los demás?

13 Sin duda, enfrentarse a un millón de soldados no debió de ser nada fácil. Pero Asá confió en Jehová, y por eso tuvo éxito. Tiempo después, se vio amenazado por el malvado rey Baasá de Israel. Aunque aquella situación no era tan peligrosa, Asá cometió el lamentable error de no pedirle ayuda a Jehová, sino al rey de Siria. Aquella decisión le trajo terribles consecuencias. Mediante su profeta Hananí, Jehová le dijo: “Por confiar en el rey de Siria y no confiar en Jehová tu Dios, el ejército del rey de Siria se te ha escapado de las manos”. De hecho, de ahí en adelante, Asá siempre estuvo en guerra (2 Crón. 16:7, 9; 1 Rey. 15:32).

w21.03 6 párr. 14

Jóvenes, ¿cómo pueden ganarse la confianza de los demás?

14 ¿Qué puedes aprender del ejemplo de Asá? Que siempre debes ser humilde y confiar en Jehová. Cuando te bautizaste, mostraste que tenías mucha fe y confianza en él. Y Jehová te recibió en su familia con los brazos abiertos. ¡Qué gran honor! La clave ahora es que continúes apoyándote en Jehová. Esto puede parecer fácil cuando se trata de tomar las decisiones más importantes de la vida. Pero es necesario que lo hagas con todas tus decisiones, sea que estén relacionadas con el entretenimiento o con el empleo y las metas en la vida. En lugar de apoyarte en tu propia sabiduría, busca principios bíblicos que sean útiles en tus circunstancias y aplícalos (Prov. 3:5, 6). Así harás feliz a Jehová y te ganarás el respeto de los hermanos (lee 1 Timoteo 4:12).

Busquemos perlas escondidas

w17.03 19 párr. 7

Sirvamos a Jehová con corazón completo

7 Todos debemos examinar nuestro corazón para ver si está totalmente entregado a Dios. Preguntémonos: “¿Estoy decidido a agradar a Jehová, defender la adoración pura y proteger a su pueblo de todo lo que pueda corromperlo?”. Pensemos en cuánto valor necesitó Asá para enfrentarse a Maacá, la “dama” o reina madre del país. Seguramente no conocemos a nadie que actúe como ella, pero tal vez haya situaciones en las que podamos imitar la devoción de Asá. Por ejemplo, imaginémonos que alguien de nuestra familia o un buen amigo peca, no se arrepiente y es expulsado. ¿Actuaremos con decisión y dejaremos de relacionarnos con esa persona? ¿A qué nos impulsará el corazón?

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