Referencias para la Guía de actividades para la reunión Vida y Ministerio Cristianos
© 2023 Watch Tower Bible and Tract Society of Pennsylvania
1-7 DE MAYO
TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CRÓNICAS 17-19
“Vea a los demás como Jehová los ve”
¿Prestaremos atención a las lecciones del pasado?
7 Hablemos ahora de Jehosafat, hijo de Asá, que tenía muchas cualidades buenas. Cuando se apoyó en Dios, hizo mucho bien. Pero también tomó malas decisiones. Por ejemplo, formó una alianza matrimonial con Acab, el malvado rey del reino del norte. Además, a pesar de la advertencia del profeta Micaya, se alió con Acab en contra de los sirios. Jehosafat escapó con vida de la batalla por muy poco y luego volvió a Jerusalén (2 Crón. 18:1-32). Entonces, el profeta Jehú le preguntó: “¿Es a los inicuos a quienes se ha de dar ayuda, y es para los que odian a Jehová para quienes debes tener amor?” (lea 2 Crónicas 19:1-3).
Nunca olvide que Jehová lo quiere
8 Jehová quiere que sepamos que nos ama y que ve más allá de nuestros defectos. Él busca lo bueno que hay en nuestro interior (2 Crón. 16:9). Eso fue lo que hizo con Jehosafat, rey de Judá. Jehosafat cometió la imprudencia de acompañar al rey de Israel, Acab, a una batalla para reconquistar la ciudad de Ramot-galaad, que estaba bajo el poder de los sirios. Los 400 profetas falsos de Acab predijeron que el rey ganaría la batalla. En cambio, Micaya, el profeta de Jehová, predijo que sería derrotado, y eso fue exactamente lo que ocurrió: Acab murió en la batalla. Jehosafat se salvó por poco y cuando regresó a Jerusalén, Jehová lo reprendió mediante el profeta Jehú por haberse aliado con Acab. Pero a pesar de su error, el profeta le dijo: “Hay cosas buenas que se han hallado [en ti]” (2 Crón. 18:4, 5, 18-22, 33, 34; 19:1-3).
9 Por ejemplo, al principio de su reinado, Jehosafat había enviado a un grupo de príncipes, levitas y sacerdotes a todas las ciudades de Judá para que enseñaran a la nación la Ley de Jehová. La campaña de educación fue tan efectiva que incluso algunas personas de las naciones vecinas llegaron a conocer a Dios (2 Crón. 17:3-10). Es cierto que Jehosafat cometió un error, pero eso no hizo que Jehová olvidara las cosas buenas que había hecho. Lo que le sucedió nos recuerda que, a pesar de nuestros defectos, Dios seguirá queriéndonos si nos esforzamos de corazón por hacer su voluntad.
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Sirvamos a Jehová con corazón completo
10 Jehosafat, hijo de Asá, “siguió andando en el camino de su padre” (2 Crón. 20:31, 32). Animó al pueblo a buscar a Dios, tal como había hecho Asá. ¿De qué manera? Organizó una campaña de educación con “el libro de la ley de Jehová” (2 Crón. 17:7-10). Incluso fue al territorio del reino de Israel, en el norte, a la región montañosa de Efraín, “a fin de traerlos de vuelta [a los israelitas] a Jehová” (2 Crón. 19:4). Jehosafat “buscó a Jehová con todo su corazón” (2 Crón. 22:9).
11 Todos podemos participar en la enorme campaña de educación que Jehová lleva a cabo en la actualidad. ¿Tenemos la meta de enseñar la Palabra de Dios a las personas todos los meses, tratando de moverlas a servir a Jehová? Con nuestro esfuerzo y la bendición divina, tal vez logremos empezar un curso de la Biblia. ¿Lo pedimos en oración? ¿Estamos dispuestos a asumir esa responsabilidad, incluso si supone renunciar a parte de lo que se suele considerar tiempo libre? Por otra parte, tal como Jehosafat fue hasta la región de Efraín para ayudar a sus habitantes a regresar a la adoración verdadera, nosotros podemos tratar de ayudar a los inactivos. Además, los ancianos visitan y ofrecen su ayuda a los expulsados que viven en el territorio de la congregación y que quizá ya no practican el pecado.
8-14 DE MAYO
TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CRÓNICAS 20, 21
“Tengan fe en Jehová su Dios”
Para sobrevivir, tendremos que estar unidos
8 En los días del rey Jehosafat, el pueblo de Dios se enfrentó a un enemigo enorme. Algunas naciones vecinas vinieron con un poderoso ejército, “una gran muchedumbre”, para atacarlo (2 Crón. 20:1, 2). ¿Cómo reaccionaron los siervos de Dios? En vez de tratar de luchar con sus propias fuerzas, confiaron en Jehová (lea 2 Crónicas 20:3, 4). No intentaron buscar una solución de manera independiente, como cada uno pensara que fuera mejor. La Biblia cuenta que “todos los de Judá estaban de pie delante de Jehová, hasta sus pequeñuelos, sus esposas y sus hijos” (2 Crón. 20:13). Todos se mantuvieron unidos, sin importar la edad, y obedecieron con fe la guía de Jehová. Como resultado, Jehová los protegió de sus enemigos (2 Crón. 20:20-27). ¡Qué buen ejemplo nos dejaron de cómo debe el pueblo de Dios hacer frente a las pruebas!
Recién casados, centren su vida en servir a Jehová
7 Mediante un levita llamado Jahaziel, Jehová le respondió a Jehosafat. Dijo: “Ocupen sus puestos, estense quietos y vean cómo los salva Jehová” (2 Crón. 20:13-17). ¡Qué estrategia tan peculiar para ir a la batalla! Pero estas instrucciones no venían de un ser humano; venían de Jehová. Confiando totalmente en su Dios, Jehosafat obedeció. Cuando el rey y el pueblo salieron al encuentro de sus enemigos, él puso en primera línea no a sus mejores soldados, sino a hombres desarmados que iban cantando. Tal como Jehová le había prometido a Jehosafat, derrotó al ejército enemigo (2 Crón. 20:18-23).
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Jehoram
Jehoram no siguió los caminos justos de Jehosafat su padre, debido, al menos en parte, a la mala influencia de su esposa Atalía. (2Re 8:18.) Jehoram no solo asesinó a sus seis hermanos y a algunos de los príncipes de Judá, sino que también apartó de Jehová a sus súbditos para que sirvieran a dioses falsos. (2Cr 21:1-6, 11-14.) Todo su reinado se caracterizó tanto por disturbios internos como por conflictos externos. Primero Edom y más tarde Libná se sublevaron contra Judá. (2Re 8:20-22.) En una carta a Jehoram, el profeta Elías advirtió: “¡Mira!, Jehová va a asestar un gran golpe a tu pueblo y a tus hijos y a tus esposas y a todos tus bienes. Y estarás con muchas enfermedades, con una dolencia de los intestinos, hasta que los intestinos se te hayan salido debido a la enfermedad día a día”. (2Cr 21:12-15.)
Todo ocurrió exactamente de esa manera. Jehová permitió que los árabes y los filisteos invadieran la tierra y tomaran cautivos a las esposas y a los hijos de Jehoram. Únicamente permitió que escapase el hijo más joven de Jehoram, Jehoacaz (llamado también Ocozías); sin embargo, esta concesión se hizo solo por causa del pacto del Reino con David. “Después de todo esto Jehová lo plagó [a Jehoram] en los intestinos con una enfermedad para la cual no había curación.” Dos años más tarde, “se le salieron los intestinos” y con el tiempo murió. Así terminó la vida de este hombre inicuo, que “se fue sin ser deseado”. Fue enterrado en la Ciudad de David, “pero no en las sepulturas de los reyes”. Su hijo Ocozías le sucedió en el trono. (2Cr 21:7, 16-20; 22:1; 1Cr 3:10, 11.)
15-21 DE MAYO
TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CRÓNICAS 22-24
“Jehová recompensa a los valientes”
Las malas amistades de Jehoás lo llevaron a abandonar a Jehová
JERUSALÉN, la ciudad donde está el templo de Dios, se encuentra en una terrible situación. Acaban de matar al rey Ocozías. Y nadie se imagina lo que va a pasar a continuación: la madre del rey, Atalía, manda matar a todos los hijos de Ocozías, es decir, ¡a sus propios nietos! ¿Sabes por qué hizo algo como eso?... Porque quiere gobernar ella.
Pero sin que Atalía lo sepa, su nieto Jehoás —que apenas es un bebé— sobrevive a la matanza. ¿Sabes cómo?... Gracias a que una tía suya llamada Jehoseba lo esconde en el templo de Dios. Y, con la ayuda de su esposo —el sumo sacerdote Jehoiadá—, lo mantiene a salvo por seis años.
Las malas amistades de Jehoás lo llevaron a abandonar a Jehová
Durante el tiempo que Jehoás permanece oculto en el templo, le hablan de Jehová Dios y le enseñan sus leyes. Pero cuando cumple siete años, Jehoiadá decide que ha llegado el momento de hacerlo rey. ¿Te gustaría saber qué hizo Jehoiadá y qué le pasó a la malvada reina Atalía, la abuela de Jehoás?...
En aquellos tiempos, un grupo especial de guardaespaldas protegía a los reyes que gobernaban en Jerusalén. Jehoiadá los reúne en secreto y les explica que él y su esposa han salvado a uno de los hijos del rey Ocozías. Cuando los guardaespaldas ven a Jehoás, se dan cuenta de que es él quien debe reinar. Por eso aceptan ayudar a Jehoiadá cuando este les explica su plan.
Así es que, con el apoyo de los guardaespaldas, Jehoiadá saca al niño de su escondite y lo corona rey. Enseguida, todos se ponen a aplaudir y a gritar: “¡Viva el rey!”. Pero ¿sabes quién oye los gritos y el alboroto? ¡La reina Atalía! Llega corriendo y los acusa de traición. Pero a Jehoás no le pasa nada, porque los guardaespaldas, siguiendo la orden de Jehoiadá, dan muerte a Atalía (2 Reyes 11:1-16).
Sepultura
Al justo sumo sacerdote Jehoiadá se le concedió el honor de ser enterrado en “la Ciudad de David junto con los reyes”, siendo la única persona conocida que recibió tal distinción sin pertenecer al linaje real. (2Cr 24:15, 16.)
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Zacarías
12. Hijo del sumo sacerdote Jehoiadá. Tras la muerte de Jehoiadá, el rey Jehoás siguió malos consejos, en vez de hacer caso a los profetas de Jehová, y se apartó de la adoración verdadera. Zacarías, que era primo de Jehoás (2Cr 22:11), amonestó con severidad al pueblo en cuanto a este proceder, pero en vez de arrepentirse, lo apedrearon en el patio del templo. Las palabras de Zacarías al morir fueron: “Jehová lo vea y lo reclame”. Se le concedió esta solicitud profética, pues Siria causó gran daño a Judá, y además Jehoás fue asesinado por dos de sus siervos “a causa de la sangre de los hijos de Jehoiadá el sacerdote”. La Versión de los Setenta y la Vulgata dicen que Jehoás fue muerto para vengar la sangre del “hijo” de Jehoiadá. Sin embargo, tanto el texto masorético como la Versión Peshitta siriaca utilizan el plural “hijos”, posiblemente para denotar la excelencia y dignidad del profeta y sacerdote Zacarías, el hijo de Jehoiadá. (2Cr 24:17-22, 25.)
22-28 DE MAYO
TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CRÓNICAS 25-27
“Jehová puede darte mucho más que eso”
Jehoás
En una ocasión Jehoás le prestó 100.000 hombres al rey de Judá para luchar contra los edomitas. Sin embargo, fueron despedidos siguiendo el consejo de un “hombre del Dios verdadero”; y aunque se les había pagado de antemano 100 talentos de plata (660.600 dólares [E.U.A.]), se encolerizaron por ser enviados a sus casas, probablemente debido a que perdieron la parte que esperaban del botín. Por tanto, después de su regreso al N., saquearon las ciudades del reino meridional, desde Samaria (quizás su base de operaciones) hasta Bet-horón. (2Cr 25:6-10, 13.)
Cómo podemos “probar” la bondad de Jehová
16 Esté dispuesto a hacer sacrificios por Jehová. Para agradar a Jehová, no es necesario renunciar a todas las comodidades (Ecl. 5:19, 20). Ahora bien, si no hiciéramos más en el servicio a Dios solo porque no queremos hacer sacrificios personales, podríamos cometer el mismo error que el hombre de la comparación de Jesús que llevaba una vida muy cómoda pero se olvidó de Dios (lea Lucas 12:16-21). Un hermano llamado Christian, que vive en Francia, admite: “No les estaba dando lo mejor de mi tiempo y mis energías a Jehová y a mi familia”. Él y su esposa decidieron hacerse precursores, pero para lograrlo tuvieron que dejar sus trabajos. Para mantenerse, abrieron un pequeño negocio de limpieza y aprendieron a estar contentos con menos. ¿Valió la pena el sacrificio? Él dice: “Disfrutamos más de la predicación y de ver a los estudiantes de la Biblia y a las personas a las que revisitamos aprender más sobre Jehová”.
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¿Tiene usted un mentor espiritual?
UZÍAS fue nombrado rey de Judá a la temprana edad de 16 años. Gobernó durante más de cinco décadas, entre el siglo IX y el VIII antes de nuestra era. Desde su juventud, Uzías hizo “lo que era recto a los ojos de Jehová”. ¿Qué influyó en él para que fuera por ese buen camino? El relato histórico afirma: “[Uzías] continuamente tendió a buscar a Dios en los días de Zacarías, el que instruía en el temor del Dios verdadero; y, en los días de buscar él a Jehová, el Dios verdadero lo hizo próspero” (2 Crónicas 26:1, 4, 5).
Aparte de lo que dice este relato bíblico, no se conoce mucho más sobre Zacarías, el mentor, o consejero, del rey. Pero sin duda ejercía una gran influencia positiva sobre el joven monarca, puesto que se indica que lo “instruía en el temor del Dios verdadero”. La obra The Expositor’s Bible comenta que Zacarías era obviamente “un hombre versado en las Escrituras, con amplia experiencia espiritual y capacidad para transmitir sus conocimientos”. Un comentarista bíblico lo describe así: “Consejero sabio y piadoso, quien era experto en entender el sentido y las lecciones de las antiguas profecías, y que ejercía una saludable influencia sobre [Uzías]”.
29 DE MAYO A 4 DE JUNIO
TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CRÓNICAS 28, 29
“Puedes ser leal a Jehová aunque tus padres no lo sean”
Sigamos el ejemplo de los amigos de Jehová
8 Ezequías no nació en un pueblo pagano, como Rut, sino en una nación dedicada a Jehová. Lamentablemente, muchos israelitas eran infieles a Dios. Uno de ellos era su padre, el malvado rey Acaz, quien convenció al pueblo de que adorara a dioses falsos, trató con falta de respeto el templo de Jerusalén y quemó vivos a algunos de sus hijos para ofrecerlos a un dios pagano. ¡Qué muerte tan horrible sufrieron los hermanos de Ezequías! ¿Se imagina lo que tuvo que vivir de niño? (2 Rey. 16:2-4, 10-17; 2 Crón. 28:1-3).
Sigamos el ejemplo de los amigos de Jehová
9 Ezequías fácilmente pudo haberse amargado o pudo haberse enojado con Jehová. En nuestros días hay cristianos que por problemas mucho menores se han enfurecido con Jehová o su organización (Prov. 19:3). Por otro lado, hay personas que han tenido una infancia muy difícil y creen que están condenadas a vivir una vida de sufrimiento o a repetir los errores de sus padres (Ezeq. 18:2, 3). Pero ¿tienen razón?
10 Por supuesto que no. Así lo demuestra el caso de Ezequías. No hay ninguna razón válida para enojarse con Jehová, pues él no es el culpable de los sufrimientos que vive la gente en este mundo malvado (Job 34:10). Además, es cierto que los padres influyen de manera poderosa en sus hijos, sea para bien o para mal (Prov. 22:6; Col. 3:21). Pero eso no significa que nuestro futuro dependa de lo que hayan hecho nuestros padres. Jehová nos ha dado a todos un hermoso regalo: la capacidad de decidir por nosotros mismos la clase de persona que seremos y lo que haremos con nuestra vida (Deut. 30:19). ¿Cómo usó Ezequías ese regalo?
11 Aunque su padre fue uno de los peores reyes de Judá, Ezequías fue uno de los mejores (lea 2 Reyes 18:5, 6). En vez de seguir los pasos de Acaz, prefirió escuchar a personas que fueron una buena influencia para él. Isaías, Miqueas y Oseas vivieron en aquella época. Es fácil imaginarse al rey prestando atención a los mensajes de estos profetas, haciendo todo lo posible por aceptar los consejos y la disciplina de Jehová. Lo que aprendió lo impulsó a corregir los graves errores que cometió su padre. Limpió el templo, le pidió a Jehová que perdonara los pecados del pueblo y dirigió una campaña para destruir los ídolos del país (2 Crón. 29:1-11, 18-24; 31:1). Cuando Senaquerib, el rey de Asiria, amenazó con atacar la ciudad de Jerusalén, Ezequías tuvo gran fe y fue muy valiente. Confió en que Jehová los salvaría y animó al pueblo con sus palabras y ejemplo (2 Crón. 32:7, 8). Luego, en una ocasión en la que Jehová lo disciplinó por actuar con orgullo, se arrepintió y cambió de actitud (2 Crón. 32:24-26). No permitió que su pasado arruinara su futuro. Más bien fue un buen amigo de Dios y nos dejó a todos un excelente ejemplo.
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Natán, leal defensor de la adoración pura
Puesto que Natán era un fiel siervo de Jehová, apoyó con entusiasmo el proyecto de David de construir el primer centro permanente de la adoración pura en la Tierra. Sin embargo, parece que en esa ocasión expresó sus propios sentimientos en vez de hablar en nombre de Jehová. Esa noche, Dios le mandó que llevara al rey un mensaje distinto: David no construiría el templo, sino uno de sus hijos. Ahora bien, por orden divina, Natán también le anunció que Dios hacía un pacto con él por el cual su trono quedaría “firmemente establecido hasta tiempo indefinido” (2 Sam. 7:4-16).
Como vemos, la opinión de Natán respecto a la construcción del templo difería de la voluntad de Dios. No obstante, este profeta humilde se sometió de buena gana al propósito de Jehová y lo apoyó sin quejarse. Si Dios tuviera que corregirnos de algún modo, haríamos bien en seguir el ejemplo de Natán. El hecho de que siguiera ejerciendo funciones de profeta indica que no perdió el favor divino. En efecto, parece que Jehová lo inspiró, junto con “Gad el hombre de visiones”, para dirigir a David en organizar a 4.000 músicos en el servicio del templo (1 Cró. 23:1-5; 2 Cró. 29:25).
5-11 DE JUNIO
TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CRÓNICAS 30, 31
“Estar juntos nos hace mucho bien”
Ezequías
Su celo por la adoración verdadera. Ezequías demostró su celo por la adoración de Jehová tan pronto como ascendió al trono, a la edad de veinticinco años. Su primera acción fue abrir de nuevo el templo y repararlo. Luego reunió a los sacerdotes y a los levitas, y les dijo: “Está junto a mi corazón el celebrar un pacto con Jehová el Dios de Israel”. Este fue un pacto de fidelidad, como si se inaugurase de nuevo en Judá el pacto de la Ley, que se había pasado por alto aunque todavía estaba en vigor. Con gran tesón, procedió a organizar a los levitas en sus servicios, y restableció las disposiciones para los instrumentos musicales y el canto de alabanzas. Era el mes de Nisán, cuando se celebraba la Pascua, pero tanto el templo como los sacerdotes y los levitas estaban en una condición inmunda. Sin embargo, para el día 16 de Nisán se había limpiado el templo y restaurado sus utensilios. Entonces tenía que hacerse una expiación especial por todo Israel. En primer lugar, los príncipes llevaron sacrificios, ofrendas por el pecado a favor del reino, el santuario y el pueblo. Después, el pueblo presentó miles de ofrendas quemadas. (2Cr 29:1-36.)
Ezequías
Puesto que la inmundicia del pueblo impidió que se observase la Pascua en la fecha habitual, Ezequías se valió de la ley que permitía que los que estaban inmundos la celebrasen un mes más tarde. De manera que no solo convocó a Judá, sino también a Israel, enviando cartas mediante correos a todo el país, desde Beer-seba hasta Dan. Muchos se mofaron de los correos, pero algunas personas, en especial de Aser, Manasés, Zabulón, Efraín e Isacar, se humillaron y asistieron. Además, también estuvieron presentes muchos otros adoradores de Jehová que no eran israelitas. Es probable que los residentes del reino norteño que estuviesen a favor de la adoración verdadera tuvieran dificultades para asistir, pues, al igual que los mensajeros, se enfrentarían a la oposición y burla del reino de diez tribus, ya decadente, sumido en la adoración falsa y hostigado por la amenaza asiria. (2Cr 30:1-20; Nú 9:10-13.)
Ezequías
Después de la Pascua se observó la fiesta de las tortas no fermentadas durante siete días, y el gozo fue tan grande que la entera congregación decidió prolongarla siete días más. Jehová bendijo al pueblo aun en esos tiempos de amenaza, de manera que “llegó a haber gran regocijo en Jerusalén, porque desde los días de Salomón hijo de David el rey de Israel no hubo ninguna como esta en Jerusalén”. (2Cr 30:21-27.)
Lo que aconteció después prueba que hubo una verdadera restauración y revivificación de la adoración verdadera y no una mera reunión emocional de efectos transitorios. Antes de regresar a sus casas, los que habían participado en la celebración salieron y destruyeron las columnas sagradas, derribaron los lugares altos y los altares, y cortaron los postes sagrados que había en todo Judá y Benjamín, así como en Efraín y Manasés. (2Cr 31:1.) Ezequías puso el ejemplo machacando y reduciendo a pedazos la serpiente de cobre que había hecho Moisés, ya que el pueblo la había convertido en un ídolo y le hacía humo de sacrificio. (2Re 18:4.) Después de aquella gran fiesta, Ezequías aseguró la continuación de la adoración verdadera al organizar las divisiones de los sacerdotes y apoyar los servicios del templo poniendo en vigor la ley referente a las décimas partes y las contribuciones de las primicias destinadas a los levitas y los sacerdotes. A todo esto el pueblo respondió de buena gana. (2Cr 31:2-12.)
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“Si saben estas cosas, felices son si las hacen”
14 Otra manera de demostrar humildad es estando dispuestos a escuchar a los demás. Santiago 1:19 dice que el cristiano debe ser “presto en cuanto a oír”. El mejor ejemplo de esto es Jehová (Gén. 18:32; Jos. 10:14). Veamos lo que nos enseña Éxodo 32:11-14 (léalo). Jehová no necesitaba para nada la opinión de Moisés, pero dejó que le expresara sus sentimientos. ¿Quién de nosotros escucharía con paciencia a alguien que se ha equivocado y seguiría sus sugerencias? Pues bien, Jehová escucha con paciencia a los seres humanos que le oran con fe.
15 Cada uno de nosotros debería preguntarse: “Si Jehová escucha con humildad a seres humanos como hizo con Abrahán, Raquel, Moisés, Josué, Manóah, Elías y Ezequías, ¿no debería hacer yo lo mismo? ¿Puedo honrar más a los hermanos tratándolos con dignidad, escuchando sus sugerencias e incluso siguiendo sus buenas ideas? ¿Hay alguien en la congregación o en mi familia que necesite que lo escuche con atención? ¿Haré algo al respecto?” (Gén. 30:6; Juec. 13:9; 1 Rey. 17:22; 2 Crón. 30:20).
12-18 DE JUNIO
TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CRÓNICAS 32, 33
“Animemos a otros en los momentos difíciles”
Asiria
Senaquerib. Senaquerib, el hijo de Sargón II, atacó al reino de Judá durante el decimocuarto año del reinado de Ezequías (732 a. E.C.). (2Re 18:13; Isa 36:1.) Este se rebeló contra el yugo asirio —yugo que había resultado de la maniobra de su padre Acaz (2Re 18:7)—, a lo que Senaquerib reaccionó invadiendo todo Judá y conquistando 46 ciudades. (Compárese con Isa 36:1, 2.) Después, desde su campamento de Lakís, exigió que Ezequías pagase un tributo de 30 talentos de oro (c. 11.560.000 dólares [E.U.A.]) y 300 talentos de plata (c. 1.982.000 dólares [E.U.A.]). (2Re 18:14-16; 2Cr 32:1; compárese con Isa 8:5-8.) Aunque las cantidades exigidas se pagaron, Senaquerib envió a sus voceros para conminar a Jerusalén a rendirse sin condiciones. (2Re 18:17-19:34; 2Cr 32:2-20.) Sin embargo, Jehová mató a 185.000 soldados en una sola noche, y de ese modo obligó al jactancioso rey asirio a retirarse y volver a Nínive. (2Re 19:35, 36.) Allí lo asesinaron más tarde dos de sus hijos, y otro de sus hijos, Esar-hadón, lo reemplazó en el trono. (2Re 19:37; 2Cr 32:21, 22; Isa 37:36-38.) Estos acontecimientos, con la excepción de la aniquilación de las tropas asirias, también están registrados en el Prisma de Senaquerib y en un prisma de Esar-hadón. (GRABADOS, vol. 1, pág. 957.)
¿Quiénes son hoy los siete pastores y ocho adalides?
12 Jehová siempre está dispuesto a hacer por nosotros lo que no podemos hacer por nuestra propia cuenta, pero también espera que hagamos todo lo que esté en nuestras manos. Ezequías consultó “con sus príncipes y sus hombres poderosos” y juntos decidieron “cegar las aguas de los manantiales que estaban fuera de la ciudad [...]. Además, él cobró ánimo y edificó todo el muro que estaba derribado, y alzó torres sobre este, y por fuera otro muro [...], e hizo proyectiles en abundancia, y escudos” (2 Crón. 32:3-5). A fin de proteger y pastorear a su pueblo, Jehová usó hombres valientes como Ezequías, sus príncipes y los profetas fieles.
¿Quiénes son hoy los siete pastores y ocho adalides?
13 Lo que Ezequías hizo a continuación fue aún más importante que cegar los manantiales o reforzar los muros de la ciudad. Como era un pastor responsable, reunió al pueblo y lo animó espiritualmente con estas palabras: “No tengan miedo ni se aterroricen a causa del rey de Asiria [...]; porque con nosotros hay más que los que hay con él. Con él está un brazo de carne, pero con nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y para pelear nuestras batallas”. ¡Cuánto debió de fortalecer la fe de los habitantes de Jerusalén que se les recordara que Jehová peleaba por ellos! El relato continúa diciendo: “El pueblo empezó a apoyarse en las palabras de Ezequías el rey de Judá”. Notemos que fueron “las palabras de Ezequías” las que hicieron que el pueblo cobrara ánimo. Él, sus príncipes y sus hombres poderosos, así como los profetas Miqueas e Isaías, fueron buenos pastores, tal como Jehová había predicho mediante su profeta (2 Crón. 32:7, 8; lea Miqueas 5:5, 6).
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¿Qué es el verdadero arrepentimiento?
11 Con el tiempo, Jehová respondió las oraciones de Manasés. Vio que su corazón había cambiado, y eso se reflejó en sus oraciones. Jehová se sintió conmovido por su ruego y lo devolvió a su reinado. Manasés se esforzó al máximo por demostrar que su arrepentimiento era sincero. Hizo lo que Acab no hizo nunca: cambió su manera de actuar, luchó contra la adoración falsa y animó al pueblo a adorar a Jehová (lea 2 Crónicas 33:15, 16). Seguro que necesitó fe y valor para hacer eso, pues durante décadas había sido una mala influencia para su familia, sus nobles y su pueblo. Pero ahora en su vejez trató de reparar parte del daño que había hecho. Es probable que fuera una buena influencia para su nietecito Josías, que más tarde llegó a ser un rey muy bueno (2 Rey. 22:1, 2).
12 ¿Qué aprendemos de Manasés? Él no solo se humilló, sino que oró, suplicó la misericordia de Jehová y cambió su manera de actuar. Además, hizo todo lo posible por reparar el daño que había hecho y se esforzó por adorar a Jehová y ayudar a otros a hacer lo mismo. Su ejemplo le da esperanza hasta al peor de los pecadores. Es una prueba clara de que Dios es bueno y está “dispuesto a perdonar” (Sal. 86:5). Quienes se arrepienten de verdad pueden obtener el perdón de Jehová.
19-25 DE JUNIO
TESOROS DE LA BIBLIA | 2 CRÓNICAS 34-36
“¿Está aprovechando al máximo la Palabra de Dios?”
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Huldá
Cuando Josías oyó la lectura del “mismísimo libro de la ley”, hallado por Hilquías, el sumo sacerdote, durante las obras de reparación del templo, envió una delegación para inquirir de Jehová. Se dirigieron a Huldá, quien a su vez les transmitió la palabra de Jehová, indicándoles que todas las calamidades registradas en el “libro” le acaecerían a la nación apóstata por causa de su desobediencia. Huldá añadió que Josías no tendría que contemplar la calamidad, sino que sería recogido a sus antepasados y llevado a su cementerio en paz debido a que se había humillado delante de Jehová. (2Re 22:8-20; 2Cr 34:14-28.)
Celo por la casa de Jehová
20 El rey Josías ordenó que se restaurara el templo de Jehová. En cierto punto de las obras, Hilquías, el sumo sacerdote, “halló el libro de la ley de Jehová por la mano de Moisés” y se lo entregó a Safán, el secretario real. Este, a su vez, se lo llevó al rey y empezó a leérselo (léase 2 Crónicas 34:14-18). ¿Cómo reaccionó Josías? Se rasgó la ropa en señal de desconsuelo, y de inmediato mandó a sus hombres a consultar a Jehová. Mediante la profetisa Huldá, Dios condenó los actos religiosos inmundos que se habían llevado a cabo en Judá y predijo que le sobrevendrían calamidades a la nación. No obstante, Jehová vio el tesón con que el rey combatió la idolatría y lo bendijo por ello (2 Cró. 34:19-28). ¿Qué nos enseña este relato? Que debemos actuar igual que Josías. Sigamos las instrucciones de Jehová sin demora. Tengamos muy presente lo que podría ocurrir si, al igual que los israelitas, toleráramos la apostasía y los actos de deslealtad. El caso de Josías no deja lugar a dudas: el celo con el que defendemos la adoración verdadera no le pasará inadvertido a Jehová.
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¿Prestaremos atención a las lecciones del pasado?
15 Por último, ¿qué lección aprendemos de lo que le pasó al rey Josías? Veamos lo que lo llevó a sufrir una derrota y morir (lea 2 Crónicas 35:20-22). Este buen rey salió a pelear contra Nekó, el rey de Egipto, y eso que este le dijo que no tenía ningún conflicto con él. Según el relato, las palabras de Nekó eran “procedentes de la boca de Dios”. Entonces, ¿por qué quiso Josías enfrentarse con él? La Biblia no lo dice.
16 ¿Podía confirmar Josías que las palabras de Nekó venían de Jehová? Sí. Pudo haberle preguntado a Jeremías, un profeta fiel (2 Crón. 35:23, 25). Pero no hay registro de que lo hiciera. Por otro lado, Nekó se dirigía a Carquemis para pelear “contra otra casa”, no contra Jerusalén. Además, no se había burlado de Jehová ni de su pueblo, así que no se había manchado el nombre de Dios. Por lo tanto, salir a luchar contra Nekó fue una mala decisión. ¿Captamos la lección? Cuando nos enfrentamos a un problema, hacemos bien en investigar cuál es la voluntad de Jehová.
17 Ante un problema, debemos investigar los principios de la Biblia que están relacionados y ponerlos en práctica con equilibrio. En algunos casos, tal vez veamos conveniente consultar con los ancianos. Puede ser que ya hayamos pensado en lo que sabemos sobre el tema y hasta investigado lo que dicen las publicaciones. Pero es posible que haya otros principios pertinentes que un anciano nos ayude a analizar. Por ejemplo, una hermana sabe que tiene la responsabilidad de predicar las buenas nuevas (Hech. 4:20). Sin embargo, supongamos que un día que piensa salir a predicar, su esposo, que no es Testigo, quiere que se quede en casa. Le dice que últimamente no han pasado mucho tiempo juntos y que le gustaría que hicieran algo como pareja. Ella podría reflexionar en textos como los que hablan de obedecer a Dios y del mandato de hacer discípulos (Mat. 28:19, 20; Hech. 5:29). Pero también tiene que pensar en que debe obedecer a su esposo y ser razonable (Efes. 5:22-24; Filip. 4:5). ¿Se opone frontalmente su esposo a que salga a predicar, o le está pidiendo que hagan algo diferente solo ese día? Hacer la voluntad de Jehová con una buena conciencia requiere que seamos equilibrados.
26 DE JUNIO A 2 DE JULIO
TESOROS DE LA BIBLIA | ESDRAS 1-3
“Deje que Jehová lo use para lo que él necesite”
¿Ve usted lo que Zacarías vio?
LA EMOCIÓN se respiraba en el ambiente. Jehová acababa de incitar “el espíritu del rey Ciro de Persia” para que liberara a los israelitas, que llevaban décadas cautivos en Babilonia. El rey proclamó un decreto para que los judíos regresaran a su tierra y reconstruyeran “la casa de Jehová, el Dios de Israel” (Esd. 1:1, nota, 3). ¡Qué emocionante noticia! Por fin iba a restaurarse la adoración del Dios verdadero en la tierra que él le había dado a su pueblo.
Cuatro carros y una corona que nos protegen
2 Zacarías sabía que los judíos que habían vuelto a Jerusalén tenían fe en Jehová. La Biblia dice que el Dios verdadero había despertado el espíritu de estos judíos para dejar atrás la seguridad de sus casas y negocios (Esd. 1:2, 3, 5). Habían abandonado una tierra que conocían muy bien para irse a un lugar que la mayoría no había visto jamás. Como la reconstrucción del templo de Dios era tan importante para ellos, estuvieron dispuestos a hacer un peligroso viaje de 1.600 kilómetros (1.000 millas) a través de una tierra muy accidentada.
Busquemos perlas escondidas
Puntos sobresalientes del libro de Esdras
1:3-6. Al igual que los israelitas que se quedaron en Babilonia, muchos testigos de Jehová no pueden ser ministros de tiempo completo o servir en lugares de mayor necesidad; pero apoyan y animan a los que sí pueden, y hacen donaciones voluntarias para promover la obra de predicar el Reino y hacer discípulos.