¿De mudanza a otro país?
LA IDEA de emigrar no es de ninguna manera nueva. Especialmente desde el fin de la II Guerra Mundial millares de personas han emigrado a otros países. No han sido raras expresiones como “Estoy harto de Europa; aquí no cabe nadie más... ¡me voy!” En su búsqueda de paz y seguridad muchos han resuelto partir hacia otros países, dejando atrás su lugar natal, amigos, hogares y parientes.
Puertos en Australia, el Canadá y la América del Sur han sido las destinaciones de muchos. Durante los pasados veinticinco años la población de Australia ha aumentado de 7 millones a más de 12 millones, de los cuales más de 2 millones de habitantes son inmigrantes.
Por supuesto, Australia, con aproximadamente una persona por kilómetro cuadrado, en comparación con 217 por kilómetro cuadrado en Europa (excluyendo a la Rusia europea), tiene buena razón para desear aumentar su población. Justamente a su puerta están los gigantes de población asiática, rebosando de centenares de millones de habitantes... una posible amenaza, según se cree, para las vastas extensiones de territorio virgen de Australia.
Además del motivo de descontento, otros han emigrado debido a que buscaban aventura, emoción, progreso y riquezas.
No todos han realizado sus sueños. Muchos han aprendido que dondequiera que uno vaya tiene que trabajar, en nuevos sitios a veces un poco más duro y en circunstancias más difíciles que en su propio país. Las esperanzas y los ideales de algunos han recibido una sacudida, y se han vuelto desilusionados a su patria. Para otros el abordar correctamente el asunto de la emigración por lo menos les ha producido una cantidad limitada de satisfacción y éxito.
Problemas encontrados en un nuevo país
Pudiéramos usar como comparación un árbol que ha crecido por treinta años o más en un sitio donde la tierra es rica y el clima cálido. Saque el árbol ahora y replántelo en una tierra deficiente y en un clima frío. ¿Cómo le irá al árbol? Ha sido sacado de su morada natural. Después de haber sido replantado, quizás parezca que se ha arraigado de nuevo. Sin embargo, es posible que pronto sus hojas se marchiten y muera. Con el tiempo quizás nos veamos obligados a reconocer que el clima no fue adecuado para el árbol. El que deja su lugar natal puede compararse con ese árbol. Cambia alrededores conocidos por un sitio que quizás nunca haya visto en su vida.
Todos lucen muy atractivos en los folletos ilustrados de viajes, pero la realidad no siempre es tan atractiva. Una fotografía no dice qué caluroso será el verano o qué húmedo será durante la noche. Si usted no está acostumbrado a ello, ese clima puede hacer difícil el que duerma, de modo que se levantará por la mañana todavía cansado, con otro día caluroso ante usted. Tampoco hablan las fotografías de las diferentes costumbres y alimentos, o de los problemas de aprender un nuevo idioma. Y también hay que tener en cuenta esa sensación que puede introducirse furtivamente en usted con el transcurso del tiempo: “nostalgia.” Estas palabras no tienen el propósito de desanimarlo en sus planes para emigrar, sino el de ayudarle a tener un punto de vista más apegado a la realidad de este asunto.
Qué hacer antes de tomar la decisión
Si el lector es casado, debe considerar a su cónyuge e hijos. Es posible que uno quiera emigrar, pero, ¿es eso lo que quiere su cónyuge?
Si usted ha llegado a un acuerdo sobre el mudarse a otro país, diríjase a una buena biblioteca y consiga información acerca del país que haya escogido. Allí podrá hallar material útil acerca de las condiciones climáticas, normas de vida, alojamiento, etc. Es posible que la embajada del país al que usted quiera mudarse pueda suministrarle información adicional en cuanto a las condiciones de trabajo y el empleo que esté disponible. (Algunos países ofrecen las oportunidades de empleo principalmente a sus propios ciudadanos.) ¿En qué clase de trabajo tiene usted habilidad, y hay alguna demanda para esa clase de trabajo en el lugar donde usted piensa ir? Por supuesto, en casi todos los sitios hay necesidad para trabajadores de suma habilidad.
La edad de uno es algo que también debe tenerse en cuenta. Es evidente que a una persona más joven por lo general le es más fácil ajustarse a nuevo ambiente que alguien avanzado en años. Los medios escolares son deficientes en algunos países. Eso es algo que han de tomar en cuenta los padres. La salud de la familia y los medios médicos en la destinación de uno son factores adicionales que deben considerarse cuidadosamente antes de partir. Cualquier persona que requiera constante tratamiento médico debe pensarlo bien antes de ir al extranjero. También, considere si el clima particular del país va a sentarle a usted.
No cometa el error de pensar que simplemente porque un país está en la América del Sur, por ejemplo, ha de tener un clima tropical. Los climas pueden variar drásticamente aun dentro de un país. En Australia hay todo desde nieve en el sur hasta el caluroso trópico en el norte; la temperatura desciende a bajo cero en algunos lugares, y no obstante sube a tanto como 43,3 grados centígrados en otros.
Después que usted haya zanjado afirmativamente todas estas preguntas, hay necesidad de efectuar arreglos adicionales. Quizás usted pueda pagar su propio pasaje. Si eso no es posible, quizás pueda obtener ayuda por medio de un programa gubernamental. Por supuesto, en este caso hay que efectuar determinados acuerdos. Puede ser que usted ya tenga algunos amigos en el país que le ayudarán a encontrar una casa y trabajo. O puede ser que una empresa para la cual estará trabajando le suministre alojamiento.
¿Qué hemos de llevar?
Cuando se haya fijado el tiempo para la partida, surge la pregunta importante: “¿Qué hemos de llevar?” Muchos han cometido el error de vender la mayoría de sus pertenencias y luego han tenido que volver a comprar los mismos artículos en su nuevo lugar de residencia. Por supuesto, uno no puede llevar todo consigo. Los muebles, por ejemplo, por lo general se tendrán que vender. Sin embargo, artículos domésticos, herramientas y ropa serán útiles dondequiera que uno vaya. El mudarse a un sector cálido no necesariamente significa que no se necesitará ropa abrigadora. Muchos han tenido que volver a comprar esa ropa con dinero ganado a base de duro trabajo. En lo que toca a equipaje, tenga presente que si usted viajará por barco, su equipaje no estará limitado a cierto peso, y usted puede llevar mucho más que si efectúa el viaje por avión.
Cómo tener éxito en ello
Su éxito en emigrar depende en gran parte de su actitud y de lo que usted espera. Tenga presente que el modo de vivir en el país que haya escogido puede ser completamente diferente del modo de vivir al que haya estado acostumbrado. Por lo general el primer año es el más difícil. El comparar constantemente cómo solían ser las cosas allá en casa no le ayudará a ajustarse a los nuevos alrededores. Resuélvase antes de partir que a usted le gustará su nuevo hogar. Trate de ajustar su modo de pensar al de la gente donde usted estará viviendo; no espere que la gente se amolde a su modo de pensar.
El primer paso en esta dirección sería el aprender el nuevo idioma tan rápidamente como sea posible, si es que no lo ha hecho de antemano. Adquiera nuevos amigos y no circunscriba sus asociaciones a gente que haya venido del mismo país que usted. Pida a otros que le ayuden con el idioma. Familiarícese con las cosas. Disfrute de las variedades de alimento que usted jamás ha probado. ¿Ha comido usted papayas? Es posible que ni siquiera sepa qué son. O, ¿qué hay acerca de una piña, recién cortada, con su jugo corriéndole por los dedos al disfrutar de su delicioso sabor dulce?
Quizás usted haya venido de una región montañosa y ahora viva junto al mar. Disfrute de lo que ofrece el mar. Tal como las montañas presentan una vista pasmosa, el mar suministra una vista escénica que siempre está cambiando. Aprenda algo acerca de las circunstancias ambientales del país y de la gente. Muestre interés en el modo de vivir de la gente. Así adquirirá muchos amigos que lo apreciarán y que gozosamente lo aceptarán en su comunidad.
Por eso, calcule el costo con anticipación, antes de que decida residir en un país extraño. Y, si usted ha tomado su decisión, sea optimista y adaptable.