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¡Despertad! 1973
g73 22/6 págs. 9-12

Los años del crepúsculo pueden ser años útiles

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en el Brasil

CON cada día que pasa nos hacemos más viejos. No hay nada que podamos hacer para impedir el proceso de envejecer. Pero tal como el crepúsculo es un período pacífico, útil del día, así pueden ser los años en el Brasil del crepúsculo de la vida.

¿Piensa usted solamente en el cabello cano, las arrugas, el andar más lento y la pérdida de los familiares queridos? ¿O está usted agradecido por las muchas ricas experiencias y la madurez de pensamiento que viene con la edad? ¿Cree usted que los logros y la habilidad están en su punto más alto en los primeros años y entonces rápidamente van cuesta abajo?

Productividad en la postrimería

Reader’s Digest, usando extensamente el material redactado por los médicos E. W. Busse y E. Pfeiffer, declaró: “La cima de la facultad creativa permanece alta en los años postreros, especialmente en campos como la matemática, invención, botánica, humanidades. En el arte de gobernar, la habilidad tiende a aumentar con la edad, y en los campos del pensamiento abstracto, tal como la lógica y la filosofía, los años de máximo potencial ocurren entre las edades de 45 y 83. El deterioro de la habilidad mental no es inevitable en la vejez.”

El profesor N. J. Berrill concuerda. “A los 80 el nivel mental todavía es tan bueno como lo fue a los 35,” escribió él. “Mientras que la mente joven tiende a crear nuevos conceptos e ideas, la mente más vieja . . . posee mayor estabilidad, minuciosidad y riqueza en experiencia.”

La evidencia muestra que la habilidad mental no se deteriora al mismo grado que lo hace la habilidad física. En un grupo de 400 famosos estadistas, pintores, guerreros, poetas y escritores, se encontró que el 35 por ciento de sus mayores logros se realizaron entre las edades de 60 y 70; el 23 por ciento se realizó entre las edades de 70 y 80, ¡y el 8 por ciento cuando estas personas habían pasado de los 80 años de edad! En conjunto, dos tercios habían pasado de los 60.

Hace mucho que se ha observado que algunas personas viven mucho más allá del promedio de vida, y conservan una notable habilidad física y mental. El profeta israelita Moisés escribió: “Los días de nuestros años son setenta años; y si debido a poderío especial son ochenta años.” (Sal. 90:10) Y sin embargo Moisés era un vigoroso hombre de 80 años de edad cuando guió a la nación de Israel fuera de Egipto, y la Biblia dice de él, cuarenta años más tarde: “Y Moisés tenía ciento veinte años de edad al morir. Su ojo no se había oscurecido, y su fuerza vital no había huido.”—Deu. 34:7.

Hoy día también hay personas que viven más allá de los cien años. No hace mucho el corresponsal de Washington, Bruce Biossat, escribió: “Unos 15.000 norteamericanos, un número asombroso, tienen 100 años de edad o más. . . . Aproximadamente la tercera parte de los centenarios actuales están en las nóminas del seguro social.” Biossat dice que hay unos 250.000 norteamericanos que pasan de los 90, o alrededor de uno por cada 800.

Otros lugares tienen un porcentaje más grande de personas mayores, particularmente la República de Georgia en las montañas del Cáucaso, anidada entre los mares Negro y Caspio, en el sudoeste de la Unión Soviética. En 1971, Sula Benet, profesora de antropología del Colegio Hunter de la ciudad de Nueva York, visitó la aldea de Dzhgerda en la zona. Dijo: “Había 71 hombres y 110 mujeres entre 81 y 90 años y 19 personas pasaban de los 91... el 15 por ciento de la población de la aldea de 1.200.”

También está el valle de Vilcabamba en el Ecuador, que rivaliza con la marca de longevidad en el sur de la Unión Soviética. El Brasil, también, se jacta de sus centenarios. Sobre la alta planicie del estado de Goiás vive Delfina da Costa Silva, quien, según se dice, tiene 155 años de edad. Todavía da la bienvenida a sus visitantes con la proverbial taza de café, símbolo de la hospitalidad brasileña.

Algunos norteamericanos también son asombrosamente longevos. Charlie Smith celebró su 125° cumpleaños el 4 de julio de 1967. Comentando sobre esto, la revista Time declaró: “La afirmación de Smith a la gran edad tiene más apoyo documental que la mayoría, pero no el suficiente. Ninguna de la ‘evidencia’ específicamente lo menciona a él, o prueba que nació dónde y cuándo él dice que nació. . . . Hasta ahora, ninguno de estos registros ha documentado la supervivencia de un ciudadano de los Estados Unidos más allá de los 111 años.”

Pero a pesar de la falta de documentación sólida para las edades extremadamente avanzadas, es obvio que algunas personas, especialmente en ciertos lugares, disfrutan de una vida más larga, y sana. ¿Por qué?

El secreto de una vida más larga

El buen aire de los lugares altos, la comida sencilla pero alimenticia, y la abundancia de duro trabajo físico, son acreditados por la excepcional longevidad de las personas en el sur de la Unión Soviética. “Nunca se ve a los ancianos sentados en las sillas por largos períodos,” informó Sula Benet. Consideran que las personas con exceso de peso están enfermas y, cuando ven a tal persona, le preguntan acerca de su salud.

Otro factor importante es el que los mayores se sientan útiles. Escribió el médico Albert Parry nacido en Rusia, con relación a la vida rural en las montañas del Cáucaso: “La familia y la comunidad hacen que las personas viejas se sientan importantes o por lo menos necesarias, al ir a ellas por consejo.”

Así es que los ancianos son optimistas, y encuentran placer en la perspectiva de una vida continuada. Como dijo un anciano de 99 años de edad de la aldea de Achandara: “Mis hijos y mis nietos me necesitan, y no se está mal en este mundo... excepto que no puedo palear la tierra y se ha hecho difícil subir a los árboles.”

El hecho de que un trabajo satisfaciente y el sentirse útil son importantes para la longevidad ha sido documentado. Por ejemplo, en los Estados Unidos los investigadores en el Centro para el Estudio del Envejecimiento y el Desarrollo Humano de la Universidad de Duke, recientemente informaron que las personas satisfechas con su suerte en la vida y felices con su trabajo, viven por más tiempo. También se ha observado que la longevidad con frecuencia viene de casta, así es que la herencia también es un factor importante en una vida más larga.

El envejecimiento y sus causas

Sin embargo, prescindiendo de lo que el hombre haga, envejece y muere. De hecho, es la persona excepcional la que vive muy pasados los 80 o los 90. Como lo señaló el diario brasileño O Globo: “Aun si la medicina y la cirugía realizaran todos los milagros que esperamos de ellas, no habría perspectiva de prolongar grandemente la vida humana. Esto significa que, aun si el hombre estuviera protegido de todos los accidentes y todas las enfermedades posibles e imaginables, nuestra duración de la vida no iría más allá de un promedio de ochenta años.”

¿A qué se debe esto? ¿Por qué es que los árboles secoyas viven miles de años y mantienen su vigor, mientras que la estructura humana se debilita, se encoge y por lo general desaparece en menos de un siglo?

La ciencia nos dice que la continuación de la vida depende de la habilidad del cuerpo de reconstruir las células. Sin embargo, a cierta edad las células no son renovadas apropiadamente. Así es que resulta un aflojar en el paso del organismo y, finalmente, éste llega a detenerse por completo. El Dr. Isaac Asimov llegó a la siguiente conclusión: “Parece que nuestras células han sido ‘programadas’ por sus genes para que con el tiempo pasen por esos cambios graduales que nosotros llamamos envejecimiento.”

La ciencia moderna no ha provisto una respuesta satisfactoria a por qué ocurren en las células estos cambios que resultan en el envejecimiento y con el tiempo en la muerte. Muchos médicos creen que el envejecimiento en sí mismo no es una enfermedad; no mata a los humanos. El Dr. Moisés Barmak de São Paulo explicó: “La edad avanzada, que tan a menudo se da como causa mortis en los certificados de defunción, no existe. Nadie muere de edad avanzada.” Sin embargo todos mueren. ¿Por qué? La Biblia explica: “Por medio de un solo hombre [Adán] el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado.” Que éstos son los hechos es fácil de observar: todos los hombres son imperfectos, y todos mueren.—Rom. 5:12.

Ayudando a los ancianos a disfrutar de los años postreros

El disfrute que la mayoría de los ancianos encuentran en la vida en gran medida depende de ellos mismos. También es influenciado por la actitud de sus hijos.

Cuando una persona tiene verdadero propósito en la vida, cada día le trae satisfacción, aunque haya que contender con dolor o debilidad. Muchas son las personas mayores que han llenado su mente y corazón con las buenas cosas que se encuentran en la Palabra de Dios, y se complacen en compartir éstas con otros. Algunos tienen la fuerza para salir a visitar a otras personas en sus hogares; otros usan el teléfono o el correo; todavía otros hablan a las personas que los rodean en las salas de hospital o en los hogares para ancianos. Aprecian lo que otros hacen por ellos y lo que personalmente pueden hacer para satisfacer las necesidades y comodidades de la vida. Pero uno de los factores más grandes en su disfrute de la vida es el de poder hacer algo por otros, algo que sea importante, algo que puede ayudarlos a conocer a Dios y a su amoroso propósito de hacer de esta Tierra un Paraíso, un lugar donde no existirán más los dolores de la edad avanzada, donde cesará la muerte y hasta los muertos se levantarán. Es el participar en una actividad como ésa, más que cualquier otra cosa lo que puede hacer que los años del crepúsculo sean recompensadores.—Rev. 21:3, 4; Hech. 24:15.

Pero, sea que los que están cargados de años acaricien esa esperanza o no, necesitan un lugar para vivir. Algunos prefieren tener su propio hogar... tal vez cerca de sus hijos, pero con la libertad de ir y venir sin estorbar los planes que otros puedan tener.

En muchos casos, los accidentes o las enfermedades hacen imposible el que una madre enviudada o un padre que esté solo se cuiden por sí mismos en sus años postreros. ¿Entonces qué? Algunos hijos, con profundo aprecio por lo que sus padres han hecho, los reciben en sus propios hogares, y los más viejos, a su vez, contribuyen al hogar con los beneficios de su experiencia en la vida. En otros casos se han hecho arreglos para que permanezcan en hogares donde se cuida de enfermos, para recibir el cuidado que pueden necesitar. A veces este arreglo se hace con un genuino interés por todos los implicados. En otros casos se hace no porque es el mejor arreglo, ni tampoco porque es lo que los hijos querrían que se hiciera por ellos en sus años postreros, sino porque parece ser lo más conveniente.

Los hogares para convalecientes y ancianos han brotado en un número cada vez mayor, unos 25.000 de ellos tan solo en los Estados Unidos. Sin embargo menos de la mitad de éstos ofrecen un cuidado experto. Algunos de estos lugares parecen estar más interesados en conseguir ganancia monetaria que en proveer buen cuidado. Otros, no obstante, hacen un verdadero esfuerzo por ayudar a los ancianos a disfrutar de sus años postreros.

La ciudad de São Paulo tiene unas 100.000 personas que han pasado los setenta años de edad, y ha tomado pasos para mejorar las condiciones de los ancianos. A una distancia de más o menos media hora en automóvil del centro de la ciudad, hay un verdadero jardín. Ubicada en un hermoso paraje se encuentra una institución para las personas de edad que necesitan esas comodidades. Unos 900 residentes viven allí.

Hay alojamiento separado para los hombres y para las mujeres, todos limpios, con buena ventilación y bien iluminados. Alrededor del 65 por ciento de los residentes no pueden pagar y se les provee gratuitamente; los otros pagan distintas sumas. Los que pagan los precios mínimos viven en salas de 30 camas; aquellos que pagan los precios más altos disfrutan de una habitación privada.

Tienen a su disposición médicos, visitadores de asistencia social y de beneficencia y de enfermeras. Baños sauna y turcos son parte del equipo de salud. Y un huerto les provee hortalizas frescas y frutas para la mesa.

Para ayudar a que la vida tenga significado, se provee trabajo para los ancianos, y se les paga por lo que hacen. Hacen bolsas, remiendan zapatos y crían conejos. Además, los residentes pueden salir y hacer compras en los negocios de la institución.

En otras partes de la Tierra, los gobiernos han provisto modestos apartamentos a un precio muy bajo. Estos pueden ofrecer mayor aislamiento, pero también requieren que el individuo pueda hacer más por sí mismo.

Es cierto que la edad avanzada está acompañada por una mengua de vigor y la deterioración del cuerpo. Sin embargo la habilidad mental, experiencia, sabiduría, capacidad para el trabajo y la facultad creadora todavía están presentes y, en algunos casos, son hasta superiores. Por medio de permanecer activo, haciendo ejercicio con regularidad, y participando en trabajo constructivo, los años del crepúsculo ciertamente pueden ser años útiles.

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