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  • g75 8/8 págs. 24-26
  • Llevando a lo alto de los Andes las buenas nuevas

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  • Llevando a lo alto de los Andes las buenas nuevas
  • ¡Despertad! 1975
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¡Despertad! 1975
g75 8/8 págs. 24-26

Llevando a lo alto de los Andes las buenas nuevas

Según lo relató el corresponsal de “¡Despertad!” en el Perú

MILES de picos montañosos, escabrosos, que se elevan hasta 6.700 metros se aconglomeran a lo largo de todo el Perú. Esparcidos entre las altas mesetas y valles fértiles de estas sierras o montañas de los Andes, la mayoría de los catorce millones de personas del país viven una existencia aislada. Algunas de las mesetas son tan elevadas que sus habitantes pueden presenciar el nacimiento de la lluvia, y verla caer hacia los valles más abajo. Gargantas aparentemente sin fondo y laderas montañosas inclinadas desalientan el viajar de parte de la gente que vive en estos sitios. Así, muchos no se enteran de cosas que ocurren a unos pocos kilómetros de distancia.

Al principio podríamos llegar a la conclusión de que esta ignorancia de los trastornos sociales, políticos, raciales y económicos del mundo es una bendición para ellos. Sin embargo, el significado de estas cosas es algo que hasta ellos necesitan conocer. Esta evidencia de un cambio inminente para mejorar también es “buenas nuevas” para esta gente aislada. (Mat. 24:14) Pero, ¿cómo se les puede llevar el mensaje?

Plan de acción

Casa Luz, un coche-casa errante de carrocería de fibra de vidrio especial para viajar en los Andes, ha sido muy útil. Casa Luz fue diseñada para cuatro predicadores de tiempo cabal de los testigos de Jehová. Llegó al puerto del Callao a principios de 1972. A continuación empezó una serie de cambios drásticos para adaptarlo a la vida montañosa del Perú. Siendo que había de pasar la mayor parte de su vida en el interior, el coche-casa tuvo que ser reforzado para caminos y sendas entre montañas.

Se instalaron muelles especiales reforzados. Hojas de metal para protección contra las rocas fueron adaptadas sobre la caja de engranajes y otros puntos vulnerables. Se fabricaron y se soldaron enormes parachoques y parafrenos reforzados en el frente y en la parte posterior. Se colocó arriba un armazón de barras adicional para víveres y sobre el parachoque posterior otra para llevar una bicicleta de exploración (motocicleta). En zonas aisladas, podían ser días antes que se pudiera obtener un barril de gasolina, y no se podría esperar que un hogar móvil de unos ocho metros viajara sobre laderas inclinadas y rocosas más de 2,5 kilómetros por litro de gasolina como promedio. De modo que se instaló un tanque de gasolina extra. Finalmente, se compró un pequeño automóvil militar Land Rover y se equipó en forma similar para viajar por las montañas como compañero de viaje.

El 21 de mayo de 1972 los cuatro entusiastas ministros dejaron Lima cargados de víveres, y de muchas cajas llenas de Biblias y literatura para el estudio bíblico. Estaban destinados a ciertos puntos que solamente podían ser aproximados en el mapa. Su plan era alcanzar a tantas personas como fuera posible con las buenas nuevas del reino de Dios, prescindiendo de cuán remotos estuvieran. ¿Qué clase de personas encontrarían?

Gente de los Andes

La gente de aquí, lejos de los problemas sociales y morales de la “civilización,” es tranquila, amistosa y hospitalaria. Pequeños grupos de sus cabañas sin ventanas se extienden al sol montañoso sin calor, lenguas de humo filtrándose a través de los techos de paja. Los chicos juegan afuera, con fulgurantes mejillas quemadas por el viento. Un muchachito vigila sus ovejas, un labrador ara su campo y, a la distancia, un vecino desaparece senda abajo en una jornada de dos días al almacén de la aldea más cercana.

Hace siglos sus antecesores incas vagaban por estos valles y trepaban por las mismas laderas en forma de terraza hasta las cimas de las montañas. Después, en 1533, Francisco Pizarro, representando a la monarquía de España, capturó a Atahualpa, el último rey inca del Perú. Esto preparó el terreno para el control español. Trayendo consigo la religión de su país, Pizarro inició un período de cambios tortuosos, mientras sus conquistadores “persuadían” a la nación incaica a adoptar la religión católica.

El resultado fue una mezcla de creencias y lealtades. Se edificaron iglesias, se erigieron cruces, se adoptaron nuevas costumbres religiosas, pero sus ritos paganos originales persistieron. Hoy en las muchas aldeas montañosas una cruz atisba desde casi todos los techos de las casas, sin embargo todos honran anualmente al dios sol. Los sacerdotes católicos son escasos ahora, casi inexistentes en las aldeas pequeñas. Muchas iglesias han sido cerradas y el sacerdote viene una o dos veces al año, en días de fiesta. Cada vez tienen menos comunicación con su religión y aun menos estímulo espiritual.

Sin embargo este modesto pueblo está escuchando el mensaje bíblico que les llevan los ministros que viajan en Casa Luz. ¿Cómo efectúan este ministerio entre este pueblo aislado y esparcido?

Cuando están allá en las montañas, cada día de trabajo en Casa Luz empieza a las 5:00 de la mañana o más temprano. Tres de los cuatro ministros hacen preparativos para predicar un día completo. Mientras cargan sus maletines de cuero con Biblias y ayudas para el estudio bíblico, su compañero con deberes de “hogar” para ese día prepara el desayuno. La discusión de un texto bíblico sigue al desayuno, suministrando un comienzo espiritualmente estimulador para el día.

Partiendo en el Land Rover, los tres viajan hasta atisbar casas en las laderas de las montañas. Después se separan a pie, tratando de llevar las buenas nuevas a cada individuo. Van por las rocas, a través de matorrales, cruzando arroyos, rumbo a una hacienda en un valle fértil o a una choza de techo de paja sobre una meseta. Casi todos, ya sean campesino, maestro de escuela, jefe de policía o alcalde, escuchan el mensaje de esperanza que ellos les llevan. Estas personas están ansiosas de leer la literatura que se les deja.

En una población se mostró tanto interés que los aldeanos persuadieron a los ministros a que se quedaran tres días más a fin de poder aprender tanto como fuera posible. Desde entonces se formó una próspera pequeña congregación. Aprecio de esa índole por el mensaje bíblico, es corriente. En una población religiosa un hombre había tomado una pieza de literatura temprano en el día. Más tarde se llenó de tanta alegría al ver a dos de los ministros que de regreso pasaban por su casa. Estaba lleno de preguntas acerca del uso de imágenes en la adoración, el tema de uno de los capítulos que había estado leyendo. ¡Después de una hora de consideración esclarecedora, reunió todas sus imágenes, derramó querosén sobre ellas y las quemó en el mismo sitio!

Aprendiendo a enfrentarse

La mayoría de los montañeses viven de lo que producen unos pocos surcos de terreno; el dinero es escaso. De modo que se ofrece el producto para cubrir el costo de la literatura bíblica. A medida que los bolsos de cuero se vacían de libros, empiezan a llenarse de patatas, huevos, aguacates o unos kilos de granos de café. ¡En una ocasión 120 espigas de maíz fueron vaciadas en el piso de Casa Luz al final del día! ¡En caso de que se ofrezca un pollo, el ministro debe darle caza y atraparlo! ¿Qué le parece llevar un pollo debajo del brazo por el resto del día, predicando en las montañas?

Apenas pasa un día sin que algo suceda... desde esquivar perros y toros hasta evitar plantas de cacto. Algunas veces hay que vadear un río sobre troncos de árboles precariamente colocados. Las pinchaduras de neumáticos son un acontecimiento cotidiano. Continuamente hay que estar haciendo reparaciones en los vehículos. Algunas veces ésta no es una tarea fácil. En una ocasión, se rompió el eje del Land Rover. ¡Se necesitaron doce días para ir en motocicleta, ómnibus y tren para que uno de los ministros llegara a una población grande y volviera con el repuesto!

Experiencias como éstas han preparado a los cuatro ministros para cualquier eventualidad... desde pasar un día entero sin alimentos, a gozar de una simple comida compuesta de patatas hervidas con una familia india. De piel bronceada por el sol y el viento y músculos tonificados por el andar y escalar diario, ahora pueden subir por el costado de una montaña con apenas una pausa para respirar en la atmósfera rarificada. ¡Y esto en altitudes de hasta 4.500 metros!

Después de un día de nueve o diez horas, tres ministros cansados pero satisfechos a menudo vuelven al pequeño automóvil militar al caer la oscuridad. Intercambian experiencias mientras se dirigen hacia el “hogar.” Una suculenta comida preparada por el “cocinero” del día los espera. A ésta le sigue el estudio personal o una de las tres reuniones que tienen todas las semanas para mejorar su ministerio. Una acogedora cama los espera hasta las 5:00 de la mañana, cuando empiezan el ciclo de nuevo. El llevar a estos montañeses amistosos y aislados las buenas nuevas bien ha valido el esfuerzo.

Desde mesetas heladas a la sombra de gigantescas montañas coronadas de hielo, a valles calientes en la selva, el escenario majestuoso de las montañas de los Andes constantemente les recuerda a estos ministros de su Creador. Se dan cuenta de la urgente necesidad de que esta gente honrada que vive en medio de esta magnificencia tenga aprecio, también, por Aquel que la creó. A esta aislada gente de los Andes se le está llevando el mensaje. El futuro de sinceros individuos entre ellos se está haciendo brillante con esperanzas a medida que Casa Luz lleva a lo alto de los Andes las buenas nuevas.

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