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  • El espíritu de dar... de maneras beneficiosas

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  • El espíritu de dar... de maneras beneficiosas
  • ¡Despertad! 1975
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  • ¿Qué puede dar uno a otros?
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¡Despertad! 1975
g75 22/12 págs. 3-6

El espíritu de dar... de maneras beneficiosas

EL DAR ha deleitado a multitudes de personas. Vez tras vez las palabras de Jesucristo han resultado ciertas: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.”—Hech. 20:35.

Usted probablemente ha experimentado esa felicidad especial muchas veces. Pero, ¿ha observado usted que mucho del dar hoy día no resulta en gozo? ¿A qué se debe esto? Frecuentemente se debe a que las personas se sienten presionadas a dar.

En la actualidad innumerables cantidades de personas y organizaciones claman por ayuda económica y de otras índoles. Quizás personalmente haya sido el blanco de solicitaciones en su casa, por medio del correo o por medio del teléfono, instándolo a “dar.” Hay un refrán que dice: “Dé hasta que le duela”; y frecuentemente sucede así.

“Depresión de Navidad”... ¿por qué?

Considere lo que sucede durante la época de la Navidad. Este es un tiempo en el cual se pone mucho énfasis en el dar. Los diarios y los catálogos están repletos de avisos. Los anuncios de la radio y la TV presentan ante el público una deslumbrante variedad de cosas que pueden servir como “el regalo perfecto.” La gente responde comprando y enviando millones de dólares en regalos.

Se pudiera esperar que una época que pone tanto énfasis en el dar sería un tiempo de gozo especial. Pero frecuentemente es exactamente lo contrario. El Times de Seattle del 25 de diciembre de 1973 publicó el siguiente despacho de la Prensa Asociada:

“Si al tiempo de la Navidad siente oleadas de tristeza, no es el único. De hecho, los psicólogos hallan que la fiesta de ‘gozo’ acentuado a menudo tiene precisamente el efecto inverso en muchas personas.

“Lo llaman ‘la depresión de Navidad.’”

¿A qué se debe esto? ¿Podría una razón ser que hay algo incorrecto en cuanto al espíritu de dar en tiempo de Navidad?

Ciertamente hay muchas personas que dan regalos en la Navidad con un verdadero espíritu de generosidad; y lo disfrutan. Sin embargo, ¿ha observado usted que mucho de lo que sucede durante esta época no es realmente dar, sino meramente un intercambio de regalos? ¿No se sienten obligadas muchas personas a confeccionar “listas” de parientes, amigos y conocidos? Saben que estas personas les obsequiarán regalos y a su vez esperan recibir algo. Un sentimiento de obligación roba mucho del gozo de dar. Y el agotamiento económico y emocional de las “compras de Navidad” aumenta la pérdida de gozo.

¿Un deber cristiano?

Pero, ¿no es un deber cristiano el dar regalos de Navidad? ¿No hallamos el origen de esta costumbre en la Biblia con los “tres magos” que hicieron regalos de oro, incienso y mirra al infante Jesús en un pesebre?

¿Sabía usted que la Biblia no dice cosa semejante? Las únicas personas que visitaron a Jesús mientras todavía estaba en el pesebre fueron los “pastores” israelitas, y ellos no trajeron regalos. (Luc. 2:15, 16) No fue sino hasta posiblemente después de un año o más, cuando Jesús vivía en una “casa,” que los “magos” (astrólogos paganos) le trajeron regalos. (Mat. 2:11, 16) Y las Escrituras no dicen que eran “tres” magos los que visitaron a Jesús. No se da la cantidad; tampoco la fecha en que nació Jesús.

Pero, si no es de la Biblia, ¿de dónde se originó el dar regalos de Navidad y las otras costumbres de esta fiesta? La Encyclopædia Britannica (edición de 1974) señala lo siguiente:

“Las costumbres tradicionales relacionadas con la Navidad se han desarrollado de varias fuentes como resultado de la coincidencia de la celebración del nacimiento de Cristo con las celebraciones agrícolas y solares paganas a mediados de invierno.” (Las cursivas son nuestras.)

Esta obra de consulta continúa diciendo que el dar regalos en Navidad y el decorar las casas con pinos provino de la fiesta pagana romana saturnales y el año nuevo romano. Y agrega: “El 25 de diciembre también se consideraba como la fecha de nacimiento del dios iranio, de misterio, Mitra.”

Así es que tanto el dar regalos por Navidad como sus otras costumbres festivas tienen su origen en el paganismo. Los cristianos primitivos no sabían nada de estas prácticas.

Un mejor espíritu de dar

Sin embargo, esto no significa que la Biblia desaprueba el dar regalos. Al contrario, Jehová Dios, el que “da a todos vida y aliento y todas las cosas,” establece el ejemplo perfecto del dar altruista. (Hech. 17:25) Los cristianos, en imitación de Dios, tienen que ‘practicar el dar.’ (Luc. 6:38; Efe. 5:1) ¿Cómo pueden hacer esto de maneras que sean realmente beneficiosas?

Las dádivas generosas de Jehová al hombre, que incluyen a su Hijo unigénito para la salvación del hombre, son impulsadas por el amor, no debido a que se sienta obligado. (Juan 3:16) El apóstol Pablo aconsejó a los cristianos a mostrar un espíritu similar al dar, diciendo: “Que cada uno haga así como lo ha resuelto en su corazón, no de mala gana ni como obligado, porque Dios ama al dador alegre.”—2 Cor. 9:7.

¿Debería limitarse la generosidad a ciertos días del año? ¿Debería centrarse la atención principalmente en los parientes cercanos y en los amigos? Observe las palabras de Jesús acerca de Dios en el famoso Sermón de la Montaña: “Él hace salir su sol sobre inicuos y buenos y hace llover sobre justos e injustos. Porque si aman a los que los aman, ¿qué galardón tienen?” (Mat. 5:44-46) ¿Limita Dios la rotación de la Tierra que resulta en la salida del Sol y en su puesta a ciertos días cada año? ¿Provee Su Tierra sustento tan solo para los que le “gustan” a Él?

Claramente, el espíritu cristiano de dar tiene que extenderse más allá del círculo de la familia y amigos de uno; y hay que practicarlo de día en día, no solo en ciertas épocas del año. ¡Cuánto mejor es esto que el “espíritu de Navidad” sintético de una sola vez al año! Hace posible disfrutar de muchas oportunidades durante el año para deleitar a las personas con regalos que no esperaban. Puesto que no es un asunto de intercambio, uno no siente que se le negó algo que debiera recibir si no recibe un regalo. Y cualquier compra necesaria se puede hacer teniendo en mente a una sola persona y en una época cuando las tiendas están menos atestadas.

¿Qué puede dar uno a otros?

“Pero, ¿qué puedo darles a otras personas?” quizás pregunte alguien. De hecho, los regalos que tienen verdadero significado no son necesariamente costosos, en realidad, los regalos que deleitan el corazón de la gente a menudo cuestan muy poco.

Por ejemplo, ¿qué madre no se emociona si su hijito le trae una flor que él mismo cortó? Y, cuando un esposo sorprende a su esposa con un collar, un prendedor, un ramo de flores, u otra muestra pequeña de su amor ¿no desbordan los sentimientos de aprecio, causando frecuentemente lágrimas de gozo? ¿Y no queda deleitado un esposo cuando su esposa le prepara su plato favorito?

Los regalos prácticos, también, pueden costar poco. La Biblia contiene el excelente ejemplo de Dorcas, una cristiana del siglo primero de la E.C., cuyos “dones de misericordia” evidentemente incluían el hacer prendas de vestir para las viudas necesitadas. (Hech. 9:36, 39) ¿Podría uno hacer algo parecido para alguien que tenga necesidad?

Los beneficios de compartir

El verdadero espíritu cristiano de dar incluye lo que se menciona en Hebreos 13:16: “Además, no olviden el hacer bien y el compartir cosas con otros, porque con dichos sacrificios Dios se agrada mucho.”

¿Posee usted un automóvil? Probablemente conoce a personas que se deleitarían si de vez en cuando ofreciera llevarlas a un lugar donde tienen obligación de ir o a un paseo agradable al campo. Quizás conozca a alguien que parece trabajar “las 24 horas del día” para terminar alguna necesaria reparación en la casa u otro trabajo. ¿No apreciaría esa persona el que usted ofreciera ayudarle? ¿Y qué hay acerca de hacer un mandado para una persona de edad avanzada o incapacitada? El sencillamente ofrecer compartir sus posesiones o habilidades puede animar a otros, y también a uno mismo.

El tiempo es otro recurso que se puede compartir con otros. ¿Conoce a personas que sufren de soledad o que han sido privadas de algún familiar querido? El visitar a personas en una situación de esta clase y brindar un oído comprensivo a sus problemas puede ser de mucho provecho, y no le cuesta nada.

Valor del dar espiritual

Jesucristo señaló a la más importante necesidad humana cuando dijo: “Felices son los que están conscientes de su necesidad espiritual, . . . Felices son los que tienen hambre y sed de justicia, puesto que ellos serán saciados.” (Mat. 5:3, 6) Jesús reconoció la necesidad del hombre de cosas espirituales como de máxima importancia y dedicó su vida terrestre a satisfacer esta necesidad de sus oyentes, enseñándoles la verdad acerca de Dios. Instruyó a sus seguidores a que hicieran lo mismo. ¿Podría usted participar en esta clase de dar, compartiendo con otros lo que usted ha aprendido de la Palabra de Dios?—Mat. 10:5-7; Luc. 10:1-9; Mat. 28:19, 20.

En la actualidad millones de personas por toda la Tierra están obteniendo conocimiento bíblico que Dios ha hecho disponible y esto sin costo alguno. (Isa. 55:1; Rev. 22:17) Los testigos de Jehová se complacen en dar tiempo y energía para ayudar a las personas interesadas a estudiar la Palabra de Dios. ¡Qué satisfaciente es este trabajo! ¡Le brinda a la gente un verdadero propósito en la vida, esperanza para el futuro y principios infalibles para una vida feliz!

El dar dentro de la familia

Quizás la zona más importante para la verdadera generosidad se halla dentro de la familia misma. Igualmente aquí la necesidad rara vez es de regalos materiales. Muchas familias están en muy buena situación pero no son felices. ¿Cómo pueden los miembros de la familia dar los unos a los otros de maneras que sean realmente beneficiosas?

La Biblia contiene el mejor consejo que se puede obtener para una vida de familia feliz. Con respecto a las parejas casadas, leemos: “Esposos, continúen amando a sus esposas, así como el Cristo también amó a la congregación y se entregó a sí mismo por ella.” (Efe. 5:25, 28) “La esposa le debe tener profundo respeto a su esposo.” (Efe. 5:22, 33) El aplicar ese consejo evita las relaciones tensas que arruinan la vida de hogar y que a menudo conducen a la separación y el divorcio. Pero requiere dar de parte de cada uno hacia el otro.

Cuando hay hijos, los padres también deben pensar en darles de maneras que sean realmente beneficiosas. Esto incluye proveer a su prole con alimentos, ropa y un lugar donde vivir. Pero también implica mucho más. Probablemente habrá observado que a menudo los hijos a quienes se les ha dado ‘todo lo que quieren’ no respetan a sus padres. Lo que los hijos verdaderamente necesitan es que los padres den de sí mismos. Los jóvenes preguntan de dónde vinieron las cosas y por qué están aquí. ¿Tomará usted tiempo para suministrar respuestas veraces a sus preguntas? ¿Saciará la necesidad que tienen de amor y compañerismo? El hacerlo les pagará abundantes dividendos en felicidad, tanto a ellos como a usted.—Efe. 6:4.

Los hijos, también, deben aprender a dar. Es de importancia especial el seguir el consejo del apóstol Pablo: “Hijos, sean obedientes a sus padres en unión con el Señor, porque esto es justo: ‘Honra a tu padre y a tu madre.’” (Efe. 6:1, 2) Pero el dar de parte de los jóvenes hacia sus padres implica más que solo obediencia. Incluye aprecio por todo lo que ellos hacen para la familia y el tenerles amorosa consideración como individuos.

Seguramente el ‘honrar’ a los padres también incluye interés constante en ellos aun después que los hijos hayan dejado el hogar y establecido sus propias familias. Pero, ¿ha observado usted que la gente hoy día frecuentemente no quiere molestarse con sus padres y abuelos enfermos o envejecidos? Sin suficiente razón quizás los envíen a lugares donde se cuida a enfermos y allí se marchiten en la soledad.

La gente que practica el dar con el espíritu correcto y de maneras que son realmente beneficiosas es verdaderamente feliz. Conduce al gozo y contentamiento domésticos así como a relaciones significativas con otras personas, especialmente con Jehová Dios. Y nunca debe temer uno que el dar libremente resulte en carencia de su parte, porque Jesús aseguró: “Porque con la medida con que ustedes miden, se les medirá a ustedes en cambio.”—Luc. 6:38.

[Comentario de la página 4]

Se supone que el dar produce gozo. Pero a menudo falta el gozo en la Navidad. ¿Por qué? ¿Será que hay algo incorrecto en cuanto al “espíritu” de dar en Navidad?

[Comentario de la página 4]

¿Sabía usted que los “magos” que le llevaron regalos a Jesús no lo hallaron en un pesebre? Ellos llegaron mucho después de su nacimiento, cuando ya vivía en una casa.

[Comentario de la página 5]

Usted puede tener el gozo de dar aunque no tenga con que comprar regalos. ¿Sabía usted eso?

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