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¡Despertad! 1976
g76 8/10 págs. 11-15

¡Aproveche la oportunidad ahora!

¡QUÉ excelente ha sido para el género humano que su Hacedor sea también su amoroso Proveedor y Cuidador! Debido a esto, él no dejó a la humanidad a sus medios después que el hombre cayó en el pecado y la muerte. No se mostró despreocupado como si estuviera “muerto” en cuanto a las esperanzas, amores y vicisitudes de sus criaturas. Por el contrario, manifestó cuánto se preocupaba por ellos estableciendo un cimiento para el recobro humano por medio de entregar a su propio Hijo. Y progresivamente ha venido acercándose cada vez más a la realización de su propósito cabal para la humanidad... plenitud de vida en una Tierra embellecida.

El entender este propósito es saber por qué estamos aquí en la Tierra. Pero más importante aún, nos indica lo que debemos hacer ahora. Llegamos a comprender que no es asunto de meramente esperar con anhelo el tiempo en que la vida tendrá más propósito, sino vivir ahora con verdadero propósito. Por lo tanto el apóstol dijo una verdad absoluta cuando escribió: “La devoción piadosa es provechosa para todas las cosas, puesto que encierra promesa de la vida de ahora y de la que ha de venir.”—1 Tim. 4:8.

Para que nosotros podamos dedicarnos a las cosas verdaderas, sensatas, edificantes, Dios permanece cercano. Él permite que nos acerquemos a él a fin de conseguir guía para una vida con propósito. El apóstol Pablo se dirigió a un grupo de no cristianos en Atenas, entre quienes había muchos filósofos griegos que deseaban saber el porqué de la vida. Pablo les explicó que Dios había provisto la manera en que los hombres podían buscarlo, “por si acaso busquen a tientas y verdaderamente lo hallen, aunque, de hecho, no está muy lejos de cada uno de nosotros.”—Hech. 17:24-27.

¿Puede alguno de nosotros decir que no necesita la guía de alguien que tenga mayor sabiduría y experiencia? Todo el género humano la necesita lastimosamente en estos momentos graves. El tener la guía para una vida con propósito nos produce mayor felicidad ahora, tanto para nosotros como para las personas a quienes amamos. Además, es algo que debemos aprovechar ahora porque nos equipa para estar en vías de ‘la vida que ha de venir.’

La ‘vida que ha de venir’

Para miles de millones de personas la ‘vida que ha de venir’ realmente será la clase de vida que Dios se propuso para el hombre al comienzo. Él les dijo a Adán y Eva: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra y sojúzguenla, y tengan en sujeción los peces del mar y las criaturas volátiles de los cielos y toda criatura viviente que se mueve sobre la tierra.” (Gén. 1:28) No se le mencionó la muerte a esta pareja salvo en el caso de que desobedecieran. (Gén. 2:17) El propósito de Dios fue que tuvieran una existencia ininterrumpida para siempre si obedecían. Ciertamente la obediencia a él no era un requisito irrazonable de parte del Hacedor del vasto universo, quien definitivamente sabe lo que la humanidad necesita para ser feliz.—Mat. 6:8.

¡Vivir para siempre en la Tierra! Eso, de hecho, es lo que Dios dice que es su propósito para el hombre. Por supuesto, esto requiere primero que la Tierra permanezca para siempre. El salmista fue inspirado a escribir para nuestro consuelo: “[Dios] ha fundado la Tierra sobre sus lugares establecidos; no se le hará tambalear hasta tiempo indefinido, ni para siempre.” (Sal. 104:5) Repetidamente la Biblia dice que Dios destruirá la iniquidad de sobre la Tierra y dejará en ella a sobrevivientes justos.—Sal. 37:1, 2, 9, 11, 20, 27, 34; 115:16.

El último libro de la Biblia, Revelación, trata extensamente de ‘la vida que ha de venir.’ Nos dice de la determinación de Dios de “causar la ruina de los que están arruinando la tierra” y de la gran cantidad de personas que sobrevivirán a la “grande tribulación” final que destruirá a los inicuos. (Rev. 11:18; Mat. 24:21) En cuanto a la ‘vida que ha de venir’ para los sobrevivientes, la promesa de Dios es: “El que está sentado en el trono extenderá su tienda [de protección y seguridad] sobre ellos. Ya no tendrán hambre ni tendrán más sed, ni los batirá el sol ni ningún calor abrasador, porque el Cordero [Jesucristo], que está en medio del trono, los pastoreará, y los guiará a fuentes de aguas de vida. Y Dios limpiará toda lágrima de sus ojos.”—Rev. 7:9, 14-17.

El “río de agua de vida”

El último capítulo de Revelación nos da más detalles acerca de esas “aguas de vida.” Puesto que anteriormente Jesús dijo: “A cualquiera que beba del agua que yo le daré de ningún modo le dará sed jamás, sino que el agua que yo le daré se hará en él una fuente de agua que brotará para impartir vida eterna,” vemos que las “aguas de vida” están relacionadas con el sacrificio expiatorio de Jesús por la humanidad. (Juan 4:14) Por lo tanto, al leer la descripción de Revelación entendemos que la suma total de todas las provisiones que Dios ha hecho para la vida de la humanidad por medio de Jesucristo está representada por el “río de agua de vida” allí descrito. Leemos:

“Y me mostró un río de agua de vida, claro como el cristal, que fluía desde el trono de Dios y del Cordero por en medio de su camino ancho [la corriente viene a través de la “Nueva Jerusalén,” la ciudad celestial, en donde residen el glorificado Jesucristo y sus reyes celestiales asociados]. Y de este lado del río y de aquel lado había árboles de vida que producen doce cosechas de fruto, dando sus frutos cada mes. Y las hojas de los árboles eran para la curación de las naciones.”—Rev. 22:1, 2.

Los que estén en ese nuevo orden de cosas en la Tierra recibirán con regularidad la aplicación curativa del valor del sacrificio de Cristo para quitar sus pecados y para curarlos de todas sus enfermedades e imperfecciones. Finalmente, habiéndose quitado de todos ellos el pecado, que causa la muerte, “la muerte no será más.” (Rev. 21:4; 1 Cor. 15:26) Esto asegura la vida eterna para los que participan de las provisiones de Dios. Ahora es el tiempo en que todos los que oyen deben aprovecharse de la oportunidad, obteniendo lo que ahora está disponible del “río de agua de vida.” La invitación es: “Cualquiera que tenga sed venga; cualquiera que desee tome del agua de vida gratis.”—Rev. 22:17; 2 Cor. 6:1, 2.

La vida eterna no será monótona ni aburrida

‘Pero,’ alguien quizás pregunte, ‘¿puede una persona al vivir para siempre tener una vida con más propósito que la que puede tener ahora? ¿No experimentaría sencillamente el mismo ciclo de la vida... comer, dormir, trabajar por un tiempo sin fin? ¿No sería una vida igual de significativa vivir como lo hacen muchos ahora, tratando de lograr algo para las generaciones futuras, y entonces dejando que éstas se hagan cargo?’

Para contestar esas preguntas, considere hasta qué grado la gente realmente logra cumplir con un propósito en la vida hoy. ¿Cuántos pueden contribuir algo que es genuinamente duradero, que sirve para conservar la vida o mejorar la vida de los demás? En realidad, las circunstancias y la duración limitada de la vida frecuentemente frustran esos esfuerzos. (Ecl. 2:11, 17-21) ¡Pero piense en lo que una persona pudiera hacer con una vida de duración ilimitada! Pudiera agregar continuamente a su conocimiento y habilidad. Pudiera enriquecer su personalidad. Su valiosa habilidad para contribuir a la sociedad humana no disminuiría... continuamente aumentaría. El individuo no se deterioraría a causa de la vejez. Hoy muchas personas están entristecidas por el hecho de que sus días productivos están disminuyendo inexorablemente y su vida está acercándose a su fin. Es por eso que la Biblia recomienda: “Acuérdate, ahora, de tu Magnífico Creador en los días de tu mocedad.”—Ecl. 12:1.

Además, con vida eterna, una persona, aunque nunca dejara de aprender, nunca podría descubrir todo acerca de la Tierra y de las cosas que hay en ella. El estudio de este gran “laboratorio” científico, el cual es la Tierra, nunca terminará. Cada descubrimiento abrirá innumerables nuevas “puertas” y panoramas. Y la asociación con nuestro prójimo, que estará progresando del mismo modo, pero en otros campos del saber, prestará una agradable variedad. El disfrutar del talento y personalidad de unos y otros será un placer sin fin.

Pero mucho más estimulador y regocijador que estas cosas será el continuar adquiriendo conocimiento del Dios insondable y recibir las riquezas de su amor y sabiduría. Jesús, que antes de venir a la Tierra, había tenido una existencia celestial de duración desconocida con Dios, dijo acerca de sí mismo: “Vivo a causa del Padre,” y: “Esto significa vida eterna, el que estén adquiriendo conocimiento de ti, el único Dios verdadero, y de aquel a quien tú enviaste, Jesucristo.”—Juan 6:57; 17:3.

“Llenen la tierra”

¿Significaría el fin de la muerte que con el tiempo la Tierra llegaría a estar intolerablemente sobrepoblada? No. Puesto que tenía un propósito respecto a la tierra, el Creador le dijo a la pareja original: “Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra.” (Gén. 1:28) Ciertamente un Creador sabio sabe lo que puede sostener la Tierra y solo permitiría que la llenen al grado en que la vida sea cómoda, no sobrepoblada. Tal como él puede crear, haciendo que sus creaciones trabajen en armonía para el bienestar general, también puede llevar a cabo su propósito declarado sin que resulte en herir o apenar a nadie.

Si usted aprovecha la oportunidad para aprender acerca del propósito de Dios, experimentará la promesa de Dios de “la vida de ahora.” Usted se regocijará al entender progresivamente el modelo de su maravilloso propósito y su atención a cada detalle que hará feliz al género humano. Verá que todas las dudas que usted pudiera haber tenido en cuanto a por qué las cosas son como son hoy día, y acerca de la sabiduría de los propósitos de Dios, se debieron a la incapacidad humana y a la falta de información. A los que desafiaron la sabiduría de los tratos de Dios en tiempos pasados, él les dijo: “¿Me vais a interrogar acaso sobre mis hijos y acerca de la obra de mis manos me vais a dar órdenes? Soy yo quien ha hecho la tierra y he creado al hombre sobre ella.”—Isa. 45:11, 12, Bover-Cantera.

La Biblia, que revela el propósito de Dios, puede ser un libro abierto para usted. Y, además de mostrarle cómo tener una buena vida ahora, pone ante usted la maravillosa perspectiva de una reunión con sus seres amados, en una Tierra justa donde la muerte no será más. (Rev. 21:3, 4) Aproveche la oportunidad ahora. Los testigos de Jehová tendrán gusto en ayudarlo a estudiar la Biblia en su propio hogar, gratis.

[Ilustración de la página 12]

Las muchas cosas que la Tierra contiene deleitarán para siempre a toda la humanidad

[Ilustración de la página 13]

La Tierra es un ‘laboratorio’ científico insondable. Ya le ha provisto muchas comodidades al hombre. ¿Qué proveerá para su deleite eterno en la Tierra hecha un verdadero paraíso?

[Ilustración de la página 14]

Con unidad, amigabilidad, hospitalidad y generosidad por todos lados, ¿se haría aburrida la vida?

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