Tribunales canadienses obstruyen la discriminación
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en el Canadá
A NADIE le gusta ser objeto de discriminación. Hay muchas leyes en los registros para detener esa práctica. A pesar de eso, de cuando en cuando algunas personas con autoridad local todavía tratan de impedir la aplicación de esas leyes contra la discriminación. Este fue el caso cuando una minoría religiosa en Colombia Británica, Canadá, recientemente se propuso edificar un atractivo aunque modesto lugar de reuniones.
Habían conseguido un terreno de más de tres hectáreas en una parte rural de la hermosa municipalidad de Surrey, cerca de Vancouver. El edificio proyectado había de tener asientos para 1.800 personas, y se usaría como salón de asambleas para las reuniones especiales combinadas de varios grupos de congregación.
¿Permitirían las reglamentaciones para esa zona local la construcción de ese lugar de adoración? Se alegraron mucho al saber que se podía construir una iglesia o salón de reuniones en cualquier parte del distrito. Y el 3 de enero de 1974 el inspector principal de construcciones les escribió y les dio una lista de los documentos que necesitarían para obtener un permiso para construcción.
Entusiásticamente siguieron adelante con los planes de arquitectura e ingeniería. Estos estuvieron listos para el mes de abril, a un coste de más de 34.000 dólares. Se presentaron los planos inmediatamente y se solicitó un permiso para construcción. Pero su entusiasmo pronto se transformó en desazón. No se concedió el permiso, y el inspector de construcciones no solicitó más planos. ¿A qué se debía la demora?
La respuesta llegó en mayo, cuando el Concejo del Distrito de Surrey ordenó que se retuviera el permiso “por estar pendiente una posible enmienda a la ordenanza.” La ordenanza 4294 propuesta como enmienda designaba una nueva zona llamada “P-3” (Uso público 3), y procuraba exigir que las iglesias y salones de reunión fueran construidos solo en ella.
¡Pero no existía esa zona en ninguna parte! ¡Era una zona imaginaria sin ningún terreno! Si las iglesias se podían construir solamente en la zona P-3, ¡la ordenanza prohibiría completamente esos edificios! ¿Por qué desearía un concejo municipal hacer cosa semejante?
Se obtuvo la respuesta en las audiencias públicas que se celebraron el 10 y el 24 de junio de 1974. Pronto se hizo evidente que ciertos vecinos de la zona se oponían al salón de reuniones. Alegaban que habría problemas de tránsito, de estacionamiento y de salubridad. Sin embargo los planos presentados habían resuelto adecuadamente estos mismos problemas y cumplido con todas las reglamentaciones.
El proyectista municipal L. Kleyn trató de justificar la restricción propuesta diciendo que una propiedad eclesiástica, al ser más grande que una propiedad residencial para una sola familia, les hacía inconveniente a los urbanistas ubicar los caminos. No obstante, sostuvo que los hospitales, las escuelas, y otros edificios públicos o semipúblicos todavía se podrían permitir sin restricciones.
¿Pero, no impedirían los hospitales o las escuelas una nueva carretera tanto como una iglesia? ¿Por qué obstruir las iglesias a la vez que se permiten otros edificios públicos grandes? La verdadera cuestión que estaba detrás de esas contradicciones se aclaró durante parte de la discusión cuando el administrador municipal dijo, según se informó: ‘Un vecindario no debiera tener que tolerar una religión que no desea.’
Además, el alcalde sostuvo que todos los vecinos deberían ser notificados de cualquier edificio religioso propuesto y tener una audiencia abierta para oponerse a él. Pero el prominente experto en urbanismo Richard Babcock, en su libro The Zoning Game, llama a esas audiencias “gobierno a gritos” y “juicio por medio del vecindario.” ¡Abrirían la puerta y harían posible borrar de la existencia por discriminación los edificios religiosos de las minorías!
Percatados de esta amenaza, varios otros grupos religiosos, además de los testigos de Jehová, que eran las víctimas en este caso, asistieron a las reuniones públicas. Todos reconocieron la amenaza a la libertad religiosa que acechaba detrás de las palabras suaves de los funcionarios.
Se informa que el ministro de la Capilla Evangélica de North Surrey dijo que las propuestas audiencias vecinales no solo abrirían el camino a ‘decisiones basadas en prejuicios religiosos sino que permitirían que gente fanática influyera en lo que se hiciera.’ Un vocero de los Caballeros de Colón católico romanos también protestó contra el propuesto ‘agravio bajo forma de ley,’ diciendo: ‘Luchamos en dos guerras mundiales para proteger nuestros derechos civiles y libertad religiosa.’
Pero todo fue en vano. El 11 de julio de 1974 se adoptó la ordenanza 4294. Después de eso el inspector de construcciones escribió: “A causa de la reciente adopción de la zona P-3 . . . no podemos por lo tanto conceder el permiso para construcción.”
Así la acción de los funcionarios municipales había resultado en que los testigos de Jehová gastaran inútilmente más de 34.000 dólares además de una incontable cantidad de tiempo y energía. Aunque se hizo el esfuerzo de hallar otro sitio para la construcción, no se halló uno disponible. ¿Qué otra cosa se podría hacer? Después de consultar a un abogado, se llegó a una decisión: acción legal.
¡Al tribunal!
Finalmente, como seis meses después, se presentó la causa para alegación ante el juez Ruttan, juez decano de la Corte Suprema de Colombia Británica. Se dedicó un día y medio a una alegación exhaustiva. Se dice que durante la discusión el juez Ruttan hizo notar: ‘La audiencia pública tiene el efecto de permitir que los vecinos decidan si se ha de levantar una iglesia o no. Esto abre la puerta a contradicciones y discriminaciones sobre la base de que a ellos “no les gusta esa iglesia o aquella gente.”’
El 11 de febrero de 1975, se dio su decisión de catorce páginas. El juez Ruttan escribió lo siguiente acerca de la nueva ordenanza:
“Está mal descrita como ordenanza de ‘zonas’ porque no crea ninguna zona . . . el crear una clasificación de zonas sin una zona especificada resulta inevitablemente en discriminación individual y necesariamente hace vacía y nula como ultra vires [más allá de la autoridad legal del Concejo de Surrey] esta ordenanza que supuestamente trata de zonas.”
Después le ordenó al Distrito de Surrey que emitiera un permiso para la construcción de un salón de asambleas de los testigos de Jehová.
Pero el Concejo de Surrey no había de ser desviado tan fácilmente de su resolución discriminatoria. Apelaron al Juzgado de Primera Instancia de Colombia Británica. ¡Más demoras! El abogado de los testigos de Jehová presentó una moción en que solicitó una audiencia inmediata debido a la rápida subida de los costes de construcción. El tribunal ordenó que la apelación fuera fijada para las primeras fechas disponibles.
Por lo tanto, el 5 de junio de 1975, el abogado para el Distrito de Surrey dio comienzo a su alegación ante tres jueces del Juzgado de Primera Instancia de Colombia Británica. Se informa que durante la alegación el presidente de sala, juez Farris, le señaló al abogado que ‘se han construido setenta y nueve iglesias en la municipalidad sin ningún problema. ¡De repente no se pueden construir iglesias! Estos solicitantes han cumplido todas las normas, entonces el Concejo [de Surrey] dice arbitrariamente: “¡No, no pueden construir!” Esta es una decisión muy arbitraria. . . . El derecho a construir una iglesia depende del capricho del Concejo.’
El juez Seaton agregó: ‘Ustedes mismos se han puesto en el centro de un dilema. Necesitaron una escalera para trepar hasta allá; ahora quieren que nosotros les ayudemos a bajar.’
Como se acercaba el fin del día, solo hubo tiempo para que la otra parte hablara sobre un punto, reservando la alegación principal para la mañana siguiente. ¡Pero los jueces ni siquiera se molestaron en pedirla! En cambio, a la mañana siguiente fallaron unánimemente a favor de los testigos de Jehová, pronunciando sin demora una decisión oral desde el mismo asiento de los jueces. El juez Seaton dijo:
“No había terreno en la zona P-3 cuando el Concejo dijo, o dio a entender: ‘Las iglesias solo pueden estar en las zonas P-3.’ Me parece que tenemos que mirar la Ley Municipal para ver si autoriza a la municipalidad a prohibir la construcción de iglesias, porque esto es lo que esta ordenanza tenía por objeto hacer.
“Nuestra sección 702 (1) (b) . . . no autoriza a la municipalidad a prohibir la construcción de iglesias en la municipalidad”
¿Podrían edificar ahora? Por orden de la corte, a los funcionarios de Surrey se les “mandó extender un permiso para construcción . . . de acuerdo con la solicitud para la cual se presentaron planos detallados.” Se envió un telegrama al Despacho Municipal de Surrey advirtiendo que los testigos de Jehová vendrían el martes 10 de junio para obtener el permiso para construcción que la orden del tribunal confirió por mandato. Pero no había de ser así.
Todavía otro obstáculo
El Concejo para el Distrito de Surrey se reunió nuevamente el lunes 9 de junio, y consideraron abiertamente qué pasos podrían dar para obstruir el salón de asambleas en vista de la orden del tribunal. Un observador notó las siguientes declaraciones:
Concejal Millar: ‘¿Hay otro modo en que podamos detener esto? . . . Van a instalarse allí con arreglos para 1.800 personas en un campo séptico.’
Administrador Closkey: ‘Nuestro inspector de sanidad ya lo ha aprobado; no creo que podamos hacer nada acerca de eso.’
Alcalde Vander Zalm: ‘Creo que podríamos nombrar una Junta de Sanidad.’
Así el alcalde sugería que, como “Junta de Sanidad” nombrada por sí misma el concejo aún podría desbaratar el programa de construcción. Pero no todos los miembros del concejo estaban de acuerdo:
Concejal Beale: ‘Me parece que nos estamos agarrando a un clavo ardiendo. No quisiera apoyar una acción vindicativa de esta naturaleza.’
Concejal O’Brien-Bell: ‘Vamos a parecer como tontos . . . nos estamos agarrando a un clavo ardiendo. Hicimos que nuestro propio competente inspector de sanidad, nombrado por nosotros, hiciera la prueba y dio a saber su decisión. No encontró nada defectuoso en esa ocasión.
Pero otros persistieron:
Alcalde: ‘Creo que deberíamos transformar el concejo en una Junta de Sanidad. Podríamos celebrar una reunión de aquí a dos semanas para considerar esto.’
Administrador Closkey: ‘En este telegrama en que se solicita el permiso, su abogado menciona que si no expedimos el permiso estaremos en desacato a la autoridad del tribunal.’
Concejal McKitka: ‘¿Qué nos dan? ¿Dos días en la cárcel?’
Desacato a la autoridad del tribunal, el rehusar obedecer una orden del tribunal, es un asunto serio punible por multa o encarcelamiento. El 11 de junio se le entregó la orden del tribunal al inspector de construcciones. Él les extendió un permiso para construcción... pero no estaba de acuerdo con los planes aprobados por la Corte Suprema. En cambio el permiso estaba “sujeto a revisión y aprobación del sistema de cloacas por parte de la Junta Local de Sanidad.”
¡Pero la “Junta Local de Sanidad” solo era otro título adoptado por ciertos miembros del Concejo Municipal de Surrey que obviamente abrigaban prejuicios! De modo que el 13 de junio el abogado de los testigos de Jehová notificó al concejo de Surrey que la estipulación que se había agregado al permiso era ilegal y dejaba a la municipalidad en desacato a la autoridad del tribunal. Al mismo tiempo, tractores empujadores se trasladaron al sitio y empezaron a preparar el terreno para la construcción.
Cuatro días después se les entregó un emplazamiento por desacato al alcalde y a los concejales de Surrey, con la excepción de los dos que votaron en contra de designar una “Junta de Sanidad.” La moción por desacato se presentó ante el juez Anderson el 20 de junio de 1975.
Se informa que después de indagar extensamente las alegaciones evasivas del abogado municipal, el juez Anderson comentó que ‘no hay evidencia alguna o hay poca de que hubiera necesidad de promulgar las resoluciones aprobadas por el Concejo el lunes 9 de junio de 1975, excepto con el propósito de evitar que fuera construido el edificio.’ Por lo tanto el juez Anderson concluyó:
“No hay necesidad de decir que los miembros del Concejo no deberían hacer nada, directa o indirectamente, que tenga el efecto de hostigar o molestar a los Solicitantes o evitar que procedan de modo legal con la construcción de su edificio. Estoy seguro de que con la buena voluntad y sentido común de todos los interesados, se pueden resolver todos los asuntos en disputa para beneficio mutuo de los solicitantes y el Distrito de Surrey. La solicitud es diferida sine die [sin fecha].”
Al diferir de este modo la moción, el procedimiento quedaba ante él. Si ocurriera acción de “hostigar o molestar,” el asunto podría ser prontamente presentado de nuevo ante el mismo juez. ¿Podrían ahora edificar?
Los resultados
La respuesta vino en la siguiente reunión del concejo, el 23 de junio. El periódico The Columbian informó:
“El alcalde Bill Vander Zalm instó al concejo a ‘desistir del asunto por completo’ y dejar que los testigos de Jehová resolvieran cualquier problema con la Junta de Sanidad del Lindero.
“Entonces el concejo votó para suprimir la estipulación y salirse de la escena.”
¿Qué pasó con la “Junta de Sanidad” de Surrey?
“Anteriormente, el concejo se reunió como junta de sanidad, tal como estaba programado, y levantó la sesión inmediatamente sin discusión.
“Fue la reunión más corta celebrada por la junta de sanidad de que se tenga registro.”
El Concejo del Distrito de Surrey sí “desistió del asunto por completo” y sí ‘se salió de la escena.’ Los testigos de Jehová apreciaron mucho la excelente cooperación que recibieron de los empleados e inspectores del Departamento de Construcción durante la construcción del edificio. Después de esa larga prohibición, los obreros voluntarios empezaron la construcción con un estallido de entusiasmo, ¡de modo que el edificio se completó dentro de unos siete meses!
Observando el progreso rápido, tres vecinos se acercaron y dijeron: “Hemos estado observándolos y estamos tan impresionados con lo que hemos visto que tuvimos que venir a mirar más de cerca.” Otro residente cercano vino a ofrecer su ayuda gratis y trabajó voluntariamente y duro. Está disfrutando ahora de ayuda gratis con su propio estudio bíblico de hogar. Otra persona expresó aprecio por los esfuerzos legales y contribuyó espontáneamente con una suma considerable para los gastos.
A los testigos de Jehová en las cercanías de Vancouver les da verdadero placer invitar y dar la bienvenida a toda persona a su nuevo y agradable salón de asambleas. Cuando se celebró la dedicación de esta excelente estructura el 13 de marzo de 1976, se regocijaron de tener presentes a 2.480 personas de Vancouver y las cercanías para compartir su gozo. Saben que resultará ser una ventaja para la comunidad, pero, lo más importante, es un centro de adoración del Dios verdadero, Jehová.
[Ilustración de la página 17]
Dibujo del artista del Salón de Asambleas de los Testigos de Jehová en Surrey, Colombia Británica
[Ilustraciones de la página 18]
THE PROVINCE, 7 de junio de 1975
THE VANCOUVER SUN, 7 de junio de 1975
THE COLUMBIAN, 12 de junio de 1975
THE PROVINCE, 12 de junio de 1975
Los titulares dicen: “Tribunal decide que Testigos tienen derecho a iglesia”; “Apelación favorece a Testigos al procurar salón en Surrey”; “Surrey abiertamente contraviene decisión respecto a Testigos”; “‘Estipulaciones comprometedoras’ incluidas en permiso a Testigos.”
[Ilustración de la página 19]
THE COLUMBIAN, 24 de junio de 1975
El titular dice: “Consejo de Surrey se hace a un lado para planes de Testigos.”