Una píldora amarga que tragar
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Zaire
“CREO que usted tiene paludismo,” dijo el médico. Los severos dolores de estómago y cabeza que tenía me convencieron a no disputar con él. Prestamente me puso una inyección de quinina en forma líquida y me dijo cuánta quinina habría de tomar durante los días siguientes. Afortunadamente, el tratamiento surtió efecto y dentro de poco había vuelto a mi estado normal.
Esa experiencia, y el hecho de que vivía en una de las principales zonas donde se produce quinina, intensificaron mi interés en esta sustancia. Millones de personas que viven en tierras tropicales donde el paludismo es común tragan diariamente las amargas píldoras de quinina. Pero, ¿precisamente qué es quinina? ¿De dónde se obtiene esta sustancia? Y ¿qué usos tiene? Me resolví a averiguarlo.
Llegando a la fuente
La quinina es una sustancia derivada de la corteza de los quinos. Estos árboles crecían en las laderas orientales de los Andes cuando los españoles fueron a América del Sur en el siglo XVI. Los exploradores se enteraron de que la quina les servía a los indios de medicina. Pronto los europeos estaban masticando la quina, la corteza del quino. ¿Les parecía una golosina? ¡Ciertamente que no! La quina tenía un sabor desagradable, amargo. Pero el masticarla fue un remedio eficaz contra la fiebre.
Luego se pusieron a buscar otros modos de sacar la sustancia medicinal de la corteza y de hacerla más fácil de tomar. Unos cuantos años después que la descubrieron por primera vez los europeos, se halló que si se remojaba la quina por un tiempo en vino, el vino extraía la medicina. Agotaban éste de la corteza y lo consumían. Naturalmente este modo de tomar la medicina era mucho más fácil, ya que el vino neutralizaba el sabor amargo o lo disimulaba. Pero por ser tan difícil la extracción y por tener que traer toda la corteza desde América del Sur, la quinina siguió siendo disponible solo a los ricos y privilegiados.
Para mediados del siglo XIX el quino estaba desapareciendo de América del Sur. Pero lo estaban plantando en Java, y por muchos años Indonesia fue el país que suministraba la mayor cantidad de quinina. Otros países tropicales también han producido quinina en un esfuerzo por controlar el paludismo. Durante 1938 se introdujo el quino en la región de Kivu de la República de Zaire. En años recientes esta zona ha llegado a ser una suministradora de mucha quinina.
Visita a una plantación de quinos
Al estar en Zaire ciertamente nos hallamos en un buen lugar para aprender más acerca de la quinina. Pues hay muchas plantaciones grandes de quinos dispuestas nítidamente en el campo verde y ondulante en las playas del lago Kivu, en la parte oriental de Zaire. Acompáñenos mientras vamos a visitar uno de estos establecimientos.
Nuestro guía, el director de la plantación, explica que la mejor manera de empezar nuestra visita es viendo el principio de la planta quino. De modo que nuestra primera parada es en el criadero. Para llegar a éste, seguimos un camino tortuoso a través del bosque y plantíos de quinos hasta el fondo de un valle. Es un lugar ideal para un criadero. La tierra es muy fértil, habiendo sido transportada por el agua desde las colinas. Una corriente fluye cerca de allí, de modo que siempre tienen agua. Además, la zona es caliente y está bien protegida.
Justamente en el centro hay un recinto con paredes de paja. Adentro hay fila sobre fila de largos cobertizos bajos también hechos de paja. Todos los cobertizos están abiertos por un lado. Pero tienen harpillera colgada enfrente de modo que solo puede entrar la debida cantidad de luz. Miramos en un cobertizo donde vemos semilleros arreglados nítidamente y cubiertos de miles de plantas muy delicadas. Después que se prepara la tierra del semillero, simplemente se esparcen las semillas encima, donde germinan. En cada semillero, que mide como un metro de ancho y varios metros de largo, se siembran solo 2 gramos de semillas, aproximadamente entre cuatro y cinco mil granos. Nos quedamos con la boca abierta de asombro cuando el guía nos explica que un kilo de estas semillas puede costar hasta 700 dólares. Pero disminuye un poco nuestro asombro cuando nos dice que un kilo puede contener hasta un millón de semillas individuales.
Se riegan las plantas en los semilleros con gotas finas para no lastimar las plantas tiernas. Cuando llegan a la altura de 10 centímetros las trasplantan por primera vez, pero todavía las protegen del sol y lluvia fuerte. No ponen las plantas en el campo abierto sino hasta que tengan un año y medio de edad.
Dejamos el criadero y trepamos a las colinas para llegar a la plantación misma. Preguntamos por qué todas las plantaciones están en las laderas de colinas, y a veces laderas muy empinadas. Nos informó nuestro guía que aunque al quino le gusta mucha agua, no le gusta terreno anegado en agua. Aquí en Kivu el clima es suficientemente lluvioso —unos dos metros anuales— y la ladera de la colina permite el desagüe. La plantación que estamos visitando llega a una altitud de 2.011 metros sobre el nivel del mar.
Se colocan las plantas jóvenes en hileras bien marcadas a una distancia de un metro unas de otras. No importa que uno mire directamente enfrente, al lado o diagonalmente a través del campo, ve las plantas en filas perfectas.
La corteza es lo que se recoge, no fruto de ninguna clase. Se empieza a recoger la corteza durante el tercer o cuarto año del árbol. En este punto, se interesan tanto en entresacar las plantas como en obtener la quinina. La cosecha sigue hasta alrededor del duodécimo año, y cada año se cortan ramas y árboles. Incidentalmente, el que un árbol sea cortado no significa que hay que comenzar con una nueva planta joven para reemplazarlo. El tronco que queda pronto vuelve a brotar, y se dejan tres o cuatro renuevos para que maduren. De este modo la planta sigue produciendo.
Seguimos por un camino de la plantación, y notamos que el canto alegre de los pájaros cedía gradualmente a un ruido estruendoso. Más adelante llegamos a su fuente. Vemos arrodilladas junto a la orilla del camino una larga línea de mujeres jóvenes y muchachas de las aldeas circundantes. Todas están ocupadas en descortezar los árboles y las ramas. Cada una tiene enfrente de ella una roca y un palo de 46 centímetros de largo. Los hombres traen los árboles a las mujeres y los cortan en pedazos convenientes. La mujer pone el pedazo de árbol o rama sobre la roca y lo golpea con el palo hasta que se afloje la corteza. Luego quita toda la corteza y la amontona cuidadosamente en una sábana grande. Al fin del día se pesa esto y se hace el debido apunte. Más tarde, ella recibe su pago basado en esto.
El siguiente paso es tender la corteza en grandes secaderos de concreto donde muchachos jóvenes sacan los palitos y hojas que no tienen valor y solo sirven de estorbo. Después que se seca la corteza, la ponen en sacos grandes y la envían a la planta de elaboración.
Extracción de la quinina
Entonces hicimos arreglos para visitar una planta de elaboración en la localidad para ver la extracción de la quinina misma de la corteza. Puesto que esto es principalmente un procedimiento químico, no mencionaré todos los detalles. Primero, vemos a los hombres descargar un camión lleno de sacos y pesarlos. Se mantienen separados los envíos de las diferentes plantaciones hasta que se tome una muestra y se analice. El contenido de quinina puede variar de 5 a 10 por ciento.
Una vez que hayan establecido el contenido de la quinina, se envía la corteza por un molino donde la muelen hasta que quede tan fina como la harina. Después de esto, la corteza pasa por el procedimiento químico. La mezclan con varias sustancias químicas, como el carbonato sódico, ácido sulfúrico y sosa cáustica a medida que pasa por las diferentes etapas. Por fin la quinina empieza a manifestarse como una pasta, que entonces se seca por rotación en una máquina parecida a las secadoras que se hallan en las lavanderías modernas.
Diversos usos de la quinina
Gran parte de la quinina se exporta en esta forma a diferentes partes del mundo. Allí la someten a más elaboración, según las necesidades particulares del país o de la empresa farmacéutica. La planta química que visitamos elabora hasta 2.500 toneladas de quina en un solo año, produciendo entre 120 y 150 toneladas de quinina. En esta planta se elabora toda la quinina que se precisa en Zaire, y, además, se exportan grandes cantidades.
El uso de la quinina no está limitado a combatir el paludismo y algunas otras enfermedades. Por ser sensible a la luz, se utiliza la quinina en hacer película para las cámaras. La quinina es útil también en la preparación de cerveza, especialmente la de Pilsner. En cuanto a eso, algunas personas usan “agua tónica” como mezclador al preparar bebidas alcohólicas a fin de obtener la quinina sin tener que tragar las píldoras amargas. Varios plásticos también contienen quinina.
Actualmente está disminuyendo el uso de la quinina en su estado puro. Por otra parte, aumenta el uso de sus derivados. Es posible que una persona que esté recibiendo quinina básica en su tratamiento descubra que le afecta adversamente los ojos, oídos y estómago. Esto no sucede con los derivados de la quinina.
No obstante, The World Book Encyclopedia dice lo siguiente acerca de la quinina y una sustancia parecida: “Hoy los médicos todavía usan la droga quinidina para tratar y corregir ciertos desórdenes del ritmo cardiaco. La quinidina tiene la misma fórmula química que la quinina, y la única diferencia es en el arreglo de los átomos en la molécula. Los médicos creen que la quinina y la quinidina pueden causar anormalidades en los niños no nacidos. Por esta razón, las que están encinta no deben tomar estas drogas sin primero consultar a su médico.”
Se calcula que el paludismo afecta a la tercera parte de la población de la Tierra, especialmente en las regiones tropicales de las Américas, y de Asia y África, y que posiblemente tantos como dos millones de personas mueren de sus efectos cada año. En 1975 la Organización Mundial de la Salud anunció el fracaso de su programa para erradicar el paludismo. Por lo tanto, es indudable que la corteza rojiza morena del quino todavía tenga que desempeñar un papel importante en aliviar los efectos debilitantes del paludismo. Sea como fuere, espero que como resultado de nuestra gira de inspección los que padecen del paludismo hallen que les es más fácil tragar esta píldora amarga.