Cómo controlar los problemas del alcohol
EL ABUSO de las bebidas alcohólicas es un problema que puede afectar profundamente la vida de una familia entera. Por lo tanto, es beneficioso considerar este tema como familia, de modo que se ayude a todo miembro de la familia a entenderlo, y para que se coopere de manera que se eviten situaciones que tiendan a hacer que uno de los miembros trate de ahogar sus problemas en la bebida.
No espere hasta que el alcoholismo haya echado a perder su vida de familia antes de comenzar a hacer algo al respecto. Tome medidas preventivas.
Por desgracia, este problema ya se ha desarrollado en muchas familias. ¿Qué pueden hacer?
Cuando ya existe el problema
En primer lugar hay la necesidad de enfrentarse al hecho de que existe un problema con las bebidas alcohólicas. Puede que el alcohólico no crea que tiene tal problema. Otros miembros de su familia, así como también sus amistades de fuera del hogar, quizás piensen que sí lo tiene. ¿Por qué? Estas personas no pueden ver si está ocurriendo algún daño en los órganos internos del que tiene el problema. Pero sí pueden ver el deterioro en su comportamiento.
El que está llegando a depender del alcohol tiende a buscar la botella cuando se siente solo o deprimido. Quizás se sienta avergonzado por la forma en que toma, o irritado por la crítica de otras personas, y por lo tanto trate de ocultar la cantidad que consume. Cuando quiere un trago, puede que se sienta algo irritado hasta que lo consiga. Como resultado de sus hábitos de beber, puede que se haga impulsivo, menos razonable, y hasta quizás recurra a la violencia física contra su cónyuge. Aunque no tome todos los días, una vez que ha comenzado toma demasiado. Con el tiempo, quizás sufra desmayos causados por el alcohol, o ataques causados por la privación cuando no logra conseguir un trago.
La persona que está teniendo problemas con el alcohol quizás sepa que su vida de familia está en deterioro. Puede que se dé cuenta de que está teniendo problemas en su empleo. Pero si alguien le insinúa que una importante razón de esto es que está dependiendo demasiado del alcohol, no es raro que tal persona se ponga a la defensiva. Si el médico le dijera a tal persona que es alérgica a cierto alimento y que su salud mejoraría si lo eliminara de su dieta, probablemente haría tal cosa. ¿Es diferente la situación respecto al alcohol? Sí, el alcohol puede actuar como una droga que altera el estado de ánimo, y la persona puede llegar a depender de él, tanto sicológica como físicamente.
Si el individuo está dispuesto a encararse al hecho de que tiene una debilidad con relación al alcohol y de que esto le puede arruinar la vida, pero que, a pesar de eso, le sería posible dominar su hábito y valdría la pena intentarlo, hay esperanza de recuperación. Esto requiere firme resolución y seguir un programa definido.
Librándose de depender del alcohol
El problema no se resuelve por medio de limitar el beber a los fines de semana. Tampoco puede eliminar la persona la necesidad del alcohol por medio de pasar de bebidas fuertes al vino o la cerveza. Una proporción considerable de los que son alcohólicos toman solo cerveza la mayor parte del tiempo.
Es necesario limpiar el sistema y permitir que las células se reparen hasta donde sea posible. Se requiere una abstinencia total. Algunos médicos dicen que hay que dejar pasar por lo menos cuatro días antes de que el cuerpo elimine completamente la última bebida alcohólica. Sin embargo, la restauración de las células que han sufrido daño como resultado de hábitos de beber imprudentes puede requerir seis meses o más, un período durante el cual se debe dar atención especial a la buena alimentación.
No siempre se presentan síntomas en alguien porque se le prive del alcohol, pero esos síntomas son comunes entre los que habitualmente beben en exceso y los alcohólicos. En lo que baja el nivel del alcohol en la sangre y el sistema nervioso se ajusta al cambio, la persona puede experimentar inquietud, irritabilidad, depresión, insomnio, confusión, palpitaciones, transpiración, temblor y náusea. Usualmente estos síntomas comienzan de ocho a 24 horas después que la persona ha dejado de beber. Si la condición de alcoholismo se ha prolongado, o si la condición física es muy mala, puede haber otras reacciones severas que requieran atención médica.
Lo que pueda hacer el cuerpo para renovar los órganos perjudicados dependerá de la cantidad de “reserva funcional” que haya sido destruida, el tiempo que haya durado la condición, y el cuidado que se dé con miras a reconstruir el cuerpo. En la mayoría de los casos, para los que están verdaderamente enviciados por el alcohol, es poco probable que éstos puedan volver al uso normal de las bebidas alcohólicas. Sin importar cuánto tiempo haya pasado, un trago pudiera ser demasiado. Es como si un volcán en el interior de la persona estuviera esperando hacer erupción. En un caso como ése, la única manera en que la persona puede continuar llevando una vida normal es por medio de abstenerse totalmente de la bebida.
La familia puede ayudar
La cooperación de la familia es importante para librar a la persona de depender del alcohol, y, en muchos casos, la familia está muy deseosa de ayudar. Para minimizar la tentación, sería aconsejable remover toda bebida alcohólica de la casa. También se le hará más fácil al que tiene esta debilidad combatirla si otros miembros de la familia se abstienen de beber en su presencia.
Por supuesto, habrá ocasiones en que el que tiene el problema esté de visita en el hogar de otras personas. Debido a que éstas no saben de su condición, o por descuido, puede que le ofrezcan una bebida alcohólica. ¿Qué puede hacer él? Esto es algo en que debe pensar con anticipación. No es necesario que les dé una explicación detallada, pero su negativa debe ser firme. “No, gracias. Pero sí disfrutaría de un vaso de gaseosa [o de agua].”
Lo que la Biblia dice es muy estimulador para el que quiere librarse del abuso del alcohol. Habla de personas que lograron vencer tal problema (1 Cor. 6:9-11), y de aquellos que por razones personales se abstuvieron del todo. (Núm. 6:2, 3) También relata sucesos que envuelven a familias enteras que se abstuvieron de bebidas alcohólicas, por obediencia al cabeza de la familia, para conservar la dignidad del nombre de la familia. A las familias recabitas se les menciona de manera especial a este respecto. Estas se abstuvieron por generación tras generación, aunque vivían en la vecindad de otras familias que usaban el vino regularmente. Dios no les pidió a aquellos recabitas que se abstuvieran del vino, ni tampoco requiere su Palabra que haya abstinencia total en la actualidad, pero él los consideró favorablemente por lo que hicieron en obediencia a su cabeza de familia.—Jer. 35:5, 6, 8, 18, 19.
Obteniendo fortaleza espiritual
El conocimiento exacto de la Palabra de Dios puede contribuir mucho a que uno tenga la fuerza espiritual necesaria para sobreponerse a las debilidades. La Biblia le mostrará cómo enfrentarse con éxito a los problemas en vez de tratar de cegarse a la realidad por medio de beber excesivamente.
Considere el ejemplo de un joven australiano que tenía serios problemas relacionados con el alcohol. A menudo, para llegar a su hogar desde la taberna, ponía su automóvil en primera velocidad, mantenía la puerta abierta y sacaba la cabeza para ver la línea blanca, de modo que necesitaba dos horas para viajar los once kilómetros a su hogar. Gastaba hasta 40 dólares en aguardiente en un fin de semana. Hasta llegó a sufrir de alucinaciones, y por eso hizo un voto de dejar de beber. Pero no lo logró.
Para ese tiempo comenzó a estudiar la Biblia con la ayuda de los testigos de Jehová. Él mencionó el asunto del alcohol y se le mostró que Dios no aprueba a los borrachos, y que la vida eterna en un paraíso terrenal restaurado es posible para los que viven de acuerdo con las normas de la Biblia.—Gál. 5:21; Juan 17:3.
No se le hizo fácil cambiar, pues era el centro de atracción de sus fiestas. Cuando comenzó a aquietarse, sus compañeros tomadores pensaron que lo que pasaba era que él tenía una novia, pero que pronto la influencia de ella se debilitaría y él volvería a las fiestas. Pero el poder de las promesas de Dios influía más en él de lo que pensaban sus amigos, y nunca volvió a sus partidas de beber. Él dice: “Ya han pasado 10 años desde que pude vencer mi problema de beber. Ahora soy mucho más feliz y estoy más saludable, gracias a la bondad de Jehová.”
Este cambio no vino de la noche a la mañana. Fue un cambio gradual, que vino a medida que él fue obteniendo más conocimiento y creciendo en entendimiento. Lo que no había podido lograr solo anteriormente, lo logró con la ayuda del espíritu de Dios.—1 Cor. 6:11.
El conocimiento de la Biblia contribuye a matrimonios más felices, familias más felices. Ayuda a eliminar problemas al ayudar a la persona a tomar decisiones más sabias en la vida. Ayuda a uno a habérselas con las conmociones y a entender por qué existen las iniquidades y ocurren las calamidades. Describe un nuevo sistema que espera a los que aman la vida y hacen la voluntad de Dios, y ayuda a uno a desarrollar la motivación necesaria para cambiar su patrón de vida y ser aceptable a Dios.—Rom. 12:1, 2; 2 Ped. 3:13.
Las bebidas alcohólicas pueden traer disfrute si se usan de manera correcta. Pero si usted tiene un problema con las bebidas alcohólicas no deje que éste le arruine la vida. Enfréntese al problema. Hágalo ahora.