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¡Despertad! 1980
g80 22/9 págs. 21-24

Cooperación para sobrevivir

POR EL CORRESPONSAL DE “¡DESPERTAD!” EN EL PERÚ

LA TEORÍA evolucionista de Darwin sostiene que todas las formas de vida están envueltas en una competencia, en una lucha encarnizada por sobrevivir. Muchos biólogos y otros científicos ven la cooperación, la unión y la armonía entre las varias formas de vida como la llave a la supervivencia. La revista Time, en la reseña de un libro escrito recientemente por el Dr. Lewis Thomas, biólogo y presidente del Centro de Cáncer Sloan-Kettering, de Nueva York, declara: “Thomas presenta el argumento de que en la naturaleza la tendencia irresistible es hacia la simbiosis, la unión, la armonía. El modo posdarwiniano de ver la vida como una lucha constante y asesina . . . no encaja con los hechos que Thomas ha visto.”

Una mirada de cerca a nuestras fuentes actuales de alimento nos convence de que la cooperación, y no la competencia, es el modo de sobrevivir. Casi todo lo que necesitamos en sentido nutritivo proviene de tan solo 30 cultivos principales y, en cuanto a carne, de siete fuentes animales. En casi todo caso los centenares de millones de toneladas métricas de alimento que consumimos nos los suministran plantas y animales que el hombre ha adaptado y domesticado de modo que están en una relación singular y armoniosa con él. Sin estos fieles colaboradores, la población actual de más de 4.000 millones de personas no podría sobrevivir. A la inversa, la mayoría de las plantas cultivadas y animales domesticados también perecerían sin el constante cuidado y atención que les da el hombre.

Cultivo de plantas y domesticación de animales

Desde el mismísimo principio de la historia humana el hombre pudo ver las cualidades y posibilidades de ciertas plantas y animales como fuentes de alimento. De hecho, la Biblia declara que el Creador dio al hombre el ejemplo respecto a eso al llegar a ser él mismo el primer Agrónomo. Él plantó un hermoso jardín con toda la variedad necesaria para proveer a la primera pareja humana su alimento. (Gén. 2:8, 9) Además, en la primera parte de la Biblia se menciona a animales domésticos que serían usados por el hombre. Era la voluntad del Creador que el hombre ejerciera dominio sobre las formas inferiores de vida y las usara prudentemente para proveerse lo necesario. El hombre, ejerciendo su inteligencia, podría usar todas las otras formas de vida que había en la Tierra y cooperar con ellas para asegurar su propia supervivencia, así como también la de la infinita variedad de vida vegetal y animal.

La relación entre el hombre y las formas inferiores de vida puede compararse a la relación que existe entre el alfarero y su barro. El alfarero perito usa sus materias primas para hacer vasos cerámicos de variedad infinita y de un sinnúmero de usos. De la multitud de organismos vivientes, el hombre, mediante la selección y entrecruzamiento, forma plantas y animales que satisfacen las necesidades de él. Por supuesto, estos organismos tienen dentro de sí el potencial de responder a los esfuerzos que el hombre hace por adaptarlos a su gusto y uso.

En el caso de los animales, el término “domesticar” revela algo acerca del proceso. La palabra viene de la raíz latina que quiere decir “casa.” Por lo tanto, domesticar quiere decir que se trae al animal dentro del arreglo casero, y se sigue este mismo proceder en el caso del cultivo de las plantas, de modo que tanto animales como plantas llegan a estar bajo la supervisión y cuidado directos del hombre. Así se edifica una relación de interdependencia. El hombre llega a depender de las plantas cultivadas y de los animales domesticados para poder sobrevivir, y ellos, a su vez, dependen de él. Es un proceso de reorganizar las formas silvestres en conformidad con los intereses del hombre.

Para ilustrar un poco más cómo se lleva a cabo este proceso, consideremos el modo en que posiblemente se haya adaptado al uso doméstico una planta que produce semillas, como el trigo. El trigo es una de las plantas cultivadas de mayor antigüedad. Sin duda el hombre pudo ver el valor de las semillas comestibles de los antepasados silvestres del trigo. Cosechó estas plantas y entonces decidió plantarlas y cultivarlas para facilitar aumentar la producción. Ese primer paso inició un procedimiento de selección que llevó a su adaptación a las necesidades humanas.

Las nuevas variedades llegaron a depender de sus cultivadores para sobrevivir. Sin embargo, las plantas cultivadas no están enteramente aisladas de las variedades silvestres, y de vez en cuando ocurre un cruzamiento, lo cual, en algunos casos, mejora la calidad de la planta. El hombre, siempre alerta para mejorar su cultivo que le suministra alimento, escoge las variedades mejoradas y las siembra. Y el proceso continúa, con el resultado de que constantemente aparecen variedades mejoradas.

Las variedades de trigo que actualmente proveen una cosecha mundial de casi 400 millones de toneladas métricas al año no son las mismas variedades de trigo que se sembraban en tiempos bíblicos.a

Aquellos trigos de la antigüedad eran de la clase llamada trigos con gluma, es decir, tenían una gluma o envoltura interior parecida a cascarilla que se tenía que romper después de la cosecha. En cierto punto en el transcurso del tiempo el trigo escanda experimentó una mutación (un cambio básico en su composición genética) de modo que ahora la gluma se abre fácilmente cuando se cosecha la espiga. Al mismo tiempo la espiga se hizo más dura, de modo que mantiene las semillas en su lugar hasta la cosecha. Esta variedad de trigo tiene 21 pares de cromosomas, y evidentemente los cromosomas adicionales fueron el resultado de un cruzamiento con una planta silvestre del género egílope (triuncialis). Variedades de este trigo para pan son las que actualmente producen la mayor parte de la cosecha mundial de trigo.

Potencial genético

La maravillosa capacidad que poseen las plantas y los animales para responder a la dirección inteligente da testimonio del potencial genético que cada forma de vida tiene dentro de sí. Para ilustrar este punto: la planta de mostaza silvestre (Brassica oleracea) ha producido, bajo la dirección del hombre, seis diferentes plantas cultivadas que adornan nuestras mesas y agradan nuestro paladar. En cada caso, al realizar el proceso de adaptación, se escogieron y enfatizaron ciertas partes de la planta original. De la planta original tenemos col (yema terminal desarrollada), coliflor (la parte de la flor), colinabo (el tallo), col de Bruselas (las yemas laterales), brécol (los tallos y las flores) y col rizada (las hojas). La col rizada es la planta que más se asemeja a la planta de mostaza original.

A medida que el conocimiento biológico va aumentando, el hombre puede mejorar la selección y dirigir con mayor acierto la formación de diferentes y nuevas variedades de trigo, arroz, maíz, etc. Esto ha producido una “revolución verde.” Las nuevas variedades están produciendo 10 veces más que sus progenitores. Pero hay un peligro: el depender demasiado de una escasa variedad de plantas.

Las patatas (papas) son un ejemplo de esto. Se desarrolló el cultivo de las patatas en uno de ocho centros generales o zonas geográficas establecidas con ese propósito. Hace unos 1.800 años se les sometió a este proceso en las tierras altas de los Andes a lo largo de la costa occidental de América del Sur, donde hoy se hallan más de 150 variedades. Cuando los invasores españoles conquistaron a América del Sur, llevaron consigo la patata o papa a Europa, donde llegó a aclimatarse. Andando el tiempo, la patata fue llevada a Irlanda, donde medró. Los irlandeses llegaron a depender de esta cosecha como su principal fuente de alimento. ¿Qué resultado tuvo esto? Hambre, cuando una inesperada enfermedad vegetal atacó la patata, destruyó la cosecha de 1845-46, y muchos irlandeses se vieron obligados a emigrar a otros países.

El hombre ha adaptado muchas plantas y animales a propósitos aparte de los alimentarios. Considere los caballos, gatos y perros, y los peces de los acuarios, además de las variedades interminables de flores. El hombre ha adaptado a muchos de éstos para satisfacer su amor a la belleza, y a otros para aligerar su carga de trabajo. El proceso continúa; cada año aparecen nuevas variedades. Este año ha aparecido una nueva variedad de guisantes cuyas vainas se pueden comer lo mismo que los guisantes maduros, de modo que, para muchos, se hará doble el valor nutritivo del guisante común.

Todas las variedades multiformes de animales, peces, aves y plantas que se han producido mediante la selección y el cruzamiento son posibles porque dentro de la composición genética de cada forma (clase) de vida hay ciertos genes (características hereditarias) recesivos u ocultos a los cuales se puede hacer resaltar y los cuales se pueden usar para desarrollar nuevas variedades. Aunque es cierto que se pueden desarrollar nuevas variedades, no se pueden hacer nuevas formas de vida. Cuando se extingue una especie, se pierde su fuente genética y no hay manera humana de recobrarla. El hombre, como la forma más elevada de vida en la Tierra, a quien se ha encargado el cuidado de las formas inferiores de vida, tiene la responsabilidad pesada de no destruir, sino preservar.

Se ve, pues, que no se ha diseñado la vida en la Tierra para que haya una competencia asesina, sino, al contrario, para que haya cooperación armoniosa. El hombre recientemente ha empezado a darse cuenta de esto y hasta cierto grado está tratando de conservar la ecología de la Tierra. Sin embargo, en el nuevo orden de Dios la cooperación y la armonía de toda la creación se expresarán a grado máximo.

[Nota a pie de página]

a Un trigo que se cultivaba en la antigüedad era de la clase que se llama escaña menor (triticum monococcum). Un examen citológico (celular) revela que es una planta diploide. Cada célula de la planta contiene siete pares de cromosomas. Otro trigo de la antigüedad era tetraploide, pues tenía 14 pares de cromosomas. Este trigo, al que se llama escaña mayor o escanda, era el trigo de Egipto hasta después que Alejandro Magno conquistó aquel país en el cuarto siglo a. de la E.C., cuando fue reemplazado por una nueva variedad de trigo para el pan.

[Ilustraciones en la página 22]

De la planta de la mostaza vienen

brécol

coles de Bruselas

colinabo

col rizada

col

colifor

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