¿Qué hay de la contaminación radiactiva y química?
“VIVO en Moscú, no muy lejos del Instituto de Energía Atómica. Dicen que aquí hay un alto nivel de radiactividad. Esto quizás explique por qué estoy enfermo a menudo. Díganme, ¿nos amenaza la radiación?”
Esa carta, publicada en el periódico soviético Trud, ilustra la creciente preocupación de muchas personas desde que se dejó caer una bomba atómica sobre Hiroshima. La radiación industrial y otros tipos de contaminación han afectado seriamente nuestra salud.
Los desechos radiactivos de las centrales nucleares y otras fuentes también representan un peligro. “El plutonio es tóxico en extremo y sigue siendo peligroso por períodos increíblemente largos, del orden de 100.000 años”, escribe el físico Ian Barbour. ¡Nadie sabe cómo deshacerse sin peligro de tales desechos!
Además, la revista Time informó recientemente que en un solo país hay unos dos mil vertederos de residuos químicos y más de ciento ochenta mil lagunas infectadas de residuos químicos. Puesto que la mitad de la población de ese país depende del suministro de agua subterránea, se teme que esos desechos y los pesticidas procedentes de las tierras de labrantío estén contaminando el agua subterránea. Como resultado, cuando algunas personas hallan una fuente de agua que no está contaminada, la acarrean hasta su casa para que les sirva de suministro de agua potable a sus familias.
Por todo el mundo las industrias han estropeado ríos, lagos y mares. Los mariscos contaminados han causado mucho sufrimiento. Por ejemplo, los casos de muerte o daño permanente debido al envenenamiento con mercurio acaecido hace varios años entre los habitantes de las aldeas pesqueras japonesas de Minamata han llegado a más de mil cuatrocientos.
Las cosas empeoran cuando las personas introducen en su propio cuerpo sustancias químicas dañinas. Entre esas sustancias químicas dañinas están las que se ingieren como resultado del fumar y los muchos tipos de toxicomanía.
El Dr. Higginson, director de la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, hasta afirma: “Hay pruebas circunstanciales válidas de que entre 80 y 90% de todos los cánceres dependen, directa o indirectamente, de factores ambientales [...] y por lo menos 90% de estos factores son de naturaleza química”.
Aparte de dejar cualquier hábito dañino, es poco lo que cualquier individuo puede hacer para mejorar la situación en escala mundial. Sin embargo, ¡no se desespere! ¡Hay buena razón para esperar que se gane definitivamente la lucha contra las enfermedades!
[Ilustraciones en la página 5]
La contaminación química, radiactiva y de otra índole está causando daño y muerte