¿Sufre usted debido a la contaminación ambiental?
¿SIGNIFICA el caso de Millie, descrito en el artículo anterior, que cada vez que usted se siente irritable, deprimido o tiene problemas de salud se debe a la contaminación ambiental? ¡De ninguna manera!
El sistema inmunológico (maravillosamente diseñado) de nuestro cuerpo puede luchar contra los agentes contaminadores (Salmo 139:14). No obstante, debido a la herencia genética y nuestro modo de vivir, cada uno de nosotros reacciona de modo diferente. Cada vez más pruebas médicas demuestran que hasta pequeñas cantidades de agentes químicos contaminadores pueden afectar la salud de algunas personas.
Sensibilidad a sustancias químicas
“Después de 30 años de haber tratado a más de 20.000 pacientes que padecen de varias reacciones alérgicas, me parece que el problema relacionado con las sustancias químicas se está convirtiendo rápidamente —si ya no lo es— en el delincuente principal”, dijo para ¡Despertad! el Dr. Theron Randolph, de Chicago, Illinois. “El grado a que estamos expuestos al ambiente y nuestro régimen de productos manufacturados están aumentando grandemente. La sensibilidad a esas sustancias químicas no afecta a todo el mundo inmediatamente, sino que perjudica sobre todo a los que están expuestos a sustancias químicas con cierto grado de persistencia.”
Pero ¿no debería el sistema inmunológico del cuerpo contrarrestar esos agentes contaminadores? El Dr. Alan S. Levin, especialista en inmunología, de San Francisco, California, explicó: “Los agentes químicos contaminadores debilitan el sistema inmunológico al envenenar ciertas ‘células T’ [un tipo de glóbulos blancos] en la sangre, que actúan como ‘frenos’ para el sistema inmunológico, y así aminorar la cantidad de ellas. Como consecuencia, el sistema inmunológico de la persona se hace incontrolable y reacciona de manera extrema. Tal persona pudiera hacerse demasiado sensible y reaccionar a prácticamente todo material sintético y producto petroquímico”.
En publicaciones médicas se ha hablado de personas a quienes los envases de plástico para alimentos, los vapores que emanan de cocinas de gas o de queroseno, los productos para dentaduras postizas, las telas de fibra sintética y un sinnúmero de otros productos modernos causan reacciones alérgicas. Así que los problemas emocionales y físicos que afrontó Millie pueden atribuirse a una reacción alérgica a las sustancias que hay en el ambiente.
“Pero en realidad, la sensibilidad de cada individuo es el enigma del problema”, declara el Dr. Randolph. Después de realizar una investigación por todos los Estados Unidos, el Dr. Irving Selikoff, director del Laboratorio de Ciencias Ambientales del hospital Mt. Sinai, de Nueva York, llegó a la misma conclusión. En una entrevista para ¡Despertad! dijo: “La sensibilidad de cada individuo es tremendamente importante. De cada cinco personas que trabajan con asbesto, una muere de cáncer pulmonar. ¿Por qué no mueren las otras cuatro? No lo sé. Pero esto es así en muchísimas cosas”.
De modo que lo que a usted le produce una reacción alérgica tal vez no cause ningún problema a otra persona. Su estado de salud, herencia, disposición mental y la tensión son factores que tienen que ver con el asunto. El saber eso debe ayudarnos a desarrollar compasión por otras personas que luchan con problemas de salud que nosotros quizás no tengamos (1 Pedro 3:8). Pero los efectos de los agentes que contaminan el ambiente van más allá de una simple reacción alérgica.
El lugar de empleo
El asbesto, mineral que se utiliza mucho en la industria, se convirtió en una historia espeluznante de primera plana en 1982. Se revelaron pruebas de que cada año, desde ahora hasta fines del siglo, unas 10.000 personas expuestas al polvo de asbesto en sus empleos tal vez mueran del cáncer causado por el asbesto y de otras enfermedades relacionadas.
“Hace más de 20 años se mostró cómo afectaría la salud el estar expuesto al asbesto”, dijo el Dr. Irving Selikoff. “La industria quizás pensó que un poco no haría daño. Bueno, reunimos pacientemente mucha información. Ahora vemos los resultados. Pero es demasiado tarde. Para los 20.000.000 de obreros que estuvieron expuestos al polvo de asbesto desde 1940 hasta 1980, y que no tomaron las debidas precauciones, ¡el futuro es inquietante!” Muchas industrias responsables han impuesto medidas de seguridad más estrictas, ya que de cada 10 trabajadores estadounidenses uno está actualmente expuesto (toda su jornada de trabajo, o parte de ella) a sustancias que causan cáncer.
El Dr. Kent Anger, de la sección de investigación sobre neuroconductismo, del NIOSH (siglas en inglés para el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Laboral) dijo para ¡Despertad! que más de 30 sustancias químicas —diferentes de las drogas medicinales— que se usan en talleres pueden afectar el sistema nervioso. Declaró: “Casi 20.000.000 de obreros están expuestos a una o varias de ellas. Estas sustancias químicas pueden causar pequeños cambios en el grado de atención que se preste, temblores o estremecimiento de las manos, pérdida parcial de la memoria, debilidad general, inestabilidad emocional, nerviosismo, irritabilidad... hasta parálisis y ceguera. Por supuesto, también hemos visto que otros problemas producen esos síntomas”.
Las sustancias químicas que sirven de pesticidas se usan mucho. La Organización Mundial de la Salud considera que el envenenamiento de trabajadores agrícolas ocasionado por pesticidas es un serio problema de salud en los países en desarrollo. Calcula que en esos países los pesticidas causan unos 500.000 envenenamientos de seres humanos cada año... ¡uno cada minuto! De éstos, 5.000 son mortales. Se han relacionado casos de esterilidad y de aborto sea a la producción o al uso de los susodichos compuestos químicos. Claro, no todos los pesticidas son igualmente dañinos, pero puede que no se conozcan los efectos que producen algunos de ellos sino hasta después de haberlos usado por años.
Nuestro alimento, agua y aire
Gran parte del abastecimiento mundial de alimentos se pierde cada año debido a insectos o animales dañinos. Según un cálculo aproximado, ¡se pierden más de 40 por 100 de las cosechas! Por eso, tan solo en 1979 se produjeron unos 2.900 millones de kilogramos de pesticidas... ¡mucho más de medio kilogramo por cada persona que hay en la Tierra! Muchos de esos productos químicos —algunos de los cuales no se descomponen fácilmente— se adhieren a nuestras hortalizas y frutas, o entran en la cadena alimentaria y se acumulan en la carne que comemos. Pesticidas que se han prohibido en los Estados Unidos, debido a que causan defectos congénitos y cáncer en animales de laboratorio, todavía se producen y se venden a otros países; los Estados Unidos los reciben de vuelta en muchos de los alimentos que importan.
Así que prácticamente todo el mundo en la Tierra tiene en el cuerpo una pequeña cantidad de esos agentes contaminadores. Nadie puede decir con certeza cuán peligroso es precisamente esto... especialmente a la larga. Sin embargo, el comer alimento contaminado con pesticidas provoca ataques de asma, erupciones cutáneas y dolores de cabeza a algunas personas.
Aunque casi toda el agua potable se puede beber, experiencias como las de Egg Harbor, Nueva Jersey (E.U.A.), se están multiplicando. En 1981 un vertedero de desechos químicos que tenía un escape había contaminado el agua subterránea cercana. El agua subterránea de Nueva Jersey es uno de los numerosos sistemas de agua potable que se mantienen suspendidos bajo el suelo, y estos sistemas suministran agua potable a más de la mitad de la población del país. Una vez que un sistema de agua como ése se contamina, generalmente no hay manera de limpiarlo.
“NO BEBA DE ESTA AGUA. ESTÁ ENVENENADA. CONTIENE SUSTANCIAS QUÍMICAS.” Este rótulo, que colgaba en la cocina de un hogar de Egg Harbor, fue un doloroso recordatorio de que por todo el estado de Nueva Jersey y demás estados vecinos se han clausurado centenares de pozos. Muchos residentes atribuyen accesos de tos bronquial, dolencias renales, trastornos nerviosos y erupciones cutáneas a las sustancias químicas tóxicas. Algunos de estos síntomas desaparecen cuando las víctimas se van temporalmente de la zona o comienzan a utilizar agua embotellada. Teniendo presente que por todo el país quizás haya miles de vertederos de desechos químicos parecidos al susodicho, un ex funcionario de la Agencia para la Protección Ambiental (E.U.A.), Eckhardt Beck, declaró: “Esto se convertirá en la espeluznante historia ambiental de la década de los ochenta”a.
Por todas partes se cree que la contaminación del aire en las ciudades puede causar o agravar las enfermedades crónicas del corazón y de los pulmones, especialmente entre las personas de edad avanzada, los enfermos y los niños recién nacidos. No obstante, todavía es un asunto polémico hasta qué grado es perjudicial dicha contaminación; el aplicar mejores controles ha ayudado en algunas ciudades. Sin embargo, la contaminación del aire contribuye a la tensión nerviosa. Un estudio que se llevó a cabo entre la población de clase media de una ciudad grande de los Estados Unidos reveló que en zonas donde hay un alto grado de contaminación ambiental la cantidad de muertes debido a enfermedades cardíacas causadas por la hipertensión arterial es 80% mayor que la de las zonas donde hay una menor concentración de contaminación.
El plomo... veneno sutil
El Dr. Herbert Needleman analizó los niveles de plomo en los dientes de leche de 2.146 alumnos normales entre las edades de cinco y seis años. Luego hizo que los maestros clasificaran la conducta de cada niño. Los resultados fueron éstos: mientras mayor era el nivel de plomo, ¡peor era la conducta del niño! Se hicieron hallazgos parecidos en Canadá, Alemania e Inglaterra. Hay creciente alarma.
Uno puede ingerir plomo en forma de trocitos o polvo de pintura vieja, puede inhalarlo de los gases de escape producidos por la gasolina con plomo, y el plomo puede hasta mezclarse con nuestro alimento. “La mitad de la cantidad de plomo que hay en el régimen alimentario de los estadounidenses probablemente se origina de latas soldadas con plomo, pues esos envases contaminan su contenido unas diez veces más, y los alimentos enlatados constituyen alrededor de 20 por 100 del régimen alimentario”, fue la conclusión a la que llegaron dos científicos de California, E.U.A.
Los adultos absorben 10 por 100 del plomo que ingieren; los niños absorben hasta 50 por 100 de él. Estos últimos también absorben con mayor rapidez lo que inhalan. El sistema nervioso (en desarrollo) de ellos es especialmente vulnerable. Aunque entre los síntomas de los niños que padecen de un envenenamiento leve con plomo están la torpeza, los dolores de estómago, el que se nieguen a jugar, la irritabilidad, la fatiga y la pérdida de apetito, a menudo los padres los pasan por alto, y el estado de salud puede empeorar.
Su estilo de vida
Muchas veces los efectos de la contaminación ambiental se intensifican grandemente debido a un estilo de vida imprudente. “Las personas que trabajan con asbesto corren un riesgo de morir de cáncer pulmonar siete u ocho veces mayor que la población normal. No obstante, si fuman —reveló el Dr. Selikoff— el riesgo que corren es 92 veces mayor.” El fumar es una de las razones por las que la contaminación del aire dentro de muchos lugares es peor que la contaminación del aire afuera, y a menudo es más peligrosa para la salud.
Sus hábitos de alimentación son también un factor relacionado con el asunto. Los Dres. Lonsdale y Shamberger, de los Estados Unidos, informaron que habían tratado a varios jóvenes que eran más irritables que lo normal y que habían manifestado perturbadores cambios de personalidad. Un régimen continuo de alimentos de poco valor alimenticio había creado una deficiencia de vitamina B1 (tiamina). Los síntomas desaparecieron después de comenzar a ingerir suplementos de tiamina y efectuar cambios en el régimen alimentario de ellos.
Por lo tanto, hay muchos factores relacionados con las respuestas a las siguientes preguntas: ¿Sufre usted debido a la contaminación ambiental? ¿Qué puede hacer usted al respecto?
[Nota a pie de página]
a Vea el artículo “Solo una muestra del gran problema”, publicado en el número del 8 de marzo de 1981 de ¡Despertad!
[Ilustración en la página 5]
El lugar donde usted trabaja puede ser una fuente de contaminación ambiental
[Ilustración en la página 6]
La contaminación producida por el plomo que proviene de todas estas fuentes puede afectar la salud de su hijo
[Ilustración en la página 7]
Su estilo de vida puede empeorar la contaminación ambiental