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  • ¿Qué nivel de contaminación hay en su casa?

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  • ¿Qué nivel de contaminación hay en su casa?
  • ¡Despertad! 1998
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¡Despertad! 1998
g98 22/12 págs. 7-9

¿Qué nivel de contaminación hay en su casa?

LA REVISTA Investigación y Ciencia cita de un estudio efectuado recientemente entre más de tres mil personas de Estados Unidos y Canadá, en el que se demostró que “la probabilidad de que los ciudadanos experimentaran un contacto estrecho con contaminantes potencialmente tóxicos en los lugares considerados inocuos —viviendas, oficinas y automóviles— era mucho mayor que la probabilidad de exposición extramuros”. Las principales fuentes de contaminación del aire doméstico eran los vapores procedentes de productos de limpieza, pastillas antipolilla, materiales de construcción, combustibles, desodorantes y desinfectantes, así como los que desprende la ropa recién sacada de la tintorería y la tapicería sintética nueva.

La “gripe espacial”, una enfermedad que afectó a los astronautas hasta que se descubrió su causa, se debía a este tipo de vapores o gases. Se percibe el desprendimiento de gases cuando uno se sienta en un auto nuevo o camina en un supermercado junto a los estantes de productos de limpieza, aunque estos se encuentran en recipientes sellados. De modo que cuando una vivienda se mantiene herméticamente cerrada para mantener fuera, digamos, el frío invernal, los vapores desprendidos por diversos productos químicos pueden contribuir a que el nivel de contaminación dentro de la casa sea muy superior al de fuera.

Los niños, particularmente los pequeños, son los más vulnerables a los contaminantes domésticos, dice el Medical Post, de Canadá. Están más cerca del suelo que los adultos, respiran más deprisa, pasan hasta el 90% del tiempo dentro de casa y, como sus órganos aún no están plenamente desarrollados, son más vulnerables a las sustancias tóxicas. Asimilan el 40% del plomo ingerido, mientras que los adultos solo asimilan el 10%.

Hay que ser equilibrados

El nivel de exposición a las sustancias químicas que ha experimentado nuestra generación no tiene precedente, por lo que todavía hay mucho que aprender sobre sus efectos, y los científicos van con cautela. Dicha exposición no aumenta automáticamente la posibilidad de contraer cáncer o hasta de morir. De hecho, la mayor parte de la humanidad parece sobrellevar la situación bastante bien, lo que dice mucho en favor del Creador del maravilloso cuerpo humano (Salmo 139:14). De todas formas, deben tomarse precauciones razonables, especialmente si uno está a menudo en contacto con sustancias químicas potencialmente tóxicas.

El libro Chemical Alert! (¡Alerta química!) dice que “algunas sustancias químicas son tóxicas en el sentido de que trastornan el equilibrio de los procesos [corporales] provocando unos síntomas vagos que como mejor se describen es simplemente diciendo que uno no se siente bien”. Para reducir la exposición a las sustancias químicas potencialmente perjudiciales no es necesario efectuar cambios importantes en la vida, solo leves modificaciones en las actividades cotidianas. Vea las sugerencias que se dan en el recuadro de la página 8. Algunas pueden serle útiles.

Si bien hay que tomar precauciones razonables en lo que tiene que ver con las sustancias químicas, es importante no inquietarse indebidamente, en especial por cosas sobre las que no tenemos ningún control. “Un corazón calmado es la vida del organismo de carne”, dice la Biblia en Proverbios 14:30.

No obstante, muchas personas padecen y enferman, a veces incluso a un grado incurable, debido a tóxicos químicos.a Al igual que los millones que sufren hoy día de tantas otras dolencias, quienes padecen enfermedades relacionadas con sustancias químicas tienen razones de peso para fijar la mira en el futuro, pues la Tierra pronto estará libre de las sustancias nocivas que perjudican a sus habitantes. Hasta los pensamientos nocivos y quienes los abrigan pasarán a la historia, como puede verse en el último artículo de esta serie.

[Nota]

a En los últimos años son cada vez más las personas aquejadas de sensibilidad a múltiples sustancias químicas. Esta dolencia se tratará en un número futuro de ¡Despertad!

[Recuadro de la página 8]

Para una vivienda más sana y segura

A fin de reducir la exposición a las sustancias químicas potencialmente perjudiciales, solo hay que efectuar leves modificaciones en las actividades cotidianas. A continuación se ofrecen algunas sugerencias que pueden serle útiles. (Si desea detalles adicionales y más específicos, le aconsejamos que acuda a una biblioteca pública.)

1. Trate de almacenar los productos que desprendan vapores en algún lugar donde no contaminen el aire de la casa. Entre estos productos se encuentran el formol y los que contienen disolventes volátiles, como las pinturas, los barnices, los adhesivos, los pesticidas y los líquidos limpiadores. Los productos volátiles derivados del petróleo desprenden vapores tóxicos. Respecto a uno de ellos, el benceno, se sabe que en concentraciones elevadas durante períodos prolongados provoca cáncer, defectos de nacimiento y otros daños relacionados con la reproducción.

2. Tenga buena ventilación en todas las habitaciones, incluido el cuarto de baño. Las duchas volatilizan ciertos aditivos que lleva el agua, como el cloro, lo cual puede resultar en una acumulación de cloro y hasta de cloroformo.

3. Límpiese los pies antes de entrar en casa. La revista Investigación y Ciencia dice que el mero hecho de hacerlo puede dividir por seis la cantidad de plomo que se acumule en una alfombra típica. También reduce los pesticidas, pues aunque fuera de la casa algunos se descomponen rápidamente por la acción de la luz solar, una vez que pasan a las alfombras pueden perdurar años. Otra opción es la de quitarse los zapatos, una costumbre generalizada en algunas partes del mundo. El uso de una buena aspiradora, preferiblemente si cuenta con un cepillo giratorio, también puede reducir el nivel de contaminación en las alfombras.

4. Si fumiga una habitación, mantenga los juguetes fuera durante por lo menos dos semanas, aunque la etiqueta del producto diga que al cabo de unas horas se puede entrar sin peligro. Los científicos han descubierto recientemente que ciertos plásticos y espumas de los juguetes absorben los residuos de insecticida como si fueran una esponja. Y los niños se contaminan por la piel y la boca.

5. Reduzca al mínimo el uso de pesticidas. En su libro Since Silent Spring, Frank Graham, hijo, escribe que estos “ocupan su lugar en la casa y el jardín, pero las campañas publicitarias han convencido al propietario medio de una vivienda en las afueras, de que debe tener a mano un arsenal de productos químicos suficiente para afrontar el ataque de una plaga de langostas africanas”.

6. Elimine la pintura que contenga plomo de todas las superficies descascarilladas y vuélvalas a pintar con pintura sin plomo. No deje que los niños jueguen donde haya tierra contaminada de pintura con plomo. Si sospecha que hay plomo en las cañerías, antes de utilizar el agua del grifo permita que el agua fría corra por unos momentos hasta que se note un cambio en su temperatura, y nunca beba agua caliente del grifo (Environmental Poisons in Our Food [Venenos ambientales en nuestro alimento]).

[Ilustración de la página 9]

Los niños pequeños son los más vulnerables a los contaminantes domésticos

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