Cuando florece el bambú
El florecimiento del bambú es uno de los sucesos menos frecuentes y más excepcionales de la vida vegetal.
Hace unos cuantos años, el Dr. Thomas Soderstrom plantó en la Institución Smithsonian, en Washington, D.C., varios especímenes de bambú procedentes de Puerto Rico. Cuando comenzaron a caerse las hojas de la única planta sobreviviente y ésta tenía apariencia de enferma, el Dr. Soderstrom se sintió muy decepcionado. “Pero entonces me di cuenta de que eso era lo que pasaba cuando los bambúes estaban a punto de florecer: un suceso poco frecuente”, dijo el Dr. Soderstrom. “Entonces me entusiasmé.” Un amigo de Puerto Rico le dijo que la especie estaba en flor “por toda la isla”. Esa especie en particular no había vuelto a florecer desde 1910, 66 años antes.
En 1979 otra especie hermosa y popular, el “bambú de sombrilla” (como se conoce en algunos lugares), comenzó a florecer; primero en el norte de Europa, luego en América del Norte y, con el tiempo, por todo el mundo. Aquélla era la primera vez que se veía florecer la planta desde que fue descubierta en los Himalayas en el siglo XIX. Pero ése fue también el último espectáculo del “bambú de sombrilla” (Sinarundinaria nitida).
La mayoría de las especies de bambú tienen en las células un mecanismo interno de tiempo que les dice cuándo florecer... y cuándo morir. Ese mecanismo puede dar comienzo a tal proceso a intervalos que oscilan entre 10 y 120 años, dependiendo de la especie. Cuando llega el tiempo de florecer, tanto las plantas jóvenes como las viejas de esa especie por todo el mundo siguen la señal y comienzan a ejecutar su último ritual. En primer lugar, una planta determinada florece; luego, todo el pequeño bosque; después, todos los bambúes de esa especie que se hallan en la zona, y, finalmente, todos los que hay alrededor del mundo. En uno o dos años, toda la especie desaparece. ¿Significa eso el fin de la planta? Afortunadamente, no. La regeneración de esa especie de bambú tiene lugar por medio de las numerosas semillas que se asemejan a granos de arroz, producto del florecimiento, pero puede que esto tome una década o más tiempo.
Cuando el bambú florece, las ramas cerca de la parte superior del tallo o caña principal se llenan de florecitas blancas. En muchas especies, las flores están cubiertas de escamas o brácteas verdes, lo cual dificulta mucho que se puedan ver las flores. Esto contribuye a que la flor del bambú sea una rareza que muy pocas veces se ve. En efecto, a los botánicos se les hace difícil examinarlas a simple vista; tienen que llevarlas al laboratorio y estudiarlas con la ayuda de un microscopio. Y estas plantas son objeto de estudio, pues el bambú se utiliza para tantas cosas en el Lejano Oriente, la India y América del Sur que, cuando un cultivo desaparece repentinamente, el efecto puede ser devastador. Por ejemplo, la desaparición del “bambú de sombrilla” casi acabó con el suministro principal de alimento de los pandas gigantes en la provincia de Szechwan, China... casi un desastre.
De modo que el bambú y su ritual de florecimiento sincronizado todavía sigue siendo, en gran parte, un enigma para los científicos. Pero es otro ejemplo fascinante que testifica a favor de la creación de las cosas vivas.
[Ilustración en la página 16]
Pueden pasar varias décadas antes de que el bambú florezca