¡Esas asombrosas ballenas que cantan!
¿Quién más puede producir redes de pesca hechas de burbujas, dar volteretas, pesando más de 36.000 kilogramos, y dar conciertos debajo del agua?
“¡MANTENGAN la vista en aquella capa aceitosa de color verde claro a la derecha de la lancha!” Todos se precipitaron hacia aquel lado de la lancha, y yo llegué justamente a tiempo para ver aparecerse repentinamente a través del centro de la capa aceitosa una gran boca abierta. A medida que abarcaba con la boca el equivalente de unos dos barriles de agua, la garganta plisada se inflaba por el peso de la carga. La mandíbula superior, con su cortina de láminas córneas laterales de bordes deshilachados, que colgaban como una enorme escoba, se cerró sobre el charco que acababa de abarcar.
Yo acababa de ver a una ballena jorobada, o yubarta, comerse un bocado.
Dos horas antes, unos 30 pasajeros y la tripulación habían viajado desde Gloucester, Massachusetts, en el barco llamado Daunty II para pasar todo el día observando a las ballenas. Mason Weinrich, director de la División de Investigaciones Cetáceas, ubicada en aquel lugar, y autor de Observations: The Humpback Whales of Stellwagen Bank (Observaciones: Las ballenas jorobadas de la ribera de Stellwagen), había hecho varios comentarios generales sobre las ballenas jorobadas. Habíamos visto algunos de sus chorros a lo lejos, y algunas ballenas que estaban más cerca de nosotros se arquearon para tomar aire. Y ¿qué eran aquellos bultos tan notables en la cabeza de la ballena jorobada? Se nos dijo que eran folículos pilosos. Cada uno contiene uno o dos pelos cortos, los cuales se cree que desempeñan el papel de órganos sensorios, como los pelos del bigote del gato.
Entonces oímos el grito repentino del señor Weinrich, con el cual cesaron todas las preguntas puesto que todos nos apresuramos al lado derecho del bote para ver de cerca por primera vez cómo se alimentan las ballenas jorobadas. Este fue solo el principio de nuestra emocionante experiencia. Después de todo, ¡se requieren varios bocados para llenar un estómago que tiene una capacidad de 590 kilogramos (1.300 libras)!
“Aquí, en la ribera de Stellwagen —dijo Weinrich— las ballenas jorobadas se alimentan principalmente de una especie de anguila que nada rápidamente y sirve de cebo. A fin de capturar una cantidad suficiente de estas, la ballena jorobada usa una estrategia mediante la cual forma nubes de burbujas. La ballena despide un chorro de burbujas debajo del agua, el cual sale a la superficie en forma de una gran capa aceitosa de color verde claro. No se sabe exactamente la función que esta desempeña. Quizás confunda a las anguilas o las reúna, o quizás sirva de disfraz para la ballena. Sea cual sea su función, da resultado. Unos 10 ó 20 segundos después que aparece la nube de burbujas en la superficie, la ballena se presenta en el centro de la capa aceitosa con la boca abierta, como acaban de ver.”
El señor Weinrich pasó a explicar lo que sucede después de esto: “Ustedes se fijaron que se expandieron los pliegues de la garganta a medida que el agua iba entrando en la mandíbula inferior. Estos pliegues se extienden hasta el medio de la barriga y están separados del cuerpo por una pared de músculos y tejido conjuntivo. Cuando se inflan bajo la presión de la entrada repentina del agua, forman una especie de enorme palangana donde almacenan tanto el agua como las presas. Entonces, a medida que la boca va cerrándose parcialmente, los músculos de los pliegues se contraen como un acordeón. Al mismo tiempo, la lengua ejerce presión de modo que expulsa el agua por la boca de la ballena. Pero los pequeños peces se quedan atrás, pues las láminas córneas sirven de cedazo. De paso —agregó Weinrich— en un tiempo se usaban aquellas láminas córneas o barbas para hacer los soportes de los corsés”.
Redes de pesca hechas de burbujas
“Las nubes de burbujas que usan las ballenas jorobadas de la ribera de Stellwagen —nos dijo él— no tendría buenos resultados en las aguas de Alaska, donde el krill no está densamente concentrado. Allí las ballenas jorobadas usan una red de burbujas para concentrar y atrapar a sus presas.”
Luego vi en la revista National Geographic una fotografía de esta red de burbujas y una descripción de cómo funciona: El “ingenioso cazador resuelve el problema de reunir bocados dispersos para formar un banquete del tamaño de su boca por medio de hacer una ‘red’ de burbujas. A manera de una gigantesca araña marina que está tejiendo su telaraña, la ballena jorobada empieza quizás a una profundidad de 15 metros (50 pies) a expulsar aire por el orificio nasal mientras va nadando hacia arriba en espiral. Suben a la superficie burbujas grandes, a las que siguen burbujas pequeñas, lo cual crea una cortina cilíndrica en la que se concentran el krill y los peces pequeños. Las burbujas y el alimento saltan a la superficie, y entonces aparece la boca abierta de la ballena, que emerge en el centro de la red”.
Las “huellas digitales” de la ballena jorobada
Pero ahora mismo durante nuestra observación de las ballenas, estuve viendo y aprendiendo más acerca de las ballenas jorobadas de la ribera de Stellwagen. Me impresionó especialmente algo. Aquel día vimos unas 20 ballenas jorobadas, y el señor Weinrich podía llamar a cada una de ellas por nombre si llegaba a ver la parte inferior de las aletas. No hay dos ballenas jorobadas que tengan las mismas marcas en las aletas. Como medio de identificación, ¡estas son tan confiables como las huellas digitales! Esto es muy útil para los investigadores de este campo. Una vez que se le haya sacado una fotografía, la misma ballena puede ser identificada mediante la fotografía adondequiera que vaya, en cualquier océano que surque.
Durante los pasados años, se han fotografiado miles de aletas de ballenas jorobadas, y dichas fotografías se han puesto en archivos, en catálogos y en ordenadores de la Universidad del Atlántico de Bar Harbor, Maine. Para 1984 se habían puesto en los registros más de 3.000 de tales fotografías. Nuevas fotografías de ballenas que han sido divisadas se pueden comparar con las de este archivo para identificarlas o para añadir las nuevas al archivo.
Las ballenas jorobadas nos mostraron muchas maniobras interesantes aquel día. Se mantenían debajo del agua de modo que solo se veían las colas, y entonces golpeaban el agua repetidas veces con las aletas. Descansaban con la cabeza fuera del agua... espiando todo a su alrededor. Desde la superficie se zambullían en el agua y arqueaban graciosamente el cuerpo, de modo que las aletas grandes quedaban oscilando en el aire como si hubiesen estado haciendo un gesto de despedida, y la parte inferior blanca y negra era lo último que se veía, como si las ballenas hubiesen estado desplegando sus placas de identificación antes de desaparecer. Pero la maniobra más dramática que nos mostraron fue la de saltar explosivamente del mar y caer con gran fuerza, ¡de modo que dividían el agua y momentáneamente abrían un cañón en el mar!
La respiración, la zambullida y el parto
El observar las ballenas me despertó el interés, de modo que quería saber más acerca de ellas. Las ballenas tienen muchas especialidades. Tienen un mecanismo que les permite respirar mientras duermen. Las ballenas respiran por orificios nasales que quedan encima de la cabeza. Los dos labios ceñidos permanecen cerrados mientras están en una posición relajada, y así no permiten que el agua entre en las dos pequeñas narices de la ballena. Para respirar, la ballena tiene que abrir voluntariamente los orificios nasales... la respiración no es automática como en el caso de los mamíferos terrestres. Esto presenta un problema durante el sueño. La ballena tiene que mandar que se abran los orificios nasales para cada respiración. ¿Cómo puede dormir y, no obstante, respirar? El señor Weinrich contesta: “Ahora se cree que, cuando las ballenas y los delfines duermen, quizás solo se duerma la mitad del cerebro, de modo que la otra mitad pueda controlar la respiración voluntaria y mantener la flotabilidad”.
Otro rasgo especial de la ballena tiene que ver con el hecho de que puede zambullirse hasta lo profundo y evitar la parálisis de los buzos. El aire de los pulmones está comprimido bajo la presión de la profundidad del océano, lo cual hace posible que el nitrógeno entre a la sangre. Dicho nitrógeno expandiría cuando la ballena subiera a la superficie, lo cual resultaría en la formación de burbujas que interrumpirían la circulación y causarían dicha parálisis. Lo que minimiza este peligro es el que los pulmones de la ballena son relativamente pequeños, de modo que es menos la cantidad de nitrógeno que hay en ellos. Sin embargo, para obtener más oxígeno, la ballena, cada vez que respira, intercambia la mayor parte del aire que tiene en los pulmones. Los seres humanos quizás intercambien solo de 15 a 20 por 100 del aire de los pulmones al respirar, pero la ballena intercambia de 85 a 90 por 100 del aire.
Además, la ballena almacena el oxígeno de manera diferente. Los seres humanos almacenan 34 por 100 de su oxígeno en los pulmones, 41 por 100 en la sangre, y solo 13 por 100 en los músculos, además de 12 por 100 en otros tejidos. Pero la ballena almacena solo 9 por 100 en los pulmones y 41 por 100 en los músculos, de modo que el oxígeno está rápidamente disponible para el funcionamiento de estos. Del oxígeno que sobra, 41 por 100 se encuentra en la sangre y 9 por 100 en otros tejidos. Cuando la ballena se zambulle a una gran profundidad, la sangre oxigenada se limita a los órganos vitales. Otras funciones del cuerpo se efectúan mucho más lentamente. Dicho sea de paso, el cachalote parece ser el campeón en zambullirse. Desciende a 910 metros (3.000 pies) y permanece debajo del agua por 90 minutos. Las ballenas jorobadas descienden a lo más 370 metros (1.200 pies).
El parto, en el caso de las ballenas, es único. Por lo general los pequeñuelos de los mamíferos nacen de cabeza, pero en el caso de las ballenas nacen de cola. Esto es necesario para que el recién nacido no inhale debajo del agua y se ahogue. El minuto más importante de la vida de la ballena es cuando esta llega a la superficie del agua para aquel primer aliento. Al nacer, el ballenato mide 3 metros (10 pies) de largo, y pesa 900 kilogramos (1 tonelada).
“El más tierno de los gigantes”
“Las ballenas jorobadas tienen la reputación de ser tiernas, ¡pero cuarenta toneladas son cuarenta toneladas!” Con este pensamiento, Sylvia Earle, bióloga marina, entró con miedo en el agua para encontrarse por primera vez con las ballenas jorobadas en el propio ambiente de estas. Pero cuando uno de los juguetones gigantes pasó por su lado y su “ojazo se dirigió levemente” hacia ella, ella dejó de preocuparse por los encuentros con estos que son los “más cariñosos de los gigantes”.
Su sentir parecen compartirlo todos. Deborah Glockner-Ferrari, investigadora de Maui, en Hawai, notó la ternura de las ballenas jorobadas, especialmente entre madre y cría: “Son muy sensibles entre sí. Parece que es muy importante para ellas el tocarse. La madre acostumbra acariciar a su cría con sus aletas. El ballenato quizás permanezca bajo la quijada de la madre”. Jacques Cousteau agrega a este comentario: “Aun entre los gigantes, el acto de amamantar a la cría tiene un aire de tierna intimidad familiar. Mientras el ballenato es amamantado, las aletas de la madre desempeñan un papel tan importante que casi parecen brazos en los que ella mece al pequeñuelo. La ballena se pone de costado y toma la criatura con sus aletas mientras ésta mama”. Y las aletas que abrazan a la criatura miden 4,5 metros (15 pies) de largo, de modo que son las más grandes entre las ballenas.
Estos tiernos gigantes sí saben viajar. Cada año recorren una distancia de 6.400 a 9.700 kilómetros (4.000 a 6.000 millas) al emigrar. Algunos investigadores afirman que las rutas no siempre siguen patrones fijos de emigraciones de norte a sur, que las ballenas jorobadas casi son nómadas. Pasan los veranos en las aguas frías del norte de los océanos Atlántico y Pacífico, y se alimentan vorazmente para acumular varias capas de grasa. Entonces se van a pasar el invierno en las aguas llanas tropicales del Caribe, Baja California y Hawai, donde pasan el tiempo dando a luz, cortejando, acoplándose y cantando. No comen por meses, pero
¡Oh! ¡Cómo cantan!
De noche con su esposa en un pequeño barco de vela, lejos de la tierra, Roger Payne sintió la soledad del mar y metió un par de hidrófonos en el agua, encendió los amplificadores y escuchó a través de los audífonos. “¡Ya no estábamos a solas! Más bien, estábamos rodeados de un gran coro de sonidos gozosos que fluían del mar y se derramaban hasta más allá de sus orillas. Los gritos de las ballenas —sonidos que retumbaban, hacían eco, crecían y se desvanecían al entretejerse como las hebras de una vasta y enredada telaraña de glorioso sonido— reverberaban y tronaban en los espacios y las cámaras del océano, como en el salón de un palacio vestido de fiesta. En seguida me tranquilicé, pues la exuberancia de todo aquello disipó toda sensación de desolación. Toda la noche nos acompañó aquel bello cantar rítmico a la tirolesa, y así fuimos atravesando un mar de música misteriosa.”
El cantar puede ser el de una sola ballena, un dúo, o un coro de muchas voces. Cada ballena canta la misma canción, pero no necesariamente en unísono con las demás. No cantan mecánicamente, sino que van componiendo la canción a medida que van cantando. La canción de un año difiere de la de otros años. La canción de este año empieza de la misma manera que la del año pasado, pero las ballenas se ponen a improvisar, y dentro de poco resulta una canción enteramente nueva. No son meramente cantantes, sino que son también compositoras. Cada año hay una nueva canción... y cada ballena canta únicamente la nueva canción. Cantan solo cuando están pasando el invierno en aguas cálidas. Durante los seis meses de verano, no cantan; sin embargo, en la siguiente estación, cuando se ponen a cantar de nuevo, usan la canción del año pasado para empezar... ¡impresionante demostración de su buena memoria!
Aunque las canciones varían de año en año, la estructura permanece igual. Todas las canciones tienen aproximadamente seis temas, cada tema tiene varias frases idénticas o levemente diferentes y cada frase tiene entre dos y cinco sonidos. Las canciones de las ballenas varían de un océano a otro, pero todas ellas se adhieren a la misma estructura.
Una canción completa puede durar entre seis minutos y media hora, puede repetirse continuamente por 24 horas, y la pueden oír otras ballenas que estén a una distancia de 30 a 50 kilómetros (de 20 a 30 millas). Científicos han dicho respecto a las canciones de ellas: “Es posible que sean las canciones más complicadas del reino animal”. “Constituyen el espectáculo más elaborado del reino animal.”
Ciertos buzos que han estado debajo del agua con las ballenas cantantes dan sus impresiones como sigue: “Debajo del agua la canción era tan intensa que podíamos sentir el sonido resonar en los espacios de aire de nuestra cabeza y nuestro cuerpo”. “Si se las escucha de cerca, las canciones son inolvidables... resonantes y estruendosas.” “El sonido era increíble, como tambores sobre el pecho.” Es un misterio cómo se producen las canciones. Las ballenas jorobadas no tienen cuerdas vocales. No se expelen ningunas burbujas durante el canto. No se sabe por qué cantan, pero se cree que el cantar puede estar relacionado con el cortejo y el comportamiento agresivo de los machos. Las investigaciones indican que los machos son los que cantan.
El futuro de las ballenas es precario. ¿Están en peligro las ballenas jorobadas mismas? Hace un siglo, había 100.000 de ellas, y ahora los balleneros las han diezmado. Solo quedan de 7.000 a 10.000. A estas maravillosas creaciones se las mata para preparar alimento para perros y gatos. ¡Qué triste! Hubo algo de esperanza en 1966: La Comisión Internacional de la Pesca de Ballenas hizo que se las protegiera. ¿Se tomó esa medida demasiado tarde?
Si algún día desaparecen las ballenas jorobadas, desaparecerán también sus redes de pesca hechas de burbujas, las volteretas de su cuerpo de 36.000 kilogramos, su cariñoso trato de los suyos y del hombre, sus viajes largos sin mapas de un lado al otro de los vastos océanos, y también desaparecerán sus cantos extraños y misteriosos que en un tiempo resonaban por los mares de la Tierra.
En 1977 las naves espaciales llamadas Voyager 1 y 2, que se lanzaron desde Cabo Cañaveral, llevaron grabaciones de las canciones de las ballenas jorobadas. ¿Es esto todo lo que quedará de sus canciones, el que vayan atravesando silenciosamente el espacio sideral por miles de millones de años, sin que nadie las escuche? O ¿seguirán las asombrosas ballenas cantantes componiendo sus conciertos y cantándolos en los mares del mundo, para cautivar a generaciones futuras, que apreciarán las muchas criaturas maravillosas que embellecen la tierra y el mar? (Salmo 104:24, 25.) Las respuestas solo se sabrán con el tiempo.—Por un miembro del personal de redacción de ¡Despertad!
[Fotografías en la página 16]
Arriba: Los pliegues de la garganta se inflan a medida que el agua y los peces entran en ella
Abajo: La lengua de la ballena jorobada (que no se ve aquí) ejerce presión a medida que se contraen los pliegues y el agua se expulsa, pero los pececillos quedan atrapados
[Reconocimiento en la página 16]
Todas las fotografías de este artículo son de Mason T. Weinrich, director de la División de Investigaciones Cetáceas, de Gloucester, Massachusetts.
[Fotografía en la página 17]
Las gaviotas se reúnen para recoger las “migajas” que caen de la mesa de la ballena jorobada
[Fotografía en la página 18]
Sube a la superficie para comerse un bocado
[Fotografías en la página 19]
Arriba: Esta es Beltane, a la cual se puede reconocer por el patrón blanco y negro en la cara inferior de las aletas
Abajo: Y esta es Mosaic, a la cual se puede identificar por sus aletas, cicatrizadas y mutiladas por orcas
[Fotografía en la página 20]
Una ballena jorobada salta para luego estrellarse en el agua
[Fotografía en la página 21]
Las poderosas aletas de la ballena jorobada dejan una cascada al hacer un movimiento hacia arriba y desaparecer en lo profundo