De nuestros lectores
Una bebida salada que salva vidas
Tengo que decir “¡Bravo!” y muchísimas gracias por su maravilloso artículo “¡Una bebida salada que salva vidas!” (22 de septiembre de 1985). Sacamos fotocopias de este y las enviamos a un hospital de África. Fue muy favorable su respuesta a este artículo sobre cómo salvar la vida de bebés. Actualmente somos los suplidores de sal y azúcar del hospital.
M. L., Francia
Los católicos y la Biblia
Gracias por los artículos sobre “Los católicos y la Biblia” (8 de junio de 1986). Puesto que me crié en el catolicismo, se me hizo creer que las tradiciones de la Iglesia no estaban en conflicto con las enseñanzas bíblicas. ¡Qué feliz me siento de haber aprendido la verdad! Espero que estos artículos animen a otros católicos sinceros a leer la Biblia y aprender la verdad.
T. B., Estados Unidos
La lectura puede enriquecer su vida
Quiero expresar mi agradecimiento por su número sobre “La lectura... puede enriquecer su vida” (8 de septiembre de 1985). El sistema estatal de escuelas públicas escogió la semana del 3 al 7 de marzo de 1986 como “La semana del derecho a la lectura”. Uno de los propósitos fue alertar al público de que es necesario que todo niño aprenda a leer. Su número sobre la lectura contribuyó mucho a ese fin, pues se distribuyeron 40 ejemplares entre los negocios y los profesionales de la localidad.
K. K., Estados Unidos
Parece que ustedes han perjudicado a los pequeñuelos y a los de edad preescolar cuyos padres son lectores de su revista mediante el artículo “Lo que impide que algunos lean” (8 de septiembre de 1985). La capacidad de los niños para aprender es tan increíble que aun si sencillamente se emplea el método “vea y lea”, ellos automáticamente pueden intuir las reglas fonéticas respecto a las letras y las sílabas. Desde que salió el artículo susodicho, muchos padres temen enseñar a sus pequeñuelos a leer debido a que piensan que lo van a hacer “mal”.
M. J., Estados Unidos
Nuestros comentarios sobre el método “vea y lea” se presentaron como uno de entre varios factores que afectan a los estudiantes a hacer poco progreso en la lectura. Ciertas pruebas indican que el emplear este método en los primeros grados no es tan eficaz como el método “fonético primero”. Ciertamente no quisiéramos desanimar a los padres de que enseñen a sus hijos a leer. En la página 8 se declara: “Las madres que saben leer bien pueden tener éxito en enseñar a sus hijos a leer antes que estos ingresen en la escuela”. Se dirige al lector al artículo que se publicó en nuestro número del 22 de agosto de 1968 titulado “Usted puede enseñar a sus hijos a leer”. Véase también el artículo “Comience a enseñar a su bebé a leer” (8 de febrero de 1983).—La dirección.
¿Cuánto importa la apariencia?
Su artículo “¿Cuánto importa la apariencia?” (8 de enero de 1986) es lectura muy interesante. Personalmente he observado que la mayoría de los que son esclavos de la belleza han mostrado retraso en cuanto a lo que han logrado en campos como la instrucción, el llevarse bien con otros, y así por el estilo, en comparación con los esfuerzos que hacen por mejorar su apariencia física.
I. B. O., Nigeria