Una educación universitaria, ¿qué preparación provee?
HACE unos años el periodista Bill Reel escribió un artículo que apareció en el periódico Daily News, de la ciudad de Nueva York, en el que presentaba algunos datos de seria importancia sobre la educación universitaria.
“¿Cuánto conocimiento tienes después de cursar cuatro años de estudios superiores? —preguntó él—. No te ofendas, pero no es mucho. Quizás sepas mucho sobre poetas del romanticismo, pintores del renacimiento, tecnología de ordenadores o procedimientos de contabilidad. Espero que hayas aprendido lo suficiente como para ganarte el sustento. [...] Pero no hay nadie de 22 años de edad que sepa mucho. La persona no ha vivido lo suficiente. La sabiduría solo viene con el paso de los años. Por lo tanto, sé humilde.
”Te gradúas de la universidad con sueños de lo que lograrás en el futuro. Lamentablemente, la mayoría de tus aspiraciones quedan en nada. No es que quiera desanimarte, pero es bueno que oigas la verdad: Cuando adquieres las posesiones que anhelabas, si las adquieres, y cuando obtienes el éxito que buscabas, si lo encuentras, no hallas satisfacción. Más bien, precisamente cuando esperas deleitarte con el triunfo, te sientes vacío en vez de satisfecho, deprimido más bien que triunfante, agitado más bien que tranquilo.”
En cuanto a las tentaciones de índole materialista que tienen que afrontar los graduados universitarios, el señor Reel señala “que todas las revistas cuyo objetivo es atraer al estadounidense joven, inteligente y de elevado nivel social y económico —en otras palabras, a ti— están repletas de anuncios de automóviles elegantes, bebidas alcohólicas, ropa fina, complicados equipos estereofónicos y cosméticos exóticos. Los medios publicitarios esperan seducirte para que participes en una interminable orgía de consumo conspicuo. Tratarán con mucho empeño de convencerte de que necesitas con urgencia lo que sólo es un deseo. Intentarán confundir en tu mente impresionable la diferencia entre lo que necesitas y lo que deseas.
”Muchos de ustedes serán seducidos por los manipuladores de los medios publicitarios, quienes son expertos en explotar los defectos de su carácter. [...] Las posesiones ostentosas no les proporcionarán satisfacción. De hecho, serán todo lo contrario. La búsqueda de posesiones es un apetito insaciable que les consumirá el alma”.