De nuestros lectores
Las secuelas de la guerra Fue emocionante abrir la revista del 8 de octubre de 1989 y encontrar en la página dos una fotografía de mi marido tomada en 1944 cuando estaba en la infantería de marina de Estados Unidos. Aunque esa fotografía se publicó originalmente hace unos cuarenta y cinco años, nunca pudimos identificar dónde había sido tomada. El pie de foto que ustedes pusieron nos lo aclaró. Mi marido leyó los artículos y dijo que se apegaban mucho a la realidad. Que yo sepa, esta es la primera vez en su vida que ha leído la revista ¡Despertad!
H. S., Estados Unidos
Marea negra Soy distribuidor de pescado y marisco, y, como tal, puedo decir que me gustaron los artículos sobre la marea negra de Alaska publicados en la revista del 22 de septiembre de 1989. Aquello realmente afectó la vida de las personas de esa zona y también su entorno. Está claro que necesitamos la guía de nuestro Creador para dirigir nuestros pasos. No obstante, en lo que respecta al pescado y marisco de Alaska, no debemos tener miedo de comprar tales productos, puesto que se está llevando a cabo un programa de inspección muy concienzudo.
A. C., Estados Unidos
Un futuro en el que creer La redacción que escribió aquella muchacha de dieciséis años sobre el futuro fue realmente iluminadora para mí (22 de octubre de 1989). Un detalle que me gustó en particular fue su cita de la poesía que decía: “Dos hombres miraban a través de los barrotes de su celda, uno vio el hoyo de fango, el otro vio las estrellas”. Esas palabras fueron un trampolín muy eficaz para empezar a explicar lo que dice la Biblia.
D. B., Canadá
Como adolescente, me causó una profunda impresión que aquella muchacha presentase su redacción a un concurso. Eso es un tributo a la fe que tiene en su Creador y al amor que siente por Él. Su redacción pintó un hermoso cuadro del futuro que espera a los que buscan a Jehová Dios.
S. G., Estados Unidos
Necesidades especiales Su artículo (22 de agosto de 1989) habló de leer los labios, pero no todos los sordos pueden hacerlo. Con ese método, la persona sorda de término medio solo entiende el 30% de lo que se dice, y el resto tiene que adivinarlo. (Intente seguir un programa de televisión después de quitar el sonido y verá que no es fácil.) Con frecuencia la gente trata de obligarnos a leerles los labios en lugar de escribirnos las cosas en un papel. A veces nos hablan directamente al oído, nos hablan fuerte o hasta nos gritan. Así no se consigue nada. También nos duele mucho cuando los oyentes nos tratan como si fuésemos retrasados mentales.
F. B., Estados Unidos
Agradecemos estos recordatorios. Se mencionó el método de leer los labios tan solo como una opción para aquellas personas que se han quedado sordas de mayores y les resulta demasiado difícil aprender dactilología (lenguaje por señas). No queríamos dar a entender que todos los sordos puedan leer los labios.—La dirección.
Hermanos descarriados Quiero darles las gracias por el artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Cómo han podido hacerme esto?” (8 de noviembre de 1989). Mi hermana fue expulsada de la congregación cristiana hace dos años, y mucho de lo que se dijo en aquel artículo describía lo que yo sentí. Cuando sucedió, parecía que nuestra familia no podría superar esta triste experiencia, pero lo hicimos, y demostramos nuestra lealtad a Jehová y su organización.
K. L., Estados Unidos
Mantener las amistades El artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Por qué cuesta tanto mantener las amistades?” (22 de septiembre de 1989) hizo que me diese cuenta de cuánto había acaparado a mis amistades. Tan solo el que otros hablasen con algunas de mis amigas hacía que me sintiese celosa. Ahora estoy cambiando. Espero que esta valiosa sección de la revista nunca deje de publicarse.
G. Z., Brasil