¿Un mundo cargado de plomo?
UN OFICIAL de las fuerzas aéreas estadounidenses experimentó cambios repentinos e inexplicables en su personalidad, perdió 14 kilogramos y no podía dormir. Su esposa se quedó anémica y se deshidrató. ¿Qué les había sucedido? Unos platos comprados en otro país y que no estaban debidamente vidriados habían estado contaminando de plomo la comida que ingerían.
En otro caso, una niñita casi había dejado de crecer y no podía digerir bien el alimento. ¿Por qué? El agua de su casa estaba contaminada con plomo. También, otro niño de dos años se intoxicó con la tierra del jardín de su casa porque los gases de los vehículos que circulaban por una autopista cercana habían contaminado la tierra de plomo.
¿Cuánta gravedad reviste el problema?
Hace siglos que el hombre sabe que el plomo es venenoso. Algunos historiadores incluso creen que un factor que contribuyó a la caída del Imperio romano fue el envenenamiento con plomo. El uso extenso que los romanos hacían del plomo en sus recipientes para el vino, utensilios, cosméticos y especialmente en el vino mismo, puede que haya causado muchos problemas físicos y mentales.
¿Qué puede decirse de nuestros días? “En cierto sentido todos estamos intoxicados con plomo”, contesta el doctor Donald Louria en la obra Cecil Textbook of Medicine (Libro de texto de Medicina de Cecilio). La gente de los países industrializados de hoy tienen aproximadamente cien veces más plomo en su organismo que la gente que vivía antes de la industrialización. Sin embargo, algunos médicos han asegurado a ¡Despertad! que no se ha podido demostrar hasta ahora que esta sea la causa del incremento de los trastornos en la población.
El plomo es peligroso especialmente para los niños, porque lo absorben más deprisa que los adultos y es posible que deteriore de modo permanente su desarrollo y aptitudes mentales. Por ejemplo, cada año el envenenamiento con plomo puede reducir en un máximo de cinco puntos el cociente intelectual de unos ciento cuarenta mil niños americanos.
Debido a que hasta la década de los cuarenta las cañerías solían ser de plomo, millones de familias han ingerido niveles bajos de plomo con el agua que bebían. Incluso las cañerías de cobre que se utilizaron a partir de entonces estaban empalmadas con soldadura que contenía plomo, si bien hace algunos años se promulgaron leyes en algunos lugares que lo prohibían. También se ha observado que el agua de las fuentes en escuelas y oficinas contiene algo de plomo. Si el agua de la zona es corrosiva, disuelve el plomo de las cañerías y lo saca por el grifo hasta su vaso.
La tierra y el polvo también contienen plomo, lo que en parte se debe a los desconchones de pintura y a los fundidores industriales de plomo. No obstante, mucha de la culpa la tiene la gasolina. En la década de los veinte se añadió plomo a la gasolina para evitar el efecto de golpeteo en el motor. Como consecuencia, los automóviles y las fábricas han arrojado al aire millones de toneladas de plomo, que se ha asentado en el polvo y la tierra de nuestro planeta. El polvo portador de plomo hasta puede que se pose sobre algunos de nuestros alimentos.
¿Existe alguna esperanza?
En los años sesenta y setenta se dio una clara voz de alarma sobre los peligros del plomo, y desde entonces se han promulgado muchas reformas importantes. El contenido de plomo en la pintura se ha reducido mucho, y en varios países se han conseguido resultados sobresalientes en la eliminación de la gasolina con plomo. Por ejemplo, en Estados Unidos el promedio del nivel de plomo en la sangre humana descendió en más de una tercera parte. También se predice que en Europa para el año 2000 casi ninguna gasolina contendrá plomo.
Como resultado de tales reformas, los casos de intoxicación plúmbica grave han disminuido. Entonces, ¿por qué existe todavía causa de alarma? Porque actualmente los científicos consideran peligrosos los niveles de plomo que en un tiempo consideraban seguros. Además, el hombre no ha dejado de arrojar plomo al medio ambiente. A este respecto, la revista FDA Consumer cita de un informe reciente según el cual se calcula que el hombre todavía arroja a la atmósfera 400.000 toneladas de plomo al año.
¿Qué ocurrirá en el futuro? ¿Continuará el hombre cubriendo el mundo de plomo? Afortunadamente, no tenemos que aguardar sin esperanza a que el hombre repare el enorme daño que ha hecho a la Tierra. El Creador del hombre, en quien podemos confiar plenamente, promete “causar la ruina de los que están arruinando la tierra”. (Revelación 11:18.)
Pero, ¿y mientras tanto? ¿Qué medidas prácticas puede usted adoptar para protegerse a sí mismo y a su familia?
Maneras de protegerse
Agua: Si tiene buenas razones para preocuparse respecto al agua que toma del grifo, debería hacerla analizar. Si las cañerías de su casa están lixiviando plomo en el agua, lo único que podrá eliminarlo con eficacia es el costoso filtro de ósmosis inversa, porque los filtros convencionales de carbón vegetal no lo eliminan. Aun así, puede reducir el contenido de plomo dejando correr el agua del grifo por varios minutos, especialmente si ha estado parada en las cañerías bastante tiempo. No utilice el agua caliente del grifo para beber o cocinar pues contiene más plomo.
Comida: Los platos de loza con vidriado a base de plomo son peligrosos si no se han cocido a temperaturas lo bastante elevadas. Como muchos países no tienen leyes que regulen su producción de cerámica, tenga cuidado si compra ese tipo de objetos en esos lugares. La loza es más peligrosa para almacenar alimentos que para servirlos, pues el plomo se va desprendiendo poco a poco. Si sospecha que cierto objeto de cerámica puede contaminar la comida con plomo, tal vez desee usarlo únicamente como artículo de decoración y no para guardar alimentos.
El lavado de frutas y verduras elimina aproximadamente la mitad del polvo de plomo que puede haberse depositado sobre ellas. Y otra medida preventiva es la buena alimentación. Una dieta buena y equilibrada por lo general proporciona los niveles apropiados de cinc, hierro y calcio, que pueden ayudar a mantener bajos los niveles de plomo en el organismo. Vigile que sus hijos no se metan en la boca nada de plomo, ya sean juguetes o simplemente el polvillo de la pintura. Tampoco deberían jugar en lugares donde pudiesen ingerir polvo de plomo.
Así que, mientras esperamos a que el problema del plomo se solucione de modo permanente en el nuevo mundo de Dios, podemos adoptar algunas medidas inmediatas para protegernos.